Estocolmo con niños pequeños ✏️ Blogs of Sweden

Seguimos en confinamiento, y aprovechando el tiempo libre, me dispongo a relatar nuestro último viaje con nuestros niños. Esta vez será mas difícil, porque a diferencia de los otros diarios (que escribí poco después de volver), han pasado 8 meses y tengo que hacerlo todo de memoria. Allá vamos.

Este viaje se fraguó hace un par de años, y es que mi mujer, que es escritora, escribió una novela localizada en Estocolmo. Nunca habíamos ido, y se estuvo documentando un montón para poder escribirla. De modo que teníamos este destino pendiente, y por fin el año pasado pudimos llevar a cabo el viaje.
Ni que decir tiene que en Suecia, excepto en verano, hace bastante frio. Así que lo organizamos para nuestras vacaciones de verano, y nos movimos en unos estupendos 10 grados de mínima y 25 de máxima.
Aunque desde que viajamos con niños preferimos hospedarnos en apartamento, cuando vi los precios (hay que recordar que Suecia es bastante caro) tuve que cambiar de opinión. Finalmente encontré un hotel que se ajustaba bastante bien a lo que buscábamos: no muy alejado del centro (30 minutos andando), habitaciones familiares, desayuno incluido (no gran cosa, pero te quitas el problema de tener que buscar donde desayunar) y un precio razonable (4 noches, unos 550€). El hotel es el Connect Hotel City.

Hablando de dinero: había leído en varios diarios que en Suecia se puede pagar casi todo con tarjeta. De hecho, hay sitios que no aceptan metálico. Yo ya suelo pagar con tarjeta en los viajes, pero es que en este solo pagué con tarjeta. Porque en mi banco me pedían para cambiar euros a coronas, un mínimo bastante elevado, y preferí ir sin la moneda local y ya cambiar allí si eso. Pero no me hizo falta. Todo con tarjeta. Allí casi todo el mundo paga con tarjeta, por muy pequeña que sea la cantidad. Solo en una ocasión, para pagar unos refrescos en un puesto callejero, me dijeron eso de “only cash”. Como no tenía coronas, le pregunté si podía pagar en Euros y no hubo ningún problema.

Los vuelos: la ida con Ryanair, Alicante — Stockholm Skavsta. 4 horas de vuelo. Sin problemas. Viajamos con 2 sillas de paseo, que facturamos (es gratis). La vuelta, desde el aeropuerto principal de Estocolmo: Arlanda. El motivo de escoger diferentes aeropuertos no fue otro que los horarios. En nuestro anterior viaje a Munich, el vuelo de ida salía a las 7 de Alicante, con lo que tuvimos que levantarnos a las 3 de la mañana. Luego estábamos muertos. En esta ocasión el vuelo de ida con Ryanair salía a las 11 de la mañana y llegaba a las 15 a Estocolmo, y la vuelta con Norwegian salía a primera hora de la tarde, con lo que estaríamos en casa sobre las 22.
Ambos traslados los hicimos en bus, con la compañía Flygbussarna. Es económico y cómodo, aunque con los niños, ya cansados por el vuelo, un poco pesado. Tarda algo mas de una hora, y a la llegada a Estocolmo pillamos un trafico bestial y se alargó por lo menos media hora mas.
Para este viaje de 4 dias, compramos la Stockholm Pass de 2 dias, que incluye entradas a museos (no todos, pero casi) y transporte. El plan era ir a piñón esos dos días a los sitios que incluía, y los otros tomaros con un poco de calma. Así hicimos. Al final hice cuentas y la amortizamos, pero por poco. Si tuviese que volver, no la compraría, porque pagando las entradas me habría salido solo un poco mas caro, pero habríamos ganado libertad para visitar los diferentes sitios según nos apeteciese.

Ahora si, voy a intentar recordar los pormenores de los diferentes días.

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Llegamos sobre las 15 al aeropuerto Skavsta de Estocolmo, uno de los 3 que hay en la capital Sueca. Nada mas recoger el equipaje, salimos al exterior del aeropuerto (es pequeño y nos movimos sin ningún problema) y había carteles que indicaban la parada de los buses de la compañía Flygbussarna, que ya habíamos reservado pon internet (los niños no pagan, ni aquí ni en ningún otro transporte). El trayecto duró algo mas de hora y media, como media hora mas de lo normal debido al tráfico que había en la ciudad.
Por fin llegamos a la estación de autobuses, y de ahí nos dirigimos al hotel a dejar todos los bultos, cambiarnos, y en seguida de vuelta al centro a tomar contacto con la ciudad. Una media hora caminando desde el hotel y estábamos en los alrededores del ayuntamiento. Cruzamos los puentes (hay que recordar que no es un rio, sino que es el mar Báltico, ya que la ciudad de Estocolmo está formada por un archipiélago de numerosas islas sobre el mismo) y nos adentramos en Gamla Stan, el casco viejo. El casco histórico o Gamla Stan está muy bien conservado, se trata de una isla repleta de callejuelas preciosas, mucho trasiego de turistas y autóctonos, multitud de locales de restauración, y un motón de rincones que descubrir. La principal plaza, Stortoget, es la típica que sale en todas las fotos, con casas de colores, y el museo de los Nobel. La verdad que nos decepcionó un poco. La esperábamos mas grande, y no deja de ser una plaza coqueta pero bastante pequeña y nada que ver con otras plazas mas monumentales que hemos visitado.



En ese momento comenzó a llover. Y la lluvia no nos abandonaría hasta la tarde siguiente. Para nosotros, que íbamos con dos sillas de paseo, y en medio de calles empedradas y mas de una cuesta, nos supuso un problema. Para colmo, intentando salir para regresar a la parte de la ciudad en que estaba nuestro hotel, dimos varias vueltas en vano por culpa de un puente cerrado por obras, quedamos “atrapados” en la bonita isla de Riddahholmen . Y la lluvia apretaba y nosotros empezábamos a mojarnos, pero cuando estuvimos un buen rato dando vueltas a la iglesia y la plaza de esta pequeña isla que forma parte de Gamla Stan.


Por fín conseguimos cruzar al otro lado, y empezamos a correr buscando refugio. Finalmente nos metimos en un McDonalds para cenar algo rápido, ya que estábamos cansados y el tiempo no acompañaba para ir buscando sitios. Al menos la lluvia aflojó y se convirtió en un chispeo que nos permitió volver al hotel. Noçs hizo mucha gracia encontrar un comic de Mortadelo y Filemón en un pequeño reservado que había en el hotel con libros, revisas y un ordenador.



Una vez allí, pudimos organizar el día siguiente y descansar.

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Nos levantamos, desayunamos y salimos hacia el centro. Nuestro primer objetivo: el Palacio Real de Estocolmo.
El Palacio Real se encuentra justo al principio del Gamla Stan. Es un edificio inmenso, cuya visita nos ocupó toda la mañana prácticamente. Justo antes de entrar se puso a llover, y estuvo lloviendo hasta medio día. Como habíamos visto la previsión y sabíamos que esto iba a ocurrir, planificamos esta visita porque así estaríamos a resguardo de la lluvia.

Como decía el palacio en inmenso. Se divide en varias zonas visitables. Con la entrada (incluida en la Stockholm Pass) nos dieron unas audioguías.
Dentro de lo que podemos ver en nuestra visita al Palacio Real de Estocolmo (hay también algunas salas y zonas de trabajo de la Casa Real que no son accesibles al público), podemos distinguir lo que eran las zonas privadas de la antigua residencia de la familia real -las habitaciones privadas y de invitados- y las salas que se utilizan para eventos y recepciones oficiales, como la sala de Estado o Rikssalen y la Ordenssalarna o Salas de las Órdenes de Caballería.
Hay también algunas instalaciones accesorias dentro del complejo del Palacio como la Capilla Real, así como la antigua sede de la Biblioteca Nacional de Suecia, que se tuvo que trasladar en el siglo XIX por falta de espacio y hoy alberga la más modesta Biblioteca Bernadotte.
El Palacio Real de Estocolmo acoge también algunas exposiciones permanentes y museos. Entre ellos, destacan el Museo de Antigüedades de Gustavo III, el Museo Tre Kronor, el Tesoro y Joyas de la Corona y la Armería.

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La visita nos gustó mucho. A la salida tuvimos que dar toda la vuelta al edificio para llegar a la zona donde habíamos dejado las sillas de paseo, al comienzo de la mañana. De nos encontramos cambio de guardia y nos detuvimos a verlo.
Seguimos paseando por Gamla Stan, aprovechando que la lluvia daba un respiro. Esta zona es realmente preciosa, llena de bares, tiendas y bullicio.
Como se nos había hecho la hora de comer, fuimos a Vapiano que hay allí. Para quien no lo conozca, es una cadena de comida italiana, en la que te dan una tarjeta al entrar y conforme pides la comida (que hacen delante de ti) te van cargando en la tarjeta el cargo por lo que vas pidiendo, y al salir pagas el total cargado. Es una muy buena opción, bastante bien de precio, hay surtidores de agua gratis (las bebidas en Estocolmo son muy caras) y pedimos una ensalada, una pizza y un menú infantil para mi hija, por alrededor de 40€.
Salimos de allí y cogimos el metro para ir al museo Vasa (incluido en Stockholm Pass). El cielo amenazaba lluvia, y justo cuando terminaba la cola que tuvimos que hacer para entrar, se puso a llover fuerte.
Estuvimos alrededor de hora y media dentro. Simplemente impresionante. Cuando entras en la sala principal y te encuentras con este impresionante Galeón, te quedas sin aire. Está restaurado muy,pero que muy bien. Hay diferentes niveles de altura para poder ver el navío desde diferentes perspectivas. Además, varias exposiciones relatando la historia del barco, de lo que ocurrió, y los trabajos de rescate y restauración. Una visita imprescindible si vais a Estocolmo. Perdérselo sería un gran error.





Seguía lloviendo y eran alrededor de las 18. Justo al lado del Vasa está el parque infantil Janibacken, y podía ser un magnifico plan para mis niños. Pero en la entrada nos dijeron que cerraba en media hora y ya no aceptaban mas visitantes, porque además la entrada era algo cara. Fue una pena, pero lo bueno es que dejaba de llover y pudimos movernos de allí sin problemas. Cogimos el bus y volvimos al barrio viejo a dar un paseo, recorriendo las largas callejuelas y haciendo fotos. Encontramos una fuente en la que habían colocado un oso de peluche en una pequeña balsa hinchable que flotaba, y que a mi hija le hizo mucha gracia.
Aprovechamos para visitar la Catedral, que también está incluida en la la Stockholm Pass. Es bonita, pero tampoco nos pareció una grandísima Catedral, sobre todo teniendo en cuenta que hay que pagar para verla. A descatar la estatua de San Jorge y el Dragón.
Pasamos por la calle mas estrecha de Estocolmo, repleta de turistas haciendo fotos, compramos un avituallamiento en un supermercado, y decidimos volver dando un paseo hacia el hotel. Esa noche íbamos a cenar allí, y al lado teníamos un supermercado de la cadena ICA, donde tenían mesas de ensalada para hacértela tu mismo, y entre eso y otras cosas que compramos cenamos en la habitación. Había sido un día largo y necesitábamos descansar.

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