Tallin, mercado de Navidad 2021 ✏️ Blogs de Estonia

Después de nuestro último viaje a Japón (Septiembre de 2017) y resueltos varios problemas de salud, a principios de Diciembre de 2021 decidimos que visitaríamos el mercado de Navidad de Tallin, puesto que en Diciembre de 2016 visitamos los de Berlin (de los que hicimos un diario aquí mismo puesto que nos encantaron) y que en varios portales aparecía como uno de los mas bonitos de Europa y nos pusimos, primero con los vuelos y después con el hotel.
La opción de los vuelos fue con RYANAIR, compañía que hemos utilizado en varias ocasiones y de la que no tenemos (aunque a algunos les parezca extraño) ninguna queja. Si te adaptas a sus "peculiaridades", viajas mas o menos bien y barato a muchos destinos de Europa y países cercanos.
Ryanair vuela a Tallin desde hace relativamente poco y el precio, comparado con el de otras compañías era muy interesante, además de que eran unos vuelos directos Barcelona-Tallin y Tallin Barcelona, de 4:30 horas de duración, tanto a la ida como a la vuelta y por los vuelos, facturando dos maletas en bodega pagamos 190 euros los dos.
Salimos de Barcelona el 15 de Diciembre a las 06:55 horas, llegando a Tallin a las 11:45 horas (hora local, 1 hora mas).
Desde el mismo aeropuerto salen tanto un autobús como un tranvía al centro de la ciudad y el la misma terminal adquirimos una tarjeta de transporte, en el R-Kiosk, al precio de 6 euros por un periodo de 5 días (justo los que íbamos a estar en la ciudad), mas un depósito de 2 euros por la tarjeta, que te devuelven en el mismo R-Kiosk cuando te marchas del país.
El hotel elegido fue el METROPOL, que reservamos con BOOKING, un hotel de tres estrellas com muy buenas opiniones y la verdad es que estuvimos todos los días (bueno, las noches) muy bien puesto que las habitaciones estaban super limpias y el desayuno, si bien no era demasiado variado si que era abundante y tipo buffet.
La estancia en este hotel, en régimen de alojamiento y desayuno nos costó 187 euros para las cinco noches.
Tallin ya la conocíamos puesto que estuvimos en el verano de 2012 durante 6 días y 6 mas que estuvimos en Helsinki y nos dejó muy impresionados puesto que nos recordó y mucho a Praga, por lo bien conservado que estaba el casco histórico.
Fuimos al hotel, hicimos el check-inn y dejamos las maletas en la habitación y fuimos hacia el casco histórico, la parte mas interesante de la ciudad y donde está ubicado el mercado de Navidad.
A pesar de que ya era 15 de diciembre y la semana anterior había nevado abundantemente, no hacía demasiado frio ( +1 grado) y había nieve por todas partes.
Dado que el viaje iba a ser a un país frio, íbamos bien preparados para las bajas temperaturas invernales de la zona
En unos 10 minutos, mas o menos, llegamos a la plaza del ayuntamiento (RAEKOJA PLATS) y había muchas paradas de madera con artesanía y gastronomía y el GULWEIN (vino caliente con especias) que ya habíamos probado en Berlin y que va bien para hacer mas soportables las bajas temperaturas, todo ello en un ambiente navideño y festivo.
Antes de marchar estuvimos mirando donde comer y como buenos aficionados a la cerveza y a la buena mesa y porqué teníamos buenos recuerdos gastronómicos de Tallin, decidimos que el primer día iríamos al BEER GARDEN, a medio camino entre el hotel y el casco antiguo y con muy buenas opiniones de los clientes.
Comimos muy bien y abundantemente. La cerveza deliciosa y el precio insuperable.
Dada la latitud de Tallin, a las 3:30 de la tarde ya era noche cerrada y volvimos al mercado de Navidad para verlo con la iluminación nocturna y resultó más espectacular que de día y con mucha más animación.
Recorrimos las calles empedradas recordando nuestra estancia en 2012 y sobre las 9 de la noche regresamos a la zona del hotel. Después del madrugón y el viaje teníamos ganas de descansar.
Cenamos en el pub CHICAGO 1933, un local frente al hotel, muy animado y con música en directo y después nos fuimos a dormir. Estábamos derrotados.

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Hemos descansado muy bien en el hotel METROPOL. La habitación, como comentamos en el capítulo anterior, super limpia, amplia, con unas camas comodísimas y con un baño generoso.
Nos da pereza levantarnos de la cama de lo a gusto que se está por lo que hemos de pasar antes por la ducha para despejarnos.
Seguidamente toca desayunar para coger fuerzas y bajamos al comedor, donde hay ya bastante gente haciendo lo propio. El desayuno es de tipo continental, no muy variado pero del tipo buffet, con productos mayoritariamente locales que estaban realmente buenos.
Regresamos a la habitación y nos abrigamos para salir ya que la temperatura exterior es de -1 grado.
Hoy iremos a la zona de JAAMA TURG, donde en 2012 había un mercadillo callejero de antigüedades de las extinta URSS, donde, como aficionado a la fotografía y coleccionista de cámaras fotográficas ya me hice con unas cuantas de ellas, todas funcionando y bien conservadas, a precios de saldo. Recordamos que también había muchos objetos de la 2a. guerra mundial como uniformes, insignias, etc. tanto del ejército ruso como del alemán.
Como el tranvía tiene una parada a escasos 100 mts. del hotel lo cogemos hasta la parada del mercadillo mencionado y al llegar nos encontramos con una sorpresa mayúscula. Ya no hay mercadillo callejero y en su lugar hay un centro comercial con multitud de tiendas y un supermercado de una cadena estoniana.
Después de hacer una visita al centro comercial descubrimos que en la planta superior están las tiendas de antigüedades, pero después de una primera ojeada, los precios estaban actualizados, es decir, ningún chollo a primera vista.
Hecha una búsqueda minuciosa en las tiendas y acabadas unas negociaciones un tanto durillas, en las que enseñar al vendedor los billetes que estás dispuesto a gastar y mostrarse un tanto intransigente tiene su efecto, conseguimos dos cámaras, una FED telemétrica y una ZENIT réflex, las dos en perfectas condiciones, tanto funcionales como estéticas, por 50 euros. Dos auténticos chollos.
Dado que la estación principal de ferrocarril está justo al lado del mercado, vamos hacia allí ya que habíamos valorado ir en tren hasta la ciudad de NARVA, en la frontera con RUSIA, donde el río del mismo nombre (NARVA) hace de frontera natural entre ambos países.
Una vez en la estación vamos a la taquilla de información donde había una señora madura, vestida como en los años 60 (el corte de pelo, las gafas, el vestido, el aspecto sombrío, etc. palabra), igual que en muchas películas de espías de la guerra fría.
A lo que íbamos. Intentamos preguntar a la señora, con nuestro inglés un tanto pobre por los horarios y precios de los billetes pero esta nos contesto, no sabemos si en estoniano o ruso y no hubo manera de entenderse por lo que desistimos de continuar y ya miraríamos si había posibilidad de reservar los billetes por la web de la compañía ELRON, que es la que opera la mayoría de líneas ferroviarias del país.
Con el tranvía, volvemos a la zona del casco antiguo y nos bajamos en la parada de LINNAHALL, donde hay otra puerta y otra torre, la gran MARGERITA, en la fachada de la cual hay varios impactos de cañonazos de guerras pasadas.
Des allí, por la calle PIKK, se llega también al centro del casco antigua y al mercado de Navidad.
Pasamos por la calle RATASKAEVU donde hay un restaurante en que recordamos que comimos muy bien, el VOH KRALLI y decidimos repetir. Acertamos. Comimos unos entrantes compartidos y un plato cada uno y unas cervezas locales, que estaban muy bien elaboradas y salimos plenamente satisfechos.
Después de comer ya nos dieron las 3:30 de la tarde y ya era casi noche cerrada.
Volvimos al mercado de navidad y nos recreamos en él. Seguimos por la calle HARJU hasta la palza VABADUSE VÄLJAK, donde la iluminación era muy espectacular y tenía los colores de la bandera de Estonia (dos tonos de azul claro y uno blanco).
Seguimos paseando por la zona y pudimos observar que todas las calles del casco antiguo, sin excepción, estaban iluminadas y el ambiente navideño era total. Daba verdadero placer pasear sin rumbo fijo por el lugar.
Paseando pasamos por el restaurante PEPPERSACK, donde cenamos muy bien y después de cenar, dando un paseo regresamos a la zona del hotel a donde llegamos sobre las 10 de la noche y decidimos que ya era hora de volver a la habitación para descansar.
Una vez en la habitación y como llevábamos la táblet, entramos en la página de los ferrocarriles estonianos (ELRON), donde vimos que los billetes de tren de ida y vuelta a NARVA costaban un poco menos de 50 euros los dos, por lo que nos animamos a comprarlos dado que el proceso fue rápido y fácil y una vez efectuado el pago nos enviaron unos códigos QR a modo de billetes electrónicos que nos descargamos en los móviles.
Mañana iremos a NARVA, en la frontera con RUSIA.

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Tercer día en Tallin.
Ayer compramos por la web de la empresa de ferrocarriles ELRON, que opera en la mayoría del territorio de estonia, los billetes de ida y vuelta a la ciudad de NARVA, que está en la frontera con RUSIA, donde el río del mismo nombre (NARVA) hace de frontera natural entre los dos países, a un lado la ciudad estoniana, en territorio de la UE y al otro lado la ciudad rusa de IVANGOROD.
Los billetes nos costaron, ida y vuelta a los dos 46,42 euros para un trayecto de de 210 km. para ir y otro tanto para volver y la salida de nuestro tren fue a las 11:14 horas, llegando a Narva a las 13:23 horas, todo ello con puntualidad.
Durante el trayecto pudimos observar tanto a las personas que compartían el tren con nosotros como las que iban subiendo y bajando en las pocas paradas que hizo, el paisaje, completamente nevado, como la arquitectura de esta zona del norte de Europa y no se hizo para nada aburrido.
A la llegada a NARVA vimos que había mucha más nieve que en Tallin pero tanto las calles como las aceras estaban bastante limpias.
Salimos de la estación y después de andar unos 10 minutos llegamos a la orilla del rio NARVA que debe de hacer unos 75 mts. de ancho y la otra orilla ya es territorio ruso.
En el lado estoniano está la fortaleza de PONJAOU, donde hay el museo de la ciudad y frente a este, en la orilla rusa está la fortaleza de IVANGOROD.
En la orilla del río hay una calle asfaltada a modo de paseo y una serie de miradores para observar el lado ruso y muy pocas personas paseando. A lo sumo nos cruzamos con no mas de 10 personas durante la hora y media que estuvimos paseando por el lugar.
Nos hizo ilusión hacer esta excursión y consideramos que podíamos perder uno de los cinco días que íbamos a estar en Tallin para hacerla. No todos los días se puede ir a la frontera con RUSIA.
En la ciudad de NARVA hay básicamente construcciones de edificios típicos de la extinta URSS y muchos de ellos parecían abandonados, o al menos esa fue la sensación que nos dio, pero en el lado ruso, en cambio, se veían muchas casitas bajas diseminadas por toda la orilla del río.
NARVA es una ciudad pequeña y en pocos minutos, pasada la aduana de entrada y salida de la UE llegamos al centro donde había varios restaurantes y como ya eran las 3 de la tarde entramos en uno de ellos, el SHAWARMA, donde comimos unos muslos de pollo que nos recomendó la camarera, con una salsa que estaba muy buena.
Cuando acabamos de comer eran más de las 4 de la tarde y ya era noche cerrada, estaba nevando abundantemente y en las aceras ya había una acumulación de unos 5 cm. de nieve, pero por suerte las botas que llevábamos ya eran para la nieve y tenían suela antideslizante.
A pesar de la nevada seguimos paseando por el centro, donde nos cruzamos con pocas personas también y sobre las 5 nos dirigimos a la estación puesto que el tren de vuelta a Tallin salía a las 17:24. Una vez allí no había personal de ningún tipo. Solo un expendedor automático de billetes.
A la hora indicada, también puntualmente, salió nuestro tren de NARVA con destino a Tallin, pero esta vez, al hacer el trayecto de noche, este se hizo un poco pesado aunque al llevar los móviles encima nos entretuvimos con algunos juegos y leyendo la actualidad de los portales informativos.
Llegamos a Tallin con puntualidad y al salir de la estación, justo al lado del centro comercial de JAAMA TURG vimos que había una zona con mucha animación en la que en antiguos vagones de tren y de tranvía habían hecho bares y chiringuitos musicales y mucha gente joven.
Entramos en un bar que nos llamó la atención ya que era un antiguo vagón de tren, lleno de gente joven y nosotros, que ya estamos en la sesentena "cantábamos" como almejas, aunque este factor nunca nos ha preocupado lo más mínimo porque aún nos sentimos con el espíritu joven (aunque a veces nuestros cuerpos no estén del todo de acuerdo). Pedimos un par de cervezas y la camarera, suponemos que se dio cuenta de que no éramos de la "zona" se dirigió a nosotros en un inglés bastante mejor que el nuestro.
Estuvimos muy a gusto en el "tren" y cuando acabamos las cervezas, al salir del mismo estuvimos a punto de ir al suelo porque este estaba helado. Por suerte no paso nada y conseguimos llegar a la acera de la calle que estaba llena de arena y no estaba helada.
Lo tirar arena en la nieve para que no se hiele ya lo vimos en Diciembre de 2016 en una escapada que hicimos a Estocolmo. Suponemos que es mejor que echar sal, al menos en las ciudades.
A la salida del bar-tren vimos que había un restaurante allí mismo, el HUMALAKODA, donde cenamos para, acto seguido con el tranvía regresar al hotel. Nosotros funcionamos muy bien de día pero llegada cierta hora de la noche se nos acaban las "pilas" y necesitamos recargarlas con unas horas de sueño. Será por la edad que no perdona, suponemos.
En resumen, el día de hoy ha sido muy interesante y hemos disfrutado mucho con la excursión a NARVA.

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