16 días por la Costa Oeste, los Parques Nacionales y la Ruta 66 ✏️ Blogs of USA

Después de conquistar Australia y Bali en nuestra Luna de Miel en 2011 y de alucinar con Japón en el verano de 2012, este año, tras darle muchas vueltas, terminamos decantándonos por la Costa Oeste de EEUU. USA es un país que nos encanta. En 2010, visitamos la Costa Este (NY, Philadelphia, Washington, Niágara, Toronto, Montreal, Quebec y Boston), en Navidades de 2012, volvimos a NYC y ahora queríamos conocer la otra Costa, de la que todo el mundo hablaba maravillas (podéis leer los diarios de los viajes a Australia, Costa Este, Japón y Navidades en NYC aquí

Para planificar el viaje, acudimos a esta página que tanto nos ha ayudado en otras ocasiones. Tras mucho leer y la ayuda de algunos foreros como diletante, iris29, davovo, snow y muchos otros, terminamos de trazar nuestro itinerario, compramos los vuelos, alquilamos el coche y elegimos los hoteles.

Y la cosa quedó así:

Itinerario

1/ 6 de julio: Vuelo Madrid-Miami-San Francisco
2/ 7 de julio: San Francisco
3/ 8 de julio: San Francisco
4/ 9 de julio: San Francisco
5/ 10 de julio: San Francisco-Yosemite-Oakhurst
6/ 11 de julio: Oakhurst-Yosemite-Bishop
7/ 12 de julio: Bishop-Death Valley-Las Vegas
8/ 13 de julio: Las Vegas
9/ 14 de julio: Las Vegas-Zion-Bryce
10/ 15 de julio: Bryce-Page
11/ 16 de julio: Page-Monument Valley-Kayenta
12/ 17 de julio: Kayenta-Gran Cañón-Williams
13/ 18 de julio: Williams-Los Ángeles
14/ 19 de julio: Los Ángeles
15/ 20 de julio: Vuelo Los Ángeles-Madrid
16/ 21 de julio: Llegada a Madrid

Hoteles

1/ 6 de julio: San Francisco. Bay Landing Hotel
2/ 7-9julio: San Francisco. Travelodge at the Presidio
3/ 10 de julio: Oakhurst. Sierra SkyRanch
6/ 11 de julio: Bishop Ramada LimitedBishop
7/ 12 de julio: Las Vegas. ARIA Resort & Casino CityCenter
8/ 13 de julio: Las Vegas. Mandarín Oriental CityCenter
9/ 14 de julio: Bryce. Best Western Plus Ruby’sInn
10/ 15 de julio: Page. Confort Inn& Suites
11/ 16 de julio: Kayenta. KayentaMonument Valley Inn
12/ 17 de julio: Williams. DaysInn Williams
13/ 18-19julio: Los Ángeles. Elan Hotel

Vuelos

1/ Ida: 6 de julio. Madrid (11.50) – Miami (15.20)
6 de julio. Miami (20.45) – San Francisco (23.30)
2/ Vuelta: 20 de julio. Los Ángeles (18.10) – 21 de julio. Madrid (14.30)

Los vuelos los buscamos y compramos con Rumbo y los hoteles, tras una exhaustiva búsqueda y comparativa en TripAdvisor y Booking. El coche, lo alquilamos a través de www.rentalcars.com No exagero si digo que tienen el mejor servicio de atención al cliente que he conocido en mucho tiempo. Son fantásticos. La empresa de alquiler del coche fue Dollar.

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Nuestro cuaderno de bitácora

Ya sabéis que para visitar EEUU hay que tener el pasaporte en vigor y sacarse el certificado americano ESTA. Además, si vais a conducir, necesitaréis el carné de conducir internacional que se obtiene en la Dirección General de Tráfico.

Para llevar todo perfectamente controlado y la documentación bien organizada, hicimos un cuadernillo de viaje. En él, día a día, teníamos los datos de cada etapa, las confirmaciones de los hoteles, el bono de reserva del coche, las entradas a Alcatraz, Universal, etc... y un cuadrito donde íbamos apuntando las cosas que nos llamaron la atención cada día. Fue cosa de mi mujer y resultó ser una idea fantástica.

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Un ejemplo de una de las hojas de la ruta

Vamos con el relato pues hay mucha tela que cortar y la cosa no empezó muy bien que digamos...

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El sábado 6 de julio, nos levantamos en nuestra casa en Madrid como dos niños en la mañana de Reyes. Pese a habernos acostado tarde y haber dormido un poco mal por los nervios que preceden a las grandes aventuras, nuestro ánimo estaba intacto. Arrancaba un día largo que debía terminar según lo previsto en San Francisco casi 24 horas después. O eso creíamos...

Llegamos con tiempo de sobra a Barajas y realizamos rápidamente y sin grandes contratiempos (el número de vuelo había cambiado y tuvimos que visitar un par de mostradores, pero nada grave) las gestiones de facturación.

El vuelo de British Airways, operado por Iberia y en código compartido con American Airlines (a veces suena a broma toda esta nomenclatura) salió extremadamente puntual. Tras 9 horas y media, llegamos sin contratiempos al aeropuerto de Miami, donde teníamos una escala de 5 horas antes de coger el enlace a San Francisco.

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Surcando los cielos dirección EEUU

Pasamos el control de inmigración, recogimos nuestra maleta, pasamos la aduana y dejamos nuestro equipaje en la cinta de los viajeros en tránsito. Ya tranquilos, nos fuimos hacia la puerta de embarque, dispuestos a comer algo y a ver algún capítulo en nuestro PC para hacer más amena la espera.

El vuelo a SFO tenía prevista su salida a las 20.45 ET. Pero a eso de las 17.45 todo empezó a torcerse. En uno de mis paseos por la terminal, conseguí conectarme con mi móvil a una red WiFi del aeropuerto y cuando tuve acceso a internet, me entró un mensaje de WhatsApp de un amigo que decía: "Acabamos de ver el accidente de avión en SFO. Os ha afectado mucho? Esperamos que todo ok. Muchos besos".

Con el miedo alojándose en el estómago, deshice el camino, dirigiéndome rápidamente a una zona de pantallas con los horarios y varias televisiones. En las TVs, ninguna noticia de accidentes. Busqué rápidamente nuestro vuelo en la pantalla (lo había comprobado hacía bien poco y ponía un tranquilizador On Time) y entonces lo ví: Cancelled. Y ahí empezó la odisea.

Tras muchas gestiones con American Airlines (llamando desde las cabinas a un número gratuito donde te atendían en español y luego en los mostradores), nos ofrecieron una alternativa. Tres vuelos por el interior de USA para dejarnos a las 15.00 del día siguiente en Fresno, a 300 kms de San Francisco. Allí tendríamos que alquilar un coche por nuestra cuenta para llegar a destino. Eso sí, nuestras maletas, ya embarcadas en el avión, se quedarían en Miami y nos las harían llegar a destino a la mayor brevedad.

Aún en shock y sin mucho tiempo para decidir, optamos por aceptar la oferta. Perderíamos un día y cerca de 400 euros entre la noche de hotel que perdíamos en SFO, la que tendríamos que coger en Nashville y el coche de alquiler y la gasolina y además, viajaríamos sin equipaje (y sin certeza de una pronta recuperación), pero el mundo es de los que se atreven. Dice mi querido escritor Lorenzo Silva que una persona con un objetivo es una fuerza que ante nada se detiene.

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Atardecer en el aeropuerto de Miami mientras esperábamos para embarcar a Nashville

Así que esa noche, la del loco día 6 de julio, volamos desde Miami hasta Nashville, Tennesse, la cuna del country. Mi mujer se quedó con las ganas de visitar la ciudad, pero nuestro avión llegó a las 23.00 y volvíamos a salir a las 7.00 hacía Los Ángeles así que lo dejamos en la lista de cosas por hacer.

El domingo, después de dos vuelos y 300 kms por carretera, llegamos por la noche a San Francisco tras 30 horas muy duras pero contentos de completar el objetivo. Además, tras otra cantidad ingente de gestiones y después de rezar a medio santoral, recuperamos nuestras maletas en el aeropuerto de la Ciudad del Golden Gate. Cuando las vi salir por la cinta, me abracé a ellas como si fueran de mi familia, pues hubo momentos en que las di por perdidas...

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Nunca nos había hecho tanta ilusión ver una maleta

De la odisea, nos quedamos con que en ningún momento nos vinimos abajo, con que mantuvimos la cabeza fría y con que sacamos adelante la situación. Y ahora con todo pasado, nos sentimos orgullosos. Y también queremos destacar a las personas maravillosas que conocimos durante ese día y medio. Gente que, desinteresadamente, hizo todo lo que pudo por ayudarnos. Redescubrir de vez en cuando que hay seres humanos fabulosos por el mundo resulta realmente reconfortante.

Así que el domingo 7 de julio, con un día de retraso y con una buena aventura en el zurrón, llegamos a nuestro hotel en SFO: el Travelodge at the Presidio. Y esa noche cuando nos metimos en la cama, supimos que lo peor había pasado y que de entonces en adelante, todo iría bien

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Tras poder dormir por fin sin preocupaciones, nos levantamos descansados y con todas las ganas del mundo de ver San Francisco y de tratar de recuperar ese día que habíamos perdido cruzando el país.

Además, esa mañana, teníamos un plato fuerte para empezar: Alcatraz.

Era una de las visitas que teníamos claro que queríamos hacer, así que la habíamos reservado con bastante antelación a través de www.alcatrazcruises.com A mí me hacía ilusión realizar la visita nocturna (todo el mundo dice que es la más completa y que el elemento 'noche' le pone un puntito muy especial) pero a mi mujer le daba un poco de 'respeto' así que decidimos ir por la mañana. Cada entrada nos costó 30 dólares e incluye el traslado hasta Alcatraz, la visita a la cárcel y la audioguía.

Nuestro barco hacia la isla salía a las 11.30 desde el Pier 33. En la entrada te especifican que puedes canjear el e-mail que te mandan por el ticket oficial desde una hora antes y que en la cola para coger el ferry hay que estar con media hora de antelación.

Desde nuestro hotel en el Presidio, cogimos el autobús número 30 y en poco más de 15 minutos estábamos en la zona del muelle. Habíamos recibido múltiples advertencias sobre el 'fresquito' de San Francisco, así que aunque al mirar por la ventana a primera hora vimos brillar el sol en el cielo azul, decidimos coger chaqueta y fular y acertamos plenamente. La temperatura no superó los 20 grados y además, la brisa del mar hacía que la sensación térmica fuera mucho menor.

El trayecto en el barco es muy cortito, de hecho, la isla se ve perfectamente desde el muelle. Durante el viaje, se proyecta un pequeño documental de la cárcel para ir poniéndote los dientes largos. Al llegar, lo primero que te encuentras es esto:

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Durante aproximadamente dos horas y media, realizamos el recorrido por la legendaria cárcel americana, ayudados por la audioguía que resulta realmente interesante. La verdad es que cuando caminas por las galerías con las celdas y cuando te acercas al interior de las mismas, te llegas a hacer una idea de lo que pudo ser la vida en ese lugar. Yo además soy un fan absoluto de la peli de 'La Roca', así que digamos que me metí rápidamente en harina.

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A eso de las 14.00 y satisfechos con lo visto, cogimos el barco de regreso a San Francisco. Al llegar y con el sol brillando en lo alto, nos fuimos hacia el Pier 39 a buscar un sitio para comer. El paseo desde el Pier 33 es de unos 15-20 minutos.

Cuando llegamos, había un ambiente fantástico. Muchísima gente paseando por las tiendas, comiendo en las terrazas y disfrutando del día. El sitio merece mucho la pena, es muy bonito, todo de madera, con las tiendas y los restaurantes integrados perfectamente. Lo recorrimos entero, buscando el lugar donde descansan los leones marinos y desde donde hay unas fantásticas vistas de Alcatraz, mientras decidíamos dónde comer.

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Nuestra idea era visitar por la tarde el Golden Gate y Sausalito, así que para no perder mucho tiempo, nos decantamos por una terraza de fast food. Está casi al inicio del muelle y se llama Wip&Out. Por unos 25 dólares, nos tomamos unos nachos con queso, una quesadilla y unos tenders de pollo con unas bebidas que nos supieron a gloria

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Con las pilas cargadas, acometimos la visita al Golden Gate. Y lo hicimos de una forma que ya hemos usado en otras ciudades del mundo en las que hemos estado y que nos gusta mucho: en bicicleta!

En el embarcadero, hay muchas empresas que te ofrecen la posibilidad de alquilar bicis para ir a Golden Gate y Sausalito. Nosotros lo hicimos con Blazing Saddles. El trayecto es prácticamente íntegro por carril bici y una vez que llegas a Sausalito, te ofrecen volverte en un ferry que te deja de nuevo en el Pier. Nos pareció una muy buena forma de hacer la visita así que las alquilamos y emprendimos el recorrido.

En el camino hacia el puente (muy bien señalizado), paramos para ver el Palace of Fine Arts, a la entrada del Presidio. Es un parque precioso con unas cúpulas enormes y esculturas y un laguito en el medio. Es una visita corta y muy recomendada. Allí se rodó una secuencia de la peli de La Roca y me hizo gracia pasear por el mismo sitio que lo hicieron Sean Connery y Nicholas Cage

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Desde allí, seguimos hacia el Golden Gate. En la oficina de alquiler de bicis no te lo advierten, pero el camino puede ser durillo en algún tramo. Hay algunas cuestas muy pronunciadas y la distancia a cubrir es considerable. Vamos, que no es el Tour de Francia pero tampoco un paseo por el parque. Durante el recorrido, hay bastantes puntos de observación del Golden en el que puedes hacerte buenas fotos si la sempiterna niebla que en el verano se agarra al puente te lo permite.

Al llegar, hay indicaciones para decirte por qué lado debes circular. Dependiendo de la hora del día, el carril bici en uso es el derecho (el que da a la ciudad) o el izquierdo (el que da al océano). A nosotros nos tocó el izquierdo. Había un poco de niebla y hacía fresco, pero la verdad es que el paseo en bici por el legendario Golden Gate es de esas cosas que no olvidaremos.

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Al llegar al otro lado, tienes dos posibilidades: o bien afrontar una subida especialmente dura a una colina que queda a la izquierda y desde la que se realizan gran parte de las fotos más espectaculares del puente con la ciudad de fondo o coger una bajada muy pronunciada y dirigirte a Sausalito. A nosotros nos dio pena (porque la vista desde arriba debía de ser maravillosa) pero no nos vimos con fuerzas para realizar la ascensión, así que cogimos la cuesta abajo hacia Sausalito.

Al llegar, como por efecto de magia, dejamos atrás las nubes y nos encontramos con una tarde soleada. Sausalito nos gustó mucho. Casas espectaculares, muy señoriales, y un pueblecito con mucho encanto y unas vistas fantásticas del puente y de San Francisco. Después de dar una vuelta con las bicis, llegamos al muelle y cogimos el primer barco que nos devolvía a la ciudad, con las pilas ya en reserva...

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Llegamos, devolvimos las bicis y con el atardecer como telón de fondo, alcanzamos nuestro hotel. Era tal el cansancio que apenas comimos un par de galletas y unos sorbos de leche y nos echamos en brazos de Morfeo, con la satisfacción dibujada en el rostro. La tormenta había pasado y uno de los viajes más espectaculares de nuestra vida, acababa de empezar.

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