Islas Azores - Isla São Miguel. Verano 2013 ✏️ Blogs de Portugal

Verano 2013, martes.
El avión sale a las 21h15 desde la terminal 2. Dejamos el coche en el parking de largas estancias (Aeropuerto de Barajas, Madrid). El precio total por una semana es de 54'50 euros, que hasta la vuelta no tenemos que pagar.
Volamos con SATA. Sale con un poco de retraso. 165 pasajeros más la tripulación en un Airbus 320. Viaje agradable, hacia la puesta de sol.
Al ser horas tan tardías, en el avión dan cena. Habíamos preguntado si en el hotel había cena fría o algo al llegar, pero no lo hay. Por eso el charter ya va con cena incluida. La cena era un bocadillo de lomo, un zumo envasado, zumos, agua, café o leche a elegir, y unos snacks. Para ser en avión no estaba mal la verdad.
Tras dos horas y media llegamos. Recogida de maletas sin espera dado que eran allí las diez y pico de la noche.
El traslado al hotel está incluido en este paquete, 4 autobuses nos esperan y sin problema nos dejan en los hoteles. En el autobús nos dan unos folletos de la isla, el mapa, y un librito de restaurantes con cupones de descuento (que no nos ha hecho falta usar porque se come bien -y barato- en cualquier sitio)
Estamos alojados en el Hotel The Lince, 4 estrellas. Buena impresión así de primeras.

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Con España la diferencia horaria es de dos horas, ¡¡ojo!!. Puede ser importante a la hora de contratar una excursión. Y es que allí se ve la tele de Portugal-continente, que es una hora más que en Azores (pero una hora menos que España) y esto despista. Estábamos viendo un telediario portugués en la primera comida y marcaba la hora Portugal-continente. Tuvimos que asegurarnos de la hora que era. Vamos, que es como en Canarias con respecto a la península.

Este día segundo, miércoles, era el primer contacto con la isla, y más teniendo en cuenta que habíamos llegado de noche.
En recepción del hotel había un puesto de información de los chicos de Portugal Tours, los mismos que nos trasladaron al hotel la noche anterior. Allí nos informaron de las posibles excursiones que ellos ofrecían. En el autobús nada más montar el día anterior nos dan a cada familia un mapa de la isla y folletos varios. Con el mapa y las sugerencias del chico, que hablaba un castellano correcto, optamos por empezar por la zona oeste.
También cogimos el coche de alquiler con ellos mismos. Habíamos mirado ya varias opciones por agencia y por internet antes de llegar, desde España, pero al final lo cogimos directamente con ellos, bastante más barato. Nos salió el día por 37 euros. Y como teníamos que coger sillitas de seguridad para las niñas, sólo nos cobró 16 euros por una, y la otra nos la dejó gratis. Total coche por 3 días: 37*3=111 + 16=127 euros. El depósito lo dejan lleno, y tienes que devolverlo lleno.
Cogimos coche para tres días, que serían jueves, viernes y sábado. Y quedamos con él que si el sábado decidíamos coger un día más le llamábamos y le dejábamos el dinero en recepción.
Para el primer día no cogimos coche, tocaba ver la ciudad. Y para el último día optamos por coger excursión del día completo para ver cetáceos, comida, excursión a Ilheu Vila Franca, y baño, y así ese día no necesitamos coche.

Esta es la empresa de alquiler de coches

Con el coche reservado para el día siguiente, y la excursión de whale-watching reservada, empezaba nuestra andadura por la isla.
Fuimos andando hasta el centro, lo primero en encontrar es el puerto. Allí está la empresa Futurismo, con quien haríamos la excursión el siguiente lunes. Ya la teníamos localizada. También unas cuantas tiendas de souvenirs, algunos bares y sitios para comer. Localizamos un supermercado para las posibles compras.
Paseo por el centro. Por el centro ciudad vimos las calles típicas y las construcciones encaladas en blanco y con piedra negra volcánica. La primera que ves te llama la atención, pero después toda la isla tiene todas sus iglesias o ayuntamientos del mismo estilo.

Portas da cidade

Algo que hacemos siempre que viajamos es escribirnos a nosotros mismos una postal el primer día. Eso supone buscar postales bonitas, y buscar la oficina de correos, comprar sellos, y así patear la ciudad. A las niñas les encanta ver la postal cuando regresamos a casa. Y así vamos haciendo una pequeña colección de los lugares que visitan. Cuando sean más mayores seguro que lo saben apreciar.

Comimos en un pequeño bar, que parecía una cantina de un pueblo perdido de Castilla. (Snak Bar Jordão. Rua Hintze Ribeiro, 17/19. Sí está en la guía de restaurantes que nos dieron en el bus). La verdad es que todos los lugares eran así. Y lo que más llama la atención ¡¡es que no hay nadie!! Apenas dos turistas. Da gusto, francamente. La comida deliciosa, fresco pescado con muchísima guarnición. Platos desde 5 euros. La media unos 8€, con postre y todo. Por menos de 30 euros hemos comido los 4 cada día, con postres, pan, agua, cerveza, y café y helado a las niñas. Vamos, comer allí no es un problema. Sólo un día comimos por 40 euros, pero en una terraza deliciosa frente al mar. (Y aún así 40 euros los 4 es bien barato).

Por la tarde seguimos el recorrido por la ciudad. Buscamos un lugar para merendar.
Regresamos al hotel sobre las 6 para que las niñas se bañaran en la piscina, en la que estuvimos prácticamente solos. El agua algo fría a pesar de ser semicubierta. Afortunadamente hemos tenido un tiempo ideal toda la semana. Había vientos del norte, y según nos explicaron los lugareños, cuando hay viento del norte la temperatura es agradable y no hay humedad. No llovió en toda la semana cuando lo normal es que llueva 2-3 días por semana. Y la temperatura era de 25 grados por el día. Cuando salía el sol pegaba bien, pero estaba casi siempre seminublado. Por las noches 19 grados. No usamos el chubasquero ni el paraguas que fueron las primeras cosas que metimos en la maleta,

Nosotros teníamos las cenas en el hotel. ¡Qué maravilla de cenas! Era comida de chef, muy muy rica. Muy elaborada. No mucho donde elegir, pero en cantidad, y sobre todo bien bien hecho. Eché de menos algo más sencillo para las niñas, que como casi todos los niños prefieren patatas fritas o salchichas antes de los exquisitos pescados que había. Pero no me quejo, estaba todo estupendo. El agua y bebidas no incluidas, y un litro de agua costaba la friolera de 3,50 euros. ¡¡Como dos litros de gasolina!!

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El jueves teníamos ya el coche. Nos lo dejan en el garaje del hotel, gratuito, y allí tendremos que devolverlo. Una gozada poder tener el coche en el hotel y no tener que buscar dónde aparcar.
Habíamos pedido un cochecillo pequeño, ¿para qué más? Y nos dieron un Clío muy mono, con aire acondicionado, lo justo.


Con el mapa en la mano, hacia el oeste. Primer destino, Sete Cidades, con el Lago Azul y el Lago Verde. Pero por la carretera fuimos parando en diversos miradores. Está todo preparado: cartel que anuncia mirador, y a los pocos metros un pequeño mirador con un sitio para aparcar 10-20 coches máximo, y unas vistas increíbles. Mirases para donde mirases no había desperdicio. Hasta las carreteras tienen encanto. Primero porque no hay tráfico, (no hay turistas!!). Y segundo porque está todo lleno de flores. Hay muchísimas hortensias plantadas en los lados de las carreteras. Sólo el camino ya es bonito...

Así que de mirador en mirador llegamos al Lago do Canario. Antes se pasa por otra serie de lagos, como el de Empadadas o el Carvao, pero no paramos. Hay que tener en cuenta que vamos con niñas y no es nuestro objetivo ver todo ni andar mucho. Para los que améis el trekking hay excursiones preciosas para hacer.

Una carretera

Camino


Algunas flores, eran tan bonitas!!!

Y este es el Lago do Canario, perdido en medio del monte, rodeado de árboles, precioso.

Por el Lago do Canario había un camino precioso que llevaba a un manantial, aunque no hicimos el camino entero, el entorno era fabuloso, lleno de vegetación. Parecía que en cualquier momento saldría un dinosaurio de entre la maleza... Las niñas estaban maravilladas.

Y en medio de la vegetación una zona de mesas por aquí o por allá. Los lugareños tiene mucho sitio para hacer pic-nic... Y curioso, en medio del campo, una caseta con baños y agua. Bastante bien cuidado para estar en medio del campo, y hasta con papel higiénico. (En España no sé si estaría tan bien...). Fijaos, el váter de las chicas, tenía esta curiosidad...


Desde allí fuimos al mirador de Vista do Rei, desde donde se divisan el Lago Verde y el Lago Azul, aunque la luz del día no os permitió ver los dos colores. En otras ocasiones por lo visto sí se distingue el distinto color de ambos lagos. En postales y demás sí se ve muy bien. Pero nosotros vimos ambos lagos del mismo color. (Se supone que el verde es el de abajo de la foto, y el azul el de arriba, separados por un puente que lleva a la ciudad de Sete Cidades)


El lago Azul



De Sete Cidades seguimos ruta. Ponta do Escalvado hacia Mosteiros. Pasamos de ver las vistas del agua de los lagos, a ver las vista del agua del océano.
Vistas desde Ponta do Escalvado:
El océano, y al fondo el pueblo de Mosteiros

Y al otro lado, el verde los campos. Por momentos recordaba a Asturias y Cantabria.

Una vez en Mosteiros buscamos sitio para comer. Como el día anterior nos sorprendimos de que no es nada turístico y no hay "guiris", sólo nosotros, jejeje. Encontramos una cantina y lo mismo, por 28 euros comimos los 4, con postre, helado y café... (Snack Bar Restaurante Chico, Rua da Ponte nº7, Mosteiros. No está en la guía). Allí sólo encontramos otra familia española, que al entablar conversación con ellos resultaron ser de Salamanca -nosotros somos de Burgos-, habíamos venido en el mismo avión, y estábamos en el mismo hotel... (Todos los turistas de las isla habíamos venido en el mismo avión, jejeje, al menos los españoles. Y como la isla es grande, la sensación es que no hay guiris.)
Mosteiros, pared encalada, piedra negra volcánica.

En Mosteiros hay piscinas naturales de ensueño. (Gratuitas)
Esta tiene escaleras para acceder. La gente que veis es toda la que había en el momento que más había. Así da gusto viajar, sin aglomeraciones.


También en Mosteiros hay playa. De las pocas playas que hay en la isla, pues es más de acantilados. Arena negra. No nos bañamos. Había socorrista, pero en toda la playa no habría 10 personas.

Desde Mosteiros deshicimos el camino y fuimos a Ponta da Ferraria. Allí hay además de zona balneario, de pago, hay una piscina natural, en el mar, pero esta vez de agua caliente. Es impresionante pensar que estás en el mar, entrando olas por un lado, y que por debajo sale calor del volcán... A mí me daba mucho respeto. Este quizá fue el lugar de toda la isla donde más gente encontramos así en plan turistas como nosotros, pero aún así pudimos bañarnos y estar a gusto. En la zona balneario hay un pequeño bar y terraza, y allí merendamos (una caña se dice una tulipa, eso lo aprendimos enseguida )y aprovechamos para cambiarnos los bañadores y para ir al baño. Ojo si vais, porque cierran pronto el bar, aunque la piscina natural no cierra. Es de acceso gratuito.

Y por este día, se acaba el paseo. Vamos al hotel, y cenamos. A la cama pronto porque estamos agotados.

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