Una semana en Dinamarca ✏️ Blogs of Denmark

Salimos del aeropuerto de Menorca puntuales a las 9:15 con Air Nostrum llegando 25 minutos después a Palma de Mallorca, nos tocaba esperar unas 4 horas buenas por lo que llegamos a barajar la posibilidad de bajar un rato a Palma pero por lo que pudiera ser no quisimos arriesgarnos.
Aquí las dos notas más negativas de todo el viaje, la primera lo tremendamente caro que es comer en el aeropuerto de Palma además de que la mayoría del personal es antipático más no poder, y la segunda un retraso de casi dos horas en el vuelo de SAS a Copenhague que en teoría tenía que salir a las 14:55, afortunadamente no se demoró más la espera y después de casi 3 agradables horas de vuelo aterrizamos sobre las seis de la tarde en la capital danesa.
Me sorprendió gratamente el aeropuerto, moderno, limpio y con estilo muy escandinavo (el suelo era de parquet en su mayor parte), muy acogedor la verdad.
Finalmente con un inglés muy medio logramos entendernos con el de Sixt que nos alquilaba el coche y pudimos emprender ruta hacia la casa dónde nos íbamos a alojar durante prácticamente una semana.
Durante el trayecto ya nos hicimos una idea general del paisaje de Dinamarca, verde y en el tramo de autopista por el que íbamos nosotros (la casa se encontraba cerca de Roskilde, a unos 35 Km de Copenhague) el paisaje se volvía muy boscoso con algún estanque y un precioso fiordo (no como los de Noruega desde luego, pero muy bonito).
Después de recoger las llaves en una gasolinera 24h cercana, nos instalamos casi en pleno campo en la preciosa casa de leña y también como no, de estilo escandinavo, que además superó nuestras expectativas que de sí ya eran bastante buenas, ahora ya no había tiempo para casi nada más por lo que después de hacer una compra en un supermercado de un pueblo rural cercano, cenamos y nos fuimos a la cama (y vaya por dios, que camas!! )

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El primer día nos levantamos más tarde de lo previsto, puesto que llevábamos el cansancio del día anterior acumulado, pero la noche nos reconfortó lo suficiente para disfrutar plenamente de la jornada que nos esperaba.
Cogimos el coche y pusimos rumbo a Copenhague, dónde aparcamos en un parking de pago (barato, el día entero nos salió a unos 8 euros) cerca del palacio de congresos (Bella Center, una zona muy moderna), dónde cogimos el metro y en tan sólo 2 paradas nos plantamos en la céntrica y bonita plaza Kongens Nytorv, que estaba medio en obras a causa de las nuevas líneas de metro que se están proyectando en la ciudad, y desgraciadamente durante nuestra visita a Copenhague nos íbamos a encontrar un demasiado elevado número de monumentos y zonas turísticas de gran interés con obras por la misma causa.
Primera parada Nyhavn, y que decir, el día nublado que hacía no impidió disfrutar de esta bella y típica estampa de la ciudad, llena de casas de colores, barcos de época, muchos turistas, animación y restaurantes... todo realmente pintoresco (y sin obras!!), después de pasear y tomar un buen número de fotos nos desviamos hacia el palacio real de Amalienborg pasando por un paseo que había junto al mar y por el teatro real, divisando también la moderna opera a la otra orilla.
El palacio principal de Amalienborg es la residencia oficial de los reyes daneses, y realmente se trata de una plaza circular con 4 palacios casi idénticos, la zona es muy bonita y delante hay unos pequeños jardines, además están los típicos guardias reales (muy parecidos a los ingleses) que cada x tiempo hacen unos pasos a izquierda y derecha para comprobar que todo está en orden, muy gracioso y bonito me pareció la verdad. Cerca del palacio se encuentra la preciosa catedral de Frederik Kirk, con la tercera cúpula más grande de Europa después de la iglesia de San Pedro en Roma y St. Paul en Londres, la entrada es gratuita y merece mucho la pena, muy bonito por dentro.
Con bastante hambre ya, nos dirigimos a la larguísima calle principal que conforma la Stroget (la calle peatonal más larga de Europa) llena de tiendas de marcas conocidas, heladerías (como les gusta el helado aquí!!), animación callejera y restaurantes por lo que al final nos decidimos por una pizzeria de la zona, dónde además tenían la carta en español y si no recuerdo mal, se llamaba Mamma Rosa, un poco caro pero bastante bueno y en pleno centro.
Por la tarde fuímos a la zona de Slotshavn, dónde se encuentran algunos palacios reales y la sede del gobierno, por desgracia no pudimos ver al 100% los bellos canales de esta zona porque las obras lo tapaban un poco, pero se intuía claramente que es una zona muy bonita.
Por lo que respecta a los palacios, incluida la sede del gobierno, todo muy bonito, tanto sus plazas interiores como las partes de interior que se podían recorrer, todo tenía un aire muy aristocrático y típico de la realeza.
A poco tiempo de dejar Copenhague, unos se fueron de compras y otros como yo, preferímos explorar un poco el centro de la ciudad, y la verdad que esta ciudad está hecha para callejear, porque de esa forma descubres cosas muy bonitas y calles muy pintorescas. Algunos nombres a tener en cuenta son Kompagniestraede, muy medieval y con edicios muy bonitos, y en general la zona de Indre By (centro) es muy atractiva, tanto en ambiente como en belleza.
Volvemos a casa antes de que anochezca para cenar allí y hacer otra compra en un supermercado.

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Nos levantamos pronto para poder iniciar la ruta con antelación al castillo de Egeskov, a más de 80 Km de distancia.
La jornada en lo que a tiempo se refiere, se presentaba algo inestable pero esto no representó mayor problema así que sobre las 11 llegamos, después de pasar por bonitos caminos rurales (nos sorprendió lo rural que puede llegar a ser Dinamarca, y eso que a la agricultura se dedica menos de un 4% de la población) con campos ondulados y el tramo de autopista que quedaba antes del desvío al castillo. Pagamos la entrada que son unos 20 euros por persona y nos deleitamos paseando por sus preciosos jardines, la entrada al interior del castillo, que perteneció a un poderosos hombre bastante conocido en Dinamarca y que hoy en día sigue siendo propiedad de la misma familia (de hecho en una parte del lago que lo rodea hay más jardines y una casa dónde vive la familia heredera), la parte visible del castillo nos muestra como un museo las estancias, desde los dormitorios (que no son pocos) hasta las zonas comunes, salas de estar, etc. todo está en perfecto estado de conservación y es una visita muy interesante, a parte de que el castillo es precioso.
A parte de todo esto Egeskov tiene otros museos gratuitos, como el de coches antiguos, carruajes, bomberos, motos antiguas, aviones antiguos, una parte dónde exhiben vestidos de época y un gran parque con actividades para pequeños y mayores dónde además se pueden observar diferentes tipos de aves, y por último también tiene invernaderos, una parte dónde se cultivan todo tipo de hortalizas y un parque de ciervos junto a un bosque.
Después de comer sobre las 16:00 en un quiosco y probar un poco las actividades de la zona de recreo dejamos los terrenos de Egeskov con buen sabor de boca (os lo recomiendo) para visitar Odense, que se encontraba a pocos kilómetros.
La primera impresión de la ciudad fue de serenidad, seguridad, limpieza y cuidado y es que la tercera ciudad más grande de Dinamarca nos dejó también muy buen sabor de boca, además se nota que es una ciudad universitaria por la gran cantidad de jóvenes que hay (y eso que aún estábamos en agosto). Era un viernes y el centro estaba a rebosar de actividad, los restaurantes y bares a tope y algunas tiendas ofreciendo champán y aperitivos gratis en plena calle para captar clientes y como digo, el ambiente muy animado y genial, también nos sorprendió porque nos esperábamos una ciudad más tranquila al principio, eso si, muy limpio estaba todo y la verdad que muy bonito Odense.
Antes de irnos ya a casa, pasamos por un precioso parque con un río que lo franqueaba por en medio, y hasta pudimos ver bailes tradicionales de Dinamarca!! Allí cerca estaba la zona de la casa de Hans Christian Andersen, la casa en sí es muy sencilla, de estilo medieval, pero la zona es preciosa con sus casitas de entramado de madera y un ambiente muy tranquilo y sereno. Todas las visitas que hicimos ese dia las recomiendo.

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