Islandia 2012 ✏️ Blogs de Islandia

Nuestro viaje comenzó el viernes 27 de julio y terminó el lunes 6 de agosto de 2012, para un total de 9 días y 10 noches. En nuestro caso, como fuimos 7 amigos la preparación del viaje la hicimos con bastante tiempo: compramos los billetes de avión y alquilamos el vehículo con 3 meses de antelación e hicimos las reservas de alojamiento entre 1 y 3 meses antes.

La primera duda que surge es: ¿qué quieres ver? Estuvimos mirando muchos blogs y foros de viaje y nos hicimos una lista con las cosas que queríamos ver y las actividades que queríamos hacer. También es muy recomendable llevar alguna guía de viaje: nosotros teníamos la Lonely Planet (2010) y otra de la editorial Laertes (2008). Os recomendamos la primera, sobre todo si vuestro presupuesto es ajustado como el nuestro.

Por tanto, teníamos 10 días en los que nos daba tiempo suficiente para dar la vuelta entera a Islandia (obviando la península del noroeste). La isla es del tamaño de Portugal, pero de forma circular. Tiene una carretera principal (llamada Hringvegur o simplemente carretera 1) que da la vuelta y que en su mayor parte está asfaltada. Los principales enclaves turísticos se encuentran cercanos a la vía principal, accesibles gracias a carreteras aptas para turismos normales. Pero en el interior hay lugares impresionantes a los que es imposible llegar sin todoterreno... y aquí surge la segunda pregunta:


¿Cómo desplazarse en Islandia?

Teníamos claro que no queríamos usar el transporte público para poder movernos con más libertad. En muchos foros decían que sin todoterreno es difícil moverse, y eso nos creó dudas. Pero nos salía mucho mejor de precio alquilar una furgoneta para 9 personas y luego, si queríamos ir hacia el interior, contratar excursiones organizadas.
Si vas poco tiempo, entre 8 y 10 días, no puedes meterte mucho por el interior. Con seguir la carretera principal tienes más que suficiente (si quieres, completándolo con alguna excursión), por lo que con un turismo es suficiente. En cambio, si vas más días y quieres hacer rutas por el interior (y eres hábil cruzando ríos), el todoterreno es la mejor opción.
Por otro lado, aunque apenas hayas carreteras merece la pena disponer de un mapa de carreteras detallado, en el que aparezcan todas las localidades y, sobre todo, las gasolineras. La verdad es que hay muchas estaciones de servicio en la carretera principal, sobre todo de la red N1 de la que nos hicimos "fans": estaban en todas partes y nunca nos fallaron.


¿Dónde dormir?

Hoteles, albergues, cabañas, campings, granjas. Hay alojamientos de todo tipo. Nosotros nos pusimos un presupuesto de unos 20€ por noche/persona, que más o menos cumplimos, durmiendo en albergues y en cabañas de campings/granjas, (a lo largo del blog os pondremos referencias y enlaces de todos los sitios donde estuvimos). Reservamos la mayoría con unos 3 meses de antelación, pero es como todo: cuanto más barato y mejor, antes se llena.
Aquí tenéis algunas webs por las que podéis empezar a mirar y haceros una idea de precios:
Albergues: www.hihostels.com/ ...-IS.es.htm
Cabañas/granjas: www.bungalo.com
Hoteles: www.booking.com


¿Actividades?

Montar en caballo islandés, rafting, motos de nieve, avistamiento de ballenas, navegar entre icebergs, bañarse en un volcán, explorar cuevas de hielo... hay muchísimas cosas que se pueden hacer en Islandia, pero como el dinero es finito, había que elegir. Nosotros elegimos 3.
- Motos de nieve: Montado en la moto de nieve realmente sólo estás 1 hora, pero para llegar al punto de partida en el glaciar de Vatnajökull (el 3º más grande del mundo) te llevan en un supertodoterreno, por lo que debes contar algo más de 3 horas en total. Si vais en vuestro propio todoterreno la actividad os saldrá más barata, pero os aviso de que la pendiente en la pista F985 es muy empinada. A mi me encantó, pero te quedas con ganas de más. Precio: unos 120€.
- Navegar entre icebergs: Jökulsárlón es una especie de laguito junto al mar al que van a parar una de las lenguas del Vatnajökull , por lo que los trozos de hielo que se desprenden quedan flotando en el agua del lago. Un lugar precioso. Te puedes montar en un barco con ruedas que te lleva por tierra, se mete al agua y te de un paseíto de unos 40 minutos. Precio: unos 20€
- Excursión a Askja: Si optas por no coger un todoterreno, es una buena forma de ver esta zona del interior. La excursión dura todo el día: desde las 8:00 hasta las 19:00-20:00 y francamente merece la pena. Nosotros la reservamos una semana antes desde España, pero se puede coger en la oficina de turismo de Reykjahlið el día anterior. Te llevan en un autobús todoterreno por mitad del desierto de lava, con explicaciones puntuales de una guía y diversas paradas en el trayecto (un par de cascadas, una casita perdida...) hasta llegar a la caldera de Askja, donde te dan 3 horas para estar y bañarte en el lago de uno de los cráteres. Precio: unos 120€.


¿Qué comer?

Para contener un poco el presupuesto, nosotros vivimos mucho de lo que comprábamos en los supermercados y del embutido que llevamos desde España (7 kg). Os recomendaría los supermercados Netto y Bónus (más conocido como "el del cerdito").
La verdad es que no tienen una variedad culinaria muy grande, por lo que pudimos ver. Los vegetales son hipercaros (casi todo de importación: mucho frío, falta de sol...). Nosotros vivíamos a base de pasta, arroz, sopas, pan de molde con embutidos y skyr, una especie de yogur muy cremoso, pero con muy poca grasa, que esta bastante bueno.
Lo que más tienen es pescado y ovejas, así que en eso se basa gran parte de su dieta. Nosotros comimos pescado en dos o tres restaurantes y la verdad es que estaba buenísimo. En las guías indicaban que algunos de los platos típicos de allí son el tiburón podrido y la cabeza cocida de oveja, pero no nos atrevimos con ellos. Si no tenéis demasiada conciencia ecologista, como platos exóticos es bastante típico comer ballena y frailecillo, pero por lo visto es algo que hacen más los turistas que los propios islandeses.
Por otro lado, aunque no haya un sólo Mcdonals en el país sí que podréis encontrar establecimientos de comida rápida a precios asequibles, de los que tirar para olvidarte un poco del pan de molde si tu presupuesto es precario: Domino's,"Quentaki", Subway...

En cuanto a bebidas, la cerveza de allá es la Viking, que es suavita pero está muy rica. Y una advertencia: las cervezas que venden en los súpers son de muy baja graduación: si queréis algo más estándar, tendréis que ir a tiendas especializadas.


Dinero

La moneda local es la corona islandesa, que encontraréis abreviada como kr. o ISK en muchos sitios. Cuando nosotros fuimos el cambio era de unas 150 kr. por euro, con lo que aproximadamente suponíamos que el precio eran pesetas y lo pasábamos a euros.
Cambio muy poco dinero en el aeropuerto (100€) y nos volvimos con la mayor parte del mismo porque en todos lados se puede pagar con tarjeta. Incluido un puesto de perritos calientes situado en medio de la nada.

En cuanto al presupuesto, nosotros nos dejamos en Islandia unos 850€ por cabeza, que se desglosa a groso modo en 200€ de alquiler del coche, 250€ en excursiones, unos 230€ en el alojamiento y los 200€ restantes en comida y gasolina. A eso hay que sumar el billete de avión (unos 450-500€).
Está claro que no es un viaje barato, pero podéis estar seguros de que merece la pena.

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¡¡¡Por fin llegó el ansiado día de irnos de vacaciones!!!

La llegada a la capital islandesa la realizamos de manera escalonada, ya que los siete integrantes de la expedición llegábamos de tres procedencias distintas. Gonzalo, Cris, David y Marta salieron los primeros de Pamplona en coche. Cogieron un vuelo en Bilbao con escala en Londres -el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos- para aterrizar a media tarde en el aeropuerto de Keflavik. Allí cambiaron algo de dinero (100€, por una 14.400 Kr) y cogieron uno de los servicios de bus que por 2.000 Kr por cabeza les llevó al hostal. Después se dieron un paseo por el centro de la capital (como es pequeña se tuvieron que dar el mismo paseo varias veces), cenaron un par de perritos calientes y se marcharon al hostal a descansar.

Mientras tanto, Ana cogía varios trenes para llegar desde Lyon al aeropuerto de Bruselas y los Enriques nos dirigíamos al aeropuerto de Schipol, en Amsterdam. Durante el vuelo pudimos disfrutar de unas vistas increíbles sobre la costa y los glaciares islandeses, además de ver salir el sol por el oeste por primera vez en nuestra vida. Ya en el aeropuerto, nos juntamos con Ana en las cintas de recogida de equipaje. El aeropuerto de Keflavik es muy pequeño, pero estaba abarrotado de gente, en su mayoría turistas como nosotros, a pesar de ser ya medianoche.

Tras coger las maletas, sacamos en una máquina nuestro billete de autobús por unas 1.800 Kr que nos dejaría en la estación BSI de autobuses de Reykjavik. Existía la opción de pagar algo más por el billete (hasta un total de 2.200 Kr) para que te llevara al alojamiento, pero decidimos no hacerlo para ahorrar. Cuando nos bajamos del autobús tuve la impresión de encontrarme en el aparcamiento de un hipermercado de extrarradio, más que en una estación de autobuses. Con la incertidumbre de hacia dónde ir porque no era lo que esperaba, acabamos metidos (no sé muy bien cómo) en una de las furgonetas que repartían a los viajeros pero que no iba por nuestra zona. Aunque el conductor se enfadó con nosotros por el malentendido, al final nos quiso llevar al alojamiento, pero nos dejó en un lugar equivocado. Por suerte, no nos costó demasiado ubicarnos en el mapa: arrastramos cansados nuestras maletas (era ya la una y pico de la madrugada), subimos cuestas, pasamos por la iglesia y por la calle principal antes de llegar al hostal casi a las 2 de la madrugada. Gonzalo nos esperaba (dormido) para abrirnos la puerta (la recepción estaba cerrada a esas horas). Caímos rendidos, pues no en vano para nosotros eran las 4 de la "madrugá", aunque la noche islandesa sugiriera otra cosa:



Alojamiento: Guesthouse 101
Precio: unos 30€/persona (desayuno incluido)
Valoración: alojamiento correcto, camas cómodas (algunas con litera), céntrico. Un pelín ruidoso por el tráfico nocturno.

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El primer día en Islandia comenzó de manera relajada, con un buen desayuno en el hotel que sirvió además para que nos juntáramos todos por primera vez. Tras llenar el estómago, nos dividimos en dos grupos: unos fuimos a recoger el coche de alquiler y los demás, a hacer la compra al súper para recopilar las primeras provisiones. Bueno, realmente ya llevábamos encima 7 kilos de jamón, chorizo, queso, lomo ibérico,... a los que sumamos pan de molde, pasta, arroz, atún, salsa de tomate,... y algunas otras cosas que nos iríamos comiendo a lo largo del viaje.

Nuestra agencia de alquiler de automóviles (Citycar) estaba, casualmente en el mismo edificio que nuestro hostal. Sinceramente, no podemos decir maravillas de ellos: primero, porque nuestra furgoneta no estaba allí (tuvimos que esperar media hora); segundo, no aceptaban tarjeta de débito (por temas de los seguros, aunque al final el pago lo hicimos con una de débito después de dejar los datos de otra de crédito); y para colmo tuvimos un pinchazo y la rudea de repuesto era de invierno, pero eso os lo contaremos más tarde. Pero bueno, lo cierto es que en cuanto estuvimos montados en la furgoneta (lo que entre unas cosas y otras nos llevó media mañana) salimos pitando de Reykjavik. Y como la furgoneta tampoco tenía reproductor de CD (de USB ni hablamos), no pudimos escuchar la banda sonora que nos había preparado Gonzalo para el viaje. No os podéis ni imaginar la guerra que nos dio con el asunto

La primera parada del día fue el parque de Þhinvellir, Patrimonio de la Humanidad, que a mí me hacía especial ilusión visitar: es una de las zonas en las que se separan las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, además del lugar en el que se reunían los jefes de las tribus islandesas para establecer leyes, emitir juicios, etc. a partir del año 1000. Vamos, un lugar que reunía naturaleza e Historia. La verdad es que es un lugar impresionante, con muchos turistas eso sí. A mí me decepcionó un poquitín (no sé que me esperaba yo de la separación de las placas, el cañón del Colorado tal vez), pero sin duda es un lugar imprescindible en un primer viaje por Islandia. No os perdáis una pequeña cascada que hay a unos 20 minutos andando del centro de recepción. No es tan impresionante como otras que vimos después, pero era la primera y nos gustó mucho el entorno.


Casualidades de la vida, esta foto nos la hizo un compañero de trabajo en Madrid que me encontré en este lugar viajando con su familia y a quien vimos en todos los sitios turísticos durante este día.

Después de ver Þhinvellir, cogimos el coche y nos dirigimos a nuestro próximo destino: Geysir, aunque con la intención de encontrar algún sitio por el camino donde parar a comer. Finalmente, el sitio improvisado fue Laugarvatn, donde nos hicimos unos estupendos sandwiches de jamón/chorizo/queso y degustamos nuestros primeros yogures islandés: uno de fresa, que no estaba mal, y otro de chocolate y plátano, que sabía a vómito. Y no exagero nada: todos estuvimos de acuerdo en que ése, y no otro, era el regustillo final que dejaba el yogur.
Como podéis ver en la foto de abajo, el sitio era muy bonito: un césped cerca del lago, con vistas a un volcán nevado al fondo y al lado de unas piscinas termales. Estuvimos tentados de entrar a probarlas, pero nos quedaba mucho por hacer así que pospusimos el primer baño.



Tras intimar con unos islandeses que me pidieron hacerme una foto con ellos simulando una orgía para algún tipo de concurso (esto fue la excepción, no os vayáis a pensar, ¡¡¡de normal se hacen de rogar mucho más!!!), nos dirigimos a ver el famoso Geysir. Posiblemente habréis leído por ahí que este géiser se produce cada 5 minutos y alcanza una altura de unos 30 metros. Y así es, bastante regular y desde luego que muy impresionante. Nosotros estuvimos por la zona como una hora y pico, así que debimos de ver más de veinte chorros. Y si por mí fuera allí seguiría, aguantando los nervios en la tensa espera, los amagos, la preciosa burbuja inicial de un intenso azul celeste, el sonoro chorro y el ruido del agua que engulle de nuevo el agujero. Y vuelta a empezar. Aquí no hay foto ni vídeo que valga: ¡hay que ir a verlo! Pero bueno, os dejo una buena foto para ilustrar la emoción del momento:


Con gran pena nos tuvimos que ir de allí, porque nos quedaba latercera y última atracción del llamado círculo de oro, y queríamos tener buena luz para disfrutarlo. Y menos mal que lo hicimos, porque los dos tramos de la cascada de Gullfoss son si cabe más impresionantes contemplados bajo la luz del sol vespertino, ya que a la contundencia de la cascada y la belleza del lugar se une el arcoiris formado gracias al agua pulverizada por la violencia de la caída. El sitio es nuevamente espectacular y con tales elementos se prestaba a hacer miles de fotos de parejitas felices, como así fue. Para no avergonzar a ninguna, pondré la única que hicimos de grupo


Como ya no nos quedaba nada por hacer, estuvimos haciendo fotos, vídeos o simplemente admirando la fuerza de la naturaleza. Hasta que nos dimos cuenta de que se hacía tarde y teníamos que encontrar nuestra cama del día y buscar un sitio donde cenar. Así que pusimos dirección a Selfoss, hicimos el check-in en la guesthouse que teníamos reservada en los alrededores y acabamos en el único sitio que encontramos abierto a las 22: el Domino's pizza. La verdad es que tampoco nos importó, porque estaba tirado de precio, pero aprendimos a la fuerza que si quieres cenar en un restaurante en Islandia, no hay que confiarse. La luz solar dura mucho, ¡pero las cocinas cierran pronto!

Alojamiento: Hjardarból Guesthouse
Precio: unos 34€/persona (desayuno incluido ¡¡¡y qué desayuno!!!)
Valoración: fue el alojamiento más caro del viaje, pero lo vale. Posiblemente la cama más cómoda de nuestra vida y el desayuno era bastante variado y con muchos productos típicos islandeses.

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