Amanecer en esta habitación es todo un lujo. La luz del sol tiene un dulce tono dorado y la bruma pone una nota suave en el paisaje difuminando casas y montañas. No sé si en invierno esa niebla le dará a todo un toque tenebroso, pero en verano consigue que lo que vemos parezca pintado, como en un cuadro, lo que le da un aire romántico y tranquilo.
Bajamos a la terraza del restaurante a desayunar y el desayuno es tan espectacular como la cena, menos el café, qué le vamos a hacer.
Esa mañana vamos al Castillo de Bran, que está muy cerca. Bajamos con el coche, ya a plena luz, lo que nos permite comprobar lo grandes que son las casas por aquí, todas independientes, con su minigranja, su pequeño huerto y el heno, dispuesto de forma de lo más fotogénica para su secado. Nos llama mucho la atención la ¿tumba? que tiene nuestra vecina ¡en el jardín!, luego vemos alguna más en otras casas o en la carretera ¿simples recordatorios o tumbas reales? no sabemos.
La llegada al Castillo nos ratifica la sensación de lo animada que es Bran, toda llena de turistas. Aparcamos cerca y entre restaurantes y bullicio nos acercamos a la puerta. ¡Cuántos puestecillos! ¡y todos con cosas de las tiendas de chinos! ni un draculín de peluche, ni un osito… nada, bagatelas y más bagatelas, entre montones de tazas de dráculas amenazantes y alguna que otra curiosidad. Sólo se salvan las gitanillas vendiendo frutas del bosque en pequeñas cestitas de mimbre y la propia gente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El Castillo de cerca resulta casi amable, es muy blanco y aunque está en lo alto de una colina, tiene otra colina más alta detrás, lo que hace que no parezca precisamente inexpugnable. La entrada, justo al empezar a subir, marcada por un arco de madera bellamente tallada, da paso a un bonito jardín, muy cuidado y muy verde, como todo en este país. Por la subida vemos algunas cruces con extrañas inscripciones que parecen puestas para que los turistas nos hagamos las fotos en el Castillo de Drácula. La puerta de entrada del castillo, justo en lo alto y con la torre al lado, es lo único que parece imponente.
Bajamos a la terraza del restaurante a desayunar y el desayuno es tan espectacular como la cena, menos el café, qué le vamos a hacer.
Esa mañana vamos al Castillo de Bran, que está muy cerca. Bajamos con el coche, ya a plena luz, lo que nos permite comprobar lo grandes que son las casas por aquí, todas independientes, con su minigranja, su pequeño huerto y el heno, dispuesto de forma de lo más fotogénica para su secado. Nos llama mucho la atención la ¿tumba? que tiene nuestra vecina ¡en el jardín!, luego vemos alguna más en otras casas o en la carretera ¿simples recordatorios o tumbas reales? no sabemos.
La llegada al Castillo nos ratifica la sensación de lo animada que es Bran, toda llena de turistas. Aparcamos cerca y entre restaurantes y bullicio nos acercamos a la puerta. ¡Cuántos puestecillos! ¡y todos con cosas de las tiendas de chinos! ni un draculín de peluche, ni un osito… nada, bagatelas y más bagatelas, entre montones de tazas de dráculas amenazantes y alguna que otra curiosidad. Sólo se salvan las gitanillas vendiendo frutas del bosque en pequeñas cestitas de mimbre y la propia gente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El Castillo de cerca resulta casi amable, es muy blanco y aunque está en lo alto de una colina, tiene otra colina más alta detrás, lo que hace que no parezca precisamente inexpugnable. La entrada, justo al empezar a subir, marcada por un arco de madera bellamente tallada, da paso a un bonito jardín, muy cuidado y muy verde, como todo en este país. Por la subida vemos algunas cruces con extrañas inscripciones que parecen puestas para que los turistas nos hagamos las fotos en el Castillo de Drácula. La puerta de entrada del castillo, justo en lo alto y con la torre al lado, es lo único que parece imponente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El interior tiene una decoración sencilla, resaltando el blanco de las paredes y algunas piezas bonitas, sobre todo las puertas talladas en madera y las estufas de cerámica. El castillo fue habitado por distintos voivodas de la región (nunca por Vlad Tepes) y reconstruído por la reciente monarquía rumana en los años 20. Las fotos de los reyes, especialmente la reina María, parecen sacadas de una película de Rodolfo Valentino y el aire que le dan los divanes y las tapicerías, hacen aumentar esa sensación. El gran patio interior, que permite apreciar la estructura de madera del edificio, resulta muy alegre. Las vistas desde arriba son preciosas, de todas las montañas, el valle y el pueblo. Algunas parejas de muchachos góticos, góticos, que evidentemente esperaban encontrar otra cosa, es lo único que pone una nota de novela de terror en un entorno natural y agradable.
Nos vamos contentos, nos ha gustado el Castillo y el ambiente del alrededor, a pesar de todos los comentarios en contra.
Y nada, decididos a relajarnos después de la paliza de ayer y ponemos rumbo a un Parque Natural cercano.
El Parque es el Piatra Craielui y entramos por Zarnesti. Seguimos las indicaciones de Camelia, la amabilísima directora (¿y dueña?) de la pensiunea y nos adentramos con el coche por una carretera (de piedras) en una zona de bosque de altísimos árboles, bordeada por un arroyo. Hay bastante gente disfrutando del día de sol, comiendo a la sombra, y decidimos aparcar y andar un rato.
Nos vamos contentos, nos ha gustado el Castillo y el ambiente del alrededor, a pesar de todos los comentarios en contra.
Y nada, decididos a relajarnos después de la paliza de ayer y ponemos rumbo a un Parque Natural cercano.
El Parque es el Piatra Craielui y entramos por Zarnesti. Seguimos las indicaciones de Camelia, la amabilísima directora (¿y dueña?) de la pensiunea y nos adentramos con el coche por una carretera (de piedras) en una zona de bosque de altísimos árboles, bordeada por un arroyo. Hay bastante gente disfrutando del día de sol, comiendo a la sombra, y decidimos aparcar y andar un rato.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Resulta un paseo sumamente agradable, comemos tranquilamente, y seguimos hasta llegar a una barrera que impide el paso de los coches. A partir de ahí, comienzan las altas paredes de un cañón estrecho, en algunos sitios pasaba poca luz del sol, creando grandes contrastes entre luces y sombras. Por cierto, el cartel de la cabra descalabrada no tiene pérdida.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay muchas vías marcadas con clavos y llegamos a ver algunos escaladores subiendo como arañas por la pared vertical. También se ven grupos de senderistas bastante bien preparados, dispuestos a largas caminatas, contrastando con gente paseando en chanclas y comiendo pipas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay muchas vías marcadas con clavos y llegamos a ver algunos escaladores subiendo como arañas por la pared vertical. También se ven grupos de senderistas bastante bien preparados, dispuestos a largas caminatas, contrastando con gente paseando en chanclas y comiendo pipas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
De final del día, decidimos acercarnos a Rasnov, parece que ya han reabierto su iglesia fortificada.
Para tomar fuerzas para el camino nos compramos un dulce de rollito, hecho al carbón, que está delicioso y que será nuestra golosina constante en todo el viaje.
La fortificación está en un lateral, algo alejado del pueblo, arriba de una alta colina. Es enorme, con más pinta de castillo que de iglesia desde luego. Hay un festival de cine bélico organizado en la entrada, lo que potencia esa impresión.
Para tomar fuerzas para el camino nos compramos un dulce de rollito, hecho al carbón, que está delicioso y que será nuestra golosina constante en todo el viaje.
La fortificación está en un lateral, algo alejado del pueblo, arriba de una alta colina. Es enorme, con más pinta de castillo que de iglesia desde luego. Hay un festival de cine bélico organizado en la entrada, lo que potencia esa impresión.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Por dentro las vistas son espectaculares, apreciándose el inmenso bosque que es todo el campo transilvanio (¿cómo puede significar Transilvania más allá de los bosques?), pero me decepciona un poco porque la parte sin reconstruir está muy derruida y la parte reconstruida parece demasiado de cartón piedra, con las casas preparadas para vender cosillas variadas] (¡qué afán!) y las rosaledas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Volvemos al hotel, los niños juegan un rato en los columpios, otra cena inolvidable y a dormir.