Nos levantamos sobre las 5.30 de la mañana, tomamos un ligero desayuno y nos preparamos para salir. Parte de la ropa no se había secado por la gran humedad de la noche, y la metimos a parte en la mochila. Al salir nos dimos cuenta de que había mucha niebla, no se veía a unos 30 mts. La gente iba toda en dirección San Xil, así que íbamos solos. Los primeros kms íbamos por carretera con la linterna encendida para que nos vieran los coches porque con la niebla era difícil. El primer desvío que había que coger era el de San Cristovo do Real, donde se dejaba la carretera y se iba caminando bordeando el rio. Hacia frio pero el paisaje desde este punto hasta llegar a Samos era inmejorable, de los más bonitos de todo el camino, rodeado de arboles verdes entre largas corredoiras y el rio siempre al lado.
Además no nos encontramos ni un solo peregrino hasta llegar prácticamente a Samos, solo nos encontramos con algunos lugareños sacando el ganado, por cierto muy amables. Esta parte de la etapa nos encanto y se nos hizo corta ya que la disfrutamos mucho.
Poco antes de llegar a Samos, hay unas vistas espectaculares del monasterio que además este día estaba cubierto por una fina niebla.
Desde este punto a Samos se va en bajada siguiendo un muro de piedra. Al llegar a Samos nos paramos a descansar y desayunar en un bar a la espalda del monasterio, cerca de una pequeña gasolinera incrustada en el propio monasterio. Después del desayuno hicimos la visita al monasterio, te enseñan por dentro como es, te explican como vivían y viven los monjes y poco de su historia.
Tras la visita, que no es gratuita pero si barata, proseguimos la marcha. Como en la primera parte de la etapa, seguíamos solos, cruzándonos con algún que otro lugareño y un solo peregrino mas que también hizo la visita al monasterio. Lo que más nos gustó de esta parte fue la tranquilidad y poder disfrutar de la naturaleza y del entorno. Lo mejor del camino en nuestro caso fue poder compartir juntos, en pareja experiencias como la de este día. Poco antes de llegar a Sarria el camino se une con el de San Xil y ya transcurre bordeando la carretera y se nota la afluencia de peregrinos. Al llegar a Sarria hay un punto de información justo en la entrada y nos avisaron que para el albergue aún quedaba atravesar todo el pueblo, este tramo se nos hizo más largo que el resto de la etapa. Llegamos a nuestro albergue, el Don Álvaro, el ambiente de este albergue es muy bueno, te ofrecen chupitos por la noche, alrededor de una chimenea que a pesar de ser agosto estaba encendida y todos los peregrinos nos reunimos y contamos nuestras experiencias. Tenía una pequeña bañera con fuertes chorros para los pies y una gran azotea donde la ropa se seca enseguida, la única pega es que las instalaciones son viejas. Esa tarde al dar una vuelta por el pueblo, vimos a una asociación de Cataluña de gigantes y cabezudos que dio un toque diferente al camino y representaron varios bailes.
Hicieron el camino cargados con los muñecos.
Después de cenar nos acostamos cerca de las 12 después de charlar un rato con el resto de los peregrinos junto a la chimenea.
Además no nos encontramos ni un solo peregrino hasta llegar prácticamente a Samos, solo nos encontramos con algunos lugareños sacando el ganado, por cierto muy amables. Esta parte de la etapa nos encanto y se nos hizo corta ya que la disfrutamos mucho.
Poco antes de llegar a Samos, hay unas vistas espectaculares del monasterio que además este día estaba cubierto por una fina niebla.
Desde este punto a Samos se va en bajada siguiendo un muro de piedra. Al llegar a Samos nos paramos a descansar y desayunar en un bar a la espalda del monasterio, cerca de una pequeña gasolinera incrustada en el propio monasterio. Después del desayuno hicimos la visita al monasterio, te enseñan por dentro como es, te explican como vivían y viven los monjes y poco de su historia.
Tras la visita, que no es gratuita pero si barata, proseguimos la marcha. Como en la primera parte de la etapa, seguíamos solos, cruzándonos con algún que otro lugareño y un solo peregrino mas que también hizo la visita al monasterio. Lo que más nos gustó de esta parte fue la tranquilidad y poder disfrutar de la naturaleza y del entorno. Lo mejor del camino en nuestro caso fue poder compartir juntos, en pareja experiencias como la de este día. Poco antes de llegar a Sarria el camino se une con el de San Xil y ya transcurre bordeando la carretera y se nota la afluencia de peregrinos. Al llegar a Sarria hay un punto de información justo en la entrada y nos avisaron que para el albergue aún quedaba atravesar todo el pueblo, este tramo se nos hizo más largo que el resto de la etapa. Llegamos a nuestro albergue, el Don Álvaro, el ambiente de este albergue es muy bueno, te ofrecen chupitos por la noche, alrededor de una chimenea que a pesar de ser agosto estaba encendida y todos los peregrinos nos reunimos y contamos nuestras experiencias. Tenía una pequeña bañera con fuertes chorros para los pies y una gran azotea donde la ropa se seca enseguida, la única pega es que las instalaciones son viejas. Esa tarde al dar una vuelta por el pueblo, vimos a una asociación de Cataluña de gigantes y cabezudos que dio un toque diferente al camino y representaron varios bailes.
Hicieron el camino cargados con los muñecos.
Después de cenar nos acostamos cerca de las 12 después de charlar un rato con el resto de los peregrinos junto a la chimenea.