ETAPA 1(510 KM).
Frecuentemente, los lugares que tenemos más cerca son los que más tardamos en conocer, precisamente porque están tan a mano solemos pensar “en cualquier momento vamos…”. Eso nos pasó con Portugal, iban pasando vacaciones, visitábamos diferentes países y, sin embargo, nuestro vecino del oeste siempre quedaba pendiente salvo alguna escapada esporádica cerca de la frontera. Por fin, quisimos reparar este injusto descuido y decidimos realizar este precioso recorrido de 12 días y casi 3.000 kilómetros (más de 2.000 en Portugal), saliendo un 24 de julio desde Madrid.
Salimos temprano, pero sin madrugar demasiado. Por la autovía A5, el viaje se hace rápido y después de 400 Km y poco más de 4 horas de viaje, entramos en territorio portugués, región del Alentejo. Apenas a 12 Km de la frontera se encuentra la ciudad de ELVAS, cuyas fortificaciones y conjunto histórico fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 2012. No tenía esa consideración cuando estuvimos allí, pero sabíamos que merecía la pena detenerse para hacer siquiera una breve visita, que aprovechamos además para comer en uno de los restaurantes de la Praça da República, donde también se encuentra la catedral (Sé) de Nossa Senhora de Assunçao:
Salimos temprano, pero sin madrugar demasiado. Por la autovía A5, el viaje se hace rápido y después de 400 Km y poco más de 4 horas de viaje, entramos en territorio portugués, región del Alentejo. Apenas a 12 Km de la frontera se encuentra la ciudad de ELVAS, cuyas fortificaciones y conjunto histórico fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 2012. No tenía esa consideración cuando estuvimos allí, pero sabíamos que merecía la pena detenerse para hacer siquiera una breve visita, que aprovechamos además para comer en uno de los restaurantes de la Praça da República, donde también se encuentra la catedral (Sé) de Nossa Senhora de Assunçao:
Aquí empezamos a darnos cuenta que en Portugal los aperitivos que te ponen antes de o con la comida (el queso es inevitable y dependiendo del sitio ponen varias cosas más) los incluirán en la cuenta aunque no se hayan pedido (y ojo que pueden subir bastante). Así que si no se quieren, hay que decir que los retiren; claro que si gustan, se puede tener en cuenta para pedir menos de comer ya que muchas veces estos entrantes nos parecieron mejores que lo que había en la carta o el menú. Como era menester, tomamos nuestro primer bacalao. Estaba bueno. Después fuimos a dar una pequeña vuelta por la ciudad, que merece una visita más pausada de la que nosotros le pudimos dedicar, con sus fortificaciones, el Castillo, el largo de Santa Clara y su picota, el Acueducto de Amoreira, etc.
A primera hora de la tarde, llegamos a ÉVORA, todavía en la región de Alentejo, cuya historia se remonta a más de 2.000 años y que alcanzó su apogeo en la Edad Media, llegando a ser residencia de los Reyes de Portugal hasta finales del Siglo XVI en que comenzó su decadencia. Habíamos elegido un hotel con encanto (Albergaria do Calvario), ubicado en un antiguo molino de aceite del Siglo XVI, en el mismo centro. Nos gustó mucho y para pasar una noche no nos íbamos a arruinar.
Después de acomodarnos, salimos a conocer la ciudad, que se recorre perfectamente a pie. Entre los lugares más atractivos está el templo romano de Diana, del Siglo II, del que se conservan 14 columnas corintias restauradas.
A primera hora de la tarde, llegamos a ÉVORA, todavía en la región de Alentejo, cuya historia se remonta a más de 2.000 años y que alcanzó su apogeo en la Edad Media, llegando a ser residencia de los Reyes de Portugal hasta finales del Siglo XVI en que comenzó su decadencia. Habíamos elegido un hotel con encanto (Albergaria do Calvario), ubicado en un antiguo molino de aceite del Siglo XVI, en el mismo centro. Nos gustó mucho y para pasar una noche no nos íbamos a arruinar.
Después de acomodarnos, salimos a conocer la ciudad, que se recorre perfectamente a pie. Entre los lugares más atractivos está el templo romano de Diana, del Siglo II, del que se conservan 14 columnas corintias restauradas.
Aparte de las ruinas del templo, me gustó la plaza donde se ubica, a la que también se asoma el antiguo Convento dos Lóios y el Museo de la ciudad:
Otros sitios para ver son la Iglesia de San Francisco (con su Capela dos Ossos que no visitamos), la Catedral, las murallas y el acueducto; también me llamó la atención el pórtico de la Iglesia de Nossa Senhora da Graça, con estos personajes soportando globos terráqueos:
Esta curiosa fuente renacentista de Largo da Porta de Moura:
Y la popular y siempre concurrida Praça do Giraldo, donde los vecinos del pueblo se sientan a tomar el fresco y los turistas un refresco en las terrazas de los bares:
Para terminar la jornada, cenamos en uno de sus típicos restaurantes. Pese a ser verano, no hay que descuidarse con la hora en los pueblos del interior y en las ciudades pequeñas ya que cierran antes que en España.