Por la noche me dejé la cámara de fotos en la mesilla de noche, para fotografiar el paisaje que vería desde la cama por los enormes ventanales, cuando amaneciese. ¡Tenía que inmortalizar ese momento!
Antes de las 6am, el lago Chelenko y las montañas en frente, desde el Mirador de Guadal……Para recordar siempre.
Día con sol y nubes, agradable temperatura, en el lago General Carrera.
Nos vamos a recorrer un paisaje poco conocido y transitado: el Valle del río Leones, hasta llegar al lago Leones, sobre el que cae el glaciar del mismo nombre.
Parece ser que a nadie le interesa que se sepa cómo llegar a este lugar, por lo que recomiendan ir con guía. Realmente es casi imprescindible. Quizá, con algunas explicaciones resulte posible llegar. Pero, sin tener ni idea, casi seguro que te pierdes.
Así que, contactamos con Jeanette para que nos guiara (60.000 pesos). Jeanette es hija de uno de los pobladores del valle Leones. La recogimos en su casa de Puerto Guadal. Allí todos la conocen y es fácil localizarla.
Desde Puerto Guadal nos dirigimos al cruce El Maitén en la Ruta Austral, y seguimos en dirección a Coyhaique. Aproximadamente, a mitad de camino entre el Maitén y Puerto Tranquilo, tomamos una desviación señalizada a la izquierda hacia el Lago Leones. Continuamos por una huella vehicular apta sólo para vehículos altos. Unos 45 minutos por la huella para recorrer 15 km, en los que hay que abrir y cerrar varias tranqueras de propiedades privadas de pobladores del valle.
De camino, Jeanette nos va contando la historia de una mujer mapuche llegada de Temuco, la primera en asentarse en el valle, hace 75 años. Antes, nadie había pisado a estas tierras, ni siquiera indígenas, y sólo hace 75 años, ¡parece increíble!, ayer como quién dice, o al menos, eso es lo que se cree.
Esta mujer hablaba lengua mapuche, y mantenía las costumbres indígenas. Hoy en día se ha perdido esta cultura en el lugar, sus descendientes no la han conservado.
Una cadena con candado impedía continuar, y ahí mismo aparcamos, para seguir a pie. Media hora andando por la huella, hasta que se abre el valle. Enormes bloques de piedra sobre el suelo, caídos del desplome de una montaña 10 años antes. Un enorme trozo de glaciar también se desplomó.
Al igual que otros derrumbes que vimos de camino, alguno ocurrió sólo un año antes, variando el paisaje. Efecto de los hielos montañeros.
En el valle de rocas, no encuentras el camino si no lo conoces. Después, caminamos entre lengas jóvenes, cruzamos varios arroyos, una casa abandonada, y después una bifurcación……Elegimos la equivocada………….Jeanette nos confesó que era la primera vez que hacía la ruta en el año, y no lo tenía muy claro.
Casi nadie viene andando, ya que existe otra opción de llegar al lago Leones, en jet-boat.
Casi 2 horas, que se hicieron eternas, abriéndonos paso entre la vegetación, peleándonos en aquella selva contra ramas de lengas, espinas de rosales, calafates y demás, que se clavaban por todas partes………….cruzando un río de agua helada de deshielo por encima de la rodilla………..luchando contra ejércitos de moscas gigantes que deben de haber sobrevivido desde la época de los dinosaurios………..
Un poco antes del lago, 2 ríos se juntan, el Leones y el que procede del vecino lago Fiero. Uno de color verde lechoso y otro gris lechoso.
Llegar al lago Leones sorprende porque te lo encuentras de repente. Un lugar espectacular, con 3 lenguas glaciares, procedentes del Campo de Hielo Norte, que forman el glaciar Leones, cayendo sobre el lago.
Aquí están las cumbres más altas de la Patagonia, con el Monte San Valentín, casi siempre envuelto en nubes.
Estamos al lado de los Andes Patagónicos, al lado del Parque Laguna San Rafael, donde las nubes son casi perpetuas.
Si incluso nublado resulta impresionante, con sol debe de ser de no creérselo.
Menos mal que para regresar encontramos un sendero mejor, más cerca del río. ¡Ya estaba bien de hacer de Indiana Jones!!
En algún sitio más complicado han puesto cuerdas para agarrarse y alguna escalera de madera para subir desniveles.
Jeanette nos enseña cómo se abren los tallos de nalca, para comerlos. Con ellos se preparan ensaladas, mermeladas. La nalca es una planta de la hoja, de grandes hojas que le confieren un aspecto tropical.
Un momento de ternura. Una familia de cauquenes, con sus polluelos, pasan corriendo delante de nosotros y se meten en el río.
Una caminata de 21 km. Jeanette resultó estar poco entrenada. Terminó derrotada, decía que no podía mover ni un hueso, ¿Se habrá recuperado ya?
Mientras cenamos, por fin, las nubes se desvaneces por momentos y nos permiten ver el Monte San Valentín.
Noche estrellada. Una vez más, noche despejada y día nublado.
¡Qué maravilla el Mirador de Guadal!
¡Qué buenas vistas, y qué bien hemos cenado, después de las comidas aburridas en los días anteriores!
Descargable en GPS: es.wikiloc.com/ ...id=3760785
(Nuestro track es el primero de la zona subido a wikiloc. Esto permite hacerla sin guía, aunque es recomendable contratar un guía local, para favorecer el desarrollo de la zona).