Teníamos muchas ganas de visitar Medina Azahara, pero pese a que sólo está a 7 Km, del centro de la capital, no resulta fácil acoplar la visita en fin de semana con los peculiares horarios y la limitada forma de acceso que existe si no llevas coche. Cierra los domingos por la tarde y los lunes todo el día.
Existen unos autobuses específicos con plazas limitadas que hay que reservar con antelación. La ventaja es que se puede hacer por internet con un pequeño descuento del 5 por 100. Cuesta 7,60 euros e incluye la lanzadera que lleva desde el museo al yacimiento, que también hay que utilizar obligatoriamente aunque se vaya en coche particular (cuesta 2,10 euros). El acceso al museo y al yacimiento es gratis para los ciudadanos de la Unión Europea.
Los domingos hay dos autobuses: uno a las 09:30 y otro a las 10:15, y regresan a las 13:00 y a las 13:45, respectivamente (otros días hay otros horarios y los lunes está cerrado, por eso hay que consultar). Si se va en el autobús de las 09:30 hay que volver a las 13:00 y no a las 13:45, vamos, cada cual en su autobús. Yo reservé para el de las 09:30 a fin de aprovechar el tiempo al máximo. El autobús sale del Paseo de la Victoria, frente al mausoleo romano (hay otro punto de salida junto al Hospital de la Cruz Roja). Nos venía mejor el primero, un cuarto de hora andando desde el hotel. Cruzamos la Plaza de las Tendillas y llegamos con tiempo suficiente para desayunar en una cafetería. Y todavía nos sobraron algunos minutos para echar un vistazo al mausoleo romano, construcción funeraria del siglo I d.C. Lo encontré un poco descuidado, con pintadas en sus muros, una lástima, la verdad.
Existen unos autobuses específicos con plazas limitadas que hay que reservar con antelación. La ventaja es que se puede hacer por internet con un pequeño descuento del 5 por 100. Cuesta 7,60 euros e incluye la lanzadera que lleva desde el museo al yacimiento, que también hay que utilizar obligatoriamente aunque se vaya en coche particular (cuesta 2,10 euros). El acceso al museo y al yacimiento es gratis para los ciudadanos de la Unión Europea.
Los domingos hay dos autobuses: uno a las 09:30 y otro a las 10:15, y regresan a las 13:00 y a las 13:45, respectivamente (otros días hay otros horarios y los lunes está cerrado, por eso hay que consultar). Si se va en el autobús de las 09:30 hay que volver a las 13:00 y no a las 13:45, vamos, cada cual en su autobús. Yo reservé para el de las 09:30 a fin de aprovechar el tiempo al máximo. El autobús sale del Paseo de la Victoria, frente al mausoleo romano (hay otro punto de salida junto al Hospital de la Cruz Roja). Nos venía mejor el primero, un cuarto de hora andando desde el hotel. Cruzamos la Plaza de las Tendillas y llegamos con tiempo suficiente para desayunar en una cafetería. Y todavía nos sobraron algunos minutos para echar un vistazo al mausoleo romano, construcción funeraria del siglo I d.C. Lo encontré un poco descuidado, con pintadas en sus muros, una lástima, la verdad.
Poco antes de las 10.00 el autobús nos dejó en la puerta del museo, donde vimos una película documental sobre Medina Azahara, con recreación virtual de cómo era realmente la ciudad. Está bastante bien y ayuda a hacerse una idea de lo que se verá después. En el autobús va un guía turístico que nos ofreció sus servicios con un coste de 6 euros por persona. Nosotros preferimos ir por libre. El documental y el folleto con plano e itinerario que te entregan nos pareció suficiente; pero ésta es una decisión de cada cual.
Desde el mismo aparcamiento, entre la arbolada sierra cordobesa, se distingue perfectamente la imponente silueta del Monasterio San Jerónimo de Valparaíso, construcción del Siglo XV. Lástima no haber podido visitarlo.
Desde el mismo aparcamiento, entre la arbolada sierra cordobesa, se distingue perfectamente la imponente silueta del Monasterio San Jerónimo de Valparaíso, construcción del Siglo XV. Lástima no haber podido visitarlo.
Hay que distribuir bien el tiempo, que no sobra en absoluto como pudimos comprobar después. Las lanzaderas salen a intervalos de 15 a 20 minutos y el yacimiento es grande y lleva su tiempo verlo. Además, hay que estar a la hora de salida en el aparcamiento porque si pierdes el autobús de regreso a Córdoba, la única solución sería pedir un taxi. Consecuencia: después de la película, apenas tuvimos tiempo de ver el museo. Cogimos la lanzadera y subimos al yacimiento donde se encuentran las ruinas de Madinat al-Zahra, que fue capital de los Omeyas de Occidente durante buena parte del Siglo X. El califa Abderramán III la mandó construir sin escatimar medios ni materiales, una “ciudad ideal” que, sin embargo, sólo perduró 70 años ya que casi quedó destruida por una sucesión de guerras y, finalmente, cayó en el olvido
. Nos gustó mucho lo que vimos. Claro que somos unos enamorados de las “piedras” y le echamos muchísima imaginación al tiempo que procuramos evocar su historia; además, el escenario ayudaba un montón, con el campo cordobés muy verde por las últimas lluvias; además, la mañana era estupenda, con bastante luz pero sin demasiado sol, que invitaba a pasear tranquilamente por el yacimiento. La visita se inicia desde la parte más elevada, el paseo de ronda de la muralla norte, que ofrece unas seductoras vistas panorámicas del conjunto.
Después se va descendiendo para visitar los restos de los diferentes complejos residenciales y administrativos. Son ruinas, que nadie espere suntuosos palacios de las mil y una noches (es que había que oír cada cosa…), pero tienen un gran encanto.
CASA DE YAFAR.
ZONAS RESIDENCIALES:
EDIFICIO BASILICAL SUPERIOR
PÓRTICO SUR Y RESTO DE LA MEZQUITA.
Lástima que el salón de Abderramán III estuviera cerrado por restauración, cosa que ya sabíamos; sólo era posible ver el exterior de lejos, pero aun así mereció muchísimo la pena el desplazamiento.
En un momento, el cielo se despejó y empezó a atizar el sol con fuerza. ¡Qué calor! Madre mía, lo que tiene que ser aquello en pleno verano con las pocas sombras que hay. Se nos pasó el tiempo volando y cuando fuimos a coger la lanzadera para bajar al aparcamiento, había una cola tremenda. Nos quedamos a las puertas de coger la primera lanzadera que llegó y pensamos que íbamos a perder el autobús de regreso a Córdoba. Menos mal que inmediatamente llegó otra, debieron de poner algún refuerzo por la cantidad de gente que había allí arriba.. Así que hay que tener cuidado con los horarios si se va en autobús.