Esta ciudad, también conocida como Malaca, estuvo dominada por los portugueses, más tarde por los holandeses, a los que les siguieron los británicos. Debía tener, pues, una gran importancia estratégica en la zona. El mayor atractivo turístico de Melaka es el mercado que instalan al atardecer los fines de semana a lo largo de la calle Jonker. Es una hilera infinita a ambos lados de la calle de puestos de comida, artesanía, regalos y demás cosas inimaginables. El ambiente festivo que se respiraba en la ciudad era increíble. Además, por la enorme cantidad de gente que había, daba la sensación de que todo Malasia había decidido ir ese día allí.
En Melaka nos alojamos en el Hotel Hatten, el mejor y más caro de todos los alojamientos que tuvimos en el país. Afortunadamente disponía de aparcamiento, porque no parecía muy sensato andar con el coche por ahí, dado el bullicio imperante en la ciudad.
Además del mercado, que visitamos al anochecer y donde disfrutamos de diversas especialidades locales bastante sorprendentes, paseamos por la plaza de la Ciudad, toda llena de edificios de color rojo y donde destacan el Satdthuys y la iglesia de Cristo; subimos a la colina de San Pablo y vimos por fuera diversos templos e iglesias diseminados por la población. Tras recorrer el mercado paseamos por la vereda del río, donde habían colocado diversas terrazas en las que los turistas descansaban del bullicio de la calle Jonker.
Además del mercado, que visitamos al anochecer y donde disfrutamos de diversas especialidades locales bastante sorprendentes, paseamos por la plaza de la Ciudad, toda llena de edificios de color rojo y donde destacan el Satdthuys y la iglesia de Cristo; subimos a la colina de San Pablo y vimos por fuera diversos templos e iglesias diseminados por la población. Tras recorrer el mercado paseamos por la vereda del río, donde habían colocado diversas terrazas en las que los turistas descansaban del bullicio de la calle Jonker.