ZAPPING
Hoy despierto muy temprano y no concilio el sueño. Enciendo el televisor y la mayor parte de los canales son portugueses, en español solo veo la tve internacional. Así ocupo el tiempo hasta que amanece, zappeando… La sala de desayunos del hotel está llena de franceses, pienso que están de negocios por Portugal. Hoy me pongo hasta las cejas de tostadas con mermelada y mantequilla, que ricas están…
Salgo en mi coche por la circunvalación en dirección a Amarante, pongo el cd grandes éxitos de Dulce Pontes. Hay mucho tráfico, circulo por un pequeño tramo de la autopista A-3 hasta entrar en la A-4, donde ya hay menos coches. En algo menos de treinta minutos estoy en Amarante.
AMARANTE
Amarante está bañada por el río Támega. Cruzo el puente y al fondo veo el monasterio y la iglesia de San Gonzalo, data del siglo XVI y en su interior se venera al patrón de esta pequeña ciudad. Paseo por sus calles estrechas, alguna tiene su encanto, pero sin duda, el rincón mágico del lugar es el conjunto que forman el precioso puente sobre el Támega con el monasterio al fondo, que representa el epicentro histórico de la ciudad.
SAN GONZALO, EL PEREGRINO EREMITA
San Gonzalo es motivo de devoción de los peregrinos que recorren el camino portugués hacia Santiago. Este santo tiene fama de casamentero, al igual que San Antonio, de hecho así reza el dicho portugués: " O meu rico Sao Gonzalo, casai me que bem podeis " (mi rico San Gonzalo, cásame que bien puedes). San Gonzalo realizó un largo peregrinaje por Roma y Jerusalén, a su regreso, vivió como un eremita en la orilla del río Támega. Afectado por la dificultad que tenían los peregrinos para salvar el río decidió construirles un puente. El puente medieval que construyó este santo quedó totalmente destruído por una riada, el actual data de 1791 y es obra del mismo arquitecto que construyó el Bom Jesús de Braga, Carlos Cruz Amarante. Tanto el monasterio, como la iglesia y el puente, llevan el nombre de este venerado santo. Del monasterio, construído a mediados del XVI y rematado un siglo más tarde, llama la atención su cúpula forrada de teja, el pórtico y la fachada lateral.
LOS PASTELES FALIFORMES DE AMARANTE
Entre la variada respostería de la ciudad, a destacar los papos de anjo y las brisas del Támega, me sorprendí con unos pasteles que ví en un escaparate cuando paseaba por la calle. Tienen forma de pene..., ains, si levantara la cabeza San Gonzalo... Por curiosidad, traté de informarme de donde vienen estos pasteles tan erótico-festivos, y preguntando a un ciudadano del pueblo me comenta que son los bollos de San Gonzalo, los pasteles que comen y saborean las mozas solteras cuando acuden al santo para pedirle un esposo. Yo estuve a punto de comerme uno, jeje... Como quiero aprovechar el día para conocer Guimaraes, no me entretengo mucho más aquí, porque además, el monasterio y la iglesia están cerradas a cal y canto.
Los bollos de San Gonzalo
LA CUNA DE PORTUGAL
Tras esta breve parada conduzco otros treinta minutos por la A-11 para llegar a Guimaraes. Una ciudad cuya visita te recomiendo. Aquí nació en el siglo XII el primer rey de Portugal, Don Afonso Henriques, protagonista indiscutible de la historia del país.
A Guimaraes se la conoce como la cuna de Portugal porque aquí tuvo lugar en 1128 la batalla de Sao Mamede, en la que D. Afonso sale victorioso ante el reino de León, liberando a los portugueses del dominio español, creó el nuevo Reino de Portugal y el nacimiento del país. Guimaraes se convierte en la primera capital de Portugal y en 1179 Don Afonso Henriques es coronado como el primer rey de la nación.
El centro histórico de Guimaraes fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2001, es uno de los centros medievales mejor conservados de Portugal. Comienzo mi visita después de dejar el coche en el parking subterráneo que hay al lado de la alameda de Sao Damaso. Busco la oficina de turismo pero la encuentro cerrada, me guío por un callejero que encuentro en un panel turístico de la calle, y voy hacia donde creo que está el centro histórico tomando como referencia un trozo de muralla que está a mi derecha.
UN PASEO POR EL CASCO HISTÓRICO
El centro histórico de Guimaraes tiene una fisonomia particular; arcos que unen y separan sus plazas o estrechas calles, casas señoriales, soportales de granito, preciosas casas antiguas de balcones de hierro y madera, y muy bien conservadas..., parece que paseas por la edad media. Lo primero que me encuentro es la Plaza de Oliveira, en donde está la colegiata y el Padrao do Salado, un pequeño templo gótico con crucero incluído.
Unos soportales separan esta plaza de la de Santiago, que según la tradición, le debe su nombre al apóstol, que trajo a Guimaraes una imagen de la virgen María que colocó en esta plaza. En una esquina de la plaza hicimos el tonto con unos monigotes de cartón, de esos en los que introduces la cabeza por el agujero y te sacas la típica foto vestido de guerrero medieval. Cuesta arriba caminamos por la calle de Santa María, una de las primeras calles de Guimaraes, pues comunicaba el castillo con la parte baja.
Pasamos por el pasadizo de la Casa del Arco y vemos a la derecha el antiguo Convento barroco de Santa Clara, hoy ocupado por el ayuntamiento de la ciudad. Llegamos, después de subir otra cuesta, a lo que llaman el monte sagrado, donde está el Palacio de los Duques de Bragança, la capilla de San Miguel y el Castillo de Guimaraes.
EL CASTILLO DE GUIMARAES
Este castillo, también llamado de Sao Mamede, fue construído en el siglo X con el objeto de defender a la población de los ataques moros y normandos. Sufrió numerosas reconstrucciones y a principios del siglo XX lo restauraron y clasificaron como Monumento Nacional. Lo domina la torre del homenaje, situada en el interior de sus murallas. La visita al castillo es gratuíta y solo se conserva su esqueleto. En lo alto de la torre del homenaje hay gente, pero no encuentro la entrada para subir la torre. Finalmente encuentro la puerta de entrada, pero está cerrada. Me mosquea ver a la gente ahí arriba y yo sin poder subir, seguro que hay que concertar la visita previamente para poder entrar a la torre. Las escaleras que acceden a la parte superior del castillo están tal cual, sin barandas de protección, vamos, como para tropezar y caerte del castillo abajo.
Cerca del castillo, a un salto de rana, está la pequeña capilla románica de Sao Miguel (siglo XII). Su interior alberga la pila bautismal en donde fue bautizado D. Afonso Henriques y algunas sepulturas de guerreros que participaron en las guerras de independencia de Portugal.
EL PALACIO DE LOS DUQUES DE BRAGANÇA
Este palacio se caracteriza por sus enormes chimeneas cilíndricas de ladrillo. Fue mandado construir por el duque de Bragança en el siglo XV. Sufrió distintas reformas, y después de haber sido abandonado por problemas económicos, se utilizó como cuartel militar en el XIX. Delante del palacio hay una gran estatua de D. Afonso Henriques. La visita no es gratuíta, creo recordar que me costó 3 € la entrada (los domingos por la mañana entras gratis).
El museo que se puede visitar está en la primera planta. Los vitrales de la capilla gótica del siglo XV que hay en el interior son una gozada, representan las imágenes de los primeros duques de Bragança. El gran patio gótico distribuye los distintos salones del palacio, en los que hay una buena colección de muebles, porcelanas y tapices. También posee una importante colección de armas.
Comentarte que el ala del segundo piso de la fachada principal está reservada para el Presidente de la República Portuguesa, sirve como residencia oficial cuando el presidente visita el norte del país. A pesar del extraño aspecto que tiene el exterior, el interior me gusta y merece la pena pagar la entrada para verlo.
Detalle de un techo del palacio
Un dormitorio del palacio
Vitrales de la capilla
A pesar de que estamos en octubre hace mucho calor y nos compramos unos helados para ir comiendo mientras volvemos al centro de la ciudad. Llegamos a la plaza del Toural, una de las plazas más importantes que tiene la ciudad y en donde se celebraba hace muchos años la feria de ganado. Por aquí buscamos un sitio para comer, pero no nos convence ningún local y volvemos a la zona donde aparcamos el coche. Entramos en un local que hay en la alameda, no tiene mala pinta y parece bastante nuevo... También tienen francesinhas en el menú, no lo pensamos dos veces y es lo que comemos..., por cierto, están incluso más ricas que las que comí en Oporto, en el Piolho.
UN GUÍA EBRIO Y VERDE
Por la tarde aprovecho para ver el Museo Alberto Sampaio que está muy cerca de la Plaza da Oliveira. Si no recuerdo mal (para el próximo viaje tengo que guardar los tickets de entrada), me cobran 2 €. Entro y allí aparece un señor de bigote, con bigote típico portugués, y se nos presenta como nuestro guía. Su cara es redonda, muy redonda, y tiene los mofletes colorados. Comenzamos la visita por los restos arqueológicos que hay en el claustro del museo, que viene siendo el claustro de la Colegiata de Oliveira, porque el museo está en una de las dependencias de este edificio religioso. Aparte de que nuestro guía habla portugués, apenás entendemos lo que dice porque más que hablar, balbucea. Al acecarme más a él, me viene un ligero olor a alcohol, ains..., este tío está borrachín. Menudo guía más competente hay en este museo. Aparte de que no se le entiende un carajo, a las preguntas que le hacemos no nos sabe contestar ni a la mitad...
Unos detalles del claustro del museo
Pasamos a la planta superior, al museo de arte sacro, donde se exponen esculturas, pinturas..., no me gusta (yo creí que el museo iba a ser más arqueológico que sacro), si lo sé no vengo... En una parte del museo hay algunas figuras que muestran ciertas partes íntimas de la anatomía humana. Al llegar a esta parte es cuando nuestro guía se emociona y hace comentarios obscenos sobre lo que allí se ve..., y así con todos los motivos en los que hay algún motivo sexual. Me entran unas ganas tremendas de largarme de allí; entre el olor a alcohol, los balbuceos obscenos y las figuras religiosas que no me apasionan, me entran hasta sudores... En mi vida he visto un guía como este señor, impresentable. Unos días después me entero que este no era el museo arqueológico. El arqueológico de Guimaraes es el Martins Sarmento, ains..., que pena que me encontrara la oficina de turismo cerrada.
MONTE DA PENHA
No me paro a ver el interior de las Iglesias de San Francisco y la de Santos Passos porque me había saturado de tanto arte religioso y además, aderezado con olor a alcohol. Decido subir al Monte da Penha a respirar un poco de aire puro, que lo necesito. Dudo si coger el teleférico o subir al monte en coche. El vértigo me puede y me quedo con las ganas de subir al teleférico - no puedo con los teleféricos y con los aviones; creo que voy a hacerle caso a mi prima y visitar al profesor del diván. Subo en coche por el frondoso monte y no me arrepiento porque el paisaje es precioso.
Iglesia da Penha
El monte da Penha es el punto más elevado del área de Guimaraes y es un área de recreo ideal para pasar unas horas viendo el paisaje desde sus miradores. Dispone de muchos servicios; un camping, un mini campo de golf, un pequeño centro de equitación, teleféricos... Paseando por este monte puedes ver desde unas curiosas grutas aprovechadas para albergar pequeños santuarios, hasta una estatua del papa Pio IX o un santuario moderno. Si te atreves con el teleférico o quieres quedarte de camping aquí, te dejo un enlace de la empresa que los gestiona, se llama turipenha.
Una de las grutas del monte
Mañana es mi último día en Oporto y mi plan es visitar Boavista, la Casa da Música, el Museo Serralves, un cementerio e irme de compras a los centros comerciales que suelen ser muy bonitos.