Nos dirigimos al puerto de La Spezia para coger el barco a las Cinque Terre y poder disfrutar así de una panorámica distinta desde el mar, para luego recorrer a pie los pueblos. El pronóstico del tiempo señalaba este día como el mejor para el paseo puesto que, el resto de la semana, el mar se pondría bravo.
Desayunamos en la cafetería Trípoli, donde nos abonamos el resto de días, porque los capuccinos estaban divinos, con abundante y sólida espuma, y con su dibujo de chocolate encima que daba pena meter la cuchara y deshacerlo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al llegar al puerto, a la caseta para sacar el billete, vimos un montón de gente de un grupo organizado y pensamos que no tendríamos sitio para montar, pero al final encontramos hueco en la parte de arriba.
Sacamos billete sólo de ida a Monterosso por 15 euros cada uno. Como era domingo, si sacáramos ida y vuelta serían 27 por persona y entre diario cuesta 25. Ese billete te permite subir y bajar en todos los pueblos.
Nuestra idea era ir al más alejado, Monterosso y, desde ahí, regresar caminando y en tren. Nos colocamos en la parte superior del barco y despedimos La Spezia con el cielo nublado, pero no llovió en ningún momento. La primera parada fue Portovenere donde nos estrenamos con la visión de las casitas agolpadas en vertical unas junto a otras, pintadas de varios colores y pegadas al mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Unos viajeros bajan y otros suben. Los del tour parecen llevar nuestro itinerario, pues no se apea ni uno.
Al bordear Portovenere vemos la isla Palmaria y la iglesia de San Pedro en lo alto, y el barquito continúa recorriendo la costa y los turistas, cámara en mano, tratamos de captar su silueta y la de los pueblos que van apareciendo en el recorrido.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Riomaggiore asoma en una esquina, mostrando una de sus casas cerca del pequeño puerto con una gran lona y andamiaje.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Los hombres encargados de colocar la pasarela para que suba y baje gente atan con pericia las cuerdas y acercan la embarcación, tanto, que parece que nos estrellamos con las negras rocas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Muy cerca está Manarola, donde un grupo de chiquillos ingresan al barco y ponemos rumbo a Vernazza cuyo puerto está adornado, al fondo, con sombrillas de brillantes colores.
Entre Manarola y Vernazza observamos en lo alto, el único de los cinco pueblos que no tiene acceso por mar:Corniglia. Se encuentra sobre una colina, rodeado de viñedos, y siguiendo la tipología de casas pintadas de distintos colores.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La travesía llega a su fin, pues el siguiente pueblo es Monterosso al mare , el más grande de todos, el que cuenta con una playa más extensa y con más infraestructura turística.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos bajamos del barco y echamos un vistazo a las casas, la playa, la gente que estaba pescando y entramos al pueblo abandonando la zona del muelle a comprar una botella de agua, fundamental para hacer la ruta de senderismo. Bordeando la playa y en dirección al Hotel Porto Roca, sube un camino con un letrero que indica la dirección a Vernazza.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos ponemos en marcha y emprendemos ruta hacia el siguiente pueblo. Pronto llegamos al punto de control donde nos venden una tarjeta por 6 euros cada uno que nos permite caminar por los senderos y utilizar el autobús del parque nacional. Sí, senderismo de pago; en principio lo que recaudan va para el mantenimiento de los caminos.
También se puede comprar una tarjeta por 12 euros que permite viajes ilimitados en tren durante todo el día a parte de poder recorrer los senderos y usar el autobús.
El camino comienza con un fuerte ascenso, escalón tras escalón, pasando al lado de los viñedos y huertos con limoneros donde cuelgan los frutos no muy grandes y aún verdes. La ruta está concurrida, en algunos momentos hay que detenerse para dejar pasar a los que vienen en sentido contrario y también para tomar aire, que tanta inclinación cansa y, parada por supuesto para volver la vista atrás y disfrutar de la silueta que ofrece Monterosso desde la altura, con la playa en el centro y la Punta de Mesco enmarcando el conjunto. En un determinado momento el camino se hace más llano y vamos bordeando el mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos cruzamos con grupos donde algún integrante va tocando la guitarra y cantando, otros que caminan descalzos, incluso alguien con medio tacón, ideal para estas rutas, esperemos que no se haya roto nada. Gente que dispara muchas fotos y que lleva grandes cámaras y otra que, simplemente, camina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Avanzamos disfrutando cada paso, conscientes del entorno tan bonito que nos rodea, y pronto atravesamos un puente de piedra sobre una pequeña cascada.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El camino serpentea y por momentos se hace más estrecho. A lo lejos, vemos aparecer Vernazza , y seguimos con ilusión de ver más de cerca el conjunto de casas que parecen flotar sobre el mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En el descenso nos encontramos, ya cerca del pueblo, con una casa que se ha quedado literalmente en el aire, a consecuencia de las fuertes riadas de unos años atrás. Nos detenemos a mirar lo que ha quedado en pie, pensando en la fuerza con que la naturaleza golpea a veces la tierra.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Entramos al pueblo por callejuelas estrechas, con arcos de los que cuelgan plantas que han colonizado las paredes. A partir de aquí nos sumergimos en el ambiente de un pueblo encantador, donde resulta difícil decidir qué camino tomar, pues todos parecen reservar algo agradable tras los estrechos callejones.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos por unas escaleras a la calle principal y nos topamos con una pequeña capilla dedicada a Santa Marta de Betania. Se nota que está nueva, reconstruida tras las riadas, la piedra de sus muros luce limpia y bien colocada. Justo encima se encuentra la vinería Santa Marta, hoy con la persiana echada, será día de descanso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay mucha animación, gente que camina de un lado a otro y se detiene a mirar las numerosas tiendas con productos atractivos.
Se acercaba la hora de comer y tratamos de localizar un restaurante que llevábamos preparado desde casa. Subimos hasta la estación de tren, pasamos bajo el túnel, vimos las dependencias policiales a la derecha y, enseguida, apareció el cartel que indicaba la ubicación a unos metros de Il Pirata, el restaurante que buscábamos.
Un corsario bien uniformado nos recibe en la puerta y enseguida nos acomodamos en la terraza. Nos atiende uno de los hermanos sicilianos que regenta el negocio y pronto nos percatamos de su simpatía. Entablamos conversación sobre nuestro lugar de origen y, casualidades de la vida, su mujer resultó ser paisana mía y, en concreto, del mismo pueblo.
Nos metimos en faena, ordenando una ensalada de pulpo exquisita, seguimos con un plato de berenjenas que estaba muy rico al igual que la lasaña y para terminar, nos dejamos recomendar el postre, en el que son especialistas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tomamos una pana cota con fruta fresca de la que ellos presumen, es la mejor del mundo, y hasta será verdad, porque estaba deliciosa. Y también un canolli relleno de chocolate, postre típico siciliano.
Con la andorga llena bajamos a conocer el resto del pueblo, pero encontramos un acceso a la playa bajo una roca enorme, y pasamos parte de la sobremesa allí.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No hay arena fina, pero el agua estaba buena y la gente se acomoda entre las piedras. Por momentos las olas se hacen grandes, y resulta relajante estar allí, con el promontorio donde se asienta Vernazza de frente, las terrazas que cuelgan literalmente de la roca y la torre del castillo Doria en lo alto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras el momento playa nos ponemos de nuevo en marcha y llegamos a la zona del puerto donde descubrimos las típicas y características sombrillas de brillantes colores que hay en la plaza. Casi todas las terrazas están llenas, un montón de barcas se balancean frente a ellas y vemos gran revuelo en la iglesia cercana, porque se va a celebrar una boda. Nos acercamos y vemos parte de la ceremonia que se celebra en un lugar precioso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Caminamos hasta el espigón para obtener una panorámica de Vernazza al frente, nos gusta su silueta. Desde aquí nos metemos de nuevo en la maraña de callecitas y subimos unas escaleras que nos conducen al castillo Doria.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al bajar decidimos hacer otra ruta ya que habíamos sacado el bono del parque y nos servía sólo para esa jornada. Siguiente objetivo: Corniglia .
Nos ponemos en marcha subiendo algunas escaleras y vamos ganando altura. Volvemos la vista atrás y Vernazza apareció ante nosotros presentando una bella estampa. Al fondo se veía Monterosso , más cerca apreciamos el castillo y las casas apiñadas sobre el acantilado. Resulta muy agradable disfrutar de esta vista y nos cuesta arrancar hacia arriba.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Pronto aparece la caseta de control e información del parque y mostramos nuestro ticket de los senderos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos subiendo escaleras por un paisaje similar al que recorrimos en el tramo anterior, desde Monterosso hasta Vernazza . Nos cruzamos con campos de olivos que tienen colocadas las redes debajo, listos para ser vareados. Más limoneros y sobre todo viñedos en terrazas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A lo lejos despunta Corniglia , asentada en un saliente sobre el mar; cada vez estamos más cerca.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En algunos tramos hay miradores que proporcionan bonitas vistas sobre el mar y la costa.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desembocamos en un camino al lado de la caseta de información y nos indican que hay un autobús en la plaza del pueblo en el que podemos montar para que nos acerque a la estación de tren. Confirmamos el horario y el último salía a las siete así que nos quedaba tiempo para visitar Corniglia . Es el pueblo más pequeño de todos, pero no por ello menos interesante.
El camino nos conduce entre huertos hasta la iglesia de San Pietro que se encuentra en una pequeña plaza en la parte alta. Vemos algunas prensas utilizadas en tiempo de vendimia en las calles junto a las casas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajamos a la plaza principal y, desde allí callejeamos encontrando más plazoletas e iglesias. Caminamos hasta el final, donde aparece un muro que ofrece vistas al Mediterráneo, a la costa que hemos recorrido a pie y, al otro lado, se ve Manarola , otro de los pueblos.
Las mujeres locales están sentadas con naturalidad en las escaleras de sus casas, acostumbradas a los visitantes saludan sonrientes. Unos chicos miran con atención los affitacamere, que tienen el teléfono en la puerta , buscando alojamiento para pasar la noche. Parece estar todo completo.
Los comercios y tiendas de artesanía también son numerosos aquí. Regresamos a la plaza principal y nos montamos en el microbús que nos acerca a la estación de tren por una serpenteante carretera con un pronunciado desnivel. Una vez allí sacamos los billetes de vuelta a La Spezia, por 2,40 por persona. Nos tocó esperar una hora en el andén, porque perdimos, por poco, el tren anterior. Pero no importó, porque nos acompañaba el mar, con la vista al fondo de Manarola y la espera con esas vistas se hizo menos tediosa.
En unos minutos llegamos a la Spezia y salimos a cenar a la pizzería cerca del apartamento.
Desayunamos en la cafetería Trípoli, donde nos abonamos el resto de días, porque los capuccinos estaban divinos, con abundante y sólida espuma, y con su dibujo de chocolate encima que daba pena meter la cuchara y deshacerlo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al llegar al puerto, a la caseta para sacar el billete, vimos un montón de gente de un grupo organizado y pensamos que no tendríamos sitio para montar, pero al final encontramos hueco en la parte de arriba.
Sacamos billete sólo de ida a Monterosso por 15 euros cada uno. Como era domingo, si sacáramos ida y vuelta serían 27 por persona y entre diario cuesta 25. Ese billete te permite subir y bajar en todos los pueblos.
Nuestra idea era ir al más alejado, Monterosso y, desde ahí, regresar caminando y en tren. Nos colocamos en la parte superior del barco y despedimos La Spezia con el cielo nublado, pero no llovió en ningún momento. La primera parada fue Portovenere donde nos estrenamos con la visión de las casitas agolpadas en vertical unas junto a otras, pintadas de varios colores y pegadas al mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Unos viajeros bajan y otros suben. Los del tour parecen llevar nuestro itinerario, pues no se apea ni uno.
Al bordear Portovenere vemos la isla Palmaria y la iglesia de San Pedro en lo alto, y el barquito continúa recorriendo la costa y los turistas, cámara en mano, tratamos de captar su silueta y la de los pueblos que van apareciendo en el recorrido.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Riomaggiore asoma en una esquina, mostrando una de sus casas cerca del pequeño puerto con una gran lona y andamiaje.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Los hombres encargados de colocar la pasarela para que suba y baje gente atan con pericia las cuerdas y acercan la embarcación, tanto, que parece que nos estrellamos con las negras rocas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Muy cerca está Manarola, donde un grupo de chiquillos ingresan al barco y ponemos rumbo a Vernazza cuyo puerto está adornado, al fondo, con sombrillas de brillantes colores.
Entre Manarola y Vernazza observamos en lo alto, el único de los cinco pueblos que no tiene acceso por mar:Corniglia. Se encuentra sobre una colina, rodeado de viñedos, y siguiendo la tipología de casas pintadas de distintos colores.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La travesía llega a su fin, pues el siguiente pueblo es Monterosso al mare , el más grande de todos, el que cuenta con una playa más extensa y con más infraestructura turística.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos bajamos del barco y echamos un vistazo a las casas, la playa, la gente que estaba pescando y entramos al pueblo abandonando la zona del muelle a comprar una botella de agua, fundamental para hacer la ruta de senderismo. Bordeando la playa y en dirección al Hotel Porto Roca, sube un camino con un letrero que indica la dirección a Vernazza.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos ponemos en marcha y emprendemos ruta hacia el siguiente pueblo. Pronto llegamos al punto de control donde nos venden una tarjeta por 6 euros cada uno que nos permite caminar por los senderos y utilizar el autobús del parque nacional. Sí, senderismo de pago; en principio lo que recaudan va para el mantenimiento de los caminos.
También se puede comprar una tarjeta por 12 euros que permite viajes ilimitados en tren durante todo el día a parte de poder recorrer los senderos y usar el autobús.
El camino comienza con un fuerte ascenso, escalón tras escalón, pasando al lado de los viñedos y huertos con limoneros donde cuelgan los frutos no muy grandes y aún verdes. La ruta está concurrida, en algunos momentos hay que detenerse para dejar pasar a los que vienen en sentido contrario y también para tomar aire, que tanta inclinación cansa y, parada por supuesto para volver la vista atrás y disfrutar de la silueta que ofrece Monterosso desde la altura, con la playa en el centro y la Punta de Mesco enmarcando el conjunto. En un determinado momento el camino se hace más llano y vamos bordeando el mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos cruzamos con grupos donde algún integrante va tocando la guitarra y cantando, otros que caminan descalzos, incluso alguien con medio tacón, ideal para estas rutas, esperemos que no se haya roto nada. Gente que dispara muchas fotos y que lleva grandes cámaras y otra que, simplemente, camina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Avanzamos disfrutando cada paso, conscientes del entorno tan bonito que nos rodea, y pronto atravesamos un puente de piedra sobre una pequeña cascada.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El camino serpentea y por momentos se hace más estrecho. A lo lejos, vemos aparecer Vernazza , y seguimos con ilusión de ver más de cerca el conjunto de casas que parecen flotar sobre el mar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En el descenso nos encontramos, ya cerca del pueblo, con una casa que se ha quedado literalmente en el aire, a consecuencia de las fuertes riadas de unos años atrás. Nos detenemos a mirar lo que ha quedado en pie, pensando en la fuerza con que la naturaleza golpea a veces la tierra.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Entramos al pueblo por callejuelas estrechas, con arcos de los que cuelgan plantas que han colonizado las paredes. A partir de aquí nos sumergimos en el ambiente de un pueblo encantador, donde resulta difícil decidir qué camino tomar, pues todos parecen reservar algo agradable tras los estrechos callejones.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos por unas escaleras a la calle principal y nos topamos con una pequeña capilla dedicada a Santa Marta de Betania. Se nota que está nueva, reconstruida tras las riadas, la piedra de sus muros luce limpia y bien colocada. Justo encima se encuentra la vinería Santa Marta, hoy con la persiana echada, será día de descanso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hay mucha animación, gente que camina de un lado a otro y se detiene a mirar las numerosas tiendas con productos atractivos.
Se acercaba la hora de comer y tratamos de localizar un restaurante que llevábamos preparado desde casa. Subimos hasta la estación de tren, pasamos bajo el túnel, vimos las dependencias policiales a la derecha y, enseguida, apareció el cartel que indicaba la ubicación a unos metros de Il Pirata, el restaurante que buscábamos.
Un corsario bien uniformado nos recibe en la puerta y enseguida nos acomodamos en la terraza. Nos atiende uno de los hermanos sicilianos que regenta el negocio y pronto nos percatamos de su simpatía. Entablamos conversación sobre nuestro lugar de origen y, casualidades de la vida, su mujer resultó ser paisana mía y, en concreto, del mismo pueblo.
Nos metimos en faena, ordenando una ensalada de pulpo exquisita, seguimos con un plato de berenjenas que estaba muy rico al igual que la lasaña y para terminar, nos dejamos recomendar el postre, en el que son especialistas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tomamos una pana cota con fruta fresca de la que ellos presumen, es la mejor del mundo, y hasta será verdad, porque estaba deliciosa. Y también un canolli relleno de chocolate, postre típico siciliano.
Con la andorga llena bajamos a conocer el resto del pueblo, pero encontramos un acceso a la playa bajo una roca enorme, y pasamos parte de la sobremesa allí.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No hay arena fina, pero el agua estaba buena y la gente se acomoda entre las piedras. Por momentos las olas se hacen grandes, y resulta relajante estar allí, con el promontorio donde se asienta Vernazza de frente, las terrazas que cuelgan literalmente de la roca y la torre del castillo Doria en lo alto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras el momento playa nos ponemos de nuevo en marcha y llegamos a la zona del puerto donde descubrimos las típicas y características sombrillas de brillantes colores que hay en la plaza. Casi todas las terrazas están llenas, un montón de barcas se balancean frente a ellas y vemos gran revuelo en la iglesia cercana, porque se va a celebrar una boda. Nos acercamos y vemos parte de la ceremonia que se celebra en un lugar precioso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Caminamos hasta el espigón para obtener una panorámica de Vernazza al frente, nos gusta su silueta. Desde aquí nos metemos de nuevo en la maraña de callecitas y subimos unas escaleras que nos conducen al castillo Doria.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al bajar decidimos hacer otra ruta ya que habíamos sacado el bono del parque y nos servía sólo para esa jornada. Siguiente objetivo: Corniglia .
Nos ponemos en marcha subiendo algunas escaleras y vamos ganando altura. Volvemos la vista atrás y Vernazza apareció ante nosotros presentando una bella estampa. Al fondo se veía Monterosso , más cerca apreciamos el castillo y las casas apiñadas sobre el acantilado. Resulta muy agradable disfrutar de esta vista y nos cuesta arrancar hacia arriba.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Pronto aparece la caseta de control e información del parque y mostramos nuestro ticket de los senderos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos subiendo escaleras por un paisaje similar al que recorrimos en el tramo anterior, desde Monterosso hasta Vernazza . Nos cruzamos con campos de olivos que tienen colocadas las redes debajo, listos para ser vareados. Más limoneros y sobre todo viñedos en terrazas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A lo lejos despunta Corniglia , asentada en un saliente sobre el mar; cada vez estamos más cerca.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En algunos tramos hay miradores que proporcionan bonitas vistas sobre el mar y la costa.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desembocamos en un camino al lado de la caseta de información y nos indican que hay un autobús en la plaza del pueblo en el que podemos montar para que nos acerque a la estación de tren. Confirmamos el horario y el último salía a las siete así que nos quedaba tiempo para visitar Corniglia . Es el pueblo más pequeño de todos, pero no por ello menos interesante.
El camino nos conduce entre huertos hasta la iglesia de San Pietro que se encuentra en una pequeña plaza en la parte alta. Vemos algunas prensas utilizadas en tiempo de vendimia en las calles junto a las casas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajamos a la plaza principal y, desde allí callejeamos encontrando más plazoletas e iglesias. Caminamos hasta el final, donde aparece un muro que ofrece vistas al Mediterráneo, a la costa que hemos recorrido a pie y, al otro lado, se ve Manarola , otro de los pueblos.
Las mujeres locales están sentadas con naturalidad en las escaleras de sus casas, acostumbradas a los visitantes saludan sonrientes. Unos chicos miran con atención los affitacamere, que tienen el teléfono en la puerta , buscando alojamiento para pasar la noche. Parece estar todo completo.
Los comercios y tiendas de artesanía también son numerosos aquí. Regresamos a la plaza principal y nos montamos en el microbús que nos acerca a la estación de tren por una serpenteante carretera con un pronunciado desnivel. Una vez allí sacamos los billetes de vuelta a La Spezia, por 2,40 por persona. Nos tocó esperar una hora en el andén, porque perdimos, por poco, el tren anterior. Pero no importó, porque nos acompañaba el mar, con la vista al fondo de Manarola y la espera con esas vistas se hizo menos tediosa.
En unos minutos llegamos a la Spezia y salimos a cenar a la pizzería cerca del apartamento.