Navarra era la única Comunidad Autónoma que nos quedaba por visitar, así que a la hora de planificar las vacaciones de 2013 decidí rectificar este olvido imperdonable y dedicar unos días de verano para conocer al menos un poquito algunos de sus lugares más destacados.
Recopilando información (me llamó la atención el poco movimiento que existe en el hilo dedicado a Navarra en el foro), me di cuenta de que el recorrido no iba a ser fácil de preparar, dado que los sitios interesantes para ver eran muchos y muy variados, y no solo en la propia Navarra sino también en lugares cercanos de Aragón, La Rioja e incluso Francia. Me resultó muy útil la “Ruta de los paisajes de Navarra, Agua y Miradores”, que aparece en la página web de turismo navarro (www.turismo.navarra.es). Después de darle muchas vueltas, diseñé un primer itinerario de diez días que luego sufrió alteraciones sobre la marcha, pues casi siempre resulta imposible abarcar todo lo que se pretende en un primer momento.
Como somos dos adultos viajando en nuestro coche, normalmente preferimos realizar rutas tipo tour, es decir, alojándonos según hacemos camino, sin establecer una base. Lo de retroceder lo andado no suele gustarme demasiado, especialmente en sitios de montaña, donde los kilómetros cunden mucho menos que el tiempo empleado en recorrerlos con la necesaria tranquilidad. Naturalmente, esto va en gustos y la decisión depende de cada cual.
La fecha elegida para el viaje fue finales de julio/principios de agosto. Llevábamos los hoteles reservados y lo cierto es que me alegré porque en algunos puntos no hay demasiado alojamiento y puede ser problemático encontrarlo sobre la marcha. Abundan, eso sí, las casas rurales, que pueden interesar a grupos de personas o familias con niños.
Este fue el recorrido que hicimos, teniendo en consideración solamente los recorridos propiamente de vacaciones, porque los de ida y vuelta desde el punto de origen (Madrid, en nuestro caso), no interesan a los residentes en otros lugares.
Recopilando información (me llamó la atención el poco movimiento que existe en el hilo dedicado a Navarra en el foro), me di cuenta de que el recorrido no iba a ser fácil de preparar, dado que los sitios interesantes para ver eran muchos y muy variados, y no solo en la propia Navarra sino también en lugares cercanos de Aragón, La Rioja e incluso Francia. Me resultó muy útil la “Ruta de los paisajes de Navarra, Agua y Miradores”, que aparece en la página web de turismo navarro (www.turismo.navarra.es). Después de darle muchas vueltas, diseñé un primer itinerario de diez días que luego sufrió alteraciones sobre la marcha, pues casi siempre resulta imposible abarcar todo lo que se pretende en un primer momento.
Como somos dos adultos viajando en nuestro coche, normalmente preferimos realizar rutas tipo tour, es decir, alojándonos según hacemos camino, sin establecer una base. Lo de retroceder lo andado no suele gustarme demasiado, especialmente en sitios de montaña, donde los kilómetros cunden mucho menos que el tiempo empleado en recorrerlos con la necesaria tranquilidad. Naturalmente, esto va en gustos y la decisión depende de cada cual.
La fecha elegida para el viaje fue finales de julio/principios de agosto. Llevábamos los hoteles reservados y lo cierto es que me alegré porque en algunos puntos no hay demasiado alojamiento y puede ser problemático encontrarlo sobre la marcha. Abundan, eso sí, las casas rurales, que pueden interesar a grupos de personas o familias con niños.
Este fue el recorrido que hicimos, teniendo en consideración solamente los recorridos propiamente de vacaciones, porque los de ida y vuelta desde el punto de origen (Madrid, en nuestro caso), no interesan a los residentes en otros lugares.
Tal como dice el título de esta etapa, el 1er. día fue:
SIERRA CEBOLLERA (LA RIOJA) - PUENTE LA REINA - PAMPLONA DE NOCHE.
Recorrido aproximado: 135 Km
Como teníamos que pasar por las inmediaciones, aprovechamos para visitar un paraje del que habíamos oído hablar muy bien: la Sierra Cebollera, en el sur la Rioja, muy cerca del límite con la provincia de Soria. Nos interesaba la excursión a las cascadas de Puente Ra. Para ello, hay que ir hasta Villoslada de Cameros, donde habíamos previsto comprar unos bocadillos para tomarlos durante la marcha, pero como no vimos ninguna tienda abierta, decidimos comer en el restaurante de un hostal que hay según se llega al pueblo, junto al puente. La comida estuvo bien y a buen precio (muy ricos los calabacines rellenos de marisco), aunque demasiado copiosa para la caminata que nos esperaba.
Villoslada de Cameros:
Después de dar un paseo por el bonito pueblo, avanzamos unos kilómetros en el coche hasta la ermita de Lomos de Orios, donde comienzan los senderos a pie. Hay varias rutas según las ganas y el tiempo disponible, de las que informan en el Centro de Interpretación de la Naturaleza, que está justamente donde empieza la pista hacia la Ermita. A la hora de la comida estaba cerrado, pero habíamos sacado previamente las rutas por internet y elegimos una circular de 6,6 Km., unas dos horas recorriendo el bosque y la senda hacia las cascadas. Si sólo se quiere ver las cascadas, se puede hacer una ruta más cómoda, de ida y vuelta, que ahorra tiempo y la subida y bajada de unos buenos repechos.
Majada de las Deseadas:
Aunque hacía fresquito y el cielo estaba emborronado por nubarrones negros que amenazaban tormenta, apenas cayeron unas gotas y pudimos ver las cascadas en toda su belleza, aunque quizás sin la luz necesaria para que las fotos reflejen fielmente el bonito paraje.
De Villoslada de Cameros hasta Logroño, atravesando el valle de Iregua por la carretera N-111 se contempla un paisaje muy pintoresco, con formaciones rocosas de lo más fotogénicas.
A partir de Logroño, tomamos la autopista A-12 hacia Pamplona, aunque antes de llegar a la capital navarra paramos en PUENTE LA REINA para hacer una corta visita. Era sábado por la tarde y estaban de fiestas, con lo cual la localidad se veía muy animada, y hasta pudimos presenciar una especie de tamborrada en la plaza Julián Mena, que estaba hasta los topes de gente. La importancia de esta población proviene del siglo XI, cuando se convirtió en lugar de paso obligado en el Camino de Santiago ya que los peregrinos tienen que pasar por su calle Mayor, que desemboca en uno de los puentes más emblemáticos de toda la ruta jacobea. El puente medieval sobre el río Arga nos deleitó con unas preciosas vistas al atardecer:
A Pamplona llegamos ya de noche. Nos alojamos en el hotel Maisonnave, una oferta con muy buen precio considerando sus merecidas 4 estrellas; está en el mismo centro, en una calle con tráfico restringido y sin bares, lo cual constituyó una mezcla perfecta para la visita, la cena (fuera del hotel, así que de eso no opino) y el posterior descanso. Dejamos el coche en un aparcamiento municipal cercano y nos dispusimos a experimentar uno de los placeres que nos habían recomendado en Pamplona: sus pintxos. Y tanto que fue un placer: riquísimos, muy variados (tortillas de todo tipo, ensaladillas, bacalao, mariscos, quesos, embutidos…) y a un precio excelente. Vamos, que te pones hasta los codos sin que se resienta el bolsillo. Podría aconsejar el bar en el que estuvimos en la Calle Mercaderes, pero hay tantos y con tan buena pinta por las inmediaciones de la Plaza del Castillo (calles Estafeta, San Nicolás…) que estoy convencida de que en cualquiera hubiésemos quedado igualmente satisfechos. Y con el estómago bien contento, dimos una vuelta por el casco antiguo, con muy buen ambiente al ser sábado.