Otro día soleado en Suiza, estamos teniendo mucha suerte, así que hoy sí que sí, volvemos a la montaña.
Nos vamos rumbo a Lauterbrunnen y dejamos el coche en el parking de la estación de tren ya que está al lado del teleférico que sube a Murren. Aquí estamos unas 5 horas y pagamos 6,50CHF
Para llegar a Murren, pueblo de los Alpes donde no se puede llegar en coche, hay que coger un teleférico desde Lauterbrunnen hasta Grutschalp y ahí cambiar a un tren que te lleva hasta Murren. Nosotros decidimos hacer la ida así y la vuelta andando desde Murren hasta Grutschalp y luego volver a bajar en el teleférico, así ganamos algo de ejercicio y ahorramos algo de dinero, negocio redondo! Nos cuesta en total ida y vuelta unos 20CHF por persona.
Hacemos el trayecto del teleférico + tren y llegamos a Murren, un pueblo con unas vistas realmente envidiables, es como un balcón a los Alpes ya que desde aquí se aprecian claramente y muy cerca el Eiger, en Monch y el Jungfrau. El pueblo es precioso y, como curiosidad, es el pueblo más alto poblado constantemente del Oberland Bernés.
Nos vamos rumbo a Lauterbrunnen y dejamos el coche en el parking de la estación de tren ya que está al lado del teleférico que sube a Murren. Aquí estamos unas 5 horas y pagamos 6,50CHF
Para llegar a Murren, pueblo de los Alpes donde no se puede llegar en coche, hay que coger un teleférico desde Lauterbrunnen hasta Grutschalp y ahí cambiar a un tren que te lleva hasta Murren. Nosotros decidimos hacer la ida así y la vuelta andando desde Murren hasta Grutschalp y luego volver a bajar en el teleférico, así ganamos algo de ejercicio y ahorramos algo de dinero, negocio redondo! Nos cuesta en total ida y vuelta unos 20CHF por persona.
Hacemos el trayecto del teleférico + tren y llegamos a Murren, un pueblo con unas vistas realmente envidiables, es como un balcón a los Alpes ya que desde aquí se aprecian claramente y muy cerca el Eiger, en Monch y el Jungfrau. El pueblo es precioso y, como curiosidad, es el pueblo más alto poblado constantemente del Oberland Bernés.
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Desde aquí se puede subir al Schilthorn (que tiene un restaurante giratorio en su cima que fue escenario de alguna película de James Bond) ya que pasa un funicular que llega hasta allí. Estábamos decidiendo aún si subíamos cuando una nube gris tapó por completo la cima, así que decidimos no arriesgarnos a gastar dinero y que arriba no pudiéramos ver nada, así que nos damos otra vuelta por Murren.
Después del paseo por el pueblo buscamos el camino que nos lleva hasta Grustchalp. Este camino empieza poco más allá de la estación de tren ya que va prácticamente paralelo a las vías durante casi todo el trayecto. Es muy fácil de hacer, no tiene desnivel y la pista es muy accesible, pudiéndose hacer incluso con carros de niños.
La ruta es de aproximadamente una hora, pasando por Winteregg, una estación de tren intermedia donde hay un restaurante y una quesería artesanal, pero nosotros tardamos una hora y media haciendo muchas paradas para hacer fotos y comernos unas barritas energéticas.
La ruta es de aproximadamente una hora, pasando por Winteregg, una estación de tren intermedia donde hay un restaurante y una quesería artesanal, pero nosotros tardamos una hora y media haciendo muchas paradas para hacer fotos y comernos unas barritas energéticas.
Una vez de vuelta en Grutschalp bajamos en el teleférico a Lauterbrunnen y nos vamos a recorrer el pueblo. Tiene mucho encanto y es muy bonito ir paseando por sus calles cuando de repente empiezas a tener la visión de la cascada Staubach que está al final del pueblo. Este precioso valle con prados verdes y paredes de piedra escarpadas tiene unas 72 cascadas. Al llegar a Staubach hay un camino que sube hasta más cerca de la cascada, que no hicimos porque aún veníamos un poco cansados de la caminata anterior.
Volvemos al parking y recogemos el coche para ir a las cataratas Trummelbach. Hay parking gratuito para los visitantes y la entrada vale 11CHF por persona (hay descuento con la visitor card). Aunque sea verano llevaros abrigo que dentro hace frío.
Estas son unas cataratas de glaciar que desaguan, ellas solitas, los glaciares del Eiger, el Monch y el Jungfrau, lo que hace que el caudal en época de deshielo supere los 20000 litros por segundo. Son, además, las únicas cataratas de glaciar dentro de una montaña accesibles en Europa.
Primero se sube en un ascensor dentro de la montaña y desde aquí se sube aún más andando por un recorrido que te lleva a ver los saltos 7,8,9 y 10. Hay que tener cuidado porque es oscuro y resbaladizo, incluso no vendría mal un chubasquero ya que salpica bastante. La fuerza del agua pasando por los recovecos creados en la montaña es atronadora y aplastante, un espectáculo digno de ver, para mí una vista imprescindible.
Estas son unas cataratas de glaciar que desaguan, ellas solitas, los glaciares del Eiger, el Monch y el Jungfrau, lo que hace que el caudal en época de deshielo supere los 20000 litros por segundo. Son, además, las únicas cataratas de glaciar dentro de una montaña accesibles en Europa.
Primero se sube en un ascensor dentro de la montaña y desde aquí se sube aún más andando por un recorrido que te lleva a ver los saltos 7,8,9 y 10. Hay que tener cuidado porque es oscuro y resbaladizo, incluso no vendría mal un chubasquero ya que salpica bastante. La fuerza del agua pasando por los recovecos creados en la montaña es atronadora y aplastante, un espectáculo digno de ver, para mí una vista imprescindible.
Al llegar a la parte más alta se vuelve a bajar por el mismo camino y al alcanzar otra vez el ascensor, en lugar de bajar por este, se baja por unas escaleras que nos llevan a ver los saltos del 1 al 6. Veréis algunos vagos (o empanados que no han visto el cartel) que vuelven a bajar por el ascensor. No los sigáis u os perderéis algunos de los saltos más impresionantes. Si vais a estar poco tiempo y tenéis que elegir entre las múltiples cataratas de la zona, no os perdáis estas.
Acabada la visita nos vamos a dar un paseo por la orilla norte del lago Thun. Según nuestra experiencia las orillas norte de los lagos que rodean Interlaken (Thun y Brienz) son las mejores cuando se trata de buscar un sitio donde hacer picnic o descansar un rato en el césped. En esta ocasión paramos en un sitio bastante grande con grupos de gente disfrutando de la tarde. Había un bar y baños y la gente se daba chapuzones en el lago como si nada, ignorando seguramente esos pinchazos como lanzas que se sienten al meterte en sus frías aguas. De esto dedujimos que eran locales, les delatan sus sonrisas al entrar o salir del agua, contrarias a nuestras muecas de frio o, directamente, de dolor. También lo dedujimos porque a nuestro lado había tres niños jugando al futbol que no metían el balón por la portería ni de casualidad, y todo el mundo sabe de la poca tradición futbolera del país.
El meteosuisse daba lluvia para el día siguiente, cosa que no nos acabábamos de creer viendo imágenes como esta:
El meteosuisse daba lluvia para el día siguiente, cosa que no nos acabábamos de creer viendo imágenes como esta:
Pero el Suiza tienes que fiarte más de los suizos que de tus propios ojos, y apenas llegamos al apartamento un buen chaparrón nos daba la bienvenida al impredecible (excepto para los suizos) clima de los Alpes.