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Cuando llegué a Camerún sólo conocía otro país en su continente: Centroáfrica y otra gran ciudad: Bangui. Y por ello cuando me dijeron que el destino de mis vacaciones había cambiado y debería ir a Camerún sentí una cierta decepción. Pero África es un continente de contrastes y Camerún, aun cuando está enclavada entre vecinos “algo complicados” como RCA, Tchad o Nigeria, me ha mostrado en las áreas del país que he podido visitar (su capital, norte y occidente), un rostro fascinante y con una notoria tendencia a la modernidad. Por ello, si bien originalmente yo tuve reticencias para escoger este destino cuando me fue originalmente ofrecido, ahora me retractó totalmente: Este es un bello país para visitar. Pero sus logros no son gratuitos. Son el resultado de casi 50 años de paz relativa. Y aunque algunos objeten el nivel de prácticas democráticas, su evolución social dista de las de sus vecinos “algo complicados” y por ello ha alcanzado los niveles de desarrollo que le permiten sostener un hipertrofiado aparato estatal (direcciones y oficinas de todo tipo con edificios y construcciones que despertarían la envidia de sus pares en otros países) y ofrecer un servicio de razonable calidad a sus compatriotas.
Solamente de llegar a los aeropuertos internacionales de Yaoundé o Douala uno se queda impresionado por la modernidad y concepción estilística propia de cualquier terminal de país desarrollado. Y esa misma impresión se puede confirmar cuando vas en camino del aeropuerto a las ciudades y empiezas transitar por sus bien cuidadas rutas, las cuales están tan bien conservadas como en cualquier país desarrollado. Pero al acercarme a estas dos grandes ciudades desde los aeropuertos, lo que vi me tomó totalmente por sorpresa. Puedes ver que ellas presentan edificios altos, viaductos y puentes gigantescos, pasos a desnivel, áreas verdes bien cuidadas (o algo que se parecía a ello). Por otro lado, la combinación de construcciones modernas y naturaleza hacía que se apreciara un bello impacto a la vista, y ello se aprecia aun más en Douala, donde hay costa, mar y puerto, entonces pueden verse las enormes gruas, los barcos, en fin más belleza aun.
Las villas tienen una extensión impresionante y conservan una estructura urbana razonablemente buena para lo que uno esperaría en poblados de un país de África. Incluso en las áreas más periféricas de la ciudad se aprecian construcciones de material noble en un alto porcentaje. Es un estándar definitivamente sorprendente para este continente y me hizo recordar mucho a ciertas áreas de Sao Paulo, Caracas y otras ciudades sudamericanas con un clima semejante.
Sin embargo, luego al circular por las calles te das cuenta que estas ciudades son como pinturas impresionistas. Se ven bien de lejos, pero cuando estas con las narices en el dibujo ves una mezcla de colores tan intensa que pude a llegar a ser confusa, si no asfixiante. Y eso ocurre porque de cerca puede verse que los diferenciales sociales son brutales. Pero bueno, de este contacto cercano con la población en estas dos grandes ciudades hablaremos un poco más en un siguiente relato.
Naturalmente que aquí el shock cultural es igual que en el resto de África y nunca deja de sorprenderte como se desarrollan las mismas actividades que conocemos de un modo parecido al que nosotros cumplimos, aunque con un cambio de matiz que le da la vida local. Y sorprendentemente es este cambio de matiz que hace todo sorprendente. En un análisis algo filosófico diríamos que si consideramos que las comunidades humanas “son algo” por otro lado ellas “sirven para algo”. Y aunque ”lo que son” sea extremadamente diferente, eso para lo que sirven es lo mismo o casi lo mismo en cualquier contexto. Las personas aquí como en cualquier parte del mundo compran y venden cosas, solicitan y ofrecen servicios, trabajan, estudian, vigilan o buscan protección, negocian y protestan como en cualquier otra ciudad. Pero el hecho que sean ellos y lo hagan a su estilo lo convierte en algo único. Un ejemplo pequeño. Nada más simple que una madre peinando a su hija, y nada más sorprendente y mágico que una madre africana y su hija sorprendidas en ese tipo de actividad.
El contacto con la población es sorprendente, pero hay dos cosas que lo hacen especial. En primer lugar, nítidamente hay una mayor clase media y media alta local que accede a los servicios de primera calidad que en otros países de África prácticamente se reservan solo a los extranjeros y unos pocos potentados. En segundo lugar es la proporción mucho mayor de occidentalización en el vestido. Y no solo en el estilo de la ropa, sino hasta con bastante elegancia, en el aspecto y en las maneras en general. Todo ello hace que como turista no te sientas tan fuera de foco, y en cierto sentido puedas pasar desapercibido la mayor parte del tiempo. Como viajando en cualquier país de Europa o América Latina, la gente te mira unos segundos y te reconoce foráneo pero casi sin ninguna reacción vuelve a su vida. Eso es algo muy diferente a la fijación que sienten por los extranjeros en Centroáfrica o Congo.
Naturalmente Camerún tiene muchos aspectos ligados a la calidad de los servicios que a los occidentales pueden costarnos aceptar (operarios que te gritan sin que tu sepas muy bien porque, retrasos de 2 horas y media en los buses, cortes de agua y luz en un hotel caro con wifi que te obligan a apagar la laptop, usar linterna y ducharte con un balde, variaciones en los precios de hasta 300% entre una tienda y otra, policías corruptos o una que otra evidente amenaza de asalto) pero bueno, no olvidemos que esto es Africa!!!. Y como quiera que sea, por el contacto intercultural, por los paisajes, por el descubrimiento de las personas y la vida local, vale la pena vivir Camerún.
Como se llega: Hasta donde sé no hay ninguna complicación especial en llegar a Camerún. Hay que sacar una visa con anticipación es cierto, pero no representa ningún desafío, creo. Y expreso eso sin seguridad pues cuando llegué venía procedente del vecino conflictivo: Repúb.Centro Áfricana (RCA), entonces ellos me hicieron el papeleo y me trasladaron en un vuelo humanitario de la Cruz Roja. Luego al llegar la gente fue super-amable y nos sellaron los pasaportes con celeridad…aunque claro que nunca sabré si era porque todos éramos agentes humanitarios venidos en vuelo chárter. Pero viví lo mismo a la salida cuando regresaba a RCA en vuelo comercial…Claro que como casi en todos los países de Africa te piden una propina casi todo el mundo y eso incomoda un poco, pero nada del otro mundo. En resumen, llegar al país es un ejercicio civilizado como el que se haría en cualquier otro país del mundo y el aeropuerto es grande y organizado, de modo que no te sientes aterrizando en un lugar tan exótico, como puede ocurrir en cualquier otro lugar del mundo.
Problemas potenciales a anticipar: Por diversos motivos me sentí mucho más seguro en las ciudades del interior de Camerún que en Douala o Yaundé. Lamentablemente aquí si no tienes el mismo tono de piel que los locales es prácticamente imposible pasar desapercibido y bueno, saben que no hay turista sin dinero o la cámara o algo de valor encima…y siempre hay gente desadaptada...(Ver consejos en SEGURIDAD)
Mi sugerencia es venir en grupo y estar superatentos…a mí me intentaron robar 3 veces, pero de un modo tan inocente que pude pedir auxilio o subirme a un taxi o refugiarme en un hotel y no perdí nada. Pero cuando un policía supuesto “miembro de la ley” amenazó con llevarme preso por no llevar el carné de vacunación encima
!!! (típico cuento que ya conocía pero diantres…me olvide el papelucho en el hotel) solo tuve que pagar el soborno para no perder mi vuelo…donde los ladrones no pudieron el policía tuvo éxito 
Lo asumo con humor: Estoy en su país juego con sus reglas…y gano o pierdo pero jugando…si las reglas le parecen injustas a alguien está en plena libertad de no ir, pero si va, hay que saber que esas son las reglas.------
Para ver relatos de esta y otras travesías y fotos sobre mis viajes, ver el blog complementario "Vistazos de un Largo Viaje”, explorando en el menú de “Relatos” y “Galerías de Fotos” (Link en el post final de este diario: “Balance de la experiencia”).
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