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VALORACIÓN GENERAL Y RECOMENDACIONES
Llevábamos unas expectativas altas para este viaje, el primero en el continente asiático, y debo decir que las ha cumplido. Es cierto que hemos tenido un pelín de mala suerte en algunos puntos, pero que ahora se difuminan en el recuerdo, quedando más vívidos los buenos momentos, que han sido muchos.
Tailandia nos ha parecido un país precioso, con muchísima variedad de cosas que ver y hacer. Con gente muy amable y una comida deliciosa. Es cierto que los lugares más turísticos están masificados. Tailandia es un destino de moda, no solo entre los españoles (vimos a muchos compatriotas) sino también entre el turismo chino. Pero las infraestructuras turísticas que tiene el país son muy completas y aptas para todos los bolsillos. Además, la amabilidad de la gente lo compensa.
Como en todos los lugares turísticos, se pueden encontrar los típicos jetas que intentan aprovecharse del turista. Hay algunos timos clásicos como el de los tuctuseros de Bangkok, que te dicen que el templo o el palacio están cerrados, para intentar llevarte a otros sitios. Al margen de eso, no hemos tenido ningún problema. Como ya comentaba, la tónica general tanto en Tailandia como en Camboya ha sido la de la amabilidad, la gente ha intentado ayudarnos en la medida de sus posibilidades, incluso si no hablaban inglés.
En la mayoría de los sitios se regatea. No la comida ni los supermercados. Pero en los mercados, si no hay un precio marcado, la primera cifra que te pidan estará sujeta a regateo. Los tuc tuc también se regatean e incluso las excursiones, aunque aquí es difícil bajar mucho. Los taxis mejor con taxímetro, aunque no siempre es fácil que accedan a ponerlo. Yo no me encontraba cómoda con el regateo, pero es imprescindible, por lo que no me quedó más remedio que acostumbrarme.
La comida nos ha encantado. Toda la estancia hemos comido platos thai, en puestos de la calle, pequeños restaurantes y otros de precios medio. Hay restaurantes de alto nivel, pero en esos no hemos estado. Se come bien y barato. De hecho, muchos días nos salía más cara la cerveza que la comida en sí. Y no es que la cerveza sea especialmente cara, tiene precios igual o más bajos que en España, pero comparada con la comida es cara.
Eso sí, ojo a los que tengáis problemas con el picante. A nosotros nos gusta el picante, y al principio no les decíamos nada y nos ponían el nivel de picante que consumen ellos. Duramos poco así, les teníamos que decir que no queríamos picante, y aún así a veces venía con nivel picante exagerado para nosotros. Pero bueno, también hay mucha comida que no pica, y es muy fácil encontrar comida occidental.
BANGKOK
Es una ciudad enorme y caótica. Hay que reconocer que nuestro primer contacto con Bangkok no fue muy acogedor. Los atascos, que los taxis no quisieran poner el taxímetros, barcos que pasan llenos, Chinatown completamente desierta,… Fue un poco de mala suerte, pero también creo que fue nuestra mentalidad europea, aún no acostumbrada a los ritmos asiáticos. En la última etapa de nuestro viaje, cuando volvimos a Bangkok, ya nos pareció una ciudad mucho más amable, nos íbamos acostumbrando a Asia y hasta los ponían el taxímetro y nos tomábamos los atascos con filosofía, jeje. Nos quedó mucho por ver, y tengo ganas de volver para darnos otra oportunidad y poder disfrutar más la ciudad, que creo que tiene mucho que ofrecer.
La visita a Ayutthaya fue un complemento muy bueno de la estancia en Bangkok. Se llega fácilmente y es cómoda de recorrer en tuc tuc. Evidentemente el nivel de las ruinas no tiene nada que ver con Angkor, pero aún así creo que merece la pena la visita.
ANGKOR
Una de las cosas que teníamos claras cuando decidimos viajar al Sudeste Asiático era que queríamos visitar Angkor. Era mucho lo que esperábamos de esta visita, pero no solo no nos defraudó, sino que superó nuestras expectativas. Le dedicamos 2 días y medio para hacer los típicos circuitos corto y largo, y una visita más alejada a Beng Mealea. Esos días pasamos muchísimo calor, creo que son de los días que más he sudado en mi vida, pero mereció la pena. Acabamos agotados, de tanto patear templos con ese calor, por eso creo que lo ideal hubiese sido dedicarle un día más para ver los templos con más calma y disfrutarlos más descansados.
Fue muy emocionante estar allí entre aquellas maravillas, imaginar cómo debieron ser en la época de esplendor del Imperio Jemer, la civilización más avanzada de su tiempo.
CHIANG MAI
Una ciudad que nos ha gustado mucho. Después del caos de Bangkok, Chiang Mai contrasta porque es una ciudad más pequeña y ordenada. Incluso tenía botones en los semáforos para poder cruzar, y no la odisea que era cruzar una avenida en Bangkok. Además la ciudad es preciosa. Te encuentras templos en cada calle. Ni siquiera vienen en el mapa, ya que no son los más destacados, pero están ahí y son muy bonitos, haciendo muy agradable el paseo por la ciudad.
Chiang Mai sirve de base para hacer muchas actividades y excursiones por el norte de Tailandia, por lo que es posible pasar allí días y días sin aburrirse. Nos quedamos con las ganas de hacer algún trekking y conocer algo de la selva del norte de Tailandia, pero nos faltaron días. Quizá para una próxima ocasión podamos profundizar más en el norte del país.
De todas las zonas que hemos visitado en Tailandia, en Chiang Mai es donde hemos encontrado precios más baratos, tanto en comida como en mercados.
AO NANG
Una de las cosas que más nos costó decidir en el viaje fue la zona de costa a la que ir. Sabíamos que en el Mar de Andamán era época de monzón en julio, pero los paisajes de esta zona nos atraían más que los de las islas del golfo. Así que nos arriesgamos, y la apuesta no nos salió muy bien. Tuvimos mal tiempo prácticamente todos los días que pasamos allí, algunos ni siquiera salieron excursiones y los demás salían los barcos pero con muchas restricciones. Supimos adaptarnos y las actividades terrestres fueron satisfactorias. Lo pasamos muy bien, aunque nos quedó pena de no poder haber visto algunas de sus magníficas playas e islas. Aún así no nos arrepentimos de la decisión, ya que los paisajes que hemos visto nos han gustado mucho.
Me llamó la atención la cantidad de turistas que había en esta zona a pesar de ser temporada baja. Muchísima gente en todas las excursiones a las que fuimos. No me quiero imaginar cómo tiene que ser aquello en temporada alta.
Ao Nang como pueblo es bastante feo. Se trata principalmente de una calle donde solo hay hoteles, restaurantes y agencias. No tiene encanto ninguno, pero como base para hacer excursiones está muy bien. En esta zona ha sido donde hemos encontrado los precios más altos.
Y poco más se me ocurre escribir, aunque a buen seguro que esta etapa de conclusiones y recomendaciones se irá ampliando, según se vaya asentando el viaje en la distancia.
Muchas gracias por leerme, y espero que este diario os sea útil y/o entretenido. Hay muchos diarios de Tailandia en el foro, muy buenos. Este es el que cuenta mi experiencia. Lo dejo aquí para vosotros y para mi, como recuerdo imborrable de un viaje fantástico.
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