Hoy tomaríamos nuestro primer tren que nos llevaría a Datong. Tenemos que estar a las 09:00 en la estación de Beijing. Antes tomamos el desayuno en la habitación, para Ana unos bollos que compramos la noche de antes con café y yo probaré una pita con pollo, huevo y lechuga que hacen en un puesto callejero que ya tenía el ojo echado el día de antes. Estaba riquísimo. Después, como no queríamos ir con todas las maletas por el metro, tomamos un taxi que nos dejó en Beijing Station.
Antes de entrar en la estación tenemos que pasar el primer control de seguridad, enseñar pasaportes y billetes de tren. Como ya dije antes los billetes de tren me los gestionó Nancy, persona que conoceríamos a nuestra llegada a Datong. Allí nos daría el resto de billetes de tren para todo el viaje, éstos primeros me los envió a la recepción del hotel el día que llegamos a Beijing.
La estación, un caos, llena de gente por todos los sitios. Aquello era peor que el rastro en hora punta . Decidimos llegar allí con dos horas de antelación, para reconocer el lugar y estar tranquilos esperando en la sala de espera. Una vez localizamos nuestra sala de espera, nos acoplamos en unos sillones y estuvimos esperando hasta la hora de salida. Una cosa que me pareció graciosa era que llamábamos mucho la atención en el lugar. Todo el mundo se volvía para mirarnos. Estamos comentando algo tranquilamente y se nos acercaban para escucharnos hablar, parecía que hasta nos entendían y todo. No os tiene que molestar este tipo de comportamientos ya que será muy común a lo largo del viaje.
Llamaron para bajar a la plataforma y subir en el tren, buscamos nuestro vagón y allí nos metimos. Era un viaje de unas 5 horas, por lo que los billetes los cogimos con litera blanda, así aprovechábamos un poco y descansábamos también durante el viaje.
CONSEJO: Si vais a hacer noche en tren o trayecto largo en litera, siempre que sea blanda. El precio no es mucho más caro y es lo más “confortable”, porque duras son un rato. No sé cómo de escrupulosos sois, pero nosotros nos llevamos unas fundas de almohada para los viajes. Y si lo sois mucho, llevaros también unas sábanas. Para este trayecto, las sábanas se veían limpias, pero para el siguiente que haríamos, ufff mejor no lo cuento… sucias estaban un rato.
Nos tocó en el camarote con una pareja local, pero no hablaban mucho. Nos comunicamos más con unas señoras que había en el camarote de al lado, una de ellas tenía un bebe, fueron muy amables. Intentaban comunicarse con su poco inglés, pero al final, sí nos entendíamos.
Allí nos estaba esperando la que iba a ser nuestra guía local durante los próximos dos días Nancy y su chofer al cual bautizamos como Pedro (aunque se llamaba Jan). Al parecer le gustaba los nombre españoles y como ese le hizo gracia, acordamos llamarle así.
Si vais a visitar esta zona, os recomiendo que contratéis sus servicios. Es una persona muy profesional y se adapta a todo lo que vosotros queráis hacer. Las distancias son largas por lo que se gana tiempo ya que vas con tu chofer en coche a todos los sitios.
Como era un poco tarde, nos mostró un poco la ciudad en coche y nos llevó a ver El Muro de los Cinco Dragones.
Mañana sería otro día de alucinar con lo que veríamos.