Bienvenidos a Botswana! Este año se celebra el 50 aniversario de su independencia de Gran Bretaña, y el cartelito del 50 estaba por todas partes
Tardamos unos 40 minutos en hacer todos los trámites de la frontera, y a eso de las 15:25 estábamos ya tomando el camino de arena que se adentra por el parque para llegar a Ihaha, nuestro camping de esa noche. Hay una carretera asfaltada que atraviesa el parque desde Ngoma Gate hasta Kasane, pero también puedes meterte por los caminos sin asfaltar y llegar hasta el propio río, mucho más recomendable si se tiene tiempo. En la puerta nos pidieron las reservas y los permisos para el parque, que habíamos imprimido de lo que nos enviaron los de Footprints. Los primeros kilómetros nada más dejar atrás Ngoma Gate son bastante malos, arena profunda y caminos estrechos. Pensaba que nos quedábamos atascados! Luego la cosa mejora un poco pero el principio fue duro. Enseguida buscamos los caminos que nos llevaran al río, y ya intentamos recorrer el resto del camino hasta Ihaha pegados al río. Es un paisaje muy bonito, y vas viendo montones de animales:
Fauna en Chobe Riverfront
El parque Chobe está formado por dos zonas muy distintas: el Riverfront, que es la parte que da al río y llega hasta Kasane, desde donde salen los barquitos para los cruceros al atardecer, y la zona de Savuti, más al sur y muchísimo más seca. La presencia o no de agua se nota mucho en el paisaje y los animales que se pueden ver. En el riverfront hay grandísimas manadas de elefantes (dicen que son los elefantes más grandes de África), cebras, búfalos, hipopótamos, cocodrilos, jirafas leones, leopardos… mientras que Savuti es una zona famosa por sus depredadores: leones, licaones (en la parte de Linyanti) y leopardos, que se alimentan de los antílopes, jirafas, cebras y elefantes que también se encuentran en la zona.
Con tanto bicho, tanta arena y tanta parada para fotos al final tardamos más de dos horas en llegar al camping. Ihaha es uno de esos campings súper solicitados de Botswana (junto con los de Moremi y Savuti) que hay que reservar con muchos meses de antelación, o jugártela y ver si hay alguna vacante una vez allí (improbable pero no imposible ni mucho menos). Todos ellos son campings que hasta hace unos años gestionaba el gobierno botswanés pero que acabaron siendo privatizados, y a partir de ahí los precios se dispararon. Ihaha es caro (unos 45€ por noche) teniendo en cuenta que los servicios son limitados y que a priori estás pagando por un trozo de tierra donde aparcar, pero en realidad lo que estás pagando es una ubicación increíble a escasos metros de un río lleno de vida, y las increíbles puestas de sol van incluidas en el precio. Por cierto, los caminos de entrada a Ihaha son también bastante malos, mucha arena y bastante profunda. Cuando hicimos el check in nos dijeron que nada de ir al baño una vez caída la noche, porque había muchos leones y búfalos en la zona. Al principio nos lo tomamos un poco a coña, pero tened en cuenta que era nuestra primera noche en un camping de Botswana, que a diferencia de los namibios no tienen vallas ni verjas ni nada que impida que un león hambriento decida que tienes pinta de su cena para esa noche. De hecho, nos dijeron que los niños más pequeños de no sé cuántos años están prohibidos, porque las hienas no tienen ningún problema en atacarlos al verlos de tamaño pequeño.
Llegamos a nuestra parcela y lo primero que vimos fue una manada gigantesca de búfalos junto a una de elefantes a pocos metros de donde íbamos a pasar la noche. Y luego se fueron acercando más!
Vistas desde nuestro campsite en Ihaha
Estaba cayendo el sol y lo primero que notamos fue que había muchísimos bichos, no sólo mosquitos sino también unos insectos voladores bastante gordos que impactaban contra tu cara y resultaban algo desagradables. El problema de tener que depender de linternas frontales por la noche es que automáticamente te conviertes en un imán para los bichos. Decidimos darnos una ducha antes de que se hiciera de noche del todo, pero resulta que no había agua caliente así que fue una ducha bastante rápida. Cuando salí del baño y recorría a pie los escasos 100 metros hasta el coche me encontré con un búfalo a unos 10 metros de mí a mi derecha, mirándome fijamente. Se debía haber despistado de la manada enorme que teníamos tan cerca. Os podéis imaginar que fue un momento tenso, los dos mirándonos fijamente, pero seguí andando hacia el coche intentando no correr y la cosa no pasó de ahí. Obviamente en ese momento nos dimos cuenta de que los consejos de no ir al baño por la noche iban bastante en serio (y de hecho a la mañana siguiente vimos varias huellas de gatito alrededor del coche). Esa noche tuvimos una de las puestas de sol más bonitas de todo el viaje, y eso que la cosa estaba muy reñida:
Sunset a la Ihaha
En la garita de la entrada también nos habían recomendado que tuviéramos cuidado con los monos, y esa noche hicimos la cena un poco acojonados: monos, elefantes, hienas, búfalos, leones… cualquier visita era posible y el andar cocinando y con la comida y los trastos desperdigados se convierte el misión de alto riesgo. No vimos nada, y nos fuimos a dormir admirando otro excelente cielo estrellado:
Vistas a la Vía Láctea incluidas en el precio del camping
Con eso de no poder ir al baño andando por la noche (y la opción de ir en coche desechada al tener las tiendas bajadas), aquellos con tendencia a no aguantar toda la noche lo pasaron un poco mal… Os podéis imaginar que un pis rápido junto al coche mientras otro hace guardia con la linterna es la mejor opción dadas las circunstancias…
Por la mañana decidimos desayunar allí tranquilamente disfrutando de las vistas, aunque ya no teníamos a los elefantes ni a los búfalos de la noche anterior. A cambio tuvimos la visita de un mono enorme (y os juro que era enorme) que sin ningún tipo de pudor se acercó a la mesa y nos robó una bolsa de cereales, a pesar de que yo estaba intentando asustarle con una silla. Sobra decir que lo de la silla no funcionó y la única que estaba asustada era yo, no él. Fue un buen recordatorio de que hay que andarse con mil ojos y no descuidarse en ningún momento (aunque nos sirvió de poco porque no sería el último robo a manos de monos que sufriríamos).
Sobre las 8:20 salimos del camping en dirección a Kasane, donde teníamos reservado el crucero al atardecer por el río para ver desde el agua lo que estábamos viendo desde el coche. Como sólo habíamos pagado la park fee de un día, teníamos que salir por la puerta de Kasane antes de las 11 de la mañana, o tendríamos que pagar un día más de tasas, así que teníamos unas dos horas y medias de safari matutino. Decidimos seguir pegaditos al río y tuvimos la enorme suerte de ver lo que se nos había estado resistiendo hasta entonces: una preciosa leoparda bebiendo tranquilamente del río. Nos acercamos muy despacito para no espantarla y a la vez coger buena posición para las fotos:
Leopardo en Chobe Riverfront
No nos lo creíamos, por fin habíamos visto un leopardo! Se paseó por delante del coche y se metió entre los arbustos. Parecía que acababa de parir y pensamos que quizás podríamos ver a las crías, así que esperamos un rato por allí siguiéndola con la vista, pero al final la perdimos y tuvimos que seguir adelante. Con el subidón del leopardo, los caminos horribles de arena que nos íbamos encontrando no nos parecían tan malos! Antes de salir del parque vimos muchos animales y paisajes preciosos:
Más fauna en Chobe Riverfront
A todo pasado, creo que el Riverfront es una de las partes que más me gustó de Botswana, y si volviera le daría más días. Es relativamente fácil ver leopardos y leones (aunque nosotros no tuvimos suerte con los leones) y hay muchísima vida, aparte de que la zona es súper bonita. Si dormís en Kasane, no dejéis de hacer un par de full day safaris para adentraros bien en el parque.
Sobre las 10:30 pasadas salimos del Riverfront por la puerta que hay junto a Kasane (Sedudu Gate) y pusimos rumbo al pueblo. Lo primero que hicimos fue acercarnos a la agencia con la que habíamos reservado el crucero por internet, Nkwe Booking Agency. La persona con la que había intercambiado emails, Tebs, estaba allí esperándonos. Una chica muy maja y una agencia muy recomendable. Cuando buscaba opciones, lo único que sabía seguro era que quería un barco pequeño (12 asientos máx.), ya que el recorrido que hacen todos los barcos es prácticamente el mismo pero la gran diferencia está en el número de pasajeros. Queríamos huir de grandes barcos con mucha gente hablando, bebiendo y espantando a los animales (que los había, os lo aseguro). Tebs me había ofrecido un barco de 12 personas por P260 por persona, con las tasas del parque incluidas. Podíamos haberlas pagado nosotros mismos si hubiéramos salido más tarde de las 11, pero entre que no hubiéramos aprovechado mucho más tarde de las 11 por un lado (teníamos que comer y hacer compra antes del crucero de todas formas) y que las tasas son más caras si las pagas tú por libre que si vas con agencia por otro lado (P70 con agencia y P120 por libre), al final decidimos que P260 con tasas era un buen precio y lo dejamos así. Nos dijo que nos vería poco antes de las 3 en el embarcadero del Chobe Safari Lodge, de donde salen casi todos los barcos para el crucero, y que podríamos aparcar allí sin problema. Como teníamos algo de tiempo, aprovechamos para sacar pulas en un cajero, hacer compra para los siguientes días, dejar ropa en la lavandería (P33/kg lavar, secar y doblar, para recoger al día siguiente) y comprar los mapas Shell de Veronica Roodt de Moremi y Savuti tan recomendados en todas parts (curiosamente, en la gasolinera Shell no los tenían y los encontramos en el Spar). Consejo: son efectivamente muy útiles y os aconsejo comprarlos, pero en el Spar de Kasane, porque en todos los demás sitios donde los vimos más tarde eran mucho más caros (nos costaron P40 cada uno, y los llegamos a ver a ciento y pico en Moremi).
También aprovechamos para pasarnos a ver a Willie de Kalrose Tours, que al día siguiente nos tenía que recoger de nuestro camping para llevarnos a ver las cataratas Victoria. La oficina de Kalrose está fuera del propio Kasane, más o menos a mitad de camino entre Kasane y Senyati. La idea era ver a Willie y confirmar la excursión del día siguiente, y luego acercarnos a Senyati a comer, pero se nos hizo tarde y acabamos comiendo junto a la oficina de Willie. Es un tío muy enrollado y no le importó que montáramos el chiringuito allí mismo. Nos confirmó que al día siguiente nos recogería a las 7 en Senyati y después de comer y charla con él un rato pusimos rumbo de nuevo a Kasane para llegar al Chobe Safari Lodge a tiempo.
El barco estaba bastante bien, con un guía jovencito muy majo, y finalmente éramos solo 8 personas a bordo. Tebs nos esperaba allí con unas botellas de agua en una neverita para nosotros (un detalle) y nos dijo que podíamos meter nuestras propias bebidas si queríamos. El crucero dura aproximadamente 3 horas, de 3 a 6, y rodea la isla Sedudu (conocida como Kasikili en Namibia), una isla en medio del río que separa Namibia de Botswana y que ha tenido bastante polémica pues ambos países la reclamaban como propia, hasta que en 1999 la ONU declaró que pertenecía a Botswana. En realidad no tiene residentes, únicamente herbívoros que huyen de los depredadores del parque durante los meses al año que la isla no está bajo el agua. Es una actividad obligada para todo aquel que visite la zona, y yo os la recomiendo encarecidamente. Los elefantes son las grandes estrellas, pero también se ven muchos hipopótamos, cocodrilos, águilas, búfalos, waterbucks… Y por supuesto, una (otra) puesta de sol de esas que no se olvida. La barca se acerca mucho a los animales, sobre todo las barcas pequeñas, incluso a veces demasiado para mi gusto, pero yo creo que están tan acostumbrados que ni se inmutan.
Chobe Sunset Cruise
Muy satisfechos con la excursión, volvimos al Chobe Safari Lodge a recoger nuestro coche y desde allí fuimos ya a Senyati, nuestro camping para esa noche. Este es el único día que tuvimos que conducir algo de noche, pero fue poco y no nos quedaba otra si queríamos dormir en Senyati que está a unos 20 km de Kasane. La carretera está llena de carteles advirtiendo del peligro de conducir de noche porque es zona de paso de animales (elefantes sobre todo), que de noche no se ven y causan muchos accidentes. Willie nos dijo al día siguiente que hasta las 9 de la noche o así no hay tanto problema, pero que más tarde de las 9 empieza a ser más peligroso. Fue casi peor tener que recorrer los casi 2km que separan el camping de la carretera; era un camino de arena profunda y con bastante bache que siendo de noche nos supuso cierto desafío, pero lo solventamos sin problemas. Una vez en el camping nos asignaron nuestra parcela (qué bien estaba este camping!), nos dieron la clave del wifi (que aunque solo funciona de 5 a 9 de la noche, es súper útil y muy bien recibido) y nos recomendaron acercarnos al mirador/búnker. No hacía falta que me lo dijeran pues era el principal motivo de haber elegido este camping: tienen una charca propia frecuentada por elefantes, con un mirador/bar justo enfrente. Hasta ahí, todo normal. Lo excepcional es el búnker de hormigón que han construido bajo tierra justo al nivel del agua de la charca, desde donde puedes ver a los elefantes a un metro de distancia (o menos, si se acercan). Es una auténtica maravilla y solo por eso merece la pena dormir ahí, aparte de que como os digo las parcelas están súper bien y muy completas. Para llegar al búnker hay que bajar unas escaleras justo bajo el mirador, que te llevan a un pasillo un tanto fantasmagórico. Al final del pasillo hay unos taburetes y unas rendijas a la altura de los ojos. Hay que estar muy callado porque estás muy muy cerca de los elefantes, y os juro que impresiona. Hubo un momento que había como 30 elefantes a la vez, y alguno se debió poner tonto y alborotó al resto, y hubo varios que salieron corriendo hacia atrás, hacia el búnker. Cuando ves a esos bichos correr hacia ti y pasarte por encima de la cabeza, literalmente, es bastante difícil no acojonarse. Pero no os preocupéis, doy fe de que el hormigón del búnker aguanta el peso de dos o tres elefantes sobre él. Esa noche pasamos un buen rato ahí abajo, y al día siguiente cuando volvimos de las cataratas también. Os dejo algunas fotos, la primera desde el mirador (la losa que se ve en el suelo es la parte superior del búnker) y el resto desde el búnker:
Elefantes en Senyati
Os podéis tirar ahí horas y horas, es espectacular, y además siempre hay elefantes, o por lo menos cuando estuvimos nosotros, parecía que se iba un grupo y llegaba otro. Por la noche oíamos hienas pero no vimos ninguna.
La segunda noche, después de la excursión a cataratas, nuestros amigos alquilaron un chalet porque al día siguiente volaban de vuelta a España a medio día pero nosotros nos íbamos a Savuti y queríamos salir pronto. Esa noche hicimos barbacoa en su chalet, que daba a la charca, y comimos a escasos metros de los elefantes sin separación ninguna. Para mí fue una cena tensa, pero es que estos bichos me inspiran mucho respeto. Os dejo una foto para que os hagáis una idea de lo cerca que están:
Barbacoa en Senyati
Con esto nos despedíamos del Chobe Riverfront. La siguiente parada, siendo ya solo dos, sería Savuti, pero para eso había que superar la prueba definitiva de conducción en arena…