Ese día, nos levantamos con un cielo completamente gris y lleno de nubarrones, así que ya salimos con los impermeables puestos. Además, nos decidíamos a viajar por el centro de la Selva y visitar todos los pueblos que teníamos en el planing. Estas carreteras, son realmente hermosas, llenas de árboles altísimos, con vacas pastando a sus anchas, con casitas en medio de unos campos verdes.......
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Conforme avanzamos al centro, se pierden los viñedos y aparecen a ambos lados de la carretera los troncos de esos árboles apilados para utilizar su madera, la principal actividad económica de la zona......
En esta zona reinan las coníferas, por lo que aquí, es donde se encuentra sentido a la “selva negra”, ya que la luz no entra apenas a las carreteras debido a las frondosidad del bosque. Si a eso sumamos un día nublado, circular por sus carreteras a las 10 de la mañana, dan la sensación de estar haciéndolo a las 21.00h cuando apenas queda luz.
En esta zona reinan las coníferas, por lo que aquí, es donde se encuentra sentido a la “selva negra”, ya que la luz no entra apenas a las carreteras debido a las frondosidad del bosque. Si a eso sumamos un día nublado, circular por sus carreteras a las 10 de la mañana, dan la sensación de estar haciéndolo a las 21.00h cuando apenas queda luz.
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Visitamos varios pueblos pasando antes por sus oficinas de turismo. En estos pueblos lo más bonito es pasear por sus calles y disfrutar de su arquitectura, bordear sus ríos canalizados llenos de macetas con flores coloridas y perderse por ellos.
Por lo tanto, hicimos parada en OBERKIRCH, que nos gustó mucho y en OPPENAU que es muy pequeño y cuenta con un riachuelillo y las típicas casas de la Selva como el resto de los pueblos. En ambos paramos poquito, lo suficiente para hacernos unas fotillos y poco más.
Por lo tanto, hicimos parada en OBERKIRCH, que nos gustó mucho y en OPPENAU que es muy pequeño y cuenta con un riachuelillo y las típicas casas de la Selva como el resto de los pueblos. En ambos paramos poquito, lo suficiente para hacernos unas fotillos y poco más.
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Oberkirch
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Oppenau
La siguiente parada fue en ALPIRSBACH muy conocido por su famosísima fábrica de cerveza Alpirsbacher, a la que intentamos entrar pero las visitas eran en alemán, así que desistimos. En este caso aparcamos en el centro del pueblo dejando un disco que había en la guantera del coche. Consiste que en él hay que marcar la hora a la que llegas, porque te dejan aparcar 2 horas gratis. Me pareció muy curioso.
Este pueblo además tiene muchas tiendas que trabajan el cristal y a parte de ver maravillas en sus figuras, jarras de cerveza, colgantes, pendientes, objetos decorativos, se puede ver cómo los artesanos del vidrio trabajan en su propia tienda soplando el cristal y moldeando tales objetos.
Este pueblo además tiene muchas tiendas que trabajan el cristal y a parte de ver maravillas en sus figuras, jarras de cerveza, colgantes, pendientes, objetos decorativos, se puede ver cómo los artesanos del vidrio trabajan en su propia tienda soplando el cristal y moldeando tales objetos.
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Continuamos hacia SCHILTACH. Este pueblecito es un pueblo completamente madederero. Es una bonita población, con casas de entramados de madera, algunas del silo XVI en la que hay que visitar la plaza del mercado, con el ayuntamiento y un recinto triangular.
Entramos a un museo de una familia, donde en alemán (nos colamos en medio de la explicación de un grupo), el señor explicaba cómo las enormes máquinas cortaban los enormes troncos. En la parte de abajo se puede visitar un museo (muy sencillito y poca cosa), que muestra los distintos tipos de árboles, animales de la zona, utensilios para su corte, etc. La pena es que todo estaba en alemán.
Entramos a un museo de una familia, donde en alemán (nos colamos en medio de la explicación de un grupo), el señor explicaba cómo las enormes máquinas cortaban los enormes troncos. En la parte de abajo se puede visitar un museo (muy sencillito y poca cosa), que muestra los distintos tipos de árboles, animales de la zona, utensilios para su corte, etc. La pena es que todo estaba en alemán.
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Finalmente llegamos a nuestro destino: TRIBERG, la ciudad de los relojes de cuco. Sin duda, nos trataron fatal en la Oficina de Turismo, se notaba que era casi la hora de cierre y no tenían ganas de enrollarse. Además el mapa es una fotocopia donde no se ve nada. Esta ciudad siempre ha sido muy importante por sus industrias relojeras, y realmente es espectacular la cantidad de relojes de cuco que se pueden encontrar en ella, de todos los colores, tamaños.... eso sí, caros.
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Visitamos en primer lugar la famosísima y turística catarata de Triberg (aparcamos justo enfrente donde había un hotel), la catarata más grande de Alemania (163 metros de altura). Nos gustó mucho el paseo a pesar de que seguía lloviendo a ratos. La entrada nos costó 3 euros y el recorrido discurre completamente por un bosque con caminos bien señalizados por colores (hay 3 rutas de diferentes colores, una dura 45 min y la más larga una hora y media), se llega a una plataforma para hacerse una buena foto y tiene una subida a un puente de madera desde el que se ve un paisaje espectacular.
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En todo momento nos acompañaron los Chip y Chop (ardillas), que buscan a las personas, ya que en la entrada te venden cacahuetes y muchos van alimentándolas por el camino
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Cuando salimos, decidimos tomarnos un cola-cao caliente, efectivamente, riquísimo. Ver los escaparates llenos de relojes de cuco y vestidos tradicionales merece la pena. De camino a casa paramos a ver el reloj de cuco más grande del mundo, y curiosamente eran las 18.50, por lo que esperamos a la hora en punto para ver si salía algún cucú cantando la hora…. Y sí que salió el pajarito!!!
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Tras un largo día… 70 km nos separaban de Durbach, así que volvimos a casa para hacer la cena y ponernos al día con la Copa Confederación donde jugó España como cada noche………………….