Descubriendo el oeste (primera parte) ✏️ Diarios de Viajes de Grecia1 de septiembre. Lo primero que hicimos esa mañana al salir fue dar una vuelta por el mercado central, que está frente al hotel. Es pequeño, y aunque hay algunos puestos interesantes, está muy encarado al turismo porque también hay muchas tiendas...Diario: Paseando por Creta⭐ Puntos: 5 (24 Votos) Etapas: 6 Localización: Grecia1 de septiembre Lo primero que hicimos esa mañana al salir fue dar una vuelta por el mercado central, que está frente al hotel. Es pequeño, y aunque hay algunos puestos interesantes, está muy encarado al turismo porque también hay muchas tiendas de souvenirs. Para nuestro gusto es prescindible. A continuación cogimos el coche y fuimos de excursión a la península de Akrotiri, que está muy cerca de Chania. La idea era sobre todo visitar el monasterio de Agia Triada, que nos habían recomendado. Es un monasterio muy bonito y cuidado, de tonos terrosos, con cipreses y naranjos en la entrada. Fue construido en el siglo XVII, es de estilo bizantino y posee tres cúpulas, la iglesia y dos capillas. Allí vimos a varios monjes (a los que en teoría no se puede fotografiar, aunque no pude resistirme a hacer una foto donde salía uno de lejos), y se puede visitar su interior. Es muy recomendable y como suelen ser los edificios religiosos, silencioso y relajante. Nosotros estuvimos allí por la mañana, pero parece ser que las luces de la tarde le dan un tono rojizo que lo hace especialmente fotogénico. Un poco más allá, a unos 2 kilómetros, está en monasterio Gouverneto, al que también fuimos pero no pudimos verlo por dentro porque estaba en obras. El paisaje de la zona es precioso: el tono dorado de los campos de olivos, el verde de los viñedos y los arbustos de colores que van apareciendo por el camino contrastan con el gris de las piedras. Pensábamos encontrar un paisaje árido y monótono en la isla y nos sorprendió lo variado y colorido que es. Era casi mediodía cuando decidimos ir a darnos un baño. Nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado las toallas en el hotel (¡vaya fallo!), y acabamos comprando unas esterillas. Primero probamos con la playa de Marathi pero estaba bastante llena, así que fuimos a Loutraki, en la que había menos gente. El “paquete” de dos hamacas más una sombrilla nos costó 3 euros. El agua del Egeo es una maravilla incluso en una playa sencilla y de arena gris como la de Loutraki: limpia, de un azul precioso y con una temperatura perfecta. Teníamos hambre y habíamos visto unos restaurantes en Marathi con buen aspecto, así que volvimos (las dos playas están muy cerca) y comimos en Patrelantonis: tzatziki, patatas fritas (el día anterior habíamos visto a unos griegos comiéndolas con el tzatziki y los imitamos), sardinas y calamares frescos (podías escogerlos frescos o congelados, éstos más baratos, claro; nos hizo gracia que ofrecieran de los dos tipos), cerveza, Coca-Cola y agua: 36 euros. Nos regalaron fruta y raki para postre. Tengo que recomendar este chiringuito junto al mar si alguien pasa alguna vez por allí, porque todo estaba delicioso. Regresamos al hotel, nos duchamos, dimos una vuelta por el puerto y luego paseamos por las callejuelas que hay detrás del puerto, las cuales están llenas de pequeños restaurantes, algunos muy bonitos. Elegimos uno al azar: Oteki, donde cenamos dólmades, estofado de cerdo, helado, vino, cerveza y agua: 27 euros. Todo muy rico también, para variar. Otro día estupendo y completo en la preciosa Creta. 2 de septiembre En principio nuestra idea era ir a visitar la zona de Lefka Ori, que por lo visto tiene unos paisajes y unos pueblos muy bonitos, y en el mapa no parece que esté muy lejos; pero cuando preguntamos en recepción del hotel para saber por dónde podíamos ir, nos lo desaconsejaron por lo mucho que se tarda en llegar (y además luego hay que volver). Ya he comentado que las carreteras no están muy bien comunicadas en Creta, y 50 kilómetros de distancia de un lugar a otro si se va en línea recta pueden convertirse en 150 si se circula por carretera. Y Lefka Ori, que nos había parecido tan cerca, está a unas buenas tres horas de Chania. Así que si alguien está pensando en visitar la zona, lo ideal sería (y lo que me habría gustado hacer de haber dispuesto de dos o tres días más de viaje, que habría sido ideal) alojarse un par de noches por la zona sur. De esta forma se podría ver con calma y sin pasarse el día en el coche, disfrutando además de sus playas, que me han dicho que son salvajes y muy bonitas. Al tener que olvidarnos de nuestra idea, preguntamos un poco desanimados si había pueblecitos tradicionales por la zona para dar una vuelta, y nos recomendaron algunos que estaban muy cerca. La verdad es que los pueblecitos que visitamos no nos parecieron nada del otro mundo, pero en cambio el paisaje nos volvió a sorprender y disfrutamos de algunos momentos encantadores. Nos dirigimos primero hacia el este, después de pasar por delante de la península de Akrotiri, y paramos en Kalives, un pueblo en la playa. El mar estaba picado y tuvimos que apartarnos de la orilla para no mojarnos al fotografiarlo. A continuación fuimos a Vamos, donde paramos a beber algo en un bar que nos pareció típico y agradable. Pedimos dos copas de vino blanco y nos regalaron un platito con aceitunas, queso, jamón dulce y tomates. Las copas de vino y el acompañamiento nos costó sólo 2 euros. Estuvimos allí un buen rato charlando con el dueño del bar, rodeados de lugareños y disfrutando de un rato perdidos en un pueblo en medio de Creta donde los únicos turistas éramos nosotros. Después de dar un paseo por el pueblo fuimos hacia Vrises y por el camino (a unos 2 kilómetros de Vamos) nos detuvimos en una iglesia, pequeña pero con mucho encanto, que antiguamente había tenido una fábrica de aceite. Visitamos el interior de la iglesia, el descuidado jardín y las ruinas de lo que había sido la fábrica. Vrises lo vimos desde el coche (por cierto, por el camino le preguntamos a un chico por dónde teníamos que ir para llegar, y después de un rato de risas porque no nos entendíamos con él, nos dimos cuenta de que ellos en lugar de “Vrises” dicen “Jrisos”), y luego nos dirigimos, ya de vuelta hacia Chania, a Armeni, donde dimos un pequeño paseo y paramos a comer en la terraza de la taberna Aposostalia, que también tengo que recomendar: una ensalada cretense enorme que no pudimos acabarnos, y eso que era la de tamaño más pequeño, y una moussaka deliciosa elaborada por la madre del tabernero, cerveza y Coca-Cola (el postre, pastelitos y helados, y el raki, nos lo regalaron), todo por 18 euros. Las raciones son gigantescas, casi todo el mundo se llevaba envases con los restos a casa, y es un sitio sencillo, amigable y muy auténtico. Regresamos al hotel, y después de descansar un rato dimos otro buen paseo por el puerto de Chania de nuestros amores hasta que anocheció, y a continuación fuimos a cenar a un restaurante muy especial que nos había recomendado una amiga y que habíamos reservado: Thalassino Ageri. Está a un par de kilómetros de Chania y fuimos en taxi porque no teníamos muy claro si sabríamos ir y volver. Cuando llegas ves una casita con una puerta, entras, no sabes qué te vas a encontrar, y resulta que el restaurante está en el exterior (el interior son las cocinas; en la web he visto que también hay mesas dentro, pero al menos aquella noche todo el mundo estaba fuera), está en una playita privada y todas las mesas se hallan en la misma arena. La nuestra estaba junto al mar (casi podías tocarla con los pies), y es una maravilla cenar allí con el ambiente marinero y tranquilo (no hay más restaurantes ni bares por allí), las luces del puerto de Chania al fondo, y por la calidad de la comida. De primero pedimos taramosalata y gambas frescas, y de segundo nos enseñaron los pescados que tenían del día. Pedimos uno que se llama “cod”: en teoría en inglés significa bacalao, pero era una mezcla entre merluza y lubina. Nos lo cocinaron a la brasa y estaba exquisito. El vino blanco no sé cuál era pero era cretense, delicioso, y todo, con agua (el postre, fruta y pastelitos, y el raki nos los regalaron) por 80 euros. Es el restaurante más caro al que fuimos en la isla, pero fue inolvidable. No tengo fotos de la velada, pero si queréis echar un vistazo, podéis ir a su página web: www.thalassino-ageri.gr Nos alegramos de haber pedido un taxi para ir y volver porque aunque Thalasino Ageri está muy cerca de Chania, es un poco liado llegar y aparcar allí, y también porque después de aquella cena fue maravilloso disfrutar del camino de vuelta sin agobios y recordando lo bien que lo habíamos pasado. Índice del Diario: Paseando por Creta
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