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MARTES 27 SEPTIEMBRE
Nuestro plan inicial era ir a Sintra en tren que salen de la Estación de tren do Rossio con un horario amplio.
Pero durante la excursión de ayer conocimos a unos viajeros argentinos muy agradables con que nos han invitado a ir con ellos en su coche a Sintra, Cascai y Faro da Roca. Y por supuesto aceptamos.
A las 10:00 nos estamos montanos en su coche dirección Sintra. Esta pequeña ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1995. Los antiguos pobladores de esta región la llamaban " Monte de la luna". Hay que llevar paraguas y algo más de abrigo que en Lisboa, esta zona es más fría. Aunque nosotros cogimos un tiempo buenísimo.
Llegamos pasados unos 15 minutos a la Quinta da Regaleira (entrada 6 €), te dan un pequeño plano del parque para que no te pierdas. Lo que merece la pena ver en la Regaleira son sus magníficos jardines; de ambiente esotérico, alquímico y masón, estos jardines están llenos de pasadizos, oscuras y sinuosas galerías y grutas, fuentes, cascadas y una encantadora capilla. La casa no está amueblada pero su arquitectura tiene mucho encanto.
Es un lugar mágico y entretenido con sus pasadizos, grutas, etc., debes llevar una pequeña linterna o móviles bien cargados. Fuimos primero a la Quinta porque todo el mundo va primero a Palacio da Pena, y luego a la quinta, nosotros decidimos hacerlo al contrario intentando huir de la multitud. Y nos salió bien, cuando llegamos a la quinta no había nadie y cuando llegamos al palacio si había gente, pero más marchando que llegando.
Al salir nos comimos algo, Mariana nos recomendó que lleváramos bocadillos porque Sintra es muy caro. Comimos en una fuente donde había sombra, agua fresca y bancos, allí los lugareños van a rellenar sus garrafas de agua.
Volvemos al coche para ir a Palacio da Pena. Las obras de este Palacio, concebido como residencia veraniega de la familia real, comenzaron en 1840 y no concluyeron hasta 47 años después. En la construcción se mezclaron gran cantidad de estilos: egipcio, renacentista, gótico, manuelino (se recrea la famosísima ventana del Castillo de Tomar), mudéjar y oriental. Hay aparcamiento aunque un poco rudimentario.
La entrada cuesta 14 euros (la más completa), sin cochecito que se compra aparte y cuesta 3€, nosotros llegamos al castillo a pie. Hay otra más barata que solo es para estar en las terrazas que cuesta 7€.
Nosotros compramos la más completa y para mí fue una estafa. Las vistas de las terrazas si están bien y la arquitectura del castillo son bastante singulares, esta parte si la recomiendo. Pero su interior está en obras, la mayoría de las estancias están en obras y cerradas al público y el mobiliario está confinado en unas pocas habitaciones (a los amantes del mobiliario de época si les gustara este sitio). Los ves mientras vas caminando por un pasillo en fila india, sobre una moqueta que no limpian hace años. El olor a productos como barniz es fuertísimo, por todo esto mi asma y alergia hicieron que fuera una visita exprés. Y aunque en español, puse una reclamación, a la que contestaron unos meses después.
Supongo que cuando la obra esté acabada si merecerá la pena esta visita, pero por el momento no. También deberían hacerlo saber en la entrada y ya es mi decisión entrar o no. Pero bueno, turistada superada.
Hay un sitio de dulces típicos en el casco histórico de Sintra, que nosotros no fuimos pero Mariana nos lo recomendó encarecidamente. Se llama Pastelería Piriquita R. Padarias 1.
Otra vez programamos GPS y nos vamos al cabo da Roca, es el punto más occidental de Europa (la naricita de Portugal). Las vistas de los acantilados y del Océano Atlántico son relindas. Foto de rigor y para el coche el viento es muy fuerte y helado.
De nuevo programamos GPS y para Cascais. Este pueblo de playa no tiene mucho más que ver que su bonita y enorme playa de arena blanca, de resto es el típico pueblo turístico de costa, eso sí, muy bonito con sus casitas bajas blancas y sus paseos de piedra.
Si decir que en unas de sus calles traseras esta el cactus más grande de Europa o eso por lo menos nos explica un lugareño cuando nos ve observándolo.
Y como bien sabemos los viajeros low cost en las calles traseras siempre es todo más barato, así que ahí nos sentamos a tomarnos algo, mi asma no me ha abandonando así que la Sra. al verme me ofrece una infusión de menta fresca, la verdad me supo y mas por el detalle de la amable señora. Aquí pasamos un rato charlando con estos nuevos amigos, entre viajeros siempre tema de conversación. Se portaron con nosotros de maravilla.
Vuelta a Lisboa que desde Cascai son unos 27 km. Y nuestros amigos nos dejan en la puerta de nuestro hostal, intercambiamos Facebook, teléfonos y nos despedimos. ¡Qué gente tan grande! Nos hicieron pasar un día fantástico. Muchas gracias Tania y Flavio.
En las calles traseras al hostal, en la Av. Duque Loule hay un Burguer King donde cenamos algo. Sé que es un pecado comer en una cadena de comida rápida en un país donde hay tan buena gastronomía a buen precio; pero las cocinas cierran antes que en España y ya pasan de las 23:00.
MIERCOLES, 28 SEPTIEMBRE
Esta mañana nos levantamos sin tanta prisa, desayunamos en el hostal que lo tiene incluido (pan portugués que es casi como pan de molde , jamón york, queso mantequilla, mermelada, algo de fruta, café, leche, jugos e infusiones). Nada del otro mundo pero escapa. Dejamos las maletas en la consigna del hotel que es gratuita y nos vamos paseando por Av Liberdade, hasta que empezamos a callejear por Lg Anunciada, Elevador de Lavra, R Portas, hay muchas obras, según Mariana el ruido del fin de la crisis, seguimos callejeando hasta Plaza Comercio,
Continuamos nuestra marcha hasta el Monasterio de los Jerónimos Rua Jerónimos 3, 10:00 a 17:30 (octubre-abril; última entrada a las 17:00).10:00 a 18:30 (mayo-septiembre; última entrada a las 18:00). Cerrado todos los lunes, 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre. Entrada Monasterio de los Jerónimos 10€ + Torre de Belém: 12 €
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa (Mosteiro dos Jerónimos) constituye unos de los principales ejemplos de la arquitectura manuelina en Portugal y un homenaje a la época dorada de los descubrimientos, pues Manuel I ordenó su construcción para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama. De hecho, las obras se financiaron con los impuestos procedentes de las colonias.
La fachada es enorme y muy bonita, solo entramos a la iglesia que es gratuita, no tenemos mucho tiempo y la cola es enorme. Me pareció entender que Marques de Pompal quien reconstruyó Lisboa después del incendio que devastó la ciudad está enterrado allí. La iglesia merece la pena verla.
Continuamos hacia la Torre de Belem que está en frente de Los Jerónimos hacia el rio. Hay un sol de justicia y no hay nada de sombra, al igual hubiera sido mejor ir por la tarde. Solo nos hicimos fotos por fuera, las críticas de la Torre de Belem por dentro no son buenas. La Torre de Belém se levanta a orillas del Tajo, símbolo de la ciudad de Lisboa. Está declarada Patrimonio de la Humanidad y su ubicación sobre la antigua playa de Restelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes.
Desde aquí también podemos ver el Monumento a los Descubridores (está lleno de andamios), el Puente 25 de Abril y el Cristo Rey.
Deshicimos nuestros pasos hasta el tren que nos devuelve al centro. La tarjeta hay que pasarla por unos posters que están en la entrada al andén y luego en la estación para salir de esta. En este último momento las tarjetas no van y no nos abren la barrera para salir del andén, pero a otra pareja de portugueses tampoco, ellos hablan con el guardia de seguridad que les abre la puerta, nosotros pasamos detrás de ellos como si viniéramos juntos…ufff entiendo que las tarjetas no tenían suficiente saldo para los dos trayectos, pero salimos airosos. Vigilen la cantidad que necesitan para estos dos viajes. Porque en el andén de Belem solo está la maquina amarilla para pasar la tarjeta y nosotros lo hicimos, pero no hay nadie que te explique.
Ya en el centro por la calle Do Arsenal hay varias tiendas de conservas autóctonas y ahí compramos algunas latas, cuidado hay que facturarlas si no quieres que te las requisen en el aeropuerto. Mi plan era ir a Rua da Prata subiendo desde la plaza comercio a la derecha, en una esquina hay una tienda de conservas antigua de mostrador de madera, de esas con esencia, pero el tiempo se nos echa encima así que allí mismo. En plaza comercio, recargamos las tarjetas (el mínimo de la recarga son 3€) y al metro, un trasbordo y para el hostal por donde estamos entrando a las 15:00h. Vuelta al metro ya con nuestras maletas y otro viaje directo hasta Jardín Zoológico para llegar a la estación de bus rumbo a Oporto. Nada más salir del metro hay carteles que te indican cómo llegar a la estación de autobuses está muy cerca.
Ya sin prisas nos tomamos un refrigerio hasta que sale nuestra guagua. 3:45 aprox. tarda el bus, hace una parada de 5minutos en Fátima donde unos suben y otros bajan.
Ya en Oporto la estación de autobuses esta a escasos metros de nuestro hotel el ISTAY HOTEL PORTO CENTRO R. Alexandre Herculano, 296, 4000-053 Oporto, Portugal. 3 noches 140€. No incluye desayuno. Pagamos en recepción, nos dan el mapa y las explicaciones oportunas y dejamos las maletas.
De ahí nos vamos al funicular que está en Rua de Augusto Rosa. El viaje cuesta 2’50€ y nos deja a la entrada de Rua Ribeira. Nuestro plan era ir a cenar a Postigo do Carvao, pero está lleno y muchas mesas en espera. Así que comimos en otro de la misma calle, lo que no apunte el nombre. Comimos muy bien Bacalao da Braga para 2, pulpo cocido con papas, copa de vino, cerveza y postre 42€, la zona está llena de restaurantes y es bastante turística, pero para ser la primera toma de contacto con Opoto no estuvo mal. Damos una vuelta por la Riviera y vuelta al funicular, es algo caro pero estamos agotados y la orografía de Oporto no ayuda, así que los pagamos con gusto y para el hotel que mañana será otro día.
La zona de la Ribeira para cenar no está mal pero es muy turístico, hay mal olor saliendo de las alcantarillas, mesas muy estrechas y músicos ambulantes… ósea gran turistada, aunque la comida estaba muy buena.
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