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Tras madrugar para salir de Zaragoza con el autobús temprano (06:20) tengo la desagradable sorpresa que el vuelo desde barajas se retrasaba una media hora, saliendo a las 13:05 (hora local) afortunadamente al ser una hora menos aterrizamos pasados unos minutos de la una del mediodía (hora local) Como no había facturado esta vez mi maleta pude salir rápidamente del aeropuerto bajando al metro cuya entrada esta justo al salir del aeropuerto. Dentro del metro me pille una tarjeta viva viagem, que cuesta 50 céntimos y que recargue con 10 euros, las instrucciones de las maquinas están en español, con lo cual no es muy complicado sacarse la tarjeta y recargarla. Recorrí en su totalidad la línea roja y al final de la misma me cambie a la línea azul donde me baje dos paradas mas tarde en la parada "Marques de Pombal" (mismo nombre que mi hotel).
Primera imagen de Lisboa al realizar el avión la maniobra de aterrizaje, concretamente del barrio de Belem donde se percibe perfectamente el monasterio de los jeronimos, el monumento a los descubrimientos y la torre de Belem.
Pequeño paréntesis para hablar del metro de Lisboa: dispone de cuatro líneas divididas en colores, roja, verde, amarilla y azul. El billete sencillo cuesta 1,30 euros pero aconsejo comprar la tarjeta viva porque se puede utilizar en casi todos los medios de locomoción públicos (metro, tranvía, autobús, elevadores, trenes de cercanía) Personalmente la use sobre todo para ir en metro así como para los trenes de cercanía que llevan a Belem y Sintra.
Con respecto al hotel "Marques de Pombal" es un cuatro estrellas del cual no tengo ninguna queja. El desayuno buffet libre es correcto, tiene wifi gratis, el trato del personal es agradable, esta a una media hora andando de la plaza del comercio y es terreno llano. No es el centro histórico de la ciudad pero la ubicación tampoco es mala, con una estación de metro cercana, personalmente creo que fue una buena opción.
Tras instalarme en el hotel y teniendo toda la tarde todavía por delante, tome la decisión de recorrer la avenida da liberdade que une la plaza Marques de Pombal y la plaza dos restauradores. Es una avenida al estilo de los campos Elíseos de Paris, con tiendas de firmas internacionales de moda, cerca del monumento a los que perdieron la vida durante la primera guerra mundial se ubicada la embajada Española.
Con respecto al hotel "Marques de Pombal" es un cuatro estrellas del cual no tengo ninguna queja. El desayuno buffet libre es correcto, tiene wifi gratis, el trato del personal es agradable, esta a una media hora andando de la plaza del comercio y es terreno llano. No es el centro histórico de la ciudad pero la ubicación tampoco es mala, con una estación de metro cercana, personalmente creo que fue una buena opción.
Tras instalarme en el hotel y teniendo toda la tarde todavía por delante, tome la decisión de recorrer la avenida da liberdade que une la plaza Marques de Pombal y la plaza dos restauradores. Es una avenida al estilo de los campos Elíseos de Paris, con tiendas de firmas internacionales de moda, cerca del monumento a los que perdieron la vida durante la primera guerra mundial se ubicada la embajada Española.
Tras el agradable paseo llegue a la plaza dos restauradores donde un obelisco se encuentra en el centro de la plaza, este monumento de los restauradores conmemora la liberación del país del dominio Español en 1640.
No muy lejos se encuentra la plaza de Pedro IV aunque se le conoce mejor con el nombre de plaza de Rossio que es la plaza central y más importante de Lisboa, aquí hice una pausa para comer algo rápidamente. En ambos extremos hay una fuente y en el centro la estatua de Pedro IV, en su base se ubica cuatro figuras femeninas que representan alegorías de la justicia, sabiduría, fuerza y moderación.
Cabe recalcar el suelo de la plaza cubierto por mosaicos blancos y negros formando unos dibujos algo muy típico de Lisboa. Aquí en lugar de seguir hacia la plaza del comercio bifurque para subir por la calzada do carmo descubriendo las empinadas calles que comunicaban la baixa con el barrio alto. Os aconsejo llevar un calzado practico porque las calles de Lisboa no son muy apropiadas para ir con carros de bebes o sillas de ruedas, las aceras son estrechas y un par de veces casi me caigo resbalando sobre ellas.
En la parte de arriba de la calle se encuentra la iglesia do carmo y el cuartel de la guardia nacional republicana. Se puede acceder a esa zona cogiendo el elevador de Santa Justa ahorrándose la subida a pie. Llegue a la cercana plaza Luis de Camoes puesto que deseaba saber donde estaba ubicada al ser el punto de salida de algunos tours de Sandemans. Localizada la plaza me acerque al número 14 de la próxima calle da misericordia para comprar una entrada para un espectáculo de Fado para el día siguiente, miércoles 9 de Agosto, os lo comentare más adelante.
Seguí callejeando bajando del barrio alto para finalmente llegar a la plaza del comercio también conocida como "Terreiro do Paço" que me recordaba un poco a la plaza mayor de Madrid salvo con la peculiaridad que uno de sus lados, el que da al rio Tajo está abierto. En el centro se alza la estatua de José I.
A un lado de la plaza, se encuentra el Lisboa story center hacia donde me dirigí para adquirir una entrada y visitar el museo. El billete cuesta 7 euros y te dan un audio guía con él. Sabiendo tan poco sobre Portugal y Lisboa como sabia la visita me pareció interesante, la información que aporta el audio guía es lo más relevante puesto que lo que se ve en el recorrido me pareció algo escaso. El museo se divide en varias salas por las cuales se recorre la historia de Lisboa, la primera está dedicada a su creación donde se habla de los fenicios, romanos, árabes y cruzados cristianos a través de unas pantallas de televisión, las siguientes reflejan la época dorada de la ciudad durante el tiempo de los descubrimientos enrequiciéndose la ciudad a través de las mercancías que se traían de las colonias africanas, asiáticas y americanas.
A un lado de la plaza, se encuentra el Lisboa story center hacia donde me dirigí para adquirir una entrada y visitar el museo. El billete cuesta 7 euros y te dan un audio guía con él. Sabiendo tan poco sobre Portugal y Lisboa como sabia la visita me pareció interesante, la información que aporta el audio guía es lo más relevante puesto que lo que se ve en el recorrido me pareció algo escaso. El museo se divide en varias salas por las cuales se recorre la historia de Lisboa, la primera está dedicada a su creación donde se habla de los fenicios, romanos, árabes y cruzados cristianos a través de unas pantallas de televisión, las siguientes reflejan la época dorada de la ciudad durante el tiempo de los descubrimientos enrequiciéndose la ciudad a través de las mercancías que se traían de las colonias africanas, asiáticas y americanas.
Después tenemos una sala en la cual se proyecta un corto metraje de unos diez minutos sobre el terremoto del 1 de noviembre de 1755 que destruyo Lisboa (quizás lo más interesante del museo)
La siguiente habitación está dedicada a la reconstrucción de la ciudad por el Marqués de Pombal (seguro que os suena el nombre) cuya estructura es la que tiene ahora la ciudad con calles rectas como las que se pueden encontrar en la baixa, también contribuyo a la sismología como ciencia puesto que se realizaron varios estudios para prevenir futuros terremotos. Finalmente el museo acaba con un video sobre la Lisboa moderna y la revolución de los claveles. Creo recordar que estuve entre una y dos horas en el museo, de por si las salas se visitan rápido tampoco tienen muchas cosas para ver, solo el audio guía y los videos son lo más destacables. Es una buena introducción a la ciudad, aunque me hubiese gustado más completa, pero su visita no es fundamental.
La siguiente etapa de mi andanza por Lisboa esa tarde era el castillo de San Jorge así que me encamine hacia el barrio de Alfama, no sin antes resoplar al observar la subida que me esperaba. Como ese barrio tiene muchas calles estrechas y para no perderme me dedique a seguir el flujo de turistas que subían y bajaban, hice una primera pausa en la catedral de Lisboa, continúe hasta las ruinas del teatro romano que se pueden observar desde fuera, llegando por fin al castillo.
La siguiente etapa de mi andanza por Lisboa esa tarde era el castillo de San Jorge así que me encamine hacia el barrio de Alfama, no sin antes resoplar al observar la subida que me esperaba. Como ese barrio tiene muchas calles estrechas y para no perderme me dedique a seguir el flujo de turistas que subían y bajaban, hice una primera pausa en la catedral de Lisboa, continúe hasta las ruinas del teatro romano que se pueden observar desde fuera, llegando por fin al castillo.
Catedral de LisboaTras hacer cola unos cinco a diez minutos compre la entrada por 8,50 euros, que me permitió franquear la entrada. Lo primero que os vais a encontrar es un mirador que os ofrece espectaculares vistas sobre el tajo y la ciudad antigua, desde allí se divisa perfectamente la baixa y el barrio alto.
Vista de la plaza del comercio desde el mirador del castillo
El castillo de san Jorge fue antiguamente una fortificación musulmana que paso a manos cristianas tras la reconquista de Lisboa por el primer rey de Portugal Alfonso I con la ayuda de cruzados, de allí el nombre del castillo puesto que muchos cruzados profesaban devoción al mártir San Jorge, de hecho en el mirador se halla una estatua de un cruzado.
En esa foto se aprecia la torre metálica del elevador de Santa Justa (1) la iglesia do Carmo (2) el convento do Carmo (3) y la estatua de Pedro IV (4) en la plaza del Rossio.
Después paso a ser palacio real hasta el terremoto de 1755 donde quedo en ruina, siendo restaurado en el siglo XX. Antes de llegar a la fortaleza propiamente dicha podéis visitar unos jardines donde se pasean unos pavos reales y los vestigios del antiguo palacio real de la alcazaba dentro del cual se encuentra una exposición permanente constituida por un conjunto de objetos que se encontraron en un yacimiento arqueológico cercano al castillo.
Por fin llegamos al castillo propiamente dicho que es una fortificación defensiva, rodeada de un foso, bastante bien restaurada cuenta con 11 torres que se pueden visitar al recorrerse el adarve sin ninguna dificultad (bueno esquivando los otros turistas si acaso) lo que nos permite dar la vuelta del castillo por toda la muralla.
El panorama sobre la ciudad es muy bueno permitiéndonos verla desde todos los ángulos de esa forma pude disfrutar de unas vistas sobre el panteón, la iglesia de San Vicente y el puente Vasco de Gama que no se pueden observar desde los otros miradores de la ciudad. La verdad debe de ser muy bonito hacer fotos del anochecer desde ese lugar pero después de estar una hora recorriéndome todo y visto el madrugón que me pegue decidí volver al hotel para cenar y descansar, haciendo parte del camino de vuelta en metro.
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