Día 12: Grundarfjörður-Reikiavik
Nos levantamos como siempre entorno a las 7:00 y bajamos a desayunar a la cocina de hotel. Hoy tenemos por delante nuestro último día de hacer kilómetros, ya que por la tarde llegaremos a Reikiavik, donde terminará nuestro viaje por Islandia.
Recogemos y nos subimos a nuestro segundo hogar, el coche, para acercarnos a ver otro de los lugares más fotografiados de Islandia. Se trata del monte Kirkjufell y de la cascada Kirkjufellsfoss.
Recogemos y nos subimos a nuestro segundo hogar, el coche, para acercarnos a ver otro de los lugares más fotografiados de Islandia. Se trata del monte Kirkjufell y de la cascada Kirkjufellsfoss.
Como se puede ver en la fotos, los brillantes (y escasos) días de sol se han terminado y volvemos a alternar las nubes, con la lluvia y algún que otro rato con trozos de cielo azul. Para ser uno de lo sitios más emblemáticos de la isla, la verdad es que a nosotros nos decepcionó un poco.
Continuamos por la carretera 54, para seguir después por la 574 que nos llevará hacia la parte más al este de la península de Snæfellsnes. En el camino nos encontramos, a lo lejos, a la izquierda de la carretera, otra cascada con columnas de basalto, menos conocida que muchas de las que hemos ido viendo estos días, pero como todo aquí, no deja de tener su encanto: Svöðufoss.
Continuamos por la carretera 54, para seguir después por la 574 que nos llevará hacia la parte más al este de la península de Snæfellsnes. En el camino nos encontramos, a lo lejos, a la izquierda de la carretera, otra cascada con columnas de basalto, menos conocida que muchas de las que hemos ido viendo estos días, pero como todo aquí, no deja de tener su encanto: Svöðufoss.
Lo que se ve al fondo entre las nubes son las primeras vistas que tenemos del glaciar Snæfellsjökull, que nos acompañará todo el día. Aunque a medida que vamos avanzando las vistas se van haciendo mejores.
Seguimos por la 574 y un poco después de pasar Rif, vemos a lo lejos una iglesia en una zona elevada. Resulta que se trata de la iglesia de Ingjaldshóll, donde hay un cuadro en el que se recoge una supuesta visita que hizo Cristóbal Colón en 1477 para preguntar a los vikingos por Vinlandia. Estaba cerrada, por lo que no vimos el cuadro, pero merece la pena subir solo por las vistas. A la derecha, con la cima cubierta de nubes, el Snæfellsjökull.
Continuamos nuestro camino, dejando atrás Hellissandur, desde donde parece ser que se tienen las mejores vistas del glaciar, pero las nubes no dejaban ver su cima en ningún momento, así que continuamos y entramos en el Parque Nacional de Snæfellsjökull. Este es el mapa de la web del parque.
Nuestro plan es continuar hasta el extremo final de la península de Öndverðarnes, por un camino que cada vez tenía más baches. Allí aparcamos el coche y damos un paseo hasta Fálki, un pozo de piedra del que se dice que no solo manaba agua sagrada, sino también cerveza. Entramos a comprobarlo, obviamente solo era agua...
Dimos la vuelta para visitar la playa de Skarðsvík, una de las pocas de arena dorada, donde se descubrió una tumba vikinga. La playa no tiene nada especial, pero después de tanta playa de arena negra, la verdad es que resulta diferente.
De vuelta a la 574, un poco más adelante, vemos que a la izquierda sale un desvío que es una carretera F que dice sube a la base del volcán tras unos 12 km. Por allí nos metemos. En un principio la carretera tenía esta pinta.
Pero después no hacía más que empeorar y claro, ni un alma. Seguimos subiendo por una carretera llena de baches, cada vez más hondos y una nube encima, cada vez más negra. De repente vimos una zona ancha, donde, con alguna maniobra podíamos dar la vuelta y fue la excusa perfecta para rajarnos. Ahora nos arrepentimos, porque no debía quedarnos mucho, pero por otro lado la vista de la cima no iba a ser posible, así que...
Nuestro siguiente destino era el cráter Saxhöll hecho de ceniza, responsable de los campos de lava que se ven por esta zona. Se sube primero por unos escalones un luego por un camino.
Nuestro siguiente destino era el cráter Saxhöll hecho de ceniza, responsable de los campos de lava que se ven por esta zona. Se sube primero por unos escalones un luego por un camino.
Lo cierto es que cuando subes un pelín, el aire se hace insoportable y estar el la cima del volcán resultaba bastante incómodo, así que bajamos rápido para ir hasta nuestro siguiente destino, la playa de Djúpalónssandur. Lo primero que uno se encuentra son unas piedras que, según la tradición, servían para medir la fuerza de los aspirantes a pescadores. La más pequeña pesa 23 kg y la más grande 154 kg. Si no se podía levantar la segunda más pequeña, de 54 kg, no se consideraba que se fuese apto para la vida en el mar
Pero en esta playa también se encuentran los restos de un naufragio de un barco inglés, el Epine, que naufragó en 1948. No deja de ser curioso que nadie haya retirado los restos desde entonces...
En el lado izquierdo de la playa se forman piscinas naturales cuando se retira la marea y está llena de formaciones de lava.
Después de pasear un rato por la playa y el bañito de pies correspondiente comimos en unos bancos que había a la entrada del camino, desde donde disfrutamos de la vista menos nublada del Snæfellsnesjökull. No nos dejó verlo entero, pero casi...
Tras la comida, un corto recorrido en coche nos lleva hasta el faro de Malariff. Desde allí sale un camino que lleva primero a las formaciones de roca de Lóndrangar.
Pero nosotros seguimos toda la costa, ya que hacía bastante sol y decidimos ir andando hasta los acantilados de Þúfubjarg, donde anidan un montón de aves.
Al final el camino se hizo algo largo: cuando el sol sale el calor aprieta y no tenemos costumbre... De nuevo al coche para llegar hasta Arnarstapi, donde hay dos monumentos curiosos. Uno de ellos rinde homenaje a Julio Verne y simboliza el punto por el que se entraba al centro de la tierra.
El otro es una figura de Bárður, protagonista de una saga, mezcla de humano y trol.
Detrás de él sale un pequeño camino hacia un mirador desde el que se ven estos espectaculares acantilados de columnas de basalto.
También tiene preciosas casas de veraneo como esta.
Con esto dimos por finalizadas las visitas de hoy, teníamos que llegar a Reikiavik a dormir y aún nos quedaba un largo camino por delante. Cruzamos el fiordo Hvalfjörður por el túnel que hay debajo (hay que pagar 1000 coronas de peaje) y llegamos a las 19:00 más o menos a Reikiavik, bueno a los alrededores, que era donde teníamos el hotel.
Nos apetecía ir a un italiano así que buscamos uno, que estaba en el centro y allí nos fuimos a cenar. Como era temprano dimos un paseo y en una central de reservas nos acercamos a reservar la Blue Lagoon, y menos mal porque ya no pudimos entrar a la hora que queríamos, las entradas estaban agotadas, así que las tuvimos que comprar para más tarde. La verdad, no pensábamos que esto pudiera pasar, pero es que Islandia está de moda. El restaurante se llamaba Primo y nos gustó bastante. Lloviznaba todo el rato, así que ni siquiera pudimos pasear después de la cena, así que a dormir nuestra última noche en Islandia.
Nos apetecía ir a un italiano así que buscamos uno, que estaba en el centro y allí nos fuimos a cenar. Como era temprano dimos un paseo y en una central de reservas nos acercamos a reservar la Blue Lagoon, y menos mal porque ya no pudimos entrar a la hora que queríamos, las entradas estaban agotadas, así que las tuvimos que comprar para más tarde. La verdad, no pensábamos que esto pudiera pasar, pero es que Islandia está de moda. El restaurante se llamaba Primo y nos gustó bastante. Lloviznaba todo el rato, así que ni siquiera pudimos pasear después de la cena, así que a dormir nuestra última noche en Islandia.
ALOJAMIENTO REIKIAVIK:
• Maxhouse Reykjavik. Son unas habitaciones con baño incluido recién construidas en la planta baja de una casa a las afueras de Reikiavik. Con cocina por si se quiere utilizar, perfecta para el desayuno. Nos gustó mucho.
INFORMACIÓN:
• west.is
• Parque Nacional de Snæfellsnesjökull