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Hoy dejamos nuestra casita de la Selva Negra. Nos da penita, hemos pasado muy buenos ratos allí. Ha sido un lujo disponer de una casa entera como esa para nosotros solos y estar en medio del bosque sin nadie alrededor, sin un solo sonido excepto el de los grillos y con un poquito de miedito de vez en cuando por estar tan aislados…jeje.
Nos despedimos de nuestra casa, nuestro jardín y de los ciervitos que también vienen a despedirnos, acoplamos las maletas en los dos coches y partimos hacia la región de Franconia.
Aprovechamos el camino hacia allí para visitar Bad Wimpfen, pueblo que nos encanta, junto al que pasamos una semanita hace dos veranos, alojados en un castillo espectacular.
Después de Bad Wimpen recorremos el valle del rio Neckar, que recorrimos tantas veces hace dos años... muy bonito, hasta llegar a Heidelberg, ciudad en la que hemos estado casi una veintena de veces. Queremos que nuestros familiares la conozcan y de paso comer allí en la cervecería que frecuentamos.
Dos imágenes del valle del rio Neckar. La primera de un barco (de los más grandes que recorren el río) pasando una esclusa… espectacular el manejo del conductor para meter a ese bicho en la esclusa.
Llegamos a Heidelberg con mucho calor otra vez. Lo primero que hacemos es ir a nuestra cervecería, la Vetter, para comer y beber su cervecita que ellos mismos producen solo para el restaurante.
Nos pedimos una sartenaza con codillo, wiener schnitzel, leberkäse, alitas de pollo, y salchichas de Nuremberg y unas patatas buenísimas, y por supuesto unas cuantas cervecitas: algunos se las piden de un litro (los que no tienen que conducir), otros de medio (los que no somos tan borrachines) y otros un refresquito (los que tienen que conducir). Recomiendo la Helles aunque la dunkel también está buena, y si os gusta la de trigo... pues también.
La cervecería se encuentra en la calle Steingasse.
Terminamos de comer y damos una vueltecita por la ciudad. Nos comemos unos heladitos de postre.
Subimos al castillo en funi, porque hace mucho calor y acabamos de comer.
Lo primero que hacemos es visitar el gran barril.
Nos asomamos a la terraza del castillo para tener vistas de toda la ciudad. Nos hubiera gustado hacer el camino de los filósofos, al otro lado del río, pero se hace tarde y debemos llegar a nuestro siguiente alojamiento no muy tarde, porque además hay que hacer algo de compra.
Visitamos el museo de la farmacia, en el mismo castillo. Me encanta, y siempre que vengo a Heidelberg me gusta entrar.
Un último paseo por la ciudad y por el puente y ponemos rumbo de nuevo a la cervecería Vetter para comprar un barrilito de 5 litros de cerveza para llevárnoslo a nuestro siguiente alojamiento. Precio del barril de 5 litros de cerveza hecha por ellos de manera artesanal: 9 euros.
Cogemos el coche y ponemos rumbo a nuestro segundo alojamiento. Sabemos que el segundo destino no va a ser tan espectacular como el primero en cuanto a paisajes pero nos vamos a alojar en un lugar estratégico para visitar numerosos pueblos y ciudades de obligada visita y a en un radio de tan solo 70 Km. Todas ellas las hemos visitado en varias ocasiones pero merece la pena volver y nuestros acompañantes no las conocen.
Nuestro alojamiento se encuentra a unos 10 minutos de Rothenburg ob der Tauber, ciudad espectacular y una de las más visitadas de Alemania. Nos alojaremos en una granja en el barrio de Binzwangen, perteneciente al pueblo de Colmberg pero a una distancia considerable de éste.
Nuestra casa se situa en la segunda y tercera planta de lo que fue un antiguo granero restaurado y habilitado para casas de vacaciones.
En la planta de abajo tiene la sala de juegos.
Subida a nuestra casa.
Tenemos caballos y todo tipo de bichos. También hay bicicletas, triciclos todo terreno, y multitud de distracciones para los peques y los no tan peques.
Lo mejor de todo es que estamos a 10 minutos de Rothenburg, y dado que siempre que hemos visitado esta ciudad lo hemos hecho de día, tenemos ganas de conocerla de noche, cuando los turistas ya se hayan marchado... seguro que más de una noche lo haremos.
Llegamos y la señora granjera nos recibe y nos enseña nuestra casa. Tres de nosotros salimos a hacer compra de emergencia: leche, huevos y poco más. Si ya de por sí el resto de Alemania me parecía barato, esto ya parece de cachondeo. Compramos leche FRESCA a 48 céntimos el litro, champú a 65 céntimos. Los precios de los lacteos también dan risa... Compramos tomates con sabor a tomate... mmmm... en España ya no los encuentro desde hace años y es cuando viajo a Alemania y Austria cuando los como... lo más gracioso es que muchos de ellos son españoles, otros italianos y el precio también es buenísimo... así que aprovechamos y en casi todas las comidas incluimos una ensaladita de tomate.... Tienen un sabor...mmmm, de dejan las manos impregnadas cuando los cortas...
Poco más... salimos a dar un paseo por el pueblo, que debe tener 2 habitantes y medio...jeje y a cenar y a dormir.
Continuará...
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