WANAKA - QUEENSTOWN ✏️ Diarios de Viajes de Nueva Zelanda

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Comenzamos una nueva etapa de pocos kilómetros, lo cual agradecemos ya que hemos tenido varias intensas hasta este momento. El tiempo parece que nos va a acompañar. De momento, el sol brilla y el cielo está despejado.

Primera visita del día, Diamond Lake walk. Desde Wanaka tienes que conducir unos 20 minutos hasta llegar al aparcamiento desde donde empieza la ruta.

Al comenzar la ruta ves que tienes diferentes opciones, dependiendo del tiempo que quieras dedicar. Comenzamos sin saber hasta dónde llegaremos.

A los 20 o 30 minutos de empezar nos encontramos con el primer mirador, que nos ofrece unas buenas vistas del pequeño lago Diamond.


Seguimos subiendo y unos 20 o 30 minutos después llegamos a otro mirador. Éste es mucho más imponente y te permite observar el lago Wanaka. Estamos solos y nos quedamos un buen rato disfrutando del momento.


En este punto de la ruta tienes la posibilidad de seguir ascendiendo hasta la cima de la Rocky Mountain. Decidimos no subir y dar la vuelta.

Nos dirigimos ahora hacia Queenstown y lo hacemos por Cardrona Crown Range, una carretera escénica muy interesante que une Wanaka y Arrowtown.

Hay varios puntos interesantes en el camino. El primero que nos encontramos es la valla de sujetadores. Se dice que todo empezó con cuatro sujetadores que aparecieron un día de año nuevo. Ahora hay cientos de ellos. Además, hay un buzón un buzón donde se recogen donativos para la asociación neozelandesa de cáncer de mama.


Poco después nos encontramos con el Hotel Cardrona. Es un hotel antiguo, con más de cien años de historia, pero muy bien conservado y con mucho encanto, tanto en su interior como en su fantástico jardín. Nos gustó mucho y decidimos quedarnos a tomar algo.


Después de un rato seguimos el camino hacia Arrowtown. De camino hay varios miradores interesantes donde parar, uno de ellos es el Arrow Junction Lookout Point.

Llegamos hasta Arrowtown, pueblo creado en la época de la fiebre del oro y que conserva parte de su encanto. También se ven zonas con casas nuevas que parecen de alto poder adquisitivo.
Seguimos el camino hasta Queenstown. Llegamos hacia las 3 de la tarde, nos registramos rápidamente en el hotel y nos acercamos a Fergburger, que se encuentra a escasos metros del mismo. Fergburger es una famosísima hamburguesería de NZ, algunos dicen que la mejor del país. Normalmente suele haber unas colas tremendas y hay que esperar un buen rato para recoger la comida. Quizás sea por la hora pero nosotros no nos encontramos con tanta gente e incluso encontramos un hueco para sentarnos en la terraza. Disfrutamos de las hamburguesas, que están buenas, pero tampoco nos llegan a fascinar.

Dedicamos el resto de la tarde a recorrer la ciudad y disfrutar del lago. También tenemos pendiente buscar algún regalo y este parece un buen momento.

Al atardecer nos sentamos en una terraza con vistas al lago y disfrutamos del ambiente que ofrece la ciudad. Cenamos en un japonés y para cerrar el día nos tomamos una cerveza en un barco-bar que se encuentra atracado en el muelle del lago. La temperatura es muy agradable y disfrutamos del momento.

Conclusiones

Nueva etapa tranquila pero muy bien disfrutada.

La caminata por Diamond Lake y la Rocky Mountain nos gustó mucho y las vistas que ofrece del lago Wanaka son muy interesantes. Tal y como dije en la etapa anterior, es más recomendable que la subida al Mount Iron.

La carretera de Cardrona también vale la pena cogerla, tiene mucho encanto.

En cuanto a Queenstown, para nuestro gusto la única ciudad “grande” que vale la pena en Nueva Zelanda. Su situación privilegiada ayuda mucho, pero el cuidado y el ambiente que ofrecen sus calles, así como el hecho de que casi todos los establecimientos tienen su encanto, aporta mucho a la ciudad.

Hay que decir que a nosotros también nos gusta disfrutar de las ciudades que valen la pena.

Alojamiento

YHA Queenstown Central – 128 NZD

Misma cadena que el día anterior, pero nada que ver uno con otro. En este caso se trata de un edificio bastante más antiguo y peor cuidado, con un aurea más mochilera. La habitación, a pesar de tener baño privado, es mucho más pequeña.

A su favor la ubicación, en el centro de todo. Aunque eso implica que el coche hay que dejarlo a unos 10 minutos andando del alojamiento.

Teniendo en cuenta el precio de los alojamientos en esta ciudad puede no ser una mala opción, si no se esperan grandes lujos.

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