De Jökulsárlón a Ásólfsskáli ✏️ Diarios de Viajes de Islandia

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Desde el punto en el que estamos, emprendemos camino de vuelta e intentaremos aprovechar para visitar algunos sitios que han quedado pendientes a la ida

Hoy tenemos finalmente la excursión por las cuevas de hielo y tenemos que estar pronto en Jokulsarlon, así que aprovechamos para estar pronto allí y ver amanecer. Una pena que está nublado, lo que desluce un poco el espectáculo. Vemos algunas focas nadando entre los icebergs y damos una vuelta a orillas de la laguna.


Es inevitable quedarse embobado viendo cómo los trozos de hielo se dirigen hacia la desembocadura de la laguna. Y es justo en el punto donde la corriente del mar se encuentra con la salida de la laguna donde se amontonan gran cantidad de estos trozos de hielo, y se puede oir cómo crujen, igual que cuando echamos agua sobre una bandeja con cubitos de hielo.

Aprovechamos también para visitar Diamond Beach y ver el contraste de los trozos de hielo en la orilla mientras rompen las olas. A mi me sigue pareciendo un lugar mágico.



Por cierto que en esta última foto me dormí en los laureles y me pilló la ola. Por suerte el goretex de las botas cumplió a la perfección.

Después de estar un rato paseando por la playa y fotografiando los bloques de hielo, nos volvemos a Jokulsarlon para hacer la excursión. Tras un breve trayecto por una pista de tierra llegamos a los pies de una de las lenguas del glaciar, donde nos recoge un mini bus 4x4 que nos lleva hasta las cuevas.

La verdad es que el sitio es una autentica maravilla. Andar entre esas paredes de hielo y ver ese color azul intenso...por más fotos que veas, verlo en persona no te deja indiferente.


El siguiente punto en la ruta es Fjallsárlón. Esta laguna no es tan espectacular como Jokulsarlon, pero tal vez al recibir menos visitas, hace que puedas disfrutarla con más tranquilidad.


Después de comer, nos vamos al cañón de Fjaðrárgljúfur. Llegamos con las últimas luces del día y apenas nos da para llegar al final del camino hasta la plataforma desde donde vemos la cascada. De hecho, la vuelta la hacemos casi a oscuras.

Nos queda un buen trecho hasta Ásólfsskáli, donde tenemos el alojamiento de hoy. Así que no nos entretenemos mucho para intentar no llegar muy tarde. Hoy tampoco hay suerte y a pesar de estar despejado, las aplicaciones y la web de Vedur no indican que haya actividad, por lo que hoy tampoco veremos auroras.

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