DÍA 10.
El último día en la zona lo dedicamos a la garganta Mostnica y al lago Bohinj. Nos quedarán para otra ocasión muchas visitas que hacer, como el teleférico del monte Vogel, que sale desde el pueblo de Ukanc (cada media hora, hasta las 19.00, 20€ adultos y 10€ niños, incluyendo el telesilla a Orlove Glave, que funciona hasta las 16.00), el paseo circular por el lago o la cascada Savica. También hay un barco que recorre el lago (www.bohinj.si/ ...boat-tour/), aunque no se suele hablar de él y la tarjeta turística Julian Alps Bohinj Card que incluye zonas de aparcamiento gratuitas, la cascada Savica, la Mostnica korita, el bus de Bohinj a Pokljuka, algún museo, el barco Ribvec Laz-Ukanc, un 20% de descuento en el teleférico... y descuentos en otras de los alrededores, como en Vintgar. Puedes ver la web www.bohinj.si/ ...rd-bohinj/
Como siempre, hay que hacer cuentas para ver si nos compensa y realmente queremos ver todo lo que incluye. Nosotros finalmente no la compramos, porque no teníamos previsto el paseo en barco y la Savica casi que la habíamos descartado desde el principio.
A la garganta de Mostnica se puede acceder desde Stara Fužina, dejando el coche en la iglesia de St. Pavel, desde el centro, pasando Zois Manor o desde el parking Voranckovca. Nosotros llegamos con el coche hasta el mismo inicio. Pasando el puente en Stara Fužina, seguimos recto guiándonos por la señal verde hasta el parking 8 (1.50 € la hora). Desde este lugar, empieza una carretera de peaje (10 €) que lleva al refugio de montaña Planinska Koča na Vojah, desde donde también empieza la garganta, aunque en sentido inverso, bajando.
El valle de Voje pertenece al Parque Nacional de Triglav y tiene la Mostnica korita en su parte inferior; es la visita más conocida, pero más allá de ella, tras el refugio Planinska Koča na Vojah, el camino sigue por el valle hasta la cascada Mostnica o de Voje (recorrido de 12 km en total). Nosotros hicimos el camino solo hasta este refugio, donde comimos y jugamos un rato en el parque infantil.
La visita es gratuita hasta que, una vez pasado el primer puente, el puente del diablo, encontramos la caseta de información y pago (3€ adultos; no nos cobraron por el niño). Ya desde aquí podemos hacernos una ligera idea de lo que encontraremos en esta garganta estrecha cavada por el río Mostnica, pero no de la belleza que encierra y que iremos descubriendo a continuación. Es más natural, menos masificada y con menos intervención de la mano del hombre.
Existe una leyenda sobre este puente del diablo: debido a que el trabajo hecho en su construcción desaparecía al día siguiente, uno de los obreros dijo que hiciera esta labor el diablo. Y efectivamente, empezó a hacerlo. Cuando la gente le preguntó qué les pediría por sus esfuerzos, el diablo pidió el primer alma que lo cruzara. Un granjero lanzó un hueso para que su perro fuera el primero en cruzarlo y el diablo enfadado agitó su cola y derribó todo.
El agua del Mostnica corre entre altas paredes que en algunos puntos llegan a los 20 m de altura, mientras vamos viendo las distintas pozas, piscinas, gargantas y rocas con formas diversas, como la del famoso elefante, mientras caminamos entre árboles. Encontraremos algunos puentes más en nuestro paseo, como el de Cesenjski, construido sobre una roca que se deslizó y actuó como un puente natural, o el de Beraski, con el nombre y año de edificación en una roca en la parte izquierda.
El camino junto a las gargantas acaba en el cuarto puente; son unos dos kms de recorrido. Nosotros continuamos un poco más por el Dolina (valle) Voje, subiendo por un camino que nos iba alejando de la orilla derecha del río hasta la cabaña Planinska Koča na Vojah. Esta parte nos llevó 1 hora y media. Aquí comimos, a pesar del calor, bajo las sombrillas de la terraza, una sopa de champiñones (gobova juha) y otra de gulasch (Golaževa juha), con una cantidad inmensa de carne. El pequeño parque infantil y la fuente de agua de la entrada cumplieron su función. Y otra vez esa amabilidad y ambiente familiar eslovenos que cada vez nos iba gustando más.
Una vez de vuelta en Stara Fužina, nos dirigimos hacia Ribvec Laz, con 35º; teníamos varias opciones que se nos habían ido quedando atrás: coger el teleférico del Vogel y, aprovechando el aparcamiento, recorrer el lago a pie o probar las aguas del Bohinjsko jezero. Con la temperatura que hacía y con muchas ganas de sentir que estábamos de vacaciones (o sea, de vaguear), no tuvimos que pensar mucho para saber que lo que nos pedía el cuerpo era esto último. Dejamos el coche de nuevo en el parking 4, un poco antes de entrar en Ribčev Laz, antes de la iglesia (10€ todo el día, 5€ después de las 3), con la suerte de que unos chicos que se marchaban, al vernos pelearnos con el parquímetro, nos dieron su tique.
El ambiente nos pareció totalmente veraniego, mucha gente yendo y viniendo de disfrutar de su día de playa en el lago. Entramos a mano derecha, antes de cruzar el puente, y fuimos caminando entre los árboles, bajando de vez en cuando a la orilla, hasta que encontramos una playita vacía. Y así pasamos el resto de la tarde y nuestras últimas horas en esta zona de los Alpes Julianos, hasta que el sol fue bajando poco a poco entre los truenos lejanos.
Mañana, y durante tres días, estaríamos por tierras austriacas, más allá de la cadena montañosa de Karawanken, que sirve de frontera natural entre los dos países, para volver a entrar a Eslovenia y conocer los Alpes de Kamnik y Savinja, en concreto, la región de Solčava y Velika Planina.
El último día en la zona lo dedicamos a la garganta Mostnica y al lago Bohinj. Nos quedarán para otra ocasión muchas visitas que hacer, como el teleférico del monte Vogel, que sale desde el pueblo de Ukanc (cada media hora, hasta las 19.00, 20€ adultos y 10€ niños, incluyendo el telesilla a Orlove Glave, que funciona hasta las 16.00), el paseo circular por el lago o la cascada Savica. También hay un barco que recorre el lago (www.bohinj.si/ ...boat-tour/), aunque no se suele hablar de él y la tarjeta turística Julian Alps Bohinj Card que incluye zonas de aparcamiento gratuitas, la cascada Savica, la Mostnica korita, el bus de Bohinj a Pokljuka, algún museo, el barco Ribvec Laz-Ukanc, un 20% de descuento en el teleférico... y descuentos en otras de los alrededores, como en Vintgar. Puedes ver la web www.bohinj.si/ ...rd-bohinj/
Como siempre, hay que hacer cuentas para ver si nos compensa y realmente queremos ver todo lo que incluye. Nosotros finalmente no la compramos, porque no teníamos previsto el paseo en barco y la Savica casi que la habíamos descartado desde el principio.
A la garganta de Mostnica se puede acceder desde Stara Fužina, dejando el coche en la iglesia de St. Pavel, desde el centro, pasando Zois Manor o desde el parking Voranckovca. Nosotros llegamos con el coche hasta el mismo inicio. Pasando el puente en Stara Fužina, seguimos recto guiándonos por la señal verde hasta el parking 8 (1.50 € la hora). Desde este lugar, empieza una carretera de peaje (10 €) que lleva al refugio de montaña Planinska Koča na Vojah, desde donde también empieza la garganta, aunque en sentido inverso, bajando.
El valle de Voje pertenece al Parque Nacional de Triglav y tiene la Mostnica korita en su parte inferior; es la visita más conocida, pero más allá de ella, tras el refugio Planinska Koča na Vojah, el camino sigue por el valle hasta la cascada Mostnica o de Voje (recorrido de 12 km en total). Nosotros hicimos el camino solo hasta este refugio, donde comimos y jugamos un rato en el parque infantil.
La visita es gratuita hasta que, una vez pasado el primer puente, el puente del diablo, encontramos la caseta de información y pago (3€ adultos; no nos cobraron por el niño). Ya desde aquí podemos hacernos una ligera idea de lo que encontraremos en esta garganta estrecha cavada por el río Mostnica, pero no de la belleza que encierra y que iremos descubriendo a continuación. Es más natural, menos masificada y con menos intervención de la mano del hombre.
Existe una leyenda sobre este puente del diablo: debido a que el trabajo hecho en su construcción desaparecía al día siguiente, uno de los obreros dijo que hiciera esta labor el diablo. Y efectivamente, empezó a hacerlo. Cuando la gente le preguntó qué les pediría por sus esfuerzos, el diablo pidió el primer alma que lo cruzara. Un granjero lanzó un hueso para que su perro fuera el primero en cruzarlo y el diablo enfadado agitó su cola y derribó todo.
El agua del Mostnica corre entre altas paredes que en algunos puntos llegan a los 20 m de altura, mientras vamos viendo las distintas pozas, piscinas, gargantas y rocas con formas diversas, como la del famoso elefante, mientras caminamos entre árboles. Encontraremos algunos puentes más en nuestro paseo, como el de Cesenjski, construido sobre una roca que se deslizó y actuó como un puente natural, o el de Beraski, con el nombre y año de edificación en una roca en la parte izquierda.
El camino junto a las gargantas acaba en el cuarto puente; son unos dos kms de recorrido. Nosotros continuamos un poco más por el Dolina (valle) Voje, subiendo por un camino que nos iba alejando de la orilla derecha del río hasta la cabaña Planinska Koča na Vojah. Esta parte nos llevó 1 hora y media. Aquí comimos, a pesar del calor, bajo las sombrillas de la terraza, una sopa de champiñones (gobova juha) y otra de gulasch (Golaževa juha), con una cantidad inmensa de carne. El pequeño parque infantil y la fuente de agua de la entrada cumplieron su función. Y otra vez esa amabilidad y ambiente familiar eslovenos que cada vez nos iba gustando más.
Una vez de vuelta en Stara Fužina, nos dirigimos hacia Ribvec Laz, con 35º; teníamos varias opciones que se nos habían ido quedando atrás: coger el teleférico del Vogel y, aprovechando el aparcamiento, recorrer el lago a pie o probar las aguas del Bohinjsko jezero. Con la temperatura que hacía y con muchas ganas de sentir que estábamos de vacaciones (o sea, de vaguear), no tuvimos que pensar mucho para saber que lo que nos pedía el cuerpo era esto último. Dejamos el coche de nuevo en el parking 4, un poco antes de entrar en Ribčev Laz, antes de la iglesia (10€ todo el día, 5€ después de las 3), con la suerte de que unos chicos que se marchaban, al vernos pelearnos con el parquímetro, nos dieron su tique.
El ambiente nos pareció totalmente veraniego, mucha gente yendo y viniendo de disfrutar de su día de playa en el lago. Entramos a mano derecha, antes de cruzar el puente, y fuimos caminando entre los árboles, bajando de vez en cuando a la orilla, hasta que encontramos una playita vacía. Y así pasamos el resto de la tarde y nuestras últimas horas en esta zona de los Alpes Julianos, hasta que el sol fue bajando poco a poco entre los truenos lejanos.
Mañana, y durante tres días, estaríamos por tierras austriacas, más allá de la cadena montañosa de Karawanken, que sirve de frontera natural entre los dos países, para volver a entrar a Eslovenia y conocer los Alpes de Kamnik y Savinja, en concreto, la región de Solčava y Velika Planina.