El valle de Logar es la visita estrella de la región de Solčava, tanto que a veces se habla generalizando de toda ella bajo el nombre de Logarska Dolina. La fama la tiene más que merecida.
Puedes leer aquí info sobre el valle:
www.logarska-dolina.si/ ...ozenka.pdf
www.logarska-dolina.si/ ...php?id=161
Hay dos modos de acceso al mismo: a) a pie, siguiendo el “Pot po Logarski Dolini” o “Logarska Dolina walking trail”, para lo cual hay que aparcar fuera de la entrada del valle, antes de pasar la caseta de pago. Desde allí son 7 km hasta llegar a la cascada Rinka (se indica en los paneles y folletos que unas 3 horas de ida y otras tantas de vuelta), aunque antes puedes visitar la slap Palenk, el bosque de cuentos o comer en varios de sus restaurantes o granjas; b) en coche, pagando los 7 euros en la caseta de la entrada, y conduciendo a lo largo. Lo hagas como lo hagas, nada más pasar la caseta de pago, a la derecha hay unos banquitos de madera, cerca de la iglesia. Las vistas de los Alpes desde aquí nos parecieron las mejores del valle.
Hay varias visitas que hacer en Logarska Dolina:
-cascada Palenk, en las inmediaciones del Hotel Plesnik
-el bosque de cuentos “Pravljcni Gozd”
-la cascada Rinka
-el Refugio Frischaufov dom na Okrešlju.
El día que visitamos el Valle de Logar, lo dedicamos casi por completo a esta zona. Tras pagar los 7€, condujimos sin parar hasta el final del valle, guiándonos por la imagen del circo glacial. Desde el aparcamiento gratuito (hay tienda de recuerdos y bebidas, así como baños, gratis también) son unos 15-20’ de subida hasta la cascada Rinka. Nos acercamos primero hasta su base, para verla resbalar pegada a la pared de piedra y saltar después para volver a caer sobre una especie de pirámide rocosa. A la derecha de ella hay una bar-mirador, al que se sube por unas escaleras. Desde el puente también se tiene una buena imagen y nos permite subir un poco a la izquierda. También desde este lado encontramos el letrero rojo que marca el inicio de la subida algo exigente hasta el refugio Okrešlju.
Este fue otro de mis caprichos mientras leía y leía sobre la zona. El Frischaufov dom na Okrešlju está situado en el circo glacial que enmarca todo el valle. La ruta se inicia a través de unos escalones. Nos pareció un poco duro el camino, pero nos maravillaron las vistas desde arriba.
Se anuncia que se hace en una hora, pero a nosotros nos llevó bastante más. Siguiendo siempre las señales redondas blancas y rojas pintadas en las rocas o árboles, se van subiendo bastantes escalones en la roca o de madera, hasta llegar al puente desde el que se ve el caudal que baja a Rinka.
Aquí hicimos, cómo no, una parada para meter los pies en el agua helada y chapotear un rato en el pequeño charco que se forma. La cantidad de agua parece poca, pero es la que baja vertical formando Rinka.
A continuación está la parte más durilla, con un breve tramo agarrados a un cable de acero (sin exposición al vacío) y unas rocas por las que trepar (se trata apenas de unos minutos). Pasamos por el nacimiento del río Savinja, casi escondido entre piedras, y tan testimonial que hasta necesita un canutillo de madera para que lo veamos.
La última parte, que es la más sencilla y casi llana, a través de un bosque. Curiosas las formas de enmaridarse rocas y raíces.
Después de la última señal al refugio y antes de llegar a él, un pequeño desvío a la derecha a otro refugio, una casita de madera, que nos regala una imagen de los Alpes mucho mejor que la que se ve desde el propio Okrešlju.
Nos tomamos unos refrescos y cervezas allí, tirados al sol con la vista en las montañas, y emprendimos el camino de vuelta.
Si no quieres hacer la ruta entera, al menos vale la pena subir hasta el puente. A nosotros nos gustó mucho, a pesar del esfuerzo y disfrutamos cada clavada de glúteo para subir
La mañana se nos fue con la cabeza entre las nubes y llegaba la hora de comer. Llevábamos anotado uno de los varios restaurantes que hay en el camino de vuelta hacia el inicio del valle. La luz lo inundaba tanto que apenas podíamos sacar fotos del fondo. Nos decidimos por Kmečka Hiša Ojstrica, un pequeño hotelito en medio de un prado con restaurante y terraza exterior. Con el calor infernal del sofocón que nos dejó el refugio, nos escondimos debajo de las sombrillas mientras nuestro terremoto corría por el terreno de césped y daba botes en la cama elástica, hasta que ya, por sentido común, lo obligamos a parar.
Tenían comida a la carta, pero optamos por el menú (bebidas aparte): buffet con sopas y ensaladas, carne de cerdo en salsa, trucha frita y postres. Como venía siendo habitual, servicio muy amable y precio estupendo.
Última parada en el valle: el bosque de cuentos o “Pravljcni Gozd”; para acceder a él, hay que comprar las entradas (agosto de 2018: 4.5€ adultos, 3.5€ niños) en la Penzion na Razpotju.
Desde ella se accede a un parque infantil vallado (se advierte de que su uso solo está disponible para los clientes del hotel y los visitantes del bosque de cuentos) muy chulo, amplio, con césped (no me faltó tiempo para probarlo y deshacerme por un rato de las botas de trekking).
Pasando las puertas de madera ya se entra en el bosque.
Se hace una rutilla circula empezando por la izquierda, con 21 paradas en cuentos tradicionales de la región y otros más conocidos.
Para los niños es interesante ir recorriendo el camino, metiéndose en las casitas y viendo las diferentes tallas de madera; para un adulto puede que no sea absolutamente imprescindible.
Antes de volver a Majerhold, paramos junto a la iglesia, en la entrada del valle, para hacerle alguna foto ahora que había menos luz a una estampa inolvidable.
En la siguiente etapa recorreremos la carretera panorámica de Solčava.
Puedes leer aquí info sobre el valle:
www.logarska-dolina.si/ ...ozenka.pdf
www.logarska-dolina.si/ ...php?id=161
Hay dos modos de acceso al mismo: a) a pie, siguiendo el “Pot po Logarski Dolini” o “Logarska Dolina walking trail”, para lo cual hay que aparcar fuera de la entrada del valle, antes de pasar la caseta de pago. Desde allí son 7 km hasta llegar a la cascada Rinka (se indica en los paneles y folletos que unas 3 horas de ida y otras tantas de vuelta), aunque antes puedes visitar la slap Palenk, el bosque de cuentos o comer en varios de sus restaurantes o granjas; b) en coche, pagando los 7 euros en la caseta de la entrada, y conduciendo a lo largo. Lo hagas como lo hagas, nada más pasar la caseta de pago, a la derecha hay unos banquitos de madera, cerca de la iglesia. Las vistas de los Alpes desde aquí nos parecieron las mejores del valle.
Hay varias visitas que hacer en Logarska Dolina:
-cascada Palenk, en las inmediaciones del Hotel Plesnik
-el bosque de cuentos “Pravljcni Gozd”
-la cascada Rinka
-el Refugio Frischaufov dom na Okrešlju.
El día que visitamos el Valle de Logar, lo dedicamos casi por completo a esta zona. Tras pagar los 7€, condujimos sin parar hasta el final del valle, guiándonos por la imagen del circo glacial. Desde el aparcamiento gratuito (hay tienda de recuerdos y bebidas, así como baños, gratis también) son unos 15-20’ de subida hasta la cascada Rinka. Nos acercamos primero hasta su base, para verla resbalar pegada a la pared de piedra y saltar después para volver a caer sobre una especie de pirámide rocosa. A la derecha de ella hay una bar-mirador, al que se sube por unas escaleras. Desde el puente también se tiene una buena imagen y nos permite subir un poco a la izquierda. También desde este lado encontramos el letrero rojo que marca el inicio de la subida algo exigente hasta el refugio Okrešlju.
Este fue otro de mis caprichos mientras leía y leía sobre la zona. El Frischaufov dom na Okrešlju está situado en el circo glacial que enmarca todo el valle. La ruta se inicia a través de unos escalones. Nos pareció un poco duro el camino, pero nos maravillaron las vistas desde arriba.
Se anuncia que se hace en una hora, pero a nosotros nos llevó bastante más. Siguiendo siempre las señales redondas blancas y rojas pintadas en las rocas o árboles, se van subiendo bastantes escalones en la roca o de madera, hasta llegar al puente desde el que se ve el caudal que baja a Rinka.
Aquí hicimos, cómo no, una parada para meter los pies en el agua helada y chapotear un rato en el pequeño charco que se forma. La cantidad de agua parece poca, pero es la que baja vertical formando Rinka.
A continuación está la parte más durilla, con un breve tramo agarrados a un cable de acero (sin exposición al vacío) y unas rocas por las que trepar (se trata apenas de unos minutos). Pasamos por el nacimiento del río Savinja, casi escondido entre piedras, y tan testimonial que hasta necesita un canutillo de madera para que lo veamos.
La última parte, que es la más sencilla y casi llana, a través de un bosque. Curiosas las formas de enmaridarse rocas y raíces.
Después de la última señal al refugio y antes de llegar a él, un pequeño desvío a la derecha a otro refugio, una casita de madera, que nos regala una imagen de los Alpes mucho mejor que la que se ve desde el propio Okrešlju.
Nos tomamos unos refrescos y cervezas allí, tirados al sol con la vista en las montañas, y emprendimos el camino de vuelta.
Si no quieres hacer la ruta entera, al menos vale la pena subir hasta el puente. A nosotros nos gustó mucho, a pesar del esfuerzo y disfrutamos cada clavada de glúteo para subir
La mañana se nos fue con la cabeza entre las nubes y llegaba la hora de comer. Llevábamos anotado uno de los varios restaurantes que hay en el camino de vuelta hacia el inicio del valle. La luz lo inundaba tanto que apenas podíamos sacar fotos del fondo. Nos decidimos por Kmečka Hiša Ojstrica, un pequeño hotelito en medio de un prado con restaurante y terraza exterior. Con el calor infernal del sofocón que nos dejó el refugio, nos escondimos debajo de las sombrillas mientras nuestro terremoto corría por el terreno de césped y daba botes en la cama elástica, hasta que ya, por sentido común, lo obligamos a parar.
Tenían comida a la carta, pero optamos por el menú (bebidas aparte): buffet con sopas y ensaladas, carne de cerdo en salsa, trucha frita y postres. Como venía siendo habitual, servicio muy amable y precio estupendo.
Última parada en el valle: el bosque de cuentos o “Pravljcni Gozd”; para acceder a él, hay que comprar las entradas (agosto de 2018: 4.5€ adultos, 3.5€ niños) en la Penzion na Razpotju.
Desde ella se accede a un parque infantil vallado (se advierte de que su uso solo está disponible para los clientes del hotel y los visitantes del bosque de cuentos) muy chulo, amplio, con césped (no me faltó tiempo para probarlo y deshacerme por un rato de las botas de trekking).
Pasando las puertas de madera ya se entra en el bosque.
Se hace una rutilla circula empezando por la izquierda, con 21 paradas en cuentos tradicionales de la región y otros más conocidos.
Para los niños es interesante ir recorriendo el camino, metiéndose en las casitas y viendo las diferentes tallas de madera; para un adulto puede que no sea absolutamente imprescindible.
Antes de volver a Majerhold, paramos junto a la iglesia, en la entrada del valle, para hacerle alguna foto ahora que había menos luz a una estampa inolvidable.
En la siguiente etapa recorreremos la carretera panorámica de Solčava.