Jueves 23 de Mayo:
Comenzamos el día yendo a uno de los sitios más sagrados del mundo para gente de las tres grandes religiones monoteístas: la explanada de las mezquitas o Al-Haram ash-Sharif. Aquí fue donde Abraham y Noé realizaron sus sacrificios rituales, también el lugar donde Dios cogió el barro para modelar a Adán, y el lugar donde se edificaron los dos templos de Salomón. También es sagrada para los musulmanes ya que es el lugar donde Mahoma ascendió al cielo.
En mayo abre de 7-11:00 y de 13:30 a 14:30, por lo que se recomienda llegar temprano por la mañana ya que las colas suelen ser largas, y como te retrases un poco te quedas sin entrar. En nuestro caso fuimos nada más terminar de desayunar. Hoy en día la explanada pertenece al culto islámico, y los no creyentes sólo pueden entrar por una puerta, la Mugrabi, o de los moros. Nosotros llegamos desde la Puerta del Estiércol en las murallas, y subimos por la rampa que lleva hasta la explanada. LA explanada está elevada respecto a la ciudad porque está construida sobre el monte Moria. Se recomienda vestir con pantalones largos y con camisetas con manga corta, nada de tirantes ni faldas o pantalones por encima de la rodilla, por allí vimos a algunos vigilantes que paraban a la gente que no cumplían las normas de vestuario. Eso sí, si te despistas y no llevas pantalón largo te dan una especie de pareo para cubrirte.
Lo primero que encontramos nada más entrar es la mezquita Al-Aqsa, la mayor y más sagrada de Jerusalén. Esta mezquita sufrió un incendio el mismo día que ardió Notre Dame de París en 2019. Sin embargo, el punto central de la explanada es la Cúpula de la Roca, uno de los símbolos de la ciudad con su cúpula dorada y que marca el lugar donde Mahoma ascendió al cielo para los musulmanes y donde Abraham ofreció el sacrificio. Mirando hacia el monte de los Olivos se puede ver la Puerta Dorada o Puerta de la Misericordia, la única de las puertas de las murallas de Jerusalén que está cerrada. Al parecer Soleimán el Magnífico la cerró en 1541 para impedir el acceso del Mesías que se dice que la cruzará el día del juicio final. Por desgracia, todos estos lugares están cerrados a los no musulmanes, por lo que sólo pudimos verlos por fuera.
[align=center]Explanada de las Mezquitas
Comenzamos el día yendo a uno de los sitios más sagrados del mundo para gente de las tres grandes religiones monoteístas: la explanada de las mezquitas o Al-Haram ash-Sharif. Aquí fue donde Abraham y Noé realizaron sus sacrificios rituales, también el lugar donde Dios cogió el barro para modelar a Adán, y el lugar donde se edificaron los dos templos de Salomón. También es sagrada para los musulmanes ya que es el lugar donde Mahoma ascendió al cielo.
En mayo abre de 7-11:00 y de 13:30 a 14:30, por lo que se recomienda llegar temprano por la mañana ya que las colas suelen ser largas, y como te retrases un poco te quedas sin entrar. En nuestro caso fuimos nada más terminar de desayunar. Hoy en día la explanada pertenece al culto islámico, y los no creyentes sólo pueden entrar por una puerta, la Mugrabi, o de los moros. Nosotros llegamos desde la Puerta del Estiércol en las murallas, y subimos por la rampa que lleva hasta la explanada. LA explanada está elevada respecto a la ciudad porque está construida sobre el monte Moria. Se recomienda vestir con pantalones largos y con camisetas con manga corta, nada de tirantes ni faldas o pantalones por encima de la rodilla, por allí vimos a algunos vigilantes que paraban a la gente que no cumplían las normas de vestuario. Eso sí, si te despistas y no llevas pantalón largo te dan una especie de pareo para cubrirte.
Lo primero que encontramos nada más entrar es la mezquita Al-Aqsa, la mayor y más sagrada de Jerusalén. Esta mezquita sufrió un incendio el mismo día que ardió Notre Dame de París en 2019. Sin embargo, el punto central de la explanada es la Cúpula de la Roca, uno de los símbolos de la ciudad con su cúpula dorada y que marca el lugar donde Mahoma ascendió al cielo para los musulmanes y donde Abraham ofreció el sacrificio. Mirando hacia el monte de los Olivos se puede ver la Puerta Dorada o Puerta de la Misericordia, la única de las puertas de las murallas de Jerusalén que está cerrada. Al parecer Soleimán el Magnífico la cerró en 1541 para impedir el acceso del Mesías que se dice que la cruzará el día del juicio final. Por desgracia, todos estos lugares están cerrados a los no musulmanes, por lo que sólo pudimos verlos por fuera.
[align=center]Explanada de las Mezquitas
Salimos de la explanada por una de las puertas y nos metimos en el laberinto de callejuelas del barrio musulmán, abarrotadas de gente y tiendas. Tras caminar unos minutos llegamos al control de seguridad que da acceso al Muro de las Lamentaciones, nuestro próximo objetivo. El muro es otro de los símbolos de la ciudad, y desde luego el lugar más sagrado para los judíos. Este muro es realmente un lateral de la explanada de las mezquitas, y es sagrado porque es la parte más cercana al templo de Salomón, que ocupaba el solar donde hoy está explanada. Pese a su nombre, por la mañana se respiraba cierto aire festivo. Los mares y jueves se llevan a cabo las ceremonias judías de bar mitzvah, cuando un niño entra en la edad adulta. La zona cercana al templo está dividida en una grande para hombres y otra pequeña para las mujeres. En las de los hombres vimos grupos de hombres que acompañaban a los niños, cantando y bailando. Los llevaban a una especie de armarios que hay pegados al muro y de allí sacaban los rollos de la torah, que los niños tenían que llevar hasta unas mesas y allí los leían. La verdad es que esta parte me gustó más de lo que pensaba. Pudimos ver a muchos hombres rezando y con los accesorios típicos de los judíos, algunos leían libros, otros rezaban y se daban pequeños golpes con la cabeza en el muro. Durante el shabat está prohibido hacer fotos pero a esta hora nadie nos dijo nada y pudimos hacer fotos a gusto.
Salimos de la explanada por la puerta opuesta al muro, donde otra vez había que pasar un control de seguridad. Estábamos buscando un sitio para tomar algo y hacer un pequeño descanso. Encontramos un restaurante donde pedimos una limonada fresca que sentaba a gloria después del calor que pasamos. Una vez repuestos, seguimos la visita por el barrio judío. Esta zona fue bombardeada durante la guerra con Jordania y hoy está muy reconstruida, ofreciendo un aspecto muy pulcro y cuidado, sobre todo comparado con otros barrios de la ciudad. Aquí ya no hay zocos y tiendas por todas partes, si no edificios residenciales nuevos pero que guardan la estética de la ciudad. Vimos los restos que quedan de las antiguas murallas, y así como la plaza y sinagoga Hurva, la más importante de la ciudad. También pudimos ver el Cardo, la principal calle de la época bizantina. Aún quedan en pie algunas columnas y también se pueden ver unas reproducciones del mosaico de Madaba. De vuelta hacia la zona del muro encontramos, casi por casualidad, un mirador que da a la explanada de las mezquitas y el muro de las lamentaciones, desde donde se tienen buenas vistas de toda esa parte.
A las 12:40 teníamos una reserva para visitar "Los túneles del muro", un interesante paseo bajo las calles de la ciudad actual y junto a parte del muro que no se ve al aire libre. En esta visita te cuentan cosas muy interesantes sobre la construcción de la explanada y el templo, de cómo evolucionó a lo largo de los siglos, e incluso se puede caminar por una calle de hace 2000 años que permanece escondida en el subsuelo. Hay visitas guiadas en varios idiomas, en español sólo a esa hora, 12:40. La recepción es un poco caótica, mucha gente esperando en un espacio más bien pequeño, con calor, y cuando avisan de un tour lo hacen a gritos, pero bueno, merece la pena pese a eso.
Al final del recorrido te dan la opción de volver a salir por la puerta de entrada deshaciendo el camino, junto al muro, o por una salida que hay allí mismo. Nosotros elegimos esa opción y para nuestra sorpresa nos encontrábamos en la vía dolorosa, enfrente de la II estación. Como ya era la hora de comer buscamos un sitio, y encontramos un armenio al lado de la IV estación, al lado de un mosaico con una imagen de una virgen de Málaga.
Después de comer nos fuimos hacia el Monte Zion, a las afueras de la ciudad vieja. Este mítico monte alberga unos cuantos puntos de interés muy cerca unos de otros. De hecho, están tan cerca que hasta cuesta encontrarlos. Lo primero que visitamos fue la tumba de David, el mítico rey judío, que hoy es venerado por los judíos. Otra vez hay accesos diferenciados para hombres y mujeres. La visita no lleva mucho tiempo, unos minutos. Salimos central buscando las escaleras que llevan al siguiente punto de la visita, el Cenáculo, el lugar donde tradicionalmente tuvo lugar la última cena de Jesús con los apóstoles. Este sitio no me gustó, y no por el sitio en sí, que es una sala no demasiado grande con unas bóvedas sostenidas por columnas de un estilo parecido al gótico, pero estaba abarrotado de gente, era imposible verlo en condiciones. Por suerte, al lado de una de las puertas vimos unas escaleras que llevaban a una azotea donde se tenían buenas vistas del Monasterio de la Dormición y de la ciudad. Allí vimos también una habitación donde se refugiaba el primer ministro israelí durante la guerra con Jordania. Al bajar a la calle llegamos al Monasterio de la Dormición, un templo alemán edificado sobre el lugar donde dice la tradición que murió la Virgen María. En la cripta hay una escultura de la virgen tumbada, como si estuviera muerta, y mucha gente alrededor rezando y llorando. Nos tomamos un heladito en la cafetería del monasterio, muy bien de precio comparando con otros sitios, y nos volvimos al hotel. Como ya dije, en el hotel estaba incluida una merienda a partir de las 5 de la tarde para los huéspedes, con te, cafés y galletas y pasteles. Después de la merienda subimos a la habitación y aprovechamos para descansar un rato.
A eso de las 20:30 salimos de nuevo para asistir al show "Night Spectacular", en la torre de David. Se trata de un espectáculo en el que proyectan una serie de imágenes en las murallas del recinto, acompañadas de sonidos. En el show se cuenta la historia de Jerusalén y los principales acontecimientos ocurridos en ella desde los tiempos del Rey David hasta la declaración de independencia del estado de Israel. Nos gustó mucho, y además como era de noche se estaba muy a gusto pese a estar al aire libre. Eso sí, hay que reservarlo con tiempo porque las entradas se agotan con facilidad.
Para cenar volvimos a la zona de restaurantes del centro judío de la ciudad, en esta ocasión tocó un sitio de pizzas por porciones en una terraza que no salió caro. Era jueves por la noche y en esa parte había muchísimo ambiente, mucha gente joven que salía por ahí a disfrutar de la noche.[/align]