Viernes 24 de Mayo:
El objetivo para la mañana de este día era visitar el Museo de Israel, que es la institución cultural más grande del Estado de Israel y se encuentra entre los principales museos de arte y arqueología del mundo. Incluye la colección más amplia del mundo de piezas de arqueología bíblica y de Tierra Santa.
Desde nuestro hotel se llegaba fácilmente con el bus 7, en una media hora. Al ser viernes abrían de 10:00 a 14:00, por lo que teníamos 4 horas para visitarlo. Antes de las 10 de la mañana ya estábamos allí, y había mucha gente, lo que me hizo temer lo peor. El parking estaba lleno y la recepción del museo también, no pintaba muy bien la visita, sin embargo, una vez dentro no se notó demasiado y lo pudimos ver con comodidad. En las guías había leído que la entrada costaba 55 NIS (unos 14 euros) pero nosotros no pagamos nada en ningún momento... no sé si es así siempre o era algún día especial.
Lo primero que nos encontramos fue una gran maqueta al aire libre de cómo era Jerusalén en los tiempos del Segundo Templo de Salomón. Podía verse perfectamente la explanada de las mezquitas con el templo judío en vez de la cúpula de la roca actual, las murallas defensivas... como ya habíamos recorrido la ciudad nos era fácil identificar las distintas partes de la maqueta.
Después fuimos directos al Santuario del Libro, un edificio independiente dentro del complejo del museo que alberga los famosos "manuscritos del Qumran". Qumran es una zona del desierto de Judea, por donde pasamos de camino a Masada en nuestro primer día en Israel. En el siglo XX se descubrieron, en unas cuevas, unas jarras que contenían estos rollos. Se desconoce mucho sobre la comunidad que escribió estos rollos, pero es muy interesante leer la información que se da sobre ellos. Había uno que relataba una lucha entre los "hijos de la luz" y "los hijos de las tinieblas" que me llamó mucho la atención. El propio edificio tiene su interés, ya que tiene forma de tapa de las jarras donde se encontraron los pergaminos, y la entrada parece una cueva.
El museo tiene una colección de arqueología impresionante, con restos de todos los pueblos que han pasado por la zona: cananeos, romanos, otomanos... incluso es posible ver enterramientos humanos de 90.000 años de antigüedad, marea un poco pensar que estás viendo los orígenes de la civilización humana. También pueden verse restos de una iglesia cruzada, una sección de monedas con algunas de las más antiguas del mundo, un clavo que demuestra cómo era realmente la crucifixión en tiempos de cristo, etc. En esta zona de arqueología nos pasamos más de la mitad de la mañana.
También hay una parte de cultura judía, donde se muestran vestidos, joyas, libros, objetos de culto, etc, de la vida diaria de los judíos, incluso se han trasladado y montado allí dentro una sinagoga de la India, otra de Italia y otra de Surinam
Después visitamos la zona de pintura, donde tienen algunos cuadros de pintores impresionistas y también esculturas, aunque esta zona la tuvimos que ver ya a la carrera porque iban a cerrar. Nos faltó tiempo para ver todo el museo, así que si alguien quiere ir que le reserve unas cuantas horas porque hacen falta.
Al acabar la visita volvimos a coger el bus y nos fuimos de vuelta al centro de la ciudad para buscar algún sitio para comer. Al ser viernes el shabbat empezaba esa misma tarde, pero muchos establecimientos ya estaban cerrados. Buscando restaurantes en googlemaps encontramos uno georgiano que estaba abierto y allí que fuimos, estaba un poco escondido pero lo logramos. En fin de año estuvimos en Azerbaiyán (podéis ver el diario que tengo hecho en esta web) y allí descubrimos la cocina georgiana, la más famosa y aclamada del mundo soviético, y desde entonces nos hemos hecho fans. En el restaurante estábamos sólos, no había nadie más, así que estuvimos en la gloria. Además descubrimos que el khachapuri, quizá nuestro plato favorito, lo habíamos comido mal otras veces, ya que la camarera batió el huevo con la salsa de queso hasta que quedó una masa uniforme y la verdad es que estaba mucho mejor así.
Cerca del restaurante vimos una Escape Room, una habitación de escape. Estamos enganchados a estos juegos de lógica y llevamos hechas unas 40, tanto en España como en el extranjero, así que es normal que nos picara la curiosidad de hacer una en Israel. En la web ponía que sólo se podía pagar en efectivo y estábamos ya casi sin dinero y no queríamos cambiar otra vez, pero preguntamos allí mismo si se podía pagar con tarjeta y nos dijeron que sí, así que reservamos para la noche.
Nos acercamos al hotel para descansar un rato y pudimos comprobar que ya no había ni autobuses, ni tranvía, todas las tiendas cerradas... era el shabat. En el hotel el ascensor también había entrado en "modo shabat" y paraba en todas las plantas, ya que está prohibido hacer uso de aparatos eléctricos para los judíos en ese día.
Después de la siesta nos acercamos a ver el inicio del shabbat en el muro de las lamentaciones. Sinceramente me esperaba otra cosa... pero me encantó!! Yo pensaba que el inicio del shabbat era algo solemne, una especie de misa o algo así, pero es más bien una fiesta que otra cosa. Había leído que empezaba al ponerse el sol, que era sobre las 7:30, y a las 6:30 ya estábamos allí. Cuando llegamos no había demasiada gente, pero pudimos estar un buen rato observando el panorama humanos: los judíos ortodoxos se mezclaban con otros que no lo eran, y también muchos turistas. Dentro de los ortodoxos vimos que había varios modelos, los que llevan el sobrero fedora, tipo cordobés, y otros que llevan uno cilíndrico con plumas o pelo. A los del sombrero tipo cordobés los llamábamos "replays", porque los bailarines de la canción de Chipre llevaban unos parecidos
Poco a poco aquello se empezó a llenar y se empezaron a formar grupos de gente, unos cantaban, otros bailaban... parecía una rave. No había un rito dirigido si no que cada cual hacía lo que quería. Algunos cantos nos recordaban a los hinchas de los equipos de fútbol. Estaba prohibido hacer fotos y vídeos, un señor de incógnito se dedicaba a echar la bronca a los que veía grabando con la cámara o el móvil, así que este vídeo lo he sacado de internet, donde se ve un poco el ambiente que hay:
Cuando ya era de noche del todo decidimos subir al mirador que habíamos descubierto el día anterior para tener una perspectiva de toda la plaza, y para nuestra sorpresa allí nos encontramos con un amigo que también había ido a Eurovisión y que se había quedado en Jerusalén los días posteriores, como nosotros.
Para cenar volvimos al centro de Jerusalén, y de nuevo casi todos los restaurantes estaban cerrados. Encontramos uno abierto de hamburguesas, fish and chips, aros de cebolla, etc, y eso fue lo que cenamos esa noche. Tomamos una café en la misma zona y después fuimos a la Escape Room. Nos resultó muy sencilla, y según nos dijo la chica que trabajaba allí lo hicimos en un tiempo record para dos jugadores. La ambientación dejaba algo que desear, aquí en España las hemos hecho mejores, pero bueno, pasamos un rato divertido e hicimos algo diferente en Jerusalén.
De vuelta al hotel pasamos por un bar donde estaba sonando ni más ni menos que... El chiki chiki, del Chikilicuatre (España 2008):