Jornada 6. Visita a Chitzen Itzá y llegada al Bahia Principe Coba ✏️ Travel Journeys of Mexico

Cuarenta y cinco minutos separaban nuestro hotel en Valladolid de Chitzen Itzá, con lo que a las nueve de la mañana ya estábamos organizados en nuestra furgoneta. Ya desde el día anterior sabíamos que no íbamos a ir al espectáculo nocturno del conjunto arqueológico, puesto que una tormenta en los días precedentes había estropeado parte del equipo de reproducción. Chitzen Itzá ya presentaba mucha gente a eso de las diez, cuando mientras comprábamos las entradas, se nos acercó un guía oficial para ofrecernos un servicio compartido con otro grupo de habla hispana. El precio oficial que es de 900 pesos, se nos quedó a la mitad, lo cual nos pareció un buen negocio . Nada más entrar ya vimos como los comerciantes estaban acabando de situar sus mercancías en el camino que se dirigía a la llanura del templo principal. Nuestro guía, nos vinculaba la importancia del enclave para el mundo maya y los diferentes edificios que componen la ciudad. A medida que íbamos avanzando, nuestro grupo familiar se disgregaba entre las diferentes sombras que se podían encontrar en el recinto, debido a una mezcla de calor agobiante y cierta falta de interés (producido por un efecto sorpresa ya disminuido por nuestra visita a Uxmal). Pudimos ver aquí, parte de los caminos blancos que conectaban las diferentes ciudades-estado del Yucatán (eran blancos para reflejar la luz de la luna y poder caminar de noche). La visita con el guía fue correcta si bien, el nivel de servicio de nuestro anterior guía, nos hizo denotar cierta falta de emotividad en el relato. Además, también nos sorprendió la diferencia de la historia de nuestra anterior visita (quince años atrás). En aquella ocasión, en la que pudimos subir al templo principal por fuera, y al interior para ver la figura de jade, nos comentaron que el entorno tenía claras influencias toltecas (presencia de Quetzatcoatl, orientación belicista, sacrificios humanos, etc), mientras que el guía actual pasaba de puntillas por estos asuntos para vincularse directa y profundamente con el mundo maya. Nos quedamos un poco más en el recinto para hacernos algunas fotos y ver algunos puestos con los niños, y conseguimos retirarnos cuando los viajeros empezaban a entrar en masa . Cansados y acalorados tomamos el camino de nuevo hacia el hotel para recoger nuestras cosas. Paramos a comer en un pueblo del camino de la carretera libre y nos dirigimos hacia nuestro resort ya en la Riviera Maya.

El Bahia Príncipe es un resort con tres hoteles, dos de ellos situados al lado del mar, y otro más nuevo que queda situado entre éstos y la carretera que va desde Tulum hasta Cancún. El lobby del BP Cobá se presentaba majestuoso ante nosotros en la entrada, mientras veíamos la cara de sorpresa de nuestra familia al ver los diferentes carritos que te transportan entre las villas, y entre los diferentes resorts. Tras el accidentado check in (habíamos reservado tres habitaciones en la misma villa y nos habían separado sin mediar aviso) , nos bañamos y tomamos los primeros cóckteles dentro de la piscina, para pasar a cenar en el buffet que esa noche presentaba temático español. Podemos decir que, dentro de nuestra experiencia de hoteles TI, el BP en México es el mejor (en variedad y diversidad) en el que hemos estado. Por las noches que teníamos contratadas, teníamos derecho a cenar dos restaurantes temáticos que decidimos fuera el mexicano y el gourmet. Mientras descansábamos tomando algo en la noche estrellada de México, decidimos que el día siguiente sería de relax y disfrute de las instalaciones de este maravilloso resort situado entre Tulum y Playa del Carmen.

Reflexión

Nuestro contacto en el terreno hasta el momento, ya nos dejaba claro que existe una intención romántica y clara de vincular directamente a la población local con la cultura maya. ¿Por qué? Por una lectura amable e interesada de la historia, en la que se resaltan los aspectos más coincidentes de la cultura maya con los nuestros, como el conocimiento del cielo, su ciencia y artes, y hechos más tolerables a nuestra mirada actual, como los rituales de fertilización del suelo basados en el sangrado voluntario (pecho, extremidades, genitales, etc.) de la clase noble de la sociedad.

Decir que el auge de esta cultura se produjo aproximadamente entre los años 600 y 1000 d.c. ya estando claramente influenciados por los toltecas al final de este período, como denota la ciudad de Chitzen. Los toltecas era un pueblo claramente orientado a la guerra, cuya influencia se tradujo, entre otros aspectos, en una sociedad más belicista (por el culto hacia la serpiente emplumada Quetzacoatl), armas orientadas a herir y no a matar para la captura y sacrificio de prisioneros (con extracción del corazón en vida). Y sí, la práctica habitual de canibalismo en esa sociedad.

Todo ello, son lecturas interesadas de la historia más coherente con nuestra visión actual del mundo, y de hecho es indudable que lo “maya” se encuentra posicionado (de forma buenista) en nuestras mentes como místico y mágico (en positivo). Concepción que hemos incorporado en el cine y literatura, como “Chocolat”, “Un paseo por las nubes”, entre muchas otras referencias.

Sea como fuere, poco quedó de aquella civilización, y ya no solo por los españoles que arribaron a aquellas tierras (que también), si no por la influencia de los diferentes pueblos mesoamericanos (toltecas, mexicas, y un largo etc.) que durante los más de quinientos años anteriores a la conquista de Hernan Cortés de Tenochtitlan (actual Mexico D.F), guerrearon, influenciaron y llevaron a un mestizaje a aquella población.

Finalmente, indicar que, por una parte, nos alegró ver que no existían niños vendedores en el recinto de Chitzen y que la población local se había organizado en una cooperativa para la venta. Por otra parte, nos entristeció ver que la totalidad del lugar estaba copada por puestos de venta de artesanía, lo que a nuestros ojos puede hacer perder encanto a este lugar.