Llegamos a Xcaret a las 9 am, donde ya se podía notar una gran afluencia de personas. Habíamos organizado un lunes esta visita, puesto que en nuestro anterior viaje nos habían indicado que el domingo era festivo para muchos trabajadores y que, si bien los espectáculos se hacían, estos tenían una versión reducida del mismo.
Canjeamos nuestro boleto comprado a través de internet (ofrecen descuento por compra anticipada) en las taquillas, y pedimos un mapa a un empleado del parque, que amablemente nos dio uno, y nos indicó que el espectáculo nocturno era a las 20.30. Lo cual nos extrañó , incluso después de indicarle que habíamos leído que era a las 18.30. Él insistió en que no, y que solo había el pase de las 20.30.
Al pasar por la entrada, la familia quiso hacerse el ritual de purificación maya que emocionó a nuestros abuelos , cuando el humo de las hierbas aromáticas y las palabras pronunciadas en maya les bañaron los sentidos. Tras la experiencia nos dirigimos al mariposario donde vimos cientos de mariposas, paseamos por el cementerio mexicano y sus hilarantes epitafios en sus tumbas, al fascinante jaguar y su amiga la pantera negra, y el aviario (y el eclosionar de los polluelos desde sus huevos). Visitas a cual de ellas más impresionante y maravillosa , acompañados de una humedad brutal (qué manera de sudar!!!). Tras unas tres horas de paseo tomamos unos refrescos para continuar hacia el acuario, con sus hermosas y majestuosas tortugas verdes (con sus crías en lagunas separadas por tamaños), las mantas-raya en el riachuelo que nos conducía hasta la piscina de los tiburones, donde pudimos ver como un grupo de turistas se bañaba sentados con ellos. Con todo esto hicimos tiempo para ir a comer. Lo hicimos en un restaurante en una gruta, por donde pasaba uno de los tres ríos subterráneos por los que podías bañarte. Con una comida tipo buffet, una cerveza por persona y agua y refrescos ilimitados (que nos otorgaba el haber adquirido la entrada de Xcaret Plus). Comimos bastante bien y bastante frescos (lo cual se agradecía mucho), con lo que pudimos reponer energías para la tarde .
El grupo se separó y los abuelos se quedaron en unas tumbonas cerca de una laguna con muchos peces, mientras nosotros cinco nos fuímos a bañarnos por uno de los ríos subterráneos. La experiencia fue bonita, con un nado sin demasiadas personas (no como habíamos visto en la mañana) por unas grutas subterráneas con agua fresca. Si bien había diferentes apartaderos y socorristas en su interior (muchos nadando dentro dando soporte) , pudimos hacer todo el recorrido perfectamente, si bien podemos decir que, efectivamente, no se ve un solo pez en su interior. Al finalizar el recorrido nos esperaba nuestra bolsa con nuestras pertenencias, que los miembros del parque habían bajado con muchas otras (muy bien pensado y organizado) . Nos dimos una ducha para quitarnos el salitre y nos fuímos a recoger a los abuelos, a los que se les notaba se habían dado una buena siesta a la sombra de aquellas palapas. En aquel caminar, vimos en un cartel que el espectáculo nocturno tenía dos pases (que desagradable sorpresa que nos quisieran confundir) uno a las 18.30 y otro a las 20.30
Dirección al gran teatro maya, fuimos a ver el orquideario que para esta ocasión se mostraba con pocas flores (incluso daba la sensación que algunas estaban compradas), lo cual nos decepcionó un poco . Al salir, vimos como se estaban preparando para el espectáculo de los caballos, en donde otro trabajador del parque nos intentó convencer de nuevo para ir a ver el pase de México espectacular a las 20.30. Tras indicarle que ya habíamos visto y paseado por el parque, accedió a mostrarnos el camino al teatro donde nos aguardaba nuestro fin de fiesta.
No queremos contar demasiado de este espectáculo, que se basa en el desarrollo de la historia de México con impresionantes muestras de su cultura y folklore, y que dura aproximadamente 90 minutos (con un descanso a la mitad). Si puedo decir que alguno de nosotros lloramos , con la emoción :#l( de algunas actuaciones (todas en directo) y conocedores de que nuestro viaje tocaba a su fin .
Tristes y cansados retomamos el camino a nuestro hotel al que, al haber entrado a las 18.30, pudimos llegar para cenar tranquilamente y donde departimos en la estrellada noche mexicana. La “penúltima” noche en el Bahia Principe y en México…
Canjeamos nuestro boleto comprado a través de internet (ofrecen descuento por compra anticipada) en las taquillas, y pedimos un mapa a un empleado del parque, que amablemente nos dio uno, y nos indicó que el espectáculo nocturno era a las 20.30. Lo cual nos extrañó , incluso después de indicarle que habíamos leído que era a las 18.30. Él insistió en que no, y que solo había el pase de las 20.30.
Al pasar por la entrada, la familia quiso hacerse el ritual de purificación maya que emocionó a nuestros abuelos , cuando el humo de las hierbas aromáticas y las palabras pronunciadas en maya les bañaron los sentidos. Tras la experiencia nos dirigimos al mariposario donde vimos cientos de mariposas, paseamos por el cementerio mexicano y sus hilarantes epitafios en sus tumbas, al fascinante jaguar y su amiga la pantera negra, y el aviario (y el eclosionar de los polluelos desde sus huevos). Visitas a cual de ellas más impresionante y maravillosa , acompañados de una humedad brutal (qué manera de sudar!!!). Tras unas tres horas de paseo tomamos unos refrescos para continuar hacia el acuario, con sus hermosas y majestuosas tortugas verdes (con sus crías en lagunas separadas por tamaños), las mantas-raya en el riachuelo que nos conducía hasta la piscina de los tiburones, donde pudimos ver como un grupo de turistas se bañaba sentados con ellos. Con todo esto hicimos tiempo para ir a comer. Lo hicimos en un restaurante en una gruta, por donde pasaba uno de los tres ríos subterráneos por los que podías bañarte. Con una comida tipo buffet, una cerveza por persona y agua y refrescos ilimitados (que nos otorgaba el haber adquirido la entrada de Xcaret Plus). Comimos bastante bien y bastante frescos (lo cual se agradecía mucho), con lo que pudimos reponer energías para la tarde .
El grupo se separó y los abuelos se quedaron en unas tumbonas cerca de una laguna con muchos peces, mientras nosotros cinco nos fuímos a bañarnos por uno de los ríos subterráneos. La experiencia fue bonita, con un nado sin demasiadas personas (no como habíamos visto en la mañana) por unas grutas subterráneas con agua fresca. Si bien había diferentes apartaderos y socorristas en su interior (muchos nadando dentro dando soporte) , pudimos hacer todo el recorrido perfectamente, si bien podemos decir que, efectivamente, no se ve un solo pez en su interior. Al finalizar el recorrido nos esperaba nuestra bolsa con nuestras pertenencias, que los miembros del parque habían bajado con muchas otras (muy bien pensado y organizado) . Nos dimos una ducha para quitarnos el salitre y nos fuímos a recoger a los abuelos, a los que se les notaba se habían dado una buena siesta a la sombra de aquellas palapas. En aquel caminar, vimos en un cartel que el espectáculo nocturno tenía dos pases (que desagradable sorpresa que nos quisieran confundir) uno a las 18.30 y otro a las 20.30
Dirección al gran teatro maya, fuimos a ver el orquideario que para esta ocasión se mostraba con pocas flores (incluso daba la sensación que algunas estaban compradas), lo cual nos decepcionó un poco . Al salir, vimos como se estaban preparando para el espectáculo de los caballos, en donde otro trabajador del parque nos intentó convencer de nuevo para ir a ver el pase de México espectacular a las 20.30. Tras indicarle que ya habíamos visto y paseado por el parque, accedió a mostrarnos el camino al teatro donde nos aguardaba nuestro fin de fiesta.
No queremos contar demasiado de este espectáculo, que se basa en el desarrollo de la historia de México con impresionantes muestras de su cultura y folklore, y que dura aproximadamente 90 minutos (con un descanso a la mitad). Si puedo decir que alguno de nosotros lloramos , con la emoción :#l( de algunas actuaciones (todas en directo) y conocedores de que nuestro viaje tocaba a su fin .
Tristes y cansados retomamos el camino a nuestro hotel al que, al haber entrado a las 18.30, pudimos llegar para cenar tranquilamente y donde departimos en la estrellada noche mexicana. La “penúltima” noche en el Bahia Principe y en México…
#Xcaret #Yucatan #Mexico