Hoy el despertador suena un poco más tarde que ayer, a las 6:15 . Queríamos arreglarnos y desayunar cuanto antes para poder salir tan pronto como fuese posible. Hoy nos tocaba desplazarnos en tren para visitar Okayama e Himeiji, sobre todo sus castillos. El desayuno del hotel muy bueno, aunque al cabo de los días nos dimos cuenta que nos gustó más el del hotel de Osaka. En este caso el desayuno era japonés en su gran mayoría. Probamos los huevos revueltos, sopa miso (que estaba riquísima), sushi más salados.
Con el estómago lleno y espabilados tomamos el metro dirección a Kyoto Station, allí miramos Hyperdia, nos fijamos en la vía desde la que sale nuestro tren llegamos a las torniquetes donde entras dentro de la estación, mostramos nuestros JR y pasamos sin problemas. Tomamos nuestro primer Shinkansen del viaje, montaremos en un tren bala!!!! El tren muy moderno y muy cómodo, a pesar de la velocidad a la que llegas a moverte, ni te enteras. En este trayecto llegamos a los 280 Km/h, aunque yo pensaba que alcanzaríamos más velocidad.
Llegamos a Okayama a eso de las 10:07, después de 75 min de viaje. Tomamos el tranvía 1 dirección Higashiyama y nos bajamos en la parada más cercana al Jardín Korakuen, nuestra primera visita del día. Dicho jardín está catalogado como uno de los tres jardines más bellos de Japón y será la principal atracción turística de la ciudad junto con el Castillo de Okayama. Son jardines muy espaciosos con plantaciones de arroz y de té, ciruelos, cerezos y arces, además de estanques y riachuelos. Desde allí, como si de una postal se tratase, se puede divisar su castillo negro.
El calor empezaba a ser insufrible , después de pasear por todo el jardín nos dirigimos hacia el Castillo de Okayama apodado como El Cuervo, debido a su color negro del exterior. El castillo se construyo en este color a modo de burla del castillo de Himeiji, con su blanco inmaculado. Castillo que visitaríamos más tarde. La construcción del castillo fue larga y laboriosa, se comenzó a construir en 1573 y fue completado 24 años después.
La visita a su interior es altamente recomendable, tiene 6 plantas todas ellas visitables en las que se pueden ver distintas exposiciones. Desde trajes de samuráis hasta medios de transporte de la época.
La visita de los jardines y el castillo fueron 600 ¥ por persona.
La visita da para mucho, la verdad, pero empezábamos a ir a contra reloj. El Castillo de Himeiji cerraba a eso de las 17:00 por lo que tendríamos que estar mucho antes si queríamos visitarlo con tranquilidad. Eran sobre las 12:30 por lo que decidimos volver a la estación tranquilamente y tomar el Shinkasen que sale a las 13:23. y, en poco más de 37 min, nos dejará en Himeiji. Una vez que llegamos a la estación de Himeiji nos paramos para comer en una de las cafeterías que hay en la misma estación. Pedimos 4 bolas de arroz rellenas de atún y mahonesa, arenque, sardinas y algas. Además pedí una botellita de sake, todo 1138 ¥. El agua era gratis. De postre tomamos unos bollitos dulces de judía a 190 ¥ cada uno.
Ya habíamos saciado el hambre, nos dirigimos hacia el castillo. Como mencioné antes, el Castillo de Himeiji es de color blanco. Cuando llegamos a las puertas, nos indican que el castillo cierra a las 16:00 y los jardines a las 16:30. Son las 15:00 por lo que debemos darnos prisa si queremos verlo todo. Lo recomendable es empezar por los jardines, pero no teníamos tiempo así que lo hicimos al revés.
El precio del Castillo más los jardines son 1200 ¥ por persona. Nos informan que hay una combinada que cuesta 1040 ¥ por persona, pero son limitadas, por las horas que eran ya no tenían.
Hasta llegar al castillo hay que pasar por una serie de callejuelas a modo de laberinto, hechas así a propósito para que al enemigo le costase bastante llegar hasta el corazón del castillo. A nosotros, con el calor que hacía, desde luego que nos costó mucho, mucho, mucho... Finalmente llegamos a la entrada del castillo, para poder acceder hay que quitarse los zapatos ya que los suelos son los originales. Se pueden visitar sus 6 plantas, en esta ocasión no hay mucho en cada planta pero la visita merece mucho la pena.
Con el tiempo justo, tuvimos que retroceder todo el entramado de callejuelas para salir del castillo y dirigirnos hacia los Jardines Koko-en. Llegamos un poco antes de su cierre por lo que nos permitieron la entrada. Están compuestos por 13 parcelas, cada una con una decoración distinta con variedad de vegetación y árboles diferentes. Para nosotros los mejores jardines fueron los de la parcela 1 y 12, aunque es muy recomendable recorrerlos todos. El calor era menor que cuando visitamos el castillo, por lo que la visita fue un poco más agradable. Incluso se empezaban a ver atisbos del Momiji o enrojecimiento de las hojas en Japón.
Como estábamos un poco cansados y aunque la distancia a la estación no era muy grande (unos 15 min andando), decidimos coger un autobús que salía de la puerta de los jardines y nos dejaba en la estación. El bus costó 280 ¥ por persona.
Tomamos el Shinkasen que salía hacia Kyoto y en 60 minutos habríamos llegado a nuestro destino. Era tarde, por lo que nos fuimos al hotel para cenar en la habitación y descansar un poco. En esta ocasión me paré en un McDonalds que había de camino y compré una hamburguesa de Teriyaki con patatas y bebida, que no estaba mal pero no era una delicia. Me costó 1010 ¥. Mi mujer, para no arriesgar, decidió comer jamón serrano que llevábamos en la maleta desde España en un blíster para estos casos . Ella si que ceno en condiciones.. Después, como no, relax en el onsen del hotel y a dormir.