Hoy nos levantamos bastante pronto para poder desayunar cuanto antes y llegar a la estación con tiempo. Teníamos que tomar el tren que nos llevaría a nuestro siguiente destino en este maravillos viaje, Takayama, los Alpes Japoneses. Llegamos a la estación un poco justos, pero estábamos a tiempo. Nuestro tren salió a las 8:31, como estaba previsto, de la estación de Kyoto y llegó a Takayama a las 12:31. El viaje en tren fue bastante agradable y bonito, los paisajes por los que pasábamos eran increíbles, ahí empezamos a entender porqué a esa zona le llaman los Alpes Japoneses. Las fotos que presento no hacen justicia porque en real es mucho más alucinante.
Nuestro hotel era el Hotel Best Western Takayama, se encontraba a dos minutos andando de la estación por lo que es muy cómodo si vas con muchas maletas. La ciudad es pequeña, por lo que todo se encuentra muy cerca y puedes ir andando a cualquier parte. El hotel bastante justo para ser un Best Western, todo con moqueta y con cierto aire "rancio", tanto el pasillo de nuestra planta como la habitación tenían un olor raro. El spa tampoco era nada del otro mundo, tenía una sauna húmeda y unas bañeras con burbujas. Lo bueno era un sillón de masajes que había en la habitación, el cual aprovechamos bastante durante nuestra instancia.
No teníamos el check-in hasta las 15:00 por lo que dejamos el equipaje en la recepción del hotel y nos dispusimos a conocer esta bonita y tranquila ciudad. El cielo amenazaba lluvia por lo que salimos del hotel con un poco de recelo. Teníamos pensado acercarnos hoy a Shirakawa-go pero con el tiempo como estaba, no merecía la pena, así que decidimos dejarlo para mañana. Paramos en un puesto que había para probar sus famosos Mitarashi Dango, unas bolitas de arroz con soja dulce colocadas a modo de pincho moruno.
A los pocos minutos, cuando nos encontrábamos en una de las calles del centro, comenzó a llover como si no hubiese un mañana. Nos refugiamos en los tejadillos de las casas típicas que había en la ciudad e incluso aprovechamos para entrar en alguna que otra tienda mientras el diluvio universal pasaba de largo...
Dejó de llover y esto lo hacía más interesante, las imágenes de las calles mojadas eran una estampa que nunca olvidaré.
Teníamos hambre y nos acercamos a un famoso puesto de niguiris de carne de ternera de Hida que hay en el centro. El sitio se llama Hida Kotte Ushi, había cola para pedir menos mal que ya no llovía porque si no hubiese sido imposible. Es un puesto que está en una tienda de souvenirs, pides en la calle pero puedes comerlo en un saloncito que hay dentro de la tienda. Pedimos un par de niguiris variados para probar, luego como seguíamos teniendo hambre nos acercamos a otro puesto que había cerca y compramos un croquetón de carne también muy rico. Todo nos salió por unos 2600 ¥.
Seguimos callejeando, cuando nos quisimos dar cuenta eran casi las 17:00 y todo estaba cerrando. Es lo malo de estas ciudades pequeñas y tranquilas, que a partir de una hora (pronto, 16:30 - 17:00) todo se calma y no hay casi nada abierto ni nada que hacer. Pudimos entrar, aunque sin degustar, a alguna bodega de sake que hay muchas en la zona.
Paramos para tomar unos postres en una cafetería, yo tomé una copa de helado de té macha y A. tomó un helado tipo galleta también de té. A ella no le sentó muy bien por su intolerancia, pero la presencia era tan buena que no pudo evitarlo.
Antes de que cerrasen las tiendas de comida, aprovechamos y entramos en una de ellas para comprar algo de fruta y cosas para desayunar mañana.
Llegamos caminando hasta el Santuario Sakurayama, estaba anocheciendo por lo que le daba un toque algo especial. No había nadie por lo que la visita la pudimos hacer muy tranquila.
De vuelta al hotel paramos en un pequeño restaurante de ramen que nos encontramos en el camino. Yo tomé un ramen con carne de cerdo y A uno con empanadillas y cerdo. Con agua del grifo, nos costó 1800 ¥. Estaba delicioso y nos sentó de maravilla.
Llegamos al hotel cuando ya era noche cerrada, aunque eran apenas las 20:00, con ganas de descansar.