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Hoy toca otro must en Dolomitas, el archiconocido LAGO DI BRAIES.
Consejo número uno y creo que único: madrugad. Da igual que sea verano, que invierno, que Nochebuena, el Lago di Braies siempre está a tope.
Y aunque nosotros salimos pronto de casa, al llegar tuvimos que esperar en caravana casi una hora para poder acceder al parking.
De hecho, y aunque no era muy tarde, la altura de las montañas que rodean el lago, ya tapaban practicamente el sol, y solo disfrutamos unos minutos de la belleza del paisaje bajo los rayos de sol.
Obviamente, está completamente congelado y bajar hasta él se convertía en una auténtica pista de hielo. Había muchísima gente que resbalaba y caía, y otros incluso iban con krampones. A nosotras un hombre muy amable que los llevaba nos ayudó a bajar la cuesta para poder acceder al lago, por lo que llegamos sanas y salvas.
Y bueno, he aquí las vistas del que dicen es la perla de los Dolomitas:
Avanzamos hasta la iglesia, fue realmente divertido porque te hundías en la nieve pisaras donde pisases
Como os decía aprovechamos los últimos rayos de sol y nos dirigimos hasta el embarcadero, donde estaban haciendo un reportaje de boda y no dejaban acceder. Hicimos las últimas fotos y retomamos el resbaladizo camino de vuelta, a pagar el parking y a huir de las hordas de gente.
Dicen que en 1945, Himmler (gran parte de italia fue anexionada al Reich), hacía el traspaso de prisioneros vivos en este mismo lago con los americanos a cambio de conservar su vida
La sensación de pisar el lago helado fue guay, aunque le restó mucho encanto tantísima gente, y bueno, porque sabes que ahí debajo hay un lago, pero nada más. El contraste con las montañas de fondo no es el mismo que en verano, supongo, con ese turquesa que aparece en todas las fotos de internet.
El siguiente destino fue el LAGO MISURINA, mucho menos transitado, más soleado pero igual de congelado claro está. Este lago constituye el punto de partida para realizar la ruta de las Tres Cimas de Lavaredo, que no realizamos porque tras informarnos, eran 3 horas con raquetas de nieve, y solo te acercabas un poco, se veían las cimas muy lejos. Así que con niños y lo pronto que anochecía lo descartamos.
Comimos en el restaurante que hay a pie de lago, los precios eran bastante asequibles y estábamos calentitos. Compramos algunos recuerdos, los niños se tiraron por las cuestas del lago como si fueran toboganes y tras dar un paseo, hicimos el intento de llegar a CORTINA DI AMPEZZO.
Digo intento porque era imposible atravesar esta localidad, a esas horas todo el mundo comenzaba a bajar de las pistas de esquí y taponaban la arteria principal y las de alrededor, convirtiendo Cortina en una auténtica ratonera, así que vimos el lujo y el glamour de Cortina desde el coche, porque viendo que nos anochecía allí, en cuanto pudimos nos salimos y dimos la vuelta, era imposible.
Nos fuimos a conocer el mercado navideño de BRUNICO o Bruneck, presume de tener uno de los mercados más grandes y variados de todos los Dolomitas y damos fe de que así es. Hay multitud de chalets de comida, de regalos, de artesanía...incluso uno tapado que se agradecía mucho, a pesar de que cada poco encuentras pequeñas hogueras donde calentarte un poco.
Intentamos cenar en algun restaurante que vimos que tenía buena pinta, pero como estaban todos completos preferimos acercarnos a casa y en vistas de que era más pronto que el día anterior, volvimos al mismo restaurante de ayer. Esta vez pedimos unos platos de pasta italiana y unos entrecots...todo riquísimo, y bastante barato.
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