La mañana siguiente nos levantamos tempranito para desayunar, ducha, pagar la cuenta y hacer que nos llamen a un taxi para volver a la estación y hacer tiempo con otro café (Luk no, pero a servidor a esas alturas el café vietnamita ya lo tiene enganchado del todo) y esperar al tren que nos llevará a DANANG, gran capital de la zona centro del país y tercera ciudad (tras Hanoi y Ho Chi Min City) de la república.
Como avanzaba al principio esa ruta en tren, llamada "el paso de las nubes" es una ruta costera panorámica muy apreciada. Se desarrolla en la cordillera Truong Son que divide Vietnam en dos partes, el norte y el sur. Unas montañas que hoy en día, aunque se conserva la carretara por arriba, tiene un gran túnel para un transporte más liviano para el coche, pero el tren sigue bordeando como antaño entre selva, riscos, barrancos... Entre el mar y la montaña...y las nubes claro :). Éstas y la niebla acompañaron un buen rato del trayecto con lo que no fue tan "panorámica" como se preveía y eso que tuvimos la suerte de que nuestros asientos apuntaran al lado que intuíamos "correcto", el del mar. En cualquier caso fue un trayecto no muy largo (no recuerdo bien pero creo que unas 2 horas) y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos de nuevo echando un cigarrillo a la puerta de la estación de trenes de Danang.
De nuevo habíamos elegido un hotel relativamente cercano a la misma (aquí especificar que Danang es grande y la mayoría del alojamiento se encuentra en.. aunque no es exacto.. algo así como Miami Beach. Una isla (que no es tal ya que por el sur está unido al continente pero para que se entienda) alargada al este de la ciudad y a la que se accede por uno de los 4 puentes construidos a tal efecto. Uno de ellos es el famoso puente del dragón que aparece en su pantalla si pones Da Nang en el buscador y le das al Intro.
Pero nosotros, que de nuevo seguíamos "de paso" y nuestro objetivo no era hacer turismo en Danang, sino visitar o, mejor dicho, hacer la turistada de subir a Ba Na Hills, el "parque temático" que se encuentra en la montaña al estilo de vieja ciudad europea amurallada con los highliths de subir hasta allí en teleférico y visitar el famoso golden bridge o popularmente llamado "puente de las manos". Todo esto viene a que nuestro hotel estaba en la otra playa, la del norte y cerquita del aeropuerto y estación de tren. (SPOILER: Por un par de motivos que ahora contaré no hicimos NADA de lo previsto)
Aprendidos de la experiencia andarina de Hue pillamos un taxi que nos dejó en la puerta del más que coqueto hotel, el Santori Da Nang Hotel donde, por unos 55 euros total habíamos cogido 2 noches con desayuno y donde nos esperaban en la puerta una atención cuidada, una agradable bienvenida y un apartamento espectacular con cocina (cosa que no recordaba tuviera al hacer la reserva) y que a la postre nos vino muy bien habida cuenta de lo que sucedió al día siguiente.
La azotea estaba preciosamente diseñada (el nombre Santori hacía referencia (sin sufijo) a la isla griega y como tal estaba decorada) y tenía una pequeña piscina (tipo "infinita") que pensé en utilizar pero al final no hicimos.
Aquí hago un alto para resaltar una cosa que me pareció muy curiosa y de hecho nos encantó. DANANG, pese a ser ciudad con "atractivos" turísticos no es en sí demasiado turística (flanqueada por dos pesos pesados en las rutas turisteras vietnamitas, Hue y Hoi An. Al mismo tiempo nuestro hotel como dijimos no estaba en la zona habitualmente frecuentada por el viajero. Una de las 2 o tal vez ambas circunstancias hacían de la gente que nos cruzábamos por la calle sin duda la gente más amable, simpática, hospitalaria, curiosa, que hemos visto en todo el sudeste asiático (ojo, hablo de ambiente en general del "barrio". Lógicamente ha habido en nuestros viajes personas/familias concretas como nuestra mamá de Tam Coc, pero ya se me entiende).
En eso andábamos (eso=calle) buscando donde saciar nuestro voraz apetito y nos metimos en un lugar de esos típicos (una casa donde abajo tiene mesas y sillas diminutas, una pequeña cocina portátil en la puerta) y con ayuda de la simpática muchacha, ya que toda la carta estaba, lógicamente, solo en vietnamita pedimos unas cuantas especialidades. Una de ellas era una especie de huevos de codorniz o alguna otra ave aderezado y especiado de extraña pero deliciosa manera. Resalto este manjar porque sospechamos que fue el detonante de lo que viene a continuación. Disfrutamos de lo lindo de la comida mientras comprobábamos que el tiempo no nos acompañaría para el proyecto mencionado del día siguiente de subir a las alturas. No importa, dijimos, lo dedicamos a estar relajados y ya. Paseamos por la playa y con la oscuridad nos retiramos al hotel y con eso acabamos el día.
Cuando amaneció descubrí a mi lado a un ser infeliz y con cara de resaca que me transmitió algo que mi natural sueño profundo no captó. A saber: toda la noche despierta vomitando y "soltando lastre" por todos los orificios del cuerpo diseñados a tal efecto.
Tras 4 aventuras por el sudeste ésta era la primera vez que el aparato digestivo de uno de nosotros sucumbía a algún capricho monocelular pululante en alguna comida en mal estado. La cosa pintaba chunga y tentados estuvimos de hacer uso del seguro médico pero Luk, que traía medicamentos a granel, a los que se añadió otras pastillas que nos dio un cliente con el que hicimos alguna que otra charleta y que traía de su Canadá natal intentó (Luk, decía) mantenerse en cama a ver cómo avanzaba el asunto.
Como indiqué en párrafos anteriores teníamos cocina con lo que salí en solitario a dar una vuelta y mientras los niños me paraban en la calle para practicar inglés preguntándome cosas variopintas con la curiosidad propia de la edad y yo aprendía que Banh mi era pan en vietnamita pues era un ingrediente necesario para el menú del día compré provisiones y dedicamos la jornada a esperar la, poco a poco, recuperación del tránsito digestivo de Luk. Por los, en los últimos tiempos, constantes viajes a la zona, estamos vacunados de prácticamente todo con lo que sabíamos que no era más que la llamada "diarrea del turista" o algo parecido.
Entretanto reservamos nuestro alojamiento para los siguientes 3 días en la vecina Hoi An y como dicho alojamiento nos lo ofrecía más barato, reusamos el transfer de nuestro hotel en Danang para el traslado al día siguiente así como la moto que pensábamos alquilar, etc... Paseitos a la terraza, charlas con nuestro amigo canadiense.. y así pasó el día y la noche que llegó plácida para ambos, ya al parecer todo en su lugar y amaneció el día 1 de Diciembre donde nos esperaba el último destino de este país y que, como es natural, se contará en el próximo capítulo o, mejor dicho, etapa. Hasta entonces!