Hoy tenemos programada nuestra primera visita en el Fin del Mundo.
El día anterior habíamos reservado una combi en el hotel para que nos lleve a la Laguna Esmeralda.
Nos despertamos a las 7.30 y fuimos a desayunar en el comedor del hotel. Como había contado el desayuno estaba bastante completo por lo que comimos bien.
En ese momento nos dimos cuenta de que no teníamos nada para almorzar en la Laguna Esmeralda, ya que llegaríamos alrededor de las 10 y nos estaríamos volviendo a las 16 horas. La mayoría de la gente se lleva algo y come directamente a la vera de la Laguna.
Como era temprano y no había mucho abierto, fuimos a una estación de servicio cercana y compramos unos sándwiches y algo dulce para luego disfrutar luego.
A las 9 puntual pasó la camioneta por nosotros y nos llevó hasta la terminal de combis. Ahí bajamos y nos hicieron subir a otra combi que esa sí, nos llevaría finalmente a la Laguna Esmeralda.
El viaje, desde que salimos del hotel, hasta llegar al comienzo del sendero duró aproximadamente 50 minutos.
Llegamos y sin esperar más, comenzamos el recorrido que ya sabíamos que nos iba a demandar aproximadamente 2 horas.
Habíamos leído bastante que en esta temporada, primavera, es época de deshielos, por lo tanto suele estar todo embarrado y hay que ir preparado, ya sea con botas o zapatillas impermeables. En nuestro caso, uno tenía unos borcegos a prueba de agua y otro unas zapatillas Quechua que sirvieron muy bien.
El comienzo del camino
Comenzamos a caminar, y al principio parecía que no era para tanto. La primera parte del recorrido empieza por una zona boscosa en donde ya se puede respirar aire puro. Por aquí el camino es bastante simple, solo algo de barro, pero nada que no se pueda esquivar fácilmente.
Pasamos esta zona, y ahora nos metemos en un valle en donde las vistas son realmente espectaculares. Lo que sentíamos en este momento es básicamente que estábamos en el medio de la nada y si nos pasaba algo, aunque gritásemos, nadie nos iba a escuchar. Aunque a esta hora mucha gente viene a hacer este recorrido, por lo que era más una sensación que una realidad.
Volvemos a entrar a otra zona boscosa pero algo más complicada porque era en subida y algunas zonas eran algo cansadoras. De todos modos, nada que no se pueda hacer fácilmente, aunque demorando un poco más.
Comenzamos a sufrir "la turba"
Y acá es donde llegó una de las partes más complicadas. Terminado este bosque, aparece una zona en donde parece que es un valle común y corriente, pero es un valle de Turba.
La turba, para los que no la conocen, (como nosotros hasta ese momento), es como un pasto alto, pero lleno de agua y muy esponjoso. Lo que hace que a veces, metes el pie, y puede que llegues a meter hasta las rodillas, llenándote completamente de agua. El tema es que nunca ves lo que estás pisando, por lo tanto puede pasar muchas veces esto.
Intentamos pasar por acá y nos embarramos todo. Hasta que vimos que por un costado se podía pasar un poco mejor, eso sí, ya el cansancio empezaba a sentirse y con el barro y la turba, hacía que nos fastidiemos bastante.
Ya casi llegando
Todo este recorrido por los valles de turba es de aproximadamente 1 hora, no porque sea muy grande, si no más que nada porque uno lo va a haciendo bastante lento porque es cansador.
Siempre las vistas en esta zona son muy lindas, con ríos de deshielo que cruzan por el lugar, con montañas rodeándote y el aire puro que se respira. Inclusive, nos contaron que se forma una especie de moho en los árboles que solamente aquí lo podemos ver ya que es por el aire sin contaminación de la zona.
Después de pasar por aquí y tras varios kilómetros recorridos, llegamos finalmente a la Laguna Esmeralda.
La verdad que este lugar te genera una sensación de paz impresionante. Después de más de 2 horas caminando, con un cansancio impresionante, uno llega a este lugar y se te olvida todo.
En esta época del año, que como decía antes es de deshielo, la laguna no tiene típico color Esmeralda y tiene la mitad que todavía está congelada. Aún así, es hermosa. Está rodeada de montañas y glaciares lo que la hace todavía más impresionante.
Además, ni bien nos sentamos a comer los sándwiches que habíamos comprado anteriormente, se largó una nevada, haciendo que la imagen sea más hermosa aún.
Estuvimos un rato y pegamos la vuelta. Las combis saben cuál es más o menos el tiempo que te lleva hacer el recorrido, disfrutar una media hora en la laguna y volver.
El regreso fue más complicado que la ida. Por el paso de la gente, muchas zonas estaban más complicadas y embarradas, lo que dificultaba bastante caminar. Aunque sea, era más en bajada, lo que hacía que no sea tan cansador.
Un regreso lleno de barro
Llegamos a la entrada y a los 10 minutos llegó nuestra camioneta, en horario.
Realmente estábamos muy cansados, y especialmente, muy sucios. Sentíamos que teníamos barro por todos lados.
Ni bien llegamos al hotel decidimos limpiar toda la ropa y ponerla a secar y luego nos bañamos nosotros.
Con la poca energía que nos quedaba fuimos a tomar algo al Café Balcarce. Muy rico y no tan caro lo que habíamos comido.
Luego recorrimos un poco más el centro, volvimos al hotel, descansamos un rato y salimos a cenar al restaurante “El turco”. Habíamos leído que era un lugar tranquilo, en donde se comía bien y no tan caro. Las recomendaciones no fallaron. Dos personas, 2 platos principales y 2 gaseosas por un promedio de $1000 (= 15 USD aprox).
Estábamos muy cansados y al otro día nos pasaban a buscar muy temprano para una excursión, así que nos fuimos a dormir.
Por último, les dejo un video de este gran día con muchos más detalles: