Blogs / Diarios 
Ese día empezamos visitando el Barrio Judío de Amsterdam.
Para llegar fuimos hasta Waterlooplein, a la que se puede llegar en metro o bien en tranvía. En Waterloopleinestaba puesto el mercado, aunque no lo recorrimos, porque ese día teníamos bastantes visitas por hacer y el mercado no nos terminaba de llamar la atención. Por lo que pudimos ver, lo que venden son cosas de segunda mano: ropa, calzado, artículos de decoración, antigüedades...
Enseguida llegamos a la Sinagoga Portuguesa. La entrada la teníamos incluida en la Amsterdam Card, pero cuesta 17€ y es una entrada conjunta que te permite entrar también al museo de historia judía, al museo nacional del holocausto y al memorial.
En la entrada nos dieron una audioguia en español que nos lleva a través de la sinagoga y de los edificios adyacentes, distribuidos alrededor de la sinagoga. Muchas de estas puertas se pueden ir abriendo y visitando, las puertas que no se pueden abrir están indicadas.
La fachada de la sinagoga. Allí empieza la visita con el primer punto del recorrido de la audioguia. Dicen que la construcción se inspiró en el Templo de Salomón en Jerusalén. En la actualidad se siguen ofreciendo funciones de culto pero también está abierto al público en un horario de visitas. Y no me extraña, todo el mundo debería poder disfrutar de este lugar...
Fachada de la sinagoga portuguesa, vista desde el patio
Se trata de una sinagoga sefardí. Estos judíos provenían de la Península Ibérica y muchos se instalaron en los Países Bajos después que en 1492 fueron expulsados por los Reyes Católicos. Muchos de los expulsados por la Corona de Castilla y de Aragón se refugiaron antes en Portugal, en donde finalmente los judíos se vieron obligados a convertirse al catolicismo o a marcharse definitivamente pocos años más tarde. Entonces se produjo el éxodo hacia varios países, entre ellos, los Países Bajos.
Si por fuera la fachada no dice nada especial, por dentro el edificio es precioso. Data de 1675 y el interior está igual que en el siglo XVII. Es maravilloso. Especialmente por la noche y en ocasiones especiales dicen que es bonita cuando está iluminada por el montón de candelabros que podemos ver y más de 1000 velas -no había ni hay luz eléctrica-.
Interior de la Sinagoga...
La grandiosidad y el tamaño nos indican que se trataba de una comunidad judía muy próspera, que se integró muy bien en la ciudad. En el momento de su construcción fue la sinagoga más grande del mundo.
Los bancos de madera son los originales, cada fiel ocupaba su sitio y dentro del banco guardaban sus pertenencias para la ceremonia. Muchos de los bancos no se volvieron a abrir después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos de los judíos murieron después de ser expulsados y asesinados en los campos de concentración. Las mujeres, en cambio, se situaban en los bancos de la galería superior, donde tenían mucha menos visibilidad durante la ceremonia.
Otra foto del interior de la sinagoga
El edificio permaneció milagrosamente bien conservado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue clausurado y por eso conserva todavía la forma y mobiliario del siglo XVII, así como una gran colección de objetos y libros. En mayo de 1945 volvió a celebrarse el primer servicio tas la guerra. Después de la guerra, de los 4,300 judíos sefardíes sólo sobrevivieron 800.
Desde los bancos del piso superior donde tenían que estar las mujeres
En cuanto al resto de dependencias, en el sótano podemos ver objetos litúrgicos bien conservados. También nos dejan observar a través de una ventana la Mikve, que es el baño donde hacen las purificaciones, tanto las mujeres como los hombres. Se trata de una bañera donde se sumergen completamente en agua. Las mujeres judías aún tienen la obligación de hacerlo después de cada periodo.
Otras estancias que te dejan visitar son las dependencias del rabino y la sala donde se preparaba a los difuntos y se les velaba antes de acompañarlos hasta el cementerio. En la audioguia se detalla muy bien quiénes y cómo se encargaban de hacerlo.
En el complejo de la sinagoga está la biblioteca judía más antigua del mundo, fundada en 1616 con una gran colección de libros. La biblioteca es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y no se puede visitar a no ser que pidáis una cita previa.
La sala donde se velaba a los difuntos antes de trasladarlos al cementerio
Salas donde se reunía el rabino con otras personas de la comunidad
Para mí fue una visita imperdible, y además se puede ver todo tranquilamente sin aglomeraciones, especialmente a primera hora, porque no recibe una cantidad de visitantes exagerada. La audioguía es el complemento perfecto a esta joya de lugar que os recomiendo visitar.
Para verla estuvimos alrededor de dos horas. Así que a media mañana nos dirigimos al Museo Histórico Judío, muy cercano. Nuevamente nos entregaron una audio guía en español de forma gratuita.
El museo histórico judío está asentado sobre cuatro sinagogas. El museo está muy bien estructurado. En la primera parte se encuentra la parte relacionada con el judaísmo. Se exponen objetos litúrgicos como el menorá, el candelabro de siete brazos que representa los arbustos en llamas que vió Moisés en el Monte Sinaí y que es uno de los símbolos más antiguos del judaísmo.
Objetos litúrgicos del judaismo
También nos encontramos con la Torá, que son los primeros 5 libros del Antiguo Testamento escritos en un solo rollo de papel. Es el libro más sagrado para los judíos y creen que Dios se lo entregó a Moisés. Hay varios accesorios que se usan para la Torá, como por ejemplo coberturas en forma de caja o mantas bordadas, o el puntero, que sirve para no perderse durante la lectura. Además la adornan con una especie de pináculos o coronas.
Una torá
También se exponen objetos y cuadros que están relacionados con rituales y costumbres de la religión. Como por ejemplo, las bodas, fallecimientos, nacimientos...
Objetos para realizar la circuncisión
Esta parte del museo está muy bien para conocer la religión y las costumbres judías, pero a continuación, en la segunda planta, el museo se centra en la historia de los judíos en los Países Bajos, desde su llegada a principios del siglo XVII y de cómo se adaptaron al país como ciudadanos neerlandeses hasta la actualidad.
Foto del museo desde el piso superior dedicado a la parte histórica
A priori he de decir que no me llamaba demasiado la atención ir. Bueno, sí, estaría bien para hacerme una pequeña idea de la historia de este pueblo, pero no pensaba que iba a cumplir demasiado mis expectativas, aunque la sinagoga me gustó muchísimo. Y a decir verdad, las superó y con creces.
En el museo se pueden ver cuadros, objetos y documentos relacionados con la historia de los judios, a veces con historias particulares, y otras con proyecciones y fotografías más generales. Es muy interesante y ameno y la adioguia no es nada tediosa, al contrario.
Piso superior del museo
Lo realmente interesante del museo es que nos habla de la historia de los judíos en general, desde los buenos momentos, cuando muchos de ellos lograron establecerse en la ciudad, fundando barrios y ganándose muy bien la vida, hasta los peores momentos, cuando empezaron a ser perseguidos y señalados, hasta la vuelta de los que lograron sobrevivir a la guerra y cómo se tuvieron que volver a adaptar a la ciudad.
[img] 
[/img]
[/img]Cartel de 'Prohibido judíos' y traje marcado con estrella de David y la palabra 'judío'
Nuestra intención, ya que estábamos allí, era intentar ver las cuatro cosas que entraban en el ticket, y como no estábamos cansadas de museos, fuimos hasta el Museo Nacional del Holocausto. Para llegar pasamos al lado del Hortus Botanicus de Amsterdam -el jardín botánico-, al que no entramos, aunque también entra en la Amsterdam Card. Lo veréis porque es un gran edificio de cristal al lado del canal. Se trata de uno de los jardines botánicos más antiguos de Europa.
Si queréis, allí al lado, en Wertheimpark, está también el Auschwitzmonument, que es un monuemnto en homenaje a las víctimas del campo de concentración de Auschwitz. Nosotras ni nos acordamos de que estaba allí ni nada. Lo descubrimos más tarde... así que no lo vimos.
Enseguida llegamos al Museo Nacional del Holocausto, al cual también entramos con la Amsterdam Card. La entrada individual cuesta 17€.
Este edificio era una escuela de formación para profesores, que sirvió para esconder a 600 niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, es un museo muy nuevo y todavía está en fase de construcción en cuanto a sus exposiciones, tanto temporales como permanente. En el museo se explica la persecución y el asesinato de la población judía de los Países Bajos.
Obviamente esto es algo que no creo que le sorprenda a nadie, pero es un museo que me pareció muy duro. En este viaje he intentado hacer fotos de todo para poder acordarme bien de las cosas y porque cuando vuelvo me hace ilusión reconstruir el viaje a través de las imágenes, así recuerdo cada detalle y también puedo escribir el diario. Del museo no hice ninguna. Absolutamente ninguna. No es que no me gustara, ni que no aprecie su contenido, al contrario. Pero lo encontré tan duro que prefería simplemente tenerlo guardado solo en la memoria y aunque me doliera intentar ver lo máximo posible para ser consciente del dolor que vivieron esas personas. Aún y así no pude terminar de verlo. Nunca había estado en ningún museo relacionado con el Holocausto -dejando de lado la casa de Ana Frank- y mucho menos he estado en un campo de concentración, pero al final pienso que es una experiencia que deberíamos vivir aunque no sea algo agradable. Lo mínimo que podemos hacer es conocer lo que pasó y empatizar, aunque sea muy de lejos, con esas personas. La parte negativa de todo, es que este tipo de museos debería servir para hacer reflexionar al mundo y que no se vuelvan a repetir esas atrocidades, pero está claro que el ser humano no está por la labor. La parte positiva, es que aún en los peores momentos, hay personas que arriesgan su propia vida por ayudar a las demás.
Durante nuestra visita había una exposición fotográfica de los años de persecución, después de que los judios fueran señalados, y antes de las deportaciones masivas. En ningún momento me pareció de mal gusto, sólo extremadamente triste y cruel, porque las fotos eran de personas haciendo vida normal, cuyo final fue dramático aunque ellos mantenían la esperanza. Evidentemente, visitarlo o no es algo muy personal...
Justo frente al Museo del Holocausto se encuentra el Hollandsche Schouwburg, construido en 1892 como teatro, que se usó durante la Segunda Guerra Mundial como centro de deportación. Allí se reunían familias enteras de judíos antes de ser deportadas. Los niños solían ser enviados a la escuela de enfrente -actual museo del holocausto- para no entorpecer y una vez allí los padres intentaban mentir en el registro. Muchos de ellos -más de 600 niños- fueron escondidos y protegidos allí durante mucho tiempo por el personal de la escuela.
Actualmente el teatro se ha convertido en el Memorial de todas las víctimas judías de los Países Bajos. Al entrar, a mano izquierda, se encuentra el muro memorial con los nombres de las 6,700 familias víctimas del holocausto, vecinos y vecinas del barrio. Delante del muro hay una llama que no se apaga.
Fuera, en el patio, se encuentra el monumento conmemorativo a las víctimas. Una alta columna oscura.
En las paredes de los extremos los niños que visitan con el colegio homenajean a las víctimas del Holocausto con dibujos y deseos de paz.
La columna con más detalle.
En las plantas superiores hay muchas proyecciones de supervivientes, familiares de víctimas, maquetas de campos de concentración... También hay otros espacios dedicados al visitante. Por ejemplo, para que de su opinión a cerca de la postura que debería adoptar el museo respecto a imágenes muy fuertes, donde se ve cómo los nazis asesisan a personas conduciéndolas a las cámaras de gas o imágenes donde se veía víctimas desnudas y con un aspecto muy demacrado debido a la desnutrición. El debate giraba entorno a si era adecuado mostrar estas imágenes tan explícitas con seres humanos o no. En abril de este año el museo tapó cuatro fotos con imágenes muy sensibles, ya que aún no tienen muy clara la posición que tienen que adoptar respecto a ellas y les interesa el mayor número de opiniones posible.
Salimos de allí que ya eran casi las cuatro de la tarde, y sin comer... Realmente los museos nos habían atrapado y sales bastante impactado de este conjunto de visitas. Me parecieron muy interesantes e incluso un poco necesarias, pero si no tenéis tiempo de verlo todo, lo más bonito (siempre en mi opinión) es la Sinagoga. Para el museo del Holocausto y el Memorial mejor ir un poco preparado mentalmente... También hubiese sido muy interesante el Museo de la Resistencia, pero no queríamos saturarnos tanto con el mismo tema.
Como estábamos cerca, y aún teníamos algo de tiempo, decidimos ir al Museo Casa Rembrandt, por hacer algo distinto. De camino pasamos por un Albert Heijn -están por todas partes-, donde nos compramos unos bocatas y la fruta de rigor, que aunque no es muy barata, se agradece. Comimos allí mismo frente al museo y entramos sin entretenernos mucho, porque cierran a las 18h.
Fachada de la casa museo Rembrandt
De todas formas, la visita es relativamente rápida. En una hora puedes ver toda la casa. La entrada cuesta 14€ y está incluida en la Amsterdam Card. Al igual que en la mayoría de museos, también hay audioguia gratuita y taquillas para dejar tus pertenencias mientras lo visitas. También hay bastantes escaleras que ir subiendo y bajando a lo largo del recorrido.
Se trata de la casa del pintor Rembrandt, donde vivió junto a su esposa Saskia y sus hijos, y donde también tenía su taller y estudio, donde daba clases a sus alumnos, algunos de ellos se convirtieron también en artistas de renombre. Rembrandt vivió 20 años en esta casa, aunque no podemos decir que fuese un hogar feliz precisamente...
Se trata de una casa bastante grande, situada al lado del canal, ya que en un principio él se ganaba bien la vida como retratista y además su mujer venía de buena familia, con lo cual parece que en los inicios no pasaron penurias económicas aparentemente. De hecho, el barrio donde se establecieron era bastante caro en la época. Los muebles de la casa son del siglo XVII para recrear el ambiente del hogar.
La cocina de la casa de Rembrandt. Todo es una recreación de cómo estaba la original según bozetos reales del artista.
A pesar de la aparente bonanza económica, su vida junto a su mujer fue bastante desgraciada, pues muchos de sus hijos murieron siendo muy pequeños, y ella murió muy joven, a los 29 años de edad. Después de eso él tuvo más amantes, pero no tuvo demasiada suerte.
Finalmente terminó viviendo por encima de sus posibilidades. Tenía una gran casa que mantener y además una gran colección de arte, objetos curiosos y antigüedades. Muchos de ellos los tuvo que vender para evitar caer en bancarrota y aún así, no terminó bien. Finalmente tuvo que acabar vendiendo su casa.
El taller de Rembrandt, donde creó muchas de sus grandes obras
Lo que me resultó más interesante fue ver la colección de Rembrandt de curiosidades, así como su taller, que gozaba de una ubicación privilegiada dentro de su casa, con mucha luminosidad. También hay una pequeña sala donde hay grabados originales del pintor. En cuanto a obras propias, hay un par de grabados y algunos retratos a lápiz de pequeñas dimensiones, pero ninguna de sus grandes obras se encuentra en este museo. También encontramos obras de algunos de sus alumnos y pupilos.
En general es una visita que no me impactó. Los interiores de la casa son recreaciones hechas a partir de documentos y cuadros de la época. Y a penas hay obras originales del autor, que es lo que le daría más valor. Así que para mí es caro para lo que ofrece y de no tener mucho tiempo no sería desde luego de los museos elegidos donde invertir mi tiempo.
Tocaba ahora disfrutar de otra faceta del viaje, el de callejear, -o canalear en este caso-, y tomar alguna cervecita en algun bar o terraza. Además, saben a gloria después de pasarte el día pateando museos y aprendiendo.
Pero para no perder demasiado el hilo conductor de la tarde, decidimos ir dando un paseo hasta la Rembrandtplein, a diez minutos a pie del museo del mismo personaje.
Paseando por algunos lugares que ya habíamos visto como el río Amstel...
Escenas del río Amstel
Llegamos a Rembrandtplein. Se trata de una plaza muy animada, con bares, cafés, incluso discoteca... Lo más característico de esta plaza es que en el centro se encuentra el grupo escultórico del cuadro de 'La ronda de noche'. Y en medio de todas esas figuras se encuentra Rembrandt sobresaliendo. Su estatua se realizó en 1852 y es la estatua más antigua de Ámsterdam en un espacio público. La verdad es que todo el conjunto es una pasada, no me lo imaginaba tan chulo.
La Ronda de Noche
Decidimos que ya era hora del momento cervecil. Teníamos apuntado un sitio muy chulo: Brouwerij't. Se trata de un molino, el molino De Gooyer, reconvertido en una fábrica de cervezas/bar. Las cervezas son artesanales, ya que tienen una pequeña fábrica y están muy buenas. El horario es un poco rollo, porque cierran muy pronto, a las 20.00h, así que no te puedes dormir en los laureles si quieres ir allí a tomar algo.
La cervecería Brouwerij't situada en el molino De Gooyer
Para llegar tuvimos que coger desde Rembrandplein un metro que nos dejó a escasos metros del local. El molino se encuentra junto a un canal, y el ambiente parecía muy bullicioso. Había mucha gente tomando algo en las mesas que tienen fuera en la terraza, así que pensamos que quizás no tendríamos suerte y no podríamos coger sitio, pero en el interior había algunas mesas vacías, así que nos quedamos dentro. El sitio es bastante grande.
Esto es vida!
Miramos la carta y decidimos coger unas cervezas y algo de picoteo. Por un lado tuvimos que pedir la cerveza en la barra. A pesar de estar lleno de gente los camareros van a la velocidad de la luz... Para picar cogimos un combinado de queso y salchichón, que había que pedir directamente en la cocina. También rapidísimo y todo muy bueno! Las cervezas del Brouwerij't las vimos en bastante bares y pubs por Amsterdam. Nos costaron 13€ las dos cervezas y el picoteo de queso y salchichón.
Nosotras estábamos en este rincón pero en realidad es mucho más grande
Pasamos un buen rato en este lugar y salimos a sentarnos junto al canal un rato, sin hacer nada...
Salimos de la cervecería con ganas de pasear
Después de reponer fuerzas, nos fuimos a dar otro paseo al atardecer hasta la hora de cenar. Fuimos caminando otra vez hasta el río Amstel...Al final pasamos por allí un montón de veces
Río Amstel
El canal Groenburgwal desde el puente Staalmeestersbrug. Una visión preciosa de la Zuidekerk que incluso Monet pintó en su día. Y es que la luz y los colores de Amsterdam eran una fuente de inspiración inagotable para los pintores impresionistas.
Pasamos también por el canal Zwanenburgwal y cruzamos el Amstel por el puente Blauwbrug.
Andamos el canal Herengracht hasta llegar al Reguliersgracht. Toda esa zona es muy bonita porque se van viendo todos los puentes de los canales en línea.
El Herengracht es el 'canal de los señores', donde se encuentran las casas más suntuosas de Amsterdam. En el siglo XVII los ricos comerciantes y alcaldes de Amsterdam se trasladaron a vivir a este canal. Lo podéis observar en algunas de las fachadas y en el tamaño de las casas. Aquí se encuentra el museo Willet-Holthuysen, donde se puede ver cómo eran estas mansiones por dentro.
Os dejo unas fotos de estos canales...
Finalmente, fuimos hasta el puente de Magere Brug, otra vez sobre el Amstel. Desde allí vistas preciosas de la puesta de sol, pero el puente vale la pena verlo totalmente iluminado por la noche. Nosotras no lo vimos, porque ya estábamos bastante cansadas del tute de todo el día, y nos fuimos para el hotel. De camino paramos en un Dominos pizza y nos pedimos un par de pizzas para cenar.
La última fotografía es desde el puente Hogesluis, que queda por detrás del Magere Brug. Impresionante Amsterdam, nos estaba encantando
Etapa anterior
Últimos comentarios al diario: 
Tema: 
Ir a tema del foro
Aparcamiento Amsterdam. Park and Ride (P&R)-Parkings Holanda
