En el curso del viaje que hicimos a tierras andaluzas durante la última semana del mes de febrero (no podíamos ni imaginar que sería el último en nadie sabe cuánto tiempo, pues fue unos pocos días antes de que empezase en serio la pesadilla del coronavirus y el confinamiento), visitamos dos localidades cordobesas con mucho encanto: Zuheros y Priego de Córdoba. Ambas se encuentran en el sureste de la provincia, en la comarca de la Subbética y están separadas entre sí por 33 kilómetros, unos 40 minutos de viaje, con lo cual se pueden visitar tranquilamente en un fin de semana, incluso en un mismo día, aunque en ese caso seguramente habría que correr más de la cuenta.
Itinerario desde Zuheros a Priego de Córdoba en Google Maps.
Sin embargo, para no mezclar las cosas voy dedicar esta etapa a Zuheros y la siguiente a Priego.
Situación de Zuheros en el mapa peninsular según Google Maps.
Zuheros fue el primer destino de nuestro viaje, así que saliendo desde Madrid, llegamos sobre las dos de la tarde, después de haber recorrido unos 396 kilómetros, unas cuatro horas de coche, aproximadamente. A esas alturas de la jornada, nuestra prioridad era encontrar un sitio para comer, lo que no resultaba nada fácil, ya que era domingo y hacía un tiempo estupendo, con lo cual mucha gente aprovechó para salir y hacer turismo. Lo intentamos en un par de restaurantes de carretera, pero estaban a tope, así que decidimos probar suerte en el propio en Zuheros, que nos recibió con esta sugerente imagen.
Panel informativo municipal con los lugares turísticos para visitar.
Dejamos el coche muy cerca del puente sobre el río Bailón, en uno de los aparcamientos municipales gratuitos que hay a la entrada de la población, y continuamos a pie por varias calles muy empinadas que nos llevaron hasta la Plaza de la Paz, en torno a la cual se encuentran sus dos monumentos más destacados: la Iglesia y el Castillo. No fue algo intencionado, sino que hasta llegar allí no localizamos restaurante alguno. Entretanto fuimos viendo algunas casas y calles.
Con nuestros estómagos casi en situación límite, preguntamos en el Asador Los Palancos si tenían algún hueco. Eran las tres y cuarto y estaba todo a rebosar (terraza y comedor), pero muy amablemente nos dijeron que podrían darnos una mesa si esperábamos diez minutos. Y así fue. Este establecimiento tiene unas vistas estupendas y es bastante conocido. De hecho, el interior está repleto de fotografías del propietario con famosos que lo han visitado a lo largo de muchos años (futbolistas, cantantes, toreros, artistas…). El mismo dueño nos tomó nota y se preocupó durante la comida de preguntarnos qué tal iba todo. Ya no les quedaban algunos platos de los recomendados como especialidades y que hubiéramos pedido, así que tuvimos que ajustarnos a lo que había. Tomamos revuelto de bacalao, solomillo buey, entrecot de ternera, tiramisú y dos cafés cortados. La comida estuvo bien y a un precio correcto (65 euros), teniendo en cuenta las circunstancias y que nos atendieron relativamente pronto y con agilidad, algo muy de agradecer porque nos permitió aprovechar de la mejor manera posible el tiempo de luz que quedaba.
En cuanto terminamos de almorzar, nos dispusimos a visitar el pueblo, que figura en el catálogo de la Asociación de los Pueblos más bonitos de España, lo cual se anuncia en el cartel correspondiente a la entrada de la población.
Zuheros se encuentra situado a 76 kilómetros de la capital de la provincia, cuenta con cerca de 700 habitantes y está a 662 metros de altitud sobre el nivel del mar. Enseguida se identifica con la estampa atractiva del típico pueblo andaluz serrano, cuyas calles estrechas, de pendientes acusadas, están conformadas por casas de fachadas encaladas, ventanas con elaboradas rejas de forja y multitud de macetas repletas de flores. Fue declarado Conjunto-Histórico-Artístico en el año 2003. De todas formas, confieso que no fue éste aspecto el que más me gustó de esta localidad, en la que, según mi opinión, destaca sobre todo su ubicación y el entorno más que el propio encanto del caserío, que también lo tiene, por supuesto.
El casco antiguo se encuentra en lo alto de un cerro, coronado por el Castillo, en torno al cual hay varios balcones abiertos, como el Mirador de la Villa, desde los que se contemplan buenas vistas de los inmensos olivares que salpican de puntos verdes toda la campiña de su municipio y los vecinos de Luque y Doña Mencia.
Muy cerca está la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, que al parecer fue construida sobre una antigua mezquita y cuya advocación se realizó en 1569, aunque el templo que se conserva corresponde al siglo XVII.
Justamente en frente, aunque en posición más elevada, sobre unas rocas, se yerguen los restos del Castillo, cuyo origen se remonta al siglo IX, fecha de la fundación de Zuheros por los árabes, si bien lo más antiguo que se conserva es la Torre del siglo XII. Después de su toma por Fernando III en 1241, su disposición como fortificación fue muy reformada y ya en el siglo XVI se modificaron su entrada y su estructura para añadir el palacio renacentista que sería la residencia de los señores de Zuheros.
Posteriormente fue abandonado e incluso se convirtió en cantera. Se puede visitar, aunque no queda demasiado en pie, salvo una de las torres, que se restauró en 1960. Dada su privilegiada situación, debe proporcionar unas vistas magníficas, pero no nos coincidió el horario de apertura porque los domingos por la tarde y los lunes cierra, así que no puedo opinar si merece o no la pena pagar la entrada.
También resulta muy recomendable dar un paseo por el sendero que sale del Mirador de la Villa y que a través de un parque conduce a la parte baja del pueblo. Si no se quiere sufrir el envite de las empinadas cuestas que implicaría el retorno, no hace falta hacer el descenso entero, ya que su punto más destacado es el puente colgante anclado a la ladera del risco, bajo la parte más abrupta e inaccesible de la antigua fortaleza, que ofrece un toque aventurero y unas estupendas panorámicas. Desde allí el retorno a la Plaza de la Paz es fácil y cómodo mediante un corto tramo de escaleras.
Después de dar unas cuantas vueltas por aquí y por allá, cerca del Ayuntamiento, encontramos la calle Fotógrafo José Jiménez Poyato, que conforma una de las estampas más bonitas del pueblo.
Este antiguo callejón de origen mudéjar está flanqueado por coloridas macetas con flores y es preciso recorrerlo hasta el final para descubrir el Mirador de las Escominillas, desde el cual se contemplan unas estupendas panorámicas del caserío y la cercana Sierra Subbética, omnipresente y visible desde muchos de sus rincones.
De regreso al aparcamiento donde habíamos dejado el coche, nos asomamos al Mirador del Río Bailón, que se encuentra en el puente sobre el río, desde el que se contempla el comienzo del cañón que han abierto las aguas al socavar las imponentes peñas de roca caliza, que nos sorprenden con sus formas variopintas.
Desde aquí sale también una caminata con muy buena pinta y que tendremos en cuenta por si alguna vez volvemos a esta zona. Se trata del Sendero del Cañón del Río Bailón, una corta ruta circular, de 4,5 kilómetros, dos horas y media de duración, fácil de realizar y que al parecer también depara estupendas panorámicas. Sin embargo, se debe tener en cuenta que, al adentrarse en una Zona de Reserva del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, es preciso solicitar permiso previo a la Junta de Andalucía (teléfono 957734106).
Zuheros desde el Mirador del Río Bailón y panel informativo de la ruta del Sendero del Cañón.
Por último, nos acercamos hasta la Cueva de los Murciélagos, que se encuentra a unos cuatro kilómetros de Zuheros y a la que se accede por una carretera que asciende por la montaña ofreciendo unas vistas fantásticas del pueblo y de sus alrededores.
Acceso a la Cueva de los Murciélagos desde Zuheros en Google Maps.
Aunque no se visite el interior de la Cueva, resulta muy recomendable llegar hasta ella y detenerse en los distintos miradores con los que nos iremos encontrando por el camino.
Y es que si Zuheros ya cuenta con una posición estupenda para apreciar el paisaje al estar aposentada sobre un risco, conforme ganábamos altura por dicha carretera, las panorámicas se fueron ampliando y pudimos contemplar el propio pueblo y su castillo al principio justamente bajo nuestros pies; y, ya más adelante, en el Mirador de la Atalaya, la perspectiva era ya a vista de pájaro, incluyendo una estampa impactante del desfiladero formado por el Río Bailón, en la que se aprecia también por donde va el sendero al que me refería más arriba. Lástima que a esa hora de la tarde la luz empezase a escasear, pero in situ la imagen era magnífica.
Por fin, el panorama desde los alrededores de la cueva resultaba impresionante pues se divisa media comarca. Merece la pena este pequeño desplazamiento.
Vista panorámica general. mirador y detalle de Zuheros desde los alrededores de la Cueva.
La Cueva de los Murciélagos está catalogada como Monumento Natural, es la más grande de la provincia de Córdoba y debe su nombre a la gran cantidad de murciélagos que la habitaban y la habitan todavía, aunque no les gusta mostrarse a los visitantes. Explorada por primera vez por militares en 1938, además de diversas salas con estalactitas y estalagmitas, alberga también un importantísimo yacimiento arqueológico del Paleolítico Superior y, sobre todo, del Neolítico. Aunque tiene unos tres kilómetros de longitud, el recorrido turístico no llega a los 500, pero con un desnivel de 63 metros, lo que requiere superar 700 escalones.
Acceso a la Cueva de los Murciélagos.
Panorama en los alrededores de la Cueva.
Panorama en los alrededores de la Cueva.
Las entradas se pueden comprar tanto por internet como en el centro de recepción de visitantes que se encuentra a unos 200 metros de la cueva, donde está también el aparcamiento, desde el cual hay que acceder a pie a la boca de la cavidad. Conviene reservar con antelación, sobre todo en fin de semana y durante el verano ya que es un lugar bastante concurrido. El precio es de 7,5 euros para los mayores de 13 años y 6 para los menores. Asimismo, existe una modalidad de entrada combinada para la cueva, el castillo y el museo arqueológico al precio de 9 y 7 euros, respectivamente. En cuanto a los horarios, mejor consultar en su página web ya que hay pases a diferentes horas según se trate de invierno o verano. No se permite hacer fotos en el interior.
Ya cerca de la puesta de sol, nos despedimos de Zuheros y emprendimos viaje hacia Priego de Córdoba, donde teníamos alojamiento esa noche. Pero ese relato corresponde a siguiente etapa de este diario.