TRES DÍAS DE CALMA EN IOS ✏️ Diarios de Viajes de GreciaDía 5. Ios. La isla de la marcha convertida en un lugar de calma y paz. A nuestra llegada en el Bluestar procedente de Anafi, nos está esperando Margarita, del hotel Avanti situado en Chora de la isla de Ios. El hotel es encantador y muy acogedor...Diario: Pintando un sueño en las Cícladas del sur⭐ Puntos: 4.7 (25 Votos) Etapas: 7 Localización: GreciaDía 5. Ios. La isla de la marcha convertida en un lugar de calma y paz. A nuestra llegada en el Bluestar procedente de Anafi, nos está esperando Margarita, del hotel Avanti situado en Chora de la isla de Ios. El hotel es encantador y muy acogedor, y de nuevo sentimos que somos las únicas allí. La habitación pequeña pero muy cuidada y moderna, con una pequeña terraza junto a la piscina y con vistas a Chora. En este hotel no hemos pagado el desayuno pues al estar recién abierto tras la pandemia, nos dijeron que no tenían claro cómo sería. Finalmente Margarita nos dice que en principio no van a poner el buffet, pero nos ofrece un desayuno preparado por ella y nos sentamos a tomarlo encantadas, junto a la cristalera con vistas a la piscina y a Chora. El desayuno está muy bien por 5 euros cada una: café, leche, zumo casero, tostadas con mantequilla, mermelada y miel, bizcocho, yogur y huevo cocido. Todo casero y muy bueno. Tras desayunar conocemos a Katerina, la hija de Margarita, quien nos recomienda las playas más adecuadas para un día de viento como el que nos espera, así como algunas tavernas. En ese momento llegan a traernos el coche de alquiler de la agencia “Acteon”. Con nuestro coche nos dirigimos a buscar la playa de Kolitsani, protegida del viento norte. Son 5 minutos en coche y después un paseo 15 minutos de bajada hasta la playa por un sendero marcado, para llegar a una playa con aguas cristalinas y arena fina en dos partes separadas por una roca. Pasamos la mañana prácticamente solas allí, pues solo llegan dos parejas a darse un baño y permanecer poco rato. No hay taverna ni tenemos comida, pero estamos cerca de Mylopotas y estoy deseando volver a Drakos, el que fue mi restaurante preferido tras mi estancia en Ios en 2016. Drakos es una taverna en la que se come literalmente sobre el mar, con una cocina excelente. Drakos: dakos con dos quesos diferentes (mitad feta y mitad local) y flores de calabacín cocinadas de dos maneras diferentes: mitad rellenas de arroz, cocidas y mitad rellenas de queso y rebozadas en tempura, agua y helados mini de regalo. 16 euros. Las flores de calabacín son especialidad de allí y están tan ricas como las recordaba. De Mylopotas al hotel se llega en un momento y allí pasamos un ratito en la piscina, solas y tranquilas. Seguidamente nos preparamos para salir a pasear por Chora y ver la puesta de sol desde Panagia Gremiotissa, el punto más alto del pueblo. Chora está construido en forma de anfiteatro, con calles estrechas empedradas y buganvillas entre los soportales y callejuelas. Se ve más ambiente que en Anafi, pues esta isla tiene más movimiento, pero el ambiente es muy tranquilo y el paseo es super agradable. Nos encanta Chora, pero sobretodo, nos conmueve una puesta de sol tan espectacular. Hoy como hemos comido bastante, no nos apetece sentarnos a cenar, así que optamos por terminar las sobras de comida que tenemos en el hotel y cenamos yogur casero de Margarita con miel y un trozo de bizcocho. Y a dormir… Día 6. Nuevos rincones de Ios en un día de meltemi. Desayunamos estupendamente en mirador del hotel Avanti y Katerina nos confirma que nos espera otra jornada de viento. Las opciones de playa por tanto son limitadas y decidimos ir a Tzamaria, una pequeña playa cerca del puerto de Yalos. Llegamos en 10 minutos y aparcamos sobre la playa, que es pequeñita pero encantadora con sus aguas cristalinas. Al principio estamos solas y según avanza la mañana llegan un par de familias con niños que parecen autóctonos. Hacia mediodía decidimos ir a la playa de Koumbara, una playa cercana que no está tan protegida por el viento, pero muy tranquila y nos damos un baño. Vamos al fondo de la playa, donde están las barquitas pintadas de colores y hacemos muchas fotos pues nos parece un sitio encantador. En Koumbara hay un restaurante que nos ha recomendado Katerina y quiero verlo para ir a cenar, pero nos gusta tanto el sitio que decidimos quedarnos a comer. Está situado al borde de la playa y decorado con muchísimo gusto y encanto en tonos blancos y motivos marinos. La comida también es más especial y muy muy buena. Koumbara: dolmadakia de arroz con frutos de mar en salsa de mostaza, langostinos saganaki, agua y postre de la casa (submarino de vainilla helado). 26 euros. Regresamos al hotel a pasar un ratito en la piscina, donde nuevamente no hay nadie más que nosotras y después nos preparamos para salir a pasear por Chora. Antes subimos a la iglesia que hay junto a nuestro hotel, en lo alto, desde la que hay unas vistas preciosas de Chora. Además llegamos hasta la zona de los molinos de viento, un lugar encantador desde donde vemos el reflejo de la puesta de sol sobre la preciosa Chora. De camino al hotel paramos en un supermercado a comprar agua y decidimos comprar unos tomates y feta para cenar una ensalada sencilla en la habitación pues la comida de hoy ha sido copiosa. Cuando llegamos al hotel nos damos cuenta de que no tenemos aliño para la ensalada y vamos a pedirle sal y aceite a Thomas, el marido de Margarita. Él tan amable nos pasa a su cocina y allí nos ofrece todo lo necesario para prepararnos la ensalada. Además nos da la luz de la terraza del comedor del hotel y nos ofrece que nos la tomemos allí. Una vez más los griegos nos hacen sentir como en casa y un día más nos vamos felices a dormir. Día 7. Manganari y una cena especial para despedir a Ios. Hoy se ha calmado un poco el viento pero aún así no va a salir la excursión en barquito que teníamos prevista. Los encargados de esta excursión, “Dream Boat”, nos dicen que además no hay más gente apuntada y tampoco podrían hacerla solo con nosotras dos. Nos da mucha pena pero por otra parte tengo ganas de volver a Manganari, la zona de playa más alejada del centro de la isla que hace cuatro años me encantó. Desde Chora tardamos 40 minutos en coche pero merece muchísimo la pena. Se trata de varias playas largas de arena fina y clara, algunas con hamacas y otras solitarias, además de algunos alojamientos sencillos y un par de tavernas frente al mar. Esta vez está todo solitario, las hamacas libres y sólo dos o tres familias. Percibo mucha diferencia respecto al año 2016 en esta playa, que es la única que hemos repetido este año. Aun así decidimos ir a la playa del fondo, más pequeñita y con una zona de rocas junto a la arena casi blanca, que hacen de ella un lugar muy especial. Se está de maravilla aquí, nos encanta esta playa. Hoy comemos en la taberna de la playa de Manganari en plan ligero pues tenemos un plan estupendo para la cena, en parte para compensar que no hemos podido coger el barquito que tanta ilusión le hacía a mi hija. Antonis: taramasalata, pastel de espinacas y queso. 8 euros. Después de comer nos quedamos en la playa principal de Manganari para no alejarnos mucho, pues queremos aprovechar la tarde y el trayecto hasta el hotel es más largo. Al llegar al hotel vamos directas a la ducha pues hemos tenido mucho baño en playas preciosas. Esta noche cogemos el coche para ir a ver la puesta de sol a Koumbara. Realmente es emocionante ver caer el sol entre las barquitas de colores, sobre la arena de la playa. Cuando el sol se esconde nos sentamos a cenar en el restaurante Koumbara, que ayer nos gustó tanto para comer, pero que con las luces nocturnas tiene un encanto diferente, incluso más bonito. Cenar al borde de la playa de Koumbara es maravilloso y la cena es espectacular. Koumbara: albóndigas de tomate con salsa de yogur, calamares fritos, copa de vino, refresco y postre de la casa. 23 euros. Sin duda la mejor despedida de una isla que una vez más nos ha encantado. Ha sido muy bonito repetir lugares conocidos y explorar otros muchos desconocidos. Aún así, el viento no nos ha permitido conocer las playas que teníamos pendientes, especialmente las inaccesibles por tierra y que íbamos a conocer en la excursión en barco. Pero Ios es una isla que se puede tripitir, tiene mucho encanto y unos rincones especialmente bonitos. Índice del Diario: Pintando un sueño en las Cícladas del sur
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