Hoy nuestro objetivo era realizar las visitas que nos quedaban en Snæfellsnes, tranquilamente ya que teníamos algo más de medio día hasta que nuestro ferri saliese con destino a los Fiordos del Oeste donde haríamos una pequeña ruta inicial por ellos en busca de frailecillos en la península de Látrabjarg.
Ruta del día:
Ruta del día
El primer y gran objetivo del día es visitar la cascada Kirkjufellsfoss donde se obtienen algunas de las fotos que todos hemos visto alguna vez antes de ir a Islandia. Nosotros lo teníamos sencillo, habíamos amanecido justo al lado...
Kirkjufell
El día no había amanecido perfecto, pero era suficiente para disfrutar de la montaña y de la cascada, sin nubes, lo que ya es un triunfo. Kirkjufell nos pareció un sitio bonito en Islandia, de los que hay que incluir en tu itinerario de viaje, pero en mi opinión se ha magnificado un poco el lugar y pienso que su aparición en la serie Juego de Tronos ha contribuido a ello. Nosotros hemos visto la serie, pero no somos muy entusiastas. Para los que si sois fanáticos de la serie no os perdáis este hilo:
Juego de Tronos en Islandia: Rutas, Localizaciones
En la cascada es el sitio donde más gente nos encontramos en todo Snæfellsnes pero a pesar de ello pudimos disfrutar sin excesivos agobios. Un año de turismo normal debe ser uno de los puntos de mayor afluencia. Desde Grundarfjörður retrocedemos un poco por la carretera 54 por la que habíamos llegado el día anterior y nos desviamos brevemente hasta el aparcamiento gratuito.
Todos buscamos la misma foto, la cascada con la montaña Kirkjufell de fondo. El entorno es muy agradable y también es muy bonito ver como el agua procedente de la cascada desemboca en el fiordo.
Todos buscamos la misma foto, la cascada con la montaña Kirkjufell de fondo. El entorno es muy agradable y también es muy bonito ver como el agua procedente de la cascada desemboca en el fiordo.
Kirkjufellsfoss
Pusimos rumbo a Stykkishólmur para estar con tiempo suficiente para coger el ferri, pero aún teníamos un par de paradas que hacer durante la mañana. La primera parada implica que os desviéis de la carretera 54 que lleva hasta Stykki, pero es que muchas de las cosas buenas en Islandia se encuentran dejando de lado la carretera sencilla y tomando como es este caso una carretera de grava, la 558, que os llevará a un maravilloso campo de lava conocido como Berserkjahraun. El camino, aunque no esté asfaltado, es sencillo y merece mucho la pena el desvío, se puede hacer con turismos que no sean 4x4.
Hraunsfjarðarvatn
Campo de lava Berserkjahraun
Volvemos a la carretera 56 asfaltada y poco antes de llegar a Stykkishólmur paramos en la pequeña montaña Helgafell. Según la tradición a los que suban hasta la cima se les cumplirán tres deseos, pero para ello debes subir en silencio, sin mirar atrás y cuando llegues a las ruinas de la antigua capilla, debes pedir los deseos mirando al este. Algún deseo se ha cumplido así que algo de verdad debe haber, lo que si es cierto es que las vistas son perfectas y compensan la breve subida.
Helgafell
Desde aquí pusimos rumbo a nuestro último punto del viaje dentro de Snæfellsnes, Stykkisholmur, la población más grande de la península y también el lugar desde el que cogeríamos el ferri rumbo a los Fiordos del Oeste.
Stykki es una buena base para luego coger el ferri con bastantes opciones de alojamiento, supermercados y restaurantes. Además, tiene algún punto de interés como es la isla de basalto de Sugándisey a la que se puede subir caminando brevemente para disfrutar de las vistas del Breiðafjörður desde el faro.
Stykki es una buena base para luego coger el ferri con bastantes opciones de alojamiento, supermercados y restaurantes. Además, tiene algún punto de interés como es la isla de basalto de Sugándisey a la que se puede subir caminando brevemente para disfrutar de las vistas del Breiðafjörður desde el faro.
Sugándisey
Faro de Sugándisey
Breiðafjörður
Stykkisholmur
Paseamos por el pueblo buscando un sitio para comer, aunque nos encontramos con todo cerrado, era lunes, y al final solo nos quedó la opción de tomarnos un fish and chips en un puesto junto al puerto.
Por unos 9€ nos tomamos nuestros fish and chips sentados en la terraza de la oficina donde venden los billetes del ferri mirando al puerto. Muy agradable.
El ferri que une Stykkisholmur con Brjánslaekur en los Fiordos del Oeste, se conoce como Ferri de Baldur. En un año como el nuestro no tuvimos problemas para encontrar billetes, pero normalmente es recomendable reservar con antelación, más en los meses de verano. En esta página podéis encontrar toda la información y podréis comprar vuestros billetes.
El ferri que une Stykkisholmur con Brjánslaekur en los Fiordos del Oeste, se conoce como Ferri de Baldur. En un año como el nuestro no tuvimos problemas para encontrar billetes, pero normalmente es recomendable reservar con antelación, más en los meses de verano. En esta página podéis encontrar toda la información y podréis comprar vuestros billetes.
Ferri de Baldur
El trayecto dura unas 3 horas y hace una pequeña parada en la isla Flatey, donde algunos viajeros descienden para hacer noche en alguna de las pocas casas de la isla. Flatey, al parecer es un excelente punto de observación de aves y de búsqueda de la tranquilidad y soledad. Cuando la veáis lo entenderéis. Si queréis quedaros en la isla, hay una opción para embarcar con vuestro coche y que éste vaya hasta los Fiordos del Oeste y vosotros bajaros en Flatey.
Isla Flatey
El trayecto no se hace pesado, puedes estar en la cubierta o en el interior. Normalmente hay una cafetería pero por culpa del coronavirus estaba cerrada. En cubierta las vistas son fabulosos, gracias también a que el día es magnífico, aun así con el viento hace frío y es necesario abrigarse.
En algún lugar del Breiðafjörður
Fiordos del Oeste
Nada más llegar a los Fiordos del Oeste nos pusimos en ruta, no teníamos tiempo que perder y el día ya estaba muy avanzado. Queríamos llegar hasta los acantilados de Látrabjarg, por su belleza y para apurar nuestras últimas opciones de ver frailecillos, ya que es una importante zona de anidación. Antes de llegar a los acantilados nos desviaríamos para visitar la playa de Rauðisandur.
En los Fiordos del Oeste comenzamos a experimentar la soledad, la naturaleza en su máximo esplendor, fue aquí donde me enamoré de Islandia sin remedio.
En los Fiordos del Oeste comenzamos a experimentar la soledad, la naturaleza en su máximo esplendor, fue aquí donde me enamoré de Islandia sin remedio.
En algún lugar de los Fiordos del Oeste
Para llegar a las visitas que teníamos marcadas debíamos tomar la carretera asfaltada 62 desde la terminal de ferris y desviarnos en la carretera 612 que ya es de grava como muchas otras en los fiordos. La carretera es buena, aunque obviamente la conducción es más lenta, a un máximo de 80 km/h. Parra llegar hasta Rauðisandur, nos desviamos por la carretera 614, más complicada, pero espectacular.
Carreteras en los Fiordos del Oeste
La playa de Rauðisandur es increíble, un paraíso y los que optan por quedarse en el camping que está en las inmediaciones, unos afortunados.
Rauðisandur
Deshicimos el camino de nuevo hasta la carretera 614 y pusimos rumbo a los acantilados de Látrabjarg. Aquí los paisajes ya te terminan de enamorar, naturaleza desbordante. Los acantilados me recordaron a algunos que vimos en Escocia, salvando las diferencias.
Cuando llegamos al faro de Bjargtangar, comenzamos a caminar pegados a los acantilados. Esta caminata está incluida en la guía Rother en la ruta 41. Son unos 7 kilómetros ida y vuelta, aunque se puede decidir hasta donde se va y volver antes. Nosotros no hicimos la ruta entera porque estaba ya atardeciendo.
Cuando llegamos al faro de Bjargtangar, comenzamos a caminar pegados a los acantilados. Esta caminata está incluida en la guía Rother en la ruta 41. Son unos 7 kilómetros ida y vuelta, aunque se puede decidir hasta donde se va y volver antes. Nosotros no hicimos la ruta entera porque estaba ya atardeciendo.
Es una ruta apasionante para los amantes de la fotografía y de las aves. Hay que tener cuidado en esta ruta si se va con niños pequeños ya que vas continuamente pegado al acantilado y muchas veces el camino es inestable. Con un poco de precaución es seguro.
En el camino de ida vimos cientos de gaviotas en sus nidos o que llegaban volando, pero ni rastro de frailecillos. Bien es cierto que siempre dicen que suelen anidar aquí hasta mediados de agosto por lo que nosotros llegábamos unos días tarde. Sin embargo, siempre hay esperanza o frailecillo despistado lo podemos llamar. Nos encontramos un único frailecillo solo a la vuelta de la ruta. El pobre estaría despistado o imposibilitado para volar con el resto. Nosotros habíamos visto ya frailecillos en la Isla de Mull en Escocia, pero a mi cuñado le hizo ilusión verlo.
En el camino de ida vimos cientos de gaviotas en sus nidos o que llegaban volando, pero ni rastro de frailecillos. Bien es cierto que siempre dicen que suelen anidar aquí hasta mediados de agosto por lo que nosotros llegábamos unos días tarde. Sin embargo, siempre hay esperanza o frailecillo despistado lo podemos llamar. Nos encontramos un único frailecillo solo a la vuelta de la ruta. El pobre estaría despistado o imposibilitado para volar con el resto. Nosotros habíamos visto ya frailecillos en la Isla de Mull en Escocia, pero a mi cuñado le hizo ilusión verlo.
El último frailecillo de Látrabjarg
Estaba ya atardeciendo y dejamos atrás los acantilados y el increíble paisaje. Nos dirigimos a Patreksfjörður donde pasaríamos la noche.
Como colofón al día, de camino al alojamiento nos topamos con el fotogénico y oxidado barco Garðar BA 64. Se cree que es el barco más antiguo de Islandia y fue construido en Noruega en el año 1912, el mismo año que se hundió el Titanic, como barco ballenero. Una parada breve pero que os gustará.
Garðar BA 64
Con esto dábamos por finalizado otro completo día en Islandia. Era tarde para buscar un sitio para cenar y en el hotel el restaurante estaba ya cerrado, así que improvisamos una cena en la habitación. Al día siguiente tocaba día largo.
Alojamiento:
Elegimos el Fosshótel Westfjords. Uno de los alojamientos más flojos del viaje. Siguiendo la tónica general la habitación y el baño no eran muy amplias, aunque muy limpias. El personal amable y servicial, nos ayudaron desde recepción a contactar con el centro de salud de cara a realizarnos el segundo test PCR.
Fosshotel Westfjords