Desayuno en el hotel, buffet libre pero hay que pedir las cosas en barra, una carta te indica lo que hay, pero en alemán solamente. Se desayuna bien.
Por fin vamos a poder subir a una montaña, el tiempo está despejado y soleado, nos acercamos a la zona de Grainau, allí vamos a coger el funicular que nos suba al Zugspitze, la montaña más alta de Alemania con 2962 m., situada junto a la frontera con Austria. Amplio parking abajo, de pago. El ticket sale por 52€ cada uno, nos posibilita subir y bajar tanto en funicular como en el tren, incluso podríamos ir en tren a Garmisch-Partenkirchen, también permite bajar tantas veces como queramos en el funicular que desde Zugspitze baja por detrás al glaciar o lo que queda de él.
El tema del acceso no está bien organizado, una cola para acceder, con la debida separación, después abren las puertas de la sala de acceso al funicular y allí nos juntamos todos sin ningún tipo de separación, apelotonados. Desde el funicular al subir se tienen buenas vistas al algo Eibsee. En la cima hay mucha gente, es bastante grande, buenas vistas y las nubes brujuleando alrededor, bajamos al glaciar, damos un pequeño paseo por allí, volvemos a subir, lo que no hacemos es subir hasta la propia cruz, hay cola para hacerlo. Ha merecido la pena pese a la gente, no es el Aiguille du Midi pero está bien.
Por fin vamos a poder subir a una montaña, el tiempo está despejado y soleado, nos acercamos a la zona de Grainau, allí vamos a coger el funicular que nos suba al Zugspitze, la montaña más alta de Alemania con 2962 m., situada junto a la frontera con Austria. Amplio parking abajo, de pago. El ticket sale por 52€ cada uno, nos posibilita subir y bajar tanto en funicular como en el tren, incluso podríamos ir en tren a Garmisch-Partenkirchen, también permite bajar tantas veces como queramos en el funicular que desde Zugspitze baja por detrás al glaciar o lo que queda de él.
El tema del acceso no está bien organizado, una cola para acceder, con la debida separación, después abren las puertas de la sala de acceso al funicular y allí nos juntamos todos sin ningún tipo de separación, apelotonados. Desde el funicular al subir se tienen buenas vistas al algo Eibsee. En la cima hay mucha gente, es bastante grande, buenas vistas y las nubes brujuleando alrededor, bajamos al glaciar, damos un pequeño paseo por allí, volvemos a subir, lo que no hacemos es subir hasta la propia cruz, hay cola para hacerlo. Ha merecido la pena pese a la gente, no es el Aiguille du Midi pero está bien.