Uno de los pueblos más recónditos de la Comunidad de Madrid es La Hiruela, enclavado en la Sierra del Rincón, una zona preciosa para hacer rutas de senderismo, especialmente coloridas y bellas en otoño. Lo habíamos estado dejando siempre para otro momento, pero los confinamientos perimetrales nos animaron a conocer esta zona y de verdad que no nos defraudó en absoluto, aunque estuvimos a mediados de noviembre, un pelín pasado ya el mejor momento para apreciar los mejores colores en el paisaje.
En la web de Sendas de Madrid de la Comunidad Autónoma, sendasdemadrid.es/ encontramos varias posibilidades para hacer senderismo. Y hacia allí nos encaminamos, con la idea de combinar las rutas (son cortitas) de manera que pudiésemos hacer las máximas posibles antes de que anocheciera.
La Sierra del Rincón está situada en la zona noreste de la Comunidad de Madrid y está integrada por cinco municipios: La Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón y Puebla de la Sierra, que en total suponen unos 15.000 ha de montañas y valles entre el Puerto de Somosierra y el Macizo de Ayllón. En 2005 fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en reconocimiento a su modo sostenible de desarrollo. Entre los cinco municipios suman veinte rutas de senderismo catalogadas como Sendas Verdes por la Comunidad de Madrid.
SITUACIÓN DE LA HIRUELA EN EL MAPA PENINSULAR Y EN EL DE LA COMUNIDAD DE MADRID.
ITINERARIO DESDE MADRID CAPITAL.
Desde Madrid capital hay 108 kilómetros hasta La Hiruela y se tarda en torno a una hora y media (con tráfico normal). La forma más sencilla de ir es tomando la A-1 (autovía de Burgos) hasta Buitrago de Lozoya y allí la M-137 hasta La Hiruela, pasando previamente por Montejo de la Sierra. También se puede ir por la M-137 hasta Prádena del Rincón y seguir por la M-190 que se une posteriormente con la M-137. Nosotros fuimos por una y volvimos por otra sin que notásemos demasiada diferencia, pues en ambos casos hay que subir un pequeño puerto de montaña que ofrece vistas muy bonitas hacia Buitrago y la A-1.
Itinerario sugerido por Google Maps desde Madrid.
Itinerario circular en coche desde Buitrago de Lozoya hasta La Hiruela en Google Maps.
Itinerario circular en coche desde Buitrago de Lozoya hasta La Hiruela en Google Maps.
Por el camino ya pudimos apreciar la diversidad de sus hábitats, entre los que se encuentran pinares, robledales, encinares, hayedos, pastizales, piornales y matorrales. En concreto, en Montejo de la Sierra se encuentra uno de los hayedos más merindionales del continente europeo y que todavía no hemos tenido ocasión de conocer, pues se encuentra muy protegido y solamente se puede acudir con visita guiada para la que hay muy pocas plazas, que se agotan enseguida. A ver si algún año de estos tenemos suerte…
Ya en La Hiruela, dejamos el coche en un aparcamiento que hay en la entrada del pueblo. Al ser día laborable, no tuvimos ningún problema para aparcar, no sé qué pasará en días festivos o fines de semana, aunque sí es cierto que no se trata de un lugar tan concurrido como la Sierra de Guadarrama.
LA HIRUELA.
Se trata de uno de los municipios menos poblados de la Comunidad de Madrid, ya que cuenta con 65 habitantes censados. En tiempos perteneció a la Comunidad de la Villa y Tierra de Sepúlveda, si bien se integró en la provincia de Madrid en 1838, cuando se produjo la segunda distribución de las provincias. Se encuentra a una altitud de 1.257 metros sobre el nivel del mar y en algunas de sus casas de piedra pudimos apreciar su característica arquitectura negra.
Tal como habíamos visto en el folleto que llevábamos descargado, se pueden hacer cuatro rutas catalogadas como Sendas Verdes de Madrid y que son las siguientes:
. Senda 1, color amarillo: Por las Eras y la Pila de Riego.
. Senda 2, color azul: De Molino a Molino.
. Senda 3, color rojo: Los oficios de la vida
. Senda 4, color verde: La fuente Lugar
Las rutas no son muy largas, pero la niebla que había a primeras horas de la mañana no aconsejaba salir demasiado temprano, así teníamos que aprovechar al máximo el tiempo disponible antes de que anocheciera. Por lo demás, se había quedado un día espléndido, de sol y con muy buena temperatura. Las sendas se inician en el centro del pueblo, adonde hay que llegar a pie. A los pocos metros comenzamos a localizar los paneles indicadores y decidimos hacer primero la senda 1.
SENDA 1, COLOR AMARILLO: POR LAS ERAS Y LA PILA DE RIEGO.
Longitud: 2,7 Kilómetros
Duración: 1 hora
Tipo de ruta: circular
Grado de dificultad: bajo (fácil).
Empezamos a ascender por un camino que nos llevó en pocos minutos a un mirador, desde el que pudimos contemplar bonitas vistas del pueblo y de la sierra circundante con sus árboles y matorrales, que le prestaban un color precioso de otoño.
Durante la primera parte del recorrido recorrimos el Alto de la Loma, que nos ofreció unas panorámicas preciosas, primero hacia La Hiruela, el Valle del Jarama, el Cardoso y los Robledales, y luego hacia la Umbría.
Unos afloramientos rocosos de esquistos bastante llamativos ponían contrapunto a los intensos colores rojos, amarillos, marrones y también verdes que nos ofrecía la sierra. ¡Qué bonito!
En un punto señalizado (hay balizas indicadoras) tuvimos que girar a la derecha para coger la senda que nos llevaría en descenso hacia el arroyo, donde iniciamos una especie de cambio de sentido en la ruta, dirigiéndonos hacia el Valle de la Umbría. Bajaba bastante agua y tuvimos que cruzarlo valiéndonos de un tronco que alguien había atravesado, ya que no existe puente. Las vistas seguían siendo espléndidas según íbamos avanzando por una senda muy amplia.
Terminamos la ruta junto a los cerezos y un grupo álamos temblones. Nos gustó mucho esta pequeña caminata. Las panorámicas resultaron espectaculares.
Creíamos que había un restaurante abierto en el pueblo, así que no llevamos bocadillos. Sin embargo, el único establecimiento disponible era un bar en la Plaza de la Iglesia que lo único que servía eran bocadillos para tomar en la terraza. Con eso nos apañamos, pese a que disponían ya de poco pan. Después de comer, nos dispusimos a hacer otra ruta.
SENDA 4, COLOR VERDE: LA FUENTE LUGAR.
Longitud: 1,5 kilómetros.
Duración: 30 minutos
Dificultad: baja
Tipo de ruta: circular.
Esta senda sale de la plaza donde está la Iglesia, por una calle hacia la derecha, desde la Fuente del Corcho. Pese a que es muy corta, resulta muy bonita por la vegetación que nos encontramos con cerezos, avellanos y abedules. El suelo estaba completamente alfombrado de hojas secas, que le conferían un encanto especial al panorama, si bien la primavera no le debe ir a la zaga, ya que los árboles forman un túnel verde de lo más bonito, según pudimos leer. Habrá que verlo
.Hay varios puentes y pasarelas de madera para ayudar a cruzar las regueras y el arroyo, flanqueados por manzanos, zarzamoras y perales. Muy chulo el recorrido.
Pasamos un abrevadero y llegamos a la llamada Fuente Lugar, uno de los manantiales de La Hiruela, con sus lavaderos, donde las mujeres bajaban antiguamente a lavar la ropa, ya que se trataba de un lugar soleado y protegido del frío.
La senda continúa paralela al arroyo por un tramo muy bonito hasta llegar a la Huerta Catalina, una parcela particular cedida a la Comunidad de Madrid para ubicar un espacio turístico con fines didácticos.
Finalmente, se regresa al punto de partida por un camino que va paralelo a la carretera y que pasa por el aparcamiento habilitado a la entrada del pueblo.
SENDA 2, COLOR AZUL: DE MOLINO A MOLINO.
Longitud: 5 kilómetros (6,5 kilómetros si se llega a la Ermita de San Roque)
Duración: 1 hora 30 minutos (algo más de dos horas si se llega a la Ermita de San Roque).
Tipo de ruta: circular
Nivel de dificultad: Alto (entiendo que se refiere a la zona de regreso por la orilla opuesta a la de ida del río Jarama, en un tramo donde no hay senda y es preciso caminar por las piedras, que pueden estar resbaladizas si ha llovido).
La ruta comienza al final del pueblo, pasando la iglesia a la izquierda. Hay un panel informativo, en el que pudimos leer que la ruta empieza en “el camino que utilizaban antiguamente los vecinos de La Hiruela para ir a El Cardoso de la Sierra, por verdes riberas y sotos de álamos y sauces de abrumadora belleza”. Bien, la cosa prometía bastante.
La senda alfombrada de hojas dio paso a un camino empedrado que nos condujo a un altillo desde el que pudimos distinguir el precioso y colorido paisaje otoñal de la sierra del que habíamos disfrutado a vista de pájaro por la mañana en la senda amarilla. Entramos en un bosque de robles entre los que serpenteaba un arroyo. Algunos ejemplares tenían un porte muy significativo: árboles nobles y centenarios.
La senda picaba hacia arriba pero suavemente, con lo cual se nos presentaba cómoda, de momento sin rastro de la “alta” dificultad a que hacía referencia el panel informativo. De vez en cuando, entre los árboles, podíamos contemplar alguna bonita vista panorámica.
Al fin, llegamos a un puente de madera sobre el río Jarama, que nos ofreció una estampa espléndida, si bien la luz había menguado bastante porque el sol aparecía y desaparecía entre nubes.
Dimos una vuelta en torno al puente, pues es lugar era realmente bello, mientras decidíamos si lo cruzábamos y hacíamos los ochocientos metros extras hasta la ermita de San Roque o recuperábamos la senda inicial, que seguía paralela al río, en una especie de cambio de sentido de la caminata.
Decidimos llegar hasta la ermita. Así que cruzamos el puente y tomamos una senda que ascendía rápidamente, dejando enseguida el curso del agua muy por debajo de nuestra posición. Nos encaminábamos hacia la provincia de Guadalajara, a donde pertenece el pueblo de Cardoso de la Sierra, un lugar “prohibido” por culpa de los confinamientos perimetrales de las comunidades autónomas en esa fecha.
Según nos alejábamos del río, disminuía la masa forestal; hasta que llegamos a la Ermita de San Roque, que en el siglo XVIII pertenecía a la Hiruela, pero que ahora está enclavada en territorio castellano-manchego. Por lo que vimos, ha sido parcialmente rehabilitada.
Volvimos hasta el puente sobre el Jarama y contemplamos de nuevo las preciosas vistas que depara el lugar, con su vegetación de ribera y algunos afloramientos rocosos de lo más llamativo.
Caminamos por la orilla del río Jarama en un paseo muy agradable y sumamente bello. Reconozco que me encantan los paisajes otoñales, incluso invernales, cuando los árboles están desprovistos de hojas y permiten ver a su través, algo difícil de lograr entre las espesas copas de la primavera y el verano. Es otra perspectiva, quizás menos alegre y más oscura, pero que me gusta mucho.
El río Jarama es uno de los principales afluentes del Tajo, nace en las estribaciones de Sierra Cebollera (Guadalajara) y pasa por las provincias de Guadalajara y Madrid, haciendo de límite entre ambas en varios lugares. Por cierto que es el río que riega el Hayedo de Montejo. Sus afluentes principales son el Lozoya, el Guadalix y el Manzanares, por la derecha, y por la izquierda, el Jaramilla, el Henares y el Tajuña. Su longitud total es de 190 kilómetros y desemboca en el Tajo en el término municipal de Aranjuez.
Unos minutos después llegamos hasta las ruinas del molino harinero de Juan Bravo. Era de propiedad privada y tenía la particularidad de que disponía solo de una piedra para moler, por lo que solo se utilizaba para piensos de ganado y no para alimentación humana. Dejó de funcionar en 1860.
Cruzamos el río por un puente y continuamos dejando sus aguas a nuestra derecha. De momento, la senda seguía siendo fácil y cómoda. Sin embargo, llegó un tramo en que el camino desapareció, de modo que tuvimos que continuar por las afiladas piedras que bordeaban el río, algo que había que hacer con bastante cuidado para no resbalar ni tropezar. Supongo que la complicación que supone este tramo es la razón por la cual recibe la ruta su calificación de dificultad “alta”, ya que el resto del recorrido me pareció bastante asequible.
Después de un rato sorteando pedruscos, llegamos a una zona muy bonita, donde hay un puente de madera para cruzar el río. Aquí la senda azul se une con la roja, la de los oficios de la vida, y tienen un tramo común, donde se encuentra, por ejemplo, el Molino de La Hiruela, un lugar muy pintoresco, en el que hay un área recreativa, rodeada de cerezos y saucos. El Molino, que estuvo funcionando hasta 1960, se rehabilitó en el año 2000 gracias a los fondos aportados por el ayuntamiento, la comunidad y la Unión Europea.
Nos hubiera gustado completar también la senda de los oficios de la vida, en la que se ponen en valor antiguas carboneras y colmenares tradicionales, pero se estaba haciendo de noche y ya no nos daba tiempo. Queda pendiente para otro día.
Muy bonita toda esta zona. Merece mucho la pena llegar hasta allí y hacer alguna ruta (o todas, pues es perfectamente posible en una jornada). En otoño ofrece la ventaja del colorido, pero también tiene que estar precioso en la primavera. Muy recomendables todas estas rutas, en especial la de Molino a Molino con los paisajes que depara el río Jarama. Si se quiere evitar el tramo más complicado, el de las piedras, se puede llegar hasta el puente y volver por el mismo camino de la ida, prescindiendo del itinerario circular. No es lo mismo, ya que se pierden parte de las zonas más bonitas, pero tampoco estaría nada mal.
. OTRAS RUTAS POR LA SIERRA DEL RINCÓN:
PUEBLA DE LA SIERRA: CAMINANDO POR PUEBLA DE LA SIERRA. SIERRA DEL RINCÓN (MADRID).