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18 de diciembre. Último día de excursión. Después del madrugón del día anterior, hoy me podía permitir levantarme más tarde, porque no pasaban a recogerme hasta las 9:30.
Fuimos hasta el hotel Quinta Chabnanal para recoger a otros dos participantes de la excursión y seguimos hasta la entrada del parque nacional donde se encuentra el sitio arqueológico de Palenque. Allí estuvimos parados sobre media hora porque había unos pocos coches delante había que bajarse del vehículo para que te tomaran la temperatura y lavarse las manos. En fin. También era posible contratar un guía para todo el coche por un total de $1300, pero no nos interesó.
Una vez en el sitio arqueológico, sobre las 10:15, disponíamos hasta las 12:30 para realizar la visita.
Palenque significa “empalizada” aunque el nombre no tiene nada que ver con el de la ciudad maya. Fue habitada alrededor del 100 A.C y alcanzó su esplendor desde el 630 hasta el 740 D.C, sobre todo bajo el reinado de Pakal también llamado Escudo Solar. Aparece representado por los jeroglíficos del sol y el escudo. Durante su reinado se construyeron muchos edificios, como el Templo de las Inscripciones. Con su hijo, representado en los jeroglíficos por un jaguar y una serpiente, también conocido como Serpiente Jaguar II, continuó la expansión de Palenque y ordenó construir los templos del Grupo de las Cruces. Durante su reinado la expansión del área de influencia de Palenque alcanzó el río Usumacinta, aunque tuvo que enfrentarse con la ciudad rival que era Toniná. La ciudad fue abandonada finalmente hacia el 900 D.C.
Debido al Covid 19 el itinerario que se puede hacer actualmente está restringido y sigue un orden en concreto, ya que está acordonado. Hay zonas del sitio arqueológico a las que no se puede acceder, no se puede subir o entrar a los edificios y por otra parte del museo está cerrado.
Nada más entrar lo que más me llamó la atención fue la vegetación de la selva tropical y también lo bien preparado que está. No es Yaxchilán, desde luego.
El primer edificio que vi fue el Templo de las Calaveras, que probablemente tuvo una función de santuario. El nombre le viene por un relieve en forma de cráneo de un animal (conejo) en la parte inferior de una de las pilastras del pórtico.
Al lado, la tumba de la Reina Roja. Con la tumba se encontraron una máscara de malaquita y unas 1000 piezas de jade. Se piensa que pudo ser la tumba donde fue enterrada la esposa de Pakal.
Detrás, la tumba del arqueólogo Alberto Ruz, que descubrió la tumba de Pakal.
El Templo de las Inscripciones es el edificio más alto de Palenque, con 25 metros de altura, construido sobre una pirámide de ocho niveles. En su interior hay una serie de inscripciones que relatan la historia maya y del edificio y es por ello que se conoce con el nombre de Templo de las Inscripciones. También se haya en su interior la tumba de Pakal.
Otro de los edificios impresionantes por los que pasé fue el del Palacio, resultado de una serie de transformaciones llevadas a cabo durante más de 400 años. Las diferentes estructuras que lo constituyen se distribuyen alrededor de patios interiores, en torno a los que hay edificios, corredores, galerías. Hay una torre que pudo ser un observatorio.
Cruzando el riachuelo por el puente, hay una magnífica panorámica del conjunto.
A partir de aquí había que subir a una colina donde se encuentran los templos del Grupo de las Cruces, de los más llamativos del sitio arqueológico. Hay tres templos:
- Templo del Sol: las tallas del interior conmemoran el nacimiento y subida al trono de Serpiente Jaguar II.
- Templo de la Cruz Foliada: se construyó aprovechando un talud natural. Una tabla con inscripciones muestra a un rey, probablemente Pakal, con un escudo solar adornando su pecho, un quetzal en la cabeza y una planta de maíz. El maíz no sólo era la base de la dieta, sino según la visión del mundo maya, la sustancia de la que está hecho el cuerpo humano.
- Templo de la Cruz: es uno de los más altos del sitio arqueológico y conserva parte de la crestería. En el santuario hay una tabla de piedra que muestra al señor del inframundo fumando y a Serpiente Jaguar II ricamente ataviado. También hay una reproducción de un panel donde se muestra la subida al trono de Serpiente Jaguar II.
Estos templos están dedicados a la tríada de dioses de Palenque.
A continuación pasé por el Templo XIV, en el que se conmemora de forma póstuma la muerte de Serpiente Jaguar II y de su madre.
La Acrópolis Sur no estaba accesible y el Grupo de los Murciélagos tampoco. El siguiente sitio por el que pasé fue por un juego de pelota y finalmente por el Grupo Norte, con cinco templos construidos en distintas épocas. Uno de ellos recibe el nombre de El Conde porque en él se supone que se alojó un conde alemán durante su estancia en Palenque en la primera mitad del siglo XIX, aunque realmente permaneció 2 meses al pie del Templo de la Cruz.
Con esto sólo me quedaba recorrer el sendero hasta el punto de entrada, contemplando la exuberante vegetación.
Mi tiempo de visita duró una hora y media. Al no llevar mapa y no saber lo que me quedaba por delante quizás lo hice demasiado deprisa, pero en cualquier caso, como no se puede subir a ningún edificio tampoco creo que lleve más de 2 horas.
Estuvimos esperando un rato a que regresase el conductor y se incorporaron más personas a la excursión.
El siguiente destino era la cascada de Misol-Ha, a unos 40 minutos de Palenque por la carretera que va hacia Ocosingo y San Cristóbal de las Casas. El paisaje me pareció impresionante por lo frondoso de la selva, las montañas y las curvas de la carretera, un tanto peligrosa. Topes, camiones y camionetas con trabajadores detrás eran la tónica y el conductor de nuestra excursión, una persona deseosa de adelantar a todos los vehículos aún no siendo las mejores condiciones. Si no, ármate de paciencia para ir detrás de un camión que va a 20 km/hora.
Cuando llegamos a la cascada de Misol-Ha se puso a llover un poco para molestar, pero no duró. El conductor nos dio media hora de tiempo libre. La cascada tiene una espectacular caída de 35 metros sobre una poza y el entorno está rodeado de vegetación tropical ejemplo de la selva chiapaneca. El volumen de agua enorme. Como se nota que la temporada de lluvias había acabado hace poco.
Hay otro sendero que por detrás de la cascada lleva hasta una cueva donde se puede experimentar la fuerza del agua. Me lo creo. Yo recorrí lo suficiente de este sendero para poder hacer una foto lo más cerca posible de la cascada sin que se me mojara la cámara de fotos.
El siguiente destino era el de las cascadas de Agua Azul, a las que tardamos más de una hora en llegar. Pensaba que no llegábamos y que en vez de hacer km los estábamos deshaciendo. Muchas curvas, carreteras estrechas, etc...pero una gozada de paisaje.
Llegamos sobre las 14:45 y teníamos tiempo libre para visitarlas, nadar y comer hasta las 17:00. El conductor recomendó nadar sólo en la parte de abajo donde hay unas cuerdas para agarrarse si queríamos contarlo después, porque hay mucha corriente.
Las cascadas se forman por los afluentes del río Otulún, Shumuljá y Tulijá. Las aguas tienen el color azul por las sales de carbonatos que llevan disueltas, pero sólo se aprecia ese color fuera de la temporada de lluvias. Yo las vi de color más verde, supongo que porque había llovido recientemente, incluido ese mismo día.
Es recomendable caminar por el sendero de cemento con escaleras que va subiendo a lo largo de unos 700 metros. De este modo se pueden contemplar diferentes saltos de agua.
Más allá, el camino seguía sin sendero acondicionado, pero sólo me aventuré unos metros y me di la vuelta.
A las 5 de la tarde salimos de regreso hacia Palenque. Sin embargo, como cuatro de los integrantes de la excursión continuaban hacia San Cristóbal de las Casas, tuvimos que hacer una parada intermedia para esperar a que llegaran de Palenque las furgonetas que los iba a llevar hasta esa ciudad.
Cuando por fin se fueron y seguimos nuestro camino, al rato tuvimos que parar porque había habido un accidente en la carretera y había un par de coches atravesados. Estuvimos allí un ratillo y creo que entre las personas que habían bajado de otros coches y camiones para mirar, movieron los coches que estaban obstruyendo la carretera y pudimos seguir. Ya digo que un poco peligrosa era esta carretera y de noche más.
Tras volver de la excursión, fui a cenar otra vez al restaurante Maya Cañada. Esta vez pedí platos totalmente diferentes, excepto el agua de guanábana.
- Chapay a la mexicana
- Pechuga de pollo rellena de queso y chaya con salsa xcatic
- Flan napolitano
Aparte, por supuesto, los totopos con puré de frijoles y salsa de chile habanero.
Todo estuvo bastante bueno y la cuenta fue de prácticamente lo mismo que la otra ocasión.
Una estupenda forma de despedirse de la gastronomía de México.
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