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Tardé 12 años en volver a Portugal, esta vez lo hice acompañada de mi mejor amiga. También fue un viaje de un fin de semana, pero nos cundió algo más, pero en ésta época apenas hacía fotos y la mayoría me las hacía a mí, jajajajajaja, pero bueno, algo tenemos en los archivos guardados. Hicimos el viaje en tren nocturno y llegando a primera hora de la mañana a Lisboa. Nos quedamos en un hotel cerca del centro, no recuerdo el nombre. Después de dejar las maletas nos vamos a desayunar y pasear por la ciudad.
Visitamos el Parque Eduardo VII. Este parque, construido en 1903, fue nombrado en homenaje al rey Eduardo VII de Inglaterra, que viajó a Lisboa en un gesto de acercamiento para la firme alianza entre Inglaterra y Portugal. En lo más alto del parque encontrarás un bonito mirador con una gigantesca bandera portuguesa que recuerda a los lisboetas. Este parque acoge cada año la Feria del Libro de Lisboa.
Nos vamos paseando por la ciudad pero la verdad que como vamos hablando y disfrutando del paseo, apenas hago fotos
llegamos al Elevador de Santa Justa, el mirador más famoso de la ciudad. Se trata de un ascensor del siglo XIX de 45 metros de altura, transporta personas desde el distrito de Baixa hasta Largo do Carmo. La estructura exterior es de hierro forjado adornado con arcos neogóticos con dos ascensores de madera pulida. Arriba hay una plataforma que hace de mirador y desde donde se puede apreciar excelentes vistas de la ciudad y sobre todo el Convento do Carmo. El precio hoy día son 5,30 euros ida y vuelta, un poco caro para los 30 segundos que dura, nosotras creo recordar que pagamos 1 euro. En 1900 comienza su construcción y en 1901, el Rey Juan Carlos I lo inaugura. 
Seguimos paseando y nos encontramos que estaban promocionando algo y tenían una batería para tocarla o hacerte fotos, pues venga, yo me hago una que para eso está.
Nos vamos en tranvía para dar un paseo y el conductor me deja hacerme una foto con los mandos
Nos vamos andando hasta la Torre de Belem, donde sólo me hago esta foto, seré tonta, jajajajaja. Es el monumento emblema de la ciudad, preciosa, lo que no me explico es como sólo hice sólo esta foto, lo mismo que ahora, que voy a un sitio y hago 500 fotos, jajajajaja.
Desde el Jardín de la Plaza del Comercio me hago esta panorámica con el Monasterio de los Jerónimos detrás, otro lugar imperdible de la ciudad, nosotras todo lo vimos por fuera, no entramos a ningún sitio.
Entramos en una iglesia de la cual no recuerdo el nombre y que estaba decorada con los típicos azulejos azules y blancos.
También visitamos el Parque de las Naciones, recinto ferial de la Expo 98 que hoy día es un centro de negocios y corporativo de Portugal. Aquí también hay un teleférico donde poder disfrutar de bonitas vistas de la ciudad.
Al lado se encuentra el Oceanario al que sí entramos y de donde sólo tengo una foto, madre mía que tristeza me está dando al ver la mierda de recuerdos que tengo, jajajajaja, pero lo que importa es que me lo pasé muy bien y fui en buena compañía, años más tarde le cogí el gustillo a la cámara y ya recuperé todo lo que no hice antes, ahora la broma no baja de 300 fotos por lugar, jajajajaja.
Como tengo poquísimas fotos, os estoy haciendo la etapa toda junta de los lugares que visitamos en todo el fin de semana. Ya que visitamos Cascais, Sintra, Estoril y Lisboa, pero es que tengo una foto de cada sitio, bueno de Sintra no tengo ni una, penoso
Estas son de Cascais. Junto al lado de la Marina de Cascais, se encuentra el Faro Museo de Santa Marta. El museo se creó a partir del fuerte y faro del mismo nombre después de haberse reconvertido su espacio en un área de cultura y ocio, aunque sigue manteniendo sus funciones de señalización costera. El museo muestra una panorámica general sobre los faros y temas específicos, como los faros portugueses y el oficio de farero, entre otros, y exhibe el documental Faros de Portugal. Cinco siglos de historia. El edificio y el entorno es muy bonito.
Paseamos por todo el paseo marítimo de Cascais y llegamos a la Piscina Oceânica Alberto Romano que es una infraestructura de pequeñas dimensiones construida en el paredón de Cascais, aprovechando la curva que rodea el Palacio Palmela, a la entrada del pueblo. La piscina, que recibe el nombre de un antiguo presidente de la Junta de Turismo de la Costa de Estoril, es de acceso gratuito.
También pasamos cerca del famoso Casino de Estoril.
Bueno, la visita fue rápida pero la disfrutamos mucho, la vuelta a Madrid la hicimos de nuevo en tren y esta vez de día. Os digo lo mismo que en la anterior etapa, apenas tengo fotos de los lugares que visitamos, pero como he vuelto más veces lo iré ampliando en las siguientes etapas. Algo es algo, aunque al hacer el diario ahora me ha dejado un mal sabor de boca al ver lo tonta que fui de no hacer más fotos, pero es que antes no era de hacer muchas fotos y eso que me encantaba como ahora, pero no pasa nada, ya vendrán etapas mejores, jajajajaja
AÑO-2009
Afortunadamente un año y medio casi después, volví con mi marido actual y ya pude hacer alguna fotillo más y de otros lugares que no vi en el anterior viaje. En pleno mes de agosto nos vinimos a pasar cuatro días a Lisboa. Esta vez viajamos en avión y nos hospedamos en una casa privada que encontramos al azar. En esta época no se conocía el Arbnb y las distintas plataformas de alojamiento, yo al menos no conocía ni usaba ninguna, fue al azar. Llegamos a Lisboa y con las maletas en mano fuimos preguntando en distintos hostales y encontramos esta casa de un matrimonio mayor con una casa típica y grande. Estaba junto al tranvía de Gloria-San Pedro Alcántara. Recuerdo que nos costó unos 30 euros la noche, nos quedamos aquí todos los días ya que era una zona céntrica y muy tranquila y los señores súper amables y todo muy limpio, la habitación bastante grande, sólo que la decoración algo antigua, pero eso es lo de menos, yo sólo busco limpieza sobre todo y que esté más o menos en buena zona, que sea bonito o feo, me da igual. Una vez alojados, nos ponemos manos a la obra y salimos a pasear. Como dije antes, esta vez hice alguna foto más, pero tampoco para exagerar, jajajajaja. Os dejo otro mapa de la ciudad.
Lisboa es la capital de Portugal y su ciudad más importante, esto creo a estas alturas ya lo sabe todo el mundo, jajajajaja. Su situación privilegiada en la desembocadura del río Tajo la convirtió en una de las ciudades más influyentes para la dominación del Atlántico. La capital portuguesa tiene una historia de reyes, descubrimientos, tragedias y reconstrucciones, vamos a descubrirla un poquito. Lisboa fue fundada por los Fenicios bajo el nombre de Ulissipo y al poco tiempo fue conquistada por griegos y cartagineses. Finalmente Lisboa pasó a ser la capital de la Lusitania romana llamándose Olisipo. A la caída de los romanos, pasó a formar parte del reino suevo de Galicia hasta el 585. En el año 711 la historia de Lisboa sufrió un giro inesperado cuando cayó en manos de los musulmanes a la que dieron el nombre de al-Usbuma. Alfonso II el Casto la recuperó por diez años de 798 a 808. La reconquista definitiva se produjo en 1147 por Alfonso I Enríquez apoyado por la flota de la segunda cruzada. Durante el reinado de Alfonso III se sentaron en Lisboa las bases de la expansión marítima de Portugal a lo que contribuyó fundamentalmente el desarrollo de las leyes marítimas dictadas por el rey Fernando I. A finales del siglo XIV la oligarquía mercantil entronizó a la dinastía de los Avís y se abrió el periodo que habría de dar paso a los grandes descubrimientos del siguiente siglo. Después de un poco de historia de la ciudad, vamos a ver nuestro día de paseo, vistos por una murciana y un brasileño, casi nada, jajajajaja. Nos fuimos andando hasta la Torre de Belem, como os dije en la anterior etapa, el monumento emblema de la ciudad.
La Torre de Belém es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Fue construida en 1515 como una fortaleza para proteger la entrada al Puerto de Lisboa a través del río, bajo las órdenes del Don Manuel Afortunado. La Torre también marcaba el punto de partida de muchas de las expediciones descubridoras hacia las Indias, Asia, África y América. La Torre posee esculturas de San Vicente, patrón de Lisboa y está totalmente construida en estilo Manuelino, una escultura de la patrona de los viajes, y otra escultura muy particular es la de unos rinocerontes que dicen haber inspirado a Durero en su obra el Rinoceronte de Durero. Francisco de Arruda, el arquitecto de la obra, había trabajado en otras fortalezas en Marruecos, por lo que también se pueden notar las influencias moras en la obra. Visitarla cuesta 6 euros aunque nosotros no entramos, pero el primer domingo de cada mes es gratis. Cerca hay una réplica en miniatura.
Enfrente se encuentra el Jardín de la Torre de Belém. Fue en este lugar donde funcionó hasta mediados del siglo XX la Fábrica del Gas de Belém. El ajuste de esta zona con plantación de palmeras, como símbolo de las nuevas tierras descubiertas por los navegantes portugueses, fue llevado a cabo con motivo de la Exposición del Mundo Portugués en 1940. En los alrededores se encuentra un muelle para barcos de recreo llamado Doca do Bom Sucesso. Aquí se encuentra el Monumento Homenaje a Gago Coutinho y Sacadura Cabral, se trata de la replica del Fairey III-B Santa Cruz que desde noviembre de 1991, el monumento recuerda la hazaña de dos portugueses que realizaron la increíble travesía desde Lisboa a Río de Janeiro en 1922 y que se convirtieron en héroes. Gago Coutinho y Sacadura Cabral fueron aclamados en Portugal y Brasil por este hecho, convirtiéndose en objeto de numerosos homenajes, entre los que destaca el homenaje realizado de manera póstuma por el Banco de Portugal, que colocó sus retratos en los billetes de curso legal del país.
Aquí estoy posando y tomándome un rico helado en los Jardines de la Plaza del Imperio. La plaza es una postal histórica del esplendor político y cultural de Portugal del siglo XVI, época de expansión imperialista. Fue construida para la Exposición del Mundo Portugués, en 1940. Tiene un extensión de 280 metros por lado, lo cual la convierte en uno de los espacios verdes urbanos más grandes de Europa. Al fondo se pueden apreciar las Statues de l'hippocampe, dos caballos como queriendo salir del agua.
Enfrente se encuentra el Mirador Rosa de los Vientos realizada en piedra caliza lioz negra y roja, tiene 50 metros de diámetro y contiene un planisferio de 14 metros de ancho decorado con elementos vegetales, 5 pequeñas rosas de los vientos, 3 caras que soplan personificando el viento, una sirena, un pez mítico a Neptuno con un tridente y una trompeta montado sobre una bestia marina. Fechas, barcos y carabelas marcan las principales rutas de la expansión portuguesa entre los siglos XV y XVI. El fondo consiste en olas de mar abierto, un motivo comúnmente utilizado para los típicos pavimentos de adoquines portugueses. La rosa de los vientos fue diseñada por el arquitecto Luís Cristino da Silva y cedida por la República de Sudáfrica, que se unió a las conmemoraciones del Infante. Inaugurado el 5 de agosto de 1960.
Al lado está el grandioso Monumento a los Descubridores. Estatua construida en 1940 y terminada en 1960 para conmemorar 500 años de la muerte de Enrique el Navegante. Con sus impresionantes 52 metros de altura, obra del escultor Leopoldo de Almeida y el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo, que dieron forma a este enorme monolito de piedra en el que aparecen 33 personalidades representativas de la Era de los Descubrimientos frente al río Tajo. Se puede observar el escudo de Portugal y presidiendo la entrada, la espada de la Dinastía Avís, la de Manuel I, monarca mecenas de los viajes de exploración del siglo XVI que llevaron a los navegantes portugueses hasta lugares tan recónditos como la India o América. Dentro hay una sala de exposiciones y un mirador. El precio de la entrada también son 6 euros y donde tampoco entramos.
Esculturas que se encuentran en el exterior del Museo de Arte Popular, aunque uno está lesionado y le falta un cuerno.
Esto es Waterfront Promenade Belem, lugar ideal para pasear, sentarte en la escalinata observando el Tajo, los barcos y para disfrutar de las vistas.
Volvimos paseando hasta el Fuerte de Bom Sucesso, que alberga el Muse del Combatiente y el Monumento a los Combatientes de Ultramar. La construcción del fuerte se inició en 1780. En 1808, durante la ocupación de Lisboa por las fuerzas francesas, el fuerte fue conectado a la Torre de Belém por una batería de artillería conocida como batería del flanco izquierdo. En 1815, tras la derrota de los franceses, se añadió un flanco derecho. En 1836, el fuerte estaba en ruinas y fue abandonado hasta 1870. Se sometió a una extensa modernización entre 1870 y 1874, después drecibió dos obuses Krupp Haubitze y se convirtió en uno de varios fuertes, conocido como el Campo Entrincheirado de Lisboa. El 13 de enero de 1999, el fuerte fue entregado oficialmente a la Liga Portuguesa de Combatientes, que administra el museo. Aquí mismo, en medio de una piscina, se encuentra el Monumento a los Combatientes de Ultramar. Y yo posando con el militar de servicio
Volvemos al Jardín de la Plaza Imperio y tomamos una instantánea del Monasterio de los Jerónimos que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983. Constituye unos de los principales ejemplos de la arquitectura manuelina en Portugal y un homenaje a la época dorada de los descubrimientos. Manuel I ordenó su construcción para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama. Las obras se financiaron con los impuestos procedentes de las colonias. Ubicado sobre los restos de una antigua ermita fundada por Enrique el Navegante donde, Vasco de Gama y su tripulación rezaron antes de viajar a la India. Terminó de construirse en el siglo XVI, aunque parte del monasterio y el campanario no se concluyeron hasta el XIX. Su nombre se debe a que en sus primeros años fue residencia de los monjes de la Orden de San Jerónimo, aunque desde el siglo XIX, con la llegada del gobierno liberal y el desmantelamiento de las órdenes religiosas, es patrimonio del Estado. Su fachada mide más de 300 metros de largo
El monasterio alberga el Museo de Arqueología y el Museo de la Marina. También fue aquí donde se firmó en 2007, el famoso Tratado de Lisboa de la Unión Europea. 
Volvemos paseando al centro histórico de Lisboa, no sin antes probar los típicos pasteles de Belem, riquísimos pero caros.
Paseando tranquilamente, llegamos al Arco de la Rua Augusta que es el acceso más monumental a la famosa Plaza del Comercio. La historia del Arco da Rua Augusta comienza en 1755, con el devastador terremoto que destruyó gran parte de los edificios de Lisboa. Fue entonces cuando se decidió levantar este arco como símbolo de la reconstrucción de la ciudad, que iniciaba una nueva etapa arquitectónica de la mano del Marqués de Pombal. La primera versión del arco no convenció y fue demolida, por lo que el arco no sería concluido definitivamente hasta el siglo XIX. En u fachada, hay varias esculturas de Vitor Bastos, que representan a grandes personajes de la historia de Portugal. En la parte superior del arco se sitúan otras esculturas que evocan el Valor, la Gloria y el Genio. Desde 2013, el arco se suma a la larga lista de miradores de Lisboa desde los que disfrutar de unas vistas privilegiadas de la capital lusa. La entrada son 2.50 euros.
Cogimos un tranvía , no recuerdo exactamente donde, pero cerca para subir al Castillo, mientras nos hicimos alguna foto dentro.
Llegamos al Castillo de San Jorge, aquí si entramos, creo recordar que nos costó unos 8 euros, ahora está por los 10 euros. Se encuentra entre Alfama y la Baixa. El Castillo de Lisboa pertenece a la época islámica, y tenía como función proteger y albergar la guarnición militar. Al contrario de muchos otros castillos de Europa, no funcionó como residencia. Se conservan 11 torres, foso, patios, garitas y varias construcciones más, todo en perfecto estado. Se han encontrado en excavaciones vestigios de ocupación en los alrededores del Castillo de San Jorge desde la Edad de Hierro. Ya existía aquí algún tipo de recinto de uso defensivo cuando Lisboa se llamaba Olissipo, en la época romana, cuando la invadieron los suevos y los visigodos y cuando los musulmanes la invadieron y la bautizaron Lissabona. En la época de la Reconquista cristiana de la península ibérica, las fuerzas de D. Afonso Henriques se hicieron con el castillo después de un cerco de tres meses contra los musulmanes. Fue puesto bajo la invocación del mártir São Jorge, de quienes eran devotos muchos de los cruzados. Alberga el Museo Arqueológico de la Praça nova do Castelo. Es uno de los mejores miradores de la ciudad, por no decir el mejor y si os pilla como a nosotros el atardecer, pues genial.
Nos vamos del castillo hasta el Mirador de Santa Lucía, el más famoso de Alfama aunque no sea el que mejores vistas tenga, es gratuito.
Y acabamos el día con otro emblema de la ciudad del que ya os comenté algo en la etapa anterior, se trata del Elevador de Santa Justa.
Y hasta aquí nuestra visita del día. Lisboa no era una de las ciudades que más me llamara la atención, fuimos porque a mi marido, al ser brasileño pues quería conocerla, no nos defraudó, a él le encanta, a mí no me entusiasmó como para repetir más veces, aunque vine encantada, porque es una ciudad preciosa, pero hoy día, no sé porqué me está llamando de nuevo volver a visitarla, será por aquello de que no hay dos sin tres, jajajajaja. Seguramente si todo lo permite, este año vuelva y prometo venir con miles de fotos, jajajajaja
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