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Pala es otro de los bonitos pueblos de regusto medieval que podemos visitar en la comarca del Baix Empordà.
Llegamos en autobús de la compañía SARFA-MOVENTIS. Para los que quieran ir en coche, como pasa en otros pueblos de la zona hay aparcamientos a las afueras pero siendo pueblos pequeños no hay problema en cuanto a la distancia. Otra cosa es encontrar realmente dónde aparcar porque son muy visitados.
El nombre de Pals deriva de la palabra latina “palus” que significa lugar pantanoso.
El pueblo fue mencionado por primera vez, junto con su castillo (llamado de Montaspre), en un precepto del rey Odón de Francia (año 889). El castillo estuvo bajo dominio directo de los condes de Barcelona y después de los condes-reyes, aunque se lo cedieron a varios nobles a lo largo de los siglos.
El castillo se destruyó en la guerra civil catalana (siglo XV). Hoy solo podemos ver las murallas y la Torre de les hores. La torre se salvó por su función de vigilancia.
El pueblo se ve fácilmente y en poco tiempo. Es recomendable pedir un mapa en la oficina de turismo porque allí se indica un recorrido muy sencillo para hacer con una breve explicación de cada punto. Además, en los lugares de interés han colocado un panel con una explicación mucho más amplia. Por cierto, si no me equivoco la oficina de turismo se sitúa en lo que en su momento fue el ayuntamiento. En la fachada lateral hay un arco ojival tapiado que seguramente formó parte de una lonja o plaza porticada anterior a la obertura de la plaza Mayor y del actual portal de acceso a la villa.
El punto número 1 del mapa que te dan es Ca La Pruna. Se trata de un imponente edificio fortificado del siglo XV que hoy es casa de cultura y alberga distintas exposiciones (vinos y cavas de Catalunya, un museo de arqueología submarina y una réplica de una antigua farmacia). Para verla, se tiene que volver para atrás, cerca de la parada del autobús. Nosotros solo pudimos verla por fuera porque estaba cerrada.
El núcleo antiguo de Pals recibe el nombre del Padró y se considera que es uno de los conjuntos medievales más notables de Catalunya.
La oficina de turismo está en un lugar privilegiado, la Plaça Major, donde abundan las cafeterías. Allí también vemos el ayuntamiento de los siglos XVI a XVII. Lo que hoy es una única edificación en realidad es la unión de varias casas góticas, entre ellas can Rosic y ca Met de la Plaça. La fachada se estructura en tres partes, bien delimitadas. En el lateral hay una ventana gótica con tres arcos cornopiales y varios relieves heráldicos y simbólicos.
Como suele ser normal en estos casos, aquí antiguamente se celebraba el mercado. Aunque la plaza ha sufrido muchas transformaciones, las casas de los números 1-2 datan de los siglos XVI a XVIII. La reforma que se hizo conservó la antigua fisonomía y se han conservado dos ventanas de arco conopial.
Sí o sí acabas reparando en el arco gótico que da acceso al Carrer Major y que se conoce con el nombre de Portal de la Vila. Data del siglo XVIII, cuando se abrió la Plaza Mayor, aunque es la puerta natural de acceso a la villa. Es por eso que queda tan apartada de las murallas. Y por si alguien lo duda, en el portal podemos ver la fecha, 1744. Es un gran portal abovedado, de arco de medio punto en el exterior y otro arco de medio punto en el Carrer Major.
Siguiendo la calle no tardas en encontrar, detrás de una reja, unas tumbas medievales antropomorfas de los siglos VII o VIII excavadas en la roca. En la misma calle nos llama la atención una casa que lo atraviesa sobre una bóveda de medio punto. Data de los siglos XIII a XV. Vale la pena fijarse en la ventana.
La iglesia de Pals está dedicada a sant Pere. Aparece ya documentada en el siglo XI aunque fue reconstruida en el año 1478 con piedra del castillo porque estaba en estado ruinoso. Fue el propio rey Joan II quien dio permiso para hacerlo “... que no hi ha res que salvarse puxa sino la torre mestra la qual aixís poch no es fortalesa que sia per tenirsi sino sol per tenir una bada...”. Es una mezcla de estilos. La cabecera y la nave son del siglo XV pero el portal occidental es del siglo XVII. La pequeña ventana que queda al lado de la portada es de aquel templo primitivo. También son visibles los restos del viejo campanario de espadaña. El interior solo tiene una nave con bóveda de crucería.
La fachada es barroca, de 1773.
Prácticamente enfrente, bajando unas escaleras, encontramos la Torre d’en Ramonet, de 8 metros de altura. Está muy bien conservada. Tiene muros de un metro de grosor.
Otras torres son la de Rom, con una bóveda ligeramente apuntada, la de Xinel-lo y la del Hospital (ésta tuvo que ser reconstruida).
Pero sin duda la torre más famosa del pueblo es la Torre de les Hores, de estilo románico (siglos XI-XII), de 15 metros de altura y planta circular. Como ya comentamos en otros casos similares, se llama así por albergar el reloj durante mucho tiempo. Ese reloj estaba en el campanario que se añadió en lo alto en el siglo XV. Normalmente puede visitarse pero ahora, por el covid, las visitas se han eliminado. La torre se levantó directamente sobre la roca.
Muy cerca, por detrás de la iglesia, se encuentran los restos del castillo, hoy integrados en la maravillosa casa de la familia Pi i Figueras. Precisamente fue el doctor Pi i Figueras quien tuvo la magnífica idea de restaurar todo el pueblo en los años 50. La casa fue construida por el arquitecto Lluís Bonet i Garí en 1951. Aunque se ve desde fuera, se nota que se aprovecharon algunos elementos medievales, principalmente en la capilla.
El doctor Jaume Pi i Figueras nació en Pals en el año 1900. Este eminente cirujano fue el primero en ver el valor que tenía el pueblo e hizo lo posible para su restauración.
En Pals todo el mundo acaba recalando en el mirador de Josep Pla, desde donde hay unas vistas magníficas. Aunque en algunos sitios dicen que los árboles tapan la vista, si tienes la suerte de coger un día claro es muy fácil que veas el castillo de Montgrí o las Illes Medes.
Desde el mirador se puede hacer un recorrido por lo que llaman el Paseo arqueológico. Se pueden ver tramos de muralla, torres y llegas a lo que fue el antiguo hospital. Se situaba extramuros. Es un edificio con tejado a dos aguas, de planta rectangular y muy modificado para convertirlo en vivienda. De hecho, tiene más el aspecto de una masía.
El perímetro amurallado de Pals se considera uno de los mejor conservados de l’Empordà. Solo se han perdido pequeños tramos, que se han aprovechado para agrandar el pueblo.
La muralla original data del siglo XIII aunque en siglos posteriores fue reformada y ampliada.
Aunque está apartada varios kilómetros del pueblo, el término municipal de Pals tiene playa.
De Pals también tenemos que destacar su famoso arroz. El cultivo de arroz en el municipio empezó en el siglo XV. Se tienen noticias de la existencia de molinos arroceros en el año 1452. Tuvo un momento de declive en el siglo XVIII cuando hubo grandes revueltas populares al considerar que las aguas estancadas de los campos eran las causantes de las graves epidemias que sufrió la población, provocando la muerte de mucha gente. Llegó hasta tal punto que en 1838 se promulgó una orden real que prohibió el cultivo de arroz en la demarcación.
A principios del s. XX, un vecino de Torroella de Montgrí, Pere Coll Rigau se fue a Cuba en busca de fortuna y, cuando regresó, adquirió el Mas Gelabert de Pals y otros terrenos agrícolas para introducir nuevamente el cultivo del arroz en la zona utilizando métodos modernos basados en la circulación y renovación constante del agua para evitar su putrefacción. Gracias a la aplicación de estas nuevas técnicas, a partir del año 1908, se revitalizó su plantación y consumo.
Hoy en día vive un momento de auge y es posible degustar arroz, sobre todo a la “cassola” en los restaurantes de la población. Nosotros lo hicimos en el restaurante El Pedró.
Comentaba al hablar del mirador de Josep Pla que se puede ver perfectamente el castillo de Montgrí. Se trata de una excursión muy interesante que se puede hacer en la zona. Nosotros estuvimos hace bastantes años y la verdad es que el recuerdo que tengo es de lluvia constante. Pero el lugar merece mucho la pena.
Para la visita debemos ir al municipio de Torroella de Montgrí y buscar el carrer del Camí de les Dunes, donde encontraremos carteles indicativos. La montaña sobre la que se alza es perfectamente visible. Mide 303 metros y el municipio se sitúa a sus pies.
Aunque en el Massís de Montgrí hay muchas excursiones posibles, tomaremos el camino que nos lleva al castillo y que no tiene pérdida, pues sigue un GR (ya sabéis, las marcas rojas y blancas).
Al llegar al inicio del coll de la Creu vemos unas capillitas de piedra abovedadas que son estaciones del rosario en la subida a la ermita de Santa Caterina (otra de las posibles excursiones).
La subida requiere cierto esfuerzo físico porque el castillo, por razones obvias, está en lo alto. Al principio el camino es sencillo, con poca pendiente, pero luego la cosa se complica un poco más. Desde la primera capilla el camino empieza a hacer subida y es empedrado. Esos caminos me ponen muy nerviosa porque tengo poca estabilidad por culpa de los pies planos y lo paso mal. Es conveniente llevar un buen calzado.
Se empezó a construir entre 1294 y 1301 por encargo de Jaume II para defenderse de las amenazas de los condes de Empúries pero la obra quedó inconclusa. Y eso es lo que encontramos hoy.
Se trata de una imponente estructura cuadrada de 31 metros por lado con murallas de 13 metros de altura y cuatro torres cilíndricas en las esquinas. Parece que se inspira en los castillos de Tierra santa que vieron los cruzados.
Al estar inacabado, no hay nada más dentro; solo la estructura que se ve.
Las vistas desde allí son excepcionales porque se pueden ver la playa de Pals, las illes Medes o la bahía de Roses.
Dije que las Medes también son visibles desde Pals en un día claro. Estas islas son una importante reserva de flora y fauna marinas y merece la pena coger un barco en L'Estartit (sobre todo uno que tenga una parte transparente abajo) para poder ver los peces.
Forman parte del Parc Natural del Montgrí, les illes Medes i el Baix Ter y en total son siete islotes con una extensión aproximada de 23 hectáreas.
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