10 AGO - DE MÉRIDA A CDMX ✏️ Travel Journeys of Mexico10AGO.- Todavía pudimos disfrutar por unas cuantas horas de la ciudad de Mérida, si bien tuvimos que dejar la habitación hacia las doce, sacando el equipaje a recepción, desde donde un taxi, hacia las 4 y media de la tarde, nos llevó al aeropuerto...Travelogue: México en pandemia⭐ Points: 5 (11 Votes) Travelogues: 17 Localization: Mexico10AGO.- Todavía pudimos disfrutar por unas cuantas horas de la ciudad de Mérida, si bien tuvimos que dejar la habitación hacia las doce, sacando el equipaje a recepción, desde donde un taxi, hacia las 4 y media de la tarde, nos llevó al aeropuerto (100 MXN con propina) pues a las 7 volábamos a CDMX. Volaris es una compañía muy mediocre, con aviones sucios y viejos y una atención en tierra y en vuelo nada agradable. En absoluto son puntuales, pues salimos de Mérida en el Y4 789 MID-MEX (un A320) con casi una hora de retraso, a la que hubo que sumar otros 45 minutos en la recogida de equipajes en la T1 de CDMX. Recordemos que hay que hacer el check-in 24 horas antes del vuelo y el documento QR “vuelaseguro.com” para poder subir al avión (aunque luego, nadie controla eso). Retirado el equipaje y siendo casi las once de la noche, optamos por elegir una de las muchas compañías de “taxis seguros” que se ofrecen junto a las mismísimas cintas de equipajes de la T1, resultando agraciada “Nueva Imagen” que por 220 MXN (unos 10€ con propina) dispuso un VW Jetta que nos llevó en 20 minutos al Hotel “Mx Garibaldi”, que ya teníamos reservado y pagado desde marzo 2020. Cabe decir que este hotel de 4* (y perteneciente a la cadena mexicana MX, que tiene una docena de establecimientos) fue el único que en vísperas de la Semana Santa de 2020 tenía disponibilidad para 2 parejas contando con excelentes críticas y buenas fotos en los foros de viajes, a pesar de estar en la plaza Garibaldi, de pésima fama por peligrosa (atracos, drogas, borrachines…) Nada de eso es cierto. Ni el hotel es bueno (roza lo lamentable) ni la zona es extremadamente peligrosa. Sí que hay mariachis hasta las cinco de la mañana y sí que es verdad, que tres calles más allá empieza el barrio de Tepito, peligroso por tráfico de drogas. Pero la plaza Garibaldi en si misma tiene mucho menos riesgo para el turista mínimamente avispado, que las Ramblas de la Barcelona de Inmaculada Colau, ciudad tan degradada últimamente por la nefasta gestión de esta mujer y su equipo, especialmente permitiendo botellones de todo tipo y una delincuencia cada vez más abundante y agresiva. Pero ya que estaba pagado (42€ noche con desayuno en habitación superior con balcón), vimos las ventajas del establecimiento: está a 4 calles del Zócalo; al otro lado de la Plaza Garibaldi está el Eje Central donde hay trolebuses seguros que recorren toda la ciudad; durante 24 horas hay dos coches de policía en la plaza, uno justo al lado del hotel; no deja de ser un 4 estrellas; tiene las mejores críticas, estando entre los 10 mejores de CDMX. Ahora las pegas: no entiendo cómo alguien ha valorado este hotel como excelente, ya que siendo generoso sería un 3* muy justito. Es un hotel donde abunda la suciedad en todos los rincones; donde las sábanas no destacan por su limpieza; las toallas tampoco y encima están gastadísimas; las instalaciones están para renovar completamente; los baños son viejos con muchos desperfectos y piezas de bajísima calidad; los grifos no cierran bien; la ducha es minúscula y no tiene presión; la habitación “superior con balcón” daba a la plaza Garibaldi, por lo que tuvimos música de mariachis (en días de semana) hasta las 5 de la madrugada. Además, las ventanas imitación “climalit” están tan mal instaladas que, entre la ventana y la pared se ve la calle, entrando por ahí la luz, el ruido y la música; además, en nuestro “lujoso balcón” faltaba todo un cristal; hay poca luz en los cuartos (muchas bombillas no funcionan y aunque avises en recepción, nadie se preocupa de cambiarlas); no tiene frigorífico; no tiene ventilador de techo (aunque si aire acondicionado); solo hay un ascensor y un montacargas para cinco pisos. El comedor está cerrado por COVID, así que el “desayuno” es una bolsa de papel que se recoge a partir de las 7 en recepción y que lleva dentro una botella de zumo (normalmente de uva o de mango, ambos malísimos), un sándwich con una loncha de queso y jamón o pavo de ínfima calidad y un yogur; eso es todo. Como la primera noche llegamos tan tarde (y después de más de media hora en recepción porque no encontraban el justificante del pago realizado en…. ¡febrero de 2020! ni tampoco los emails entre la dirección del hotel y yo, donde ratificaban las tarifas y la disponibilidad) nos dieron la ya mencionada "habitación superior" (la 413) con balcón…roto, en la que, siendo más de medianoche, hubo que quitar el protector de colchón porque era un auténtico compendio de cabellos y pelos, y rehacer la cama con unas sábanas nada apetecibles; así que entre los mariachis y la mugre, poco se durmió allí esa noche. En todo caso, para esta primera etapa de dos noches en el “MX Garibaldi” no tenía sentido cambiar de hotel (con cambiar las sábanas por unas limpias nos bastaba), pues en la primera, llegamos casi a medianoche y en la segunda, teníamos que levantarnos a las 5 de la mañana porque teníamos que viajar hasta San Miguel de Allende. En tal sentido nuestra queja por la mañana fue mayúscula, pidiendo que nos cambiaran toda la ropa de cama y que para las otras dos noches que estaríamos alojados, una semana después, queríamos una habitación absolutamente tranquila, sin balcón pero sin mariachis. Aceptaron darnos una interior en el segundo piso, la 203 (sin reembolso alguno ni compensación, por supuesto) pero con garantía de tranquilidad. Yo por si acaso, ya tenía visto otro hotel en una zona nada céntrica (Paseo Reforma) pero de cadena internacional, donde supongo que por 100€ diarios la limpieza sería suficiente. Como no me caben en su etapa (la de Puebla), anticipo aquí estas imágenes de la misma. En Puebla es común que muchas puertas y ventanas de comercios, estén profusamente decoradas, haciendo que las calles sean muy alegres. El popotillo son fibras que se extraen de la planta del cambray (mijo). Esta planta silvestre crece por todo México (sobre todo en el estado de Hidalgo) y se puede teñir de diversos colores vegetales para fabricar cuadros u otras artesanías. No está permitido fotografiar el interior de la Iglesia de Santa María de Tonantzintla, pero su exterior ya nos permite ver el estilo casi naif de las mil cabezas y figuras que tiene. . Index for Blog: México en pandemia
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