Día 2: Rumbo a la península de Snaefellsnes
Por fin empezaba la ruta tras un viaje cansado, pero sin incidentes, así que decidimos no dormir hasta muy tarde para intentar aprovechar el día, aunque nos lo tomaríamos con bastante calma. Básicamente nuestro itinerario de hoy consistía en trasladarnos desde el hotel en Keflavik hasta Grundarfjördur, en la península de Snaefellsnes, haciendo las siguientes paradas por el camino:
Bogarnes: un pueblecito que nos venía bien para hacer nuestra primera compra y comer.
Volcán Eldborg: aquí hicimos la sencilla caminata que aparece en la guía Rother como itinerario número 49.
Ytri-Raudamellur: columnas basálticas.
Sheep’s Waterfall: mirador con vistas espectaculares y pequeña cascada.
Así pues, ¡empezamos! Nos levantamos sobre las 9 de la mañana y a desayunar, que en este hotel estaba incluido. Le preguntamos a la chica que había en el comedor reponiendo por la normativa actual por el COVID, y nos dijo que en interiores solo era obligatorio llevar mascarilla en caso de no poder mantener la distancia de seguridad. Así que a la práctica solo la llevan cuando entran a alguna tienda, supermercado, etc… Pero en los restaurantes y hoteles por ejemplo no todos la llevaban.
Después de reorganizar nuestros equipajes y acabar de situarnos, nos pusimos en marcha en dirección Bogarnes. Empezó siendo un flamante día de sol, pero enseguida llegaron las nubes, aunque no nos llovió. Nada más salir de Keflavik, por la carretera 41 a mano derecha se veía el humo que expulsaba el volcán, aunque no le hice ninguna foto en condiciones porque tampoco encontramos sitios donde parar (esto es una constante en todo el país, no hay apenas arcén y los apartaderos son muy escasos).
El trayecto hasta Bogarnes dura sobre 1 hora y 45 min, primero se pasa por una zona cercana a Reikiavik con bastante movimiento, pero una vez superado ese tramo ya se toman carreteras más tranquilas y con pocos coches. En la zona de Akranes pasamos por un tunel que yo había leído que era de pago, pues bien: ya no lo es. Pasamos y no vimos ningún lugar donde hacer el pago, ni ningún cartel que indicase que hubiese que gestionarlo por internet.
Llegamos a Bogarnes, una pequeña población con mucha historia, ya que en esta localidad se asentaron muchos de los primeros islandeses. Se sitúa junto a las aguas del Borgarfjördur y puede visitarse un museo que es considerado uno de los mejores de Islandia. Nosotros no lo visitamos, pero si os interesa aprender más cosas sobre la historia de la colonización de Islandia y la época de las sagas, bien merece un alto en el camino. Este museo, llamado Settlement Centre (traducido como Centro de la Colonización en la lonely) también cuenta con un restaurante.
Nuestra primera parada en Bogarnes fue en un supermercado de la cadena Bonus, una de las recomendadas por tener precios más ajustados. Es la que tiene el dibujo del cerdito con un ojo a la funerala, no tiene pérdida .
Estad al caso de los horarios porque muchas veces los supermercados abren a las 10:30h o a las 11h y cierran sobre las 19h, y en domingo puede haber horarios especiales, según la zona. Nosotros llegamos pasadas las 12, así que íbamos sobre seguro. Incluso en el Bonus, que tiene fama de barato, nos sablaron casi 30 euros por cuatro cosillas básicas, pero nada que ver comparado con lo que nos hubiese costado comer y cenar cada día de restaurante .
Ya bien provistos para no pasar hambre, dimos una vuelta por la zona donde se encuentra el Centro de la Colonización que os comentaba antes, junto al fiordo. Aquí había bastante gente haciendo picnic, hay unas vistas bonitas, así que nosotros hicimos lo mismo, sentarnos junto al fiordo a comer tranquilamente. Se respiraba la paz, es un pueblecito muy tranquilo
Por fin empezaba la ruta tras un viaje cansado, pero sin incidentes, así que decidimos no dormir hasta muy tarde para intentar aprovechar el día, aunque nos lo tomaríamos con bastante calma. Básicamente nuestro itinerario de hoy consistía en trasladarnos desde el hotel en Keflavik hasta Grundarfjördur, en la península de Snaefellsnes, haciendo las siguientes paradas por el camino:
Bogarnes: un pueblecito que nos venía bien para hacer nuestra primera compra y comer.
Volcán Eldborg: aquí hicimos la sencilla caminata que aparece en la guía Rother como itinerario número 49.
Ytri-Raudamellur: columnas basálticas.
Sheep’s Waterfall: mirador con vistas espectaculares y pequeña cascada.
Así pues, ¡empezamos! Nos levantamos sobre las 9 de la mañana y a desayunar, que en este hotel estaba incluido. Le preguntamos a la chica que había en el comedor reponiendo por la normativa actual por el COVID, y nos dijo que en interiores solo era obligatorio llevar mascarilla en caso de no poder mantener la distancia de seguridad. Así que a la práctica solo la llevan cuando entran a alguna tienda, supermercado, etc… Pero en los restaurantes y hoteles por ejemplo no todos la llevaban.
Después de reorganizar nuestros equipajes y acabar de situarnos, nos pusimos en marcha en dirección Bogarnes. Empezó siendo un flamante día de sol, pero enseguida llegaron las nubes, aunque no nos llovió. Nada más salir de Keflavik, por la carretera 41 a mano derecha se veía el humo que expulsaba el volcán, aunque no le hice ninguna foto en condiciones porque tampoco encontramos sitios donde parar (esto es una constante en todo el país, no hay apenas arcén y los apartaderos son muy escasos).
El trayecto hasta Bogarnes dura sobre 1 hora y 45 min, primero se pasa por una zona cercana a Reikiavik con bastante movimiento, pero una vez superado ese tramo ya se toman carreteras más tranquilas y con pocos coches. En la zona de Akranes pasamos por un tunel que yo había leído que era de pago, pues bien: ya no lo es. Pasamos y no vimos ningún lugar donde hacer el pago, ni ningún cartel que indicase que hubiese que gestionarlo por internet.
Llegamos a Bogarnes, una pequeña población con mucha historia, ya que en esta localidad se asentaron muchos de los primeros islandeses. Se sitúa junto a las aguas del Borgarfjördur y puede visitarse un museo que es considerado uno de los mejores de Islandia. Nosotros no lo visitamos, pero si os interesa aprender más cosas sobre la historia de la colonización de Islandia y la época de las sagas, bien merece un alto en el camino. Este museo, llamado Settlement Centre (traducido como Centro de la Colonización en la lonely) también cuenta con un restaurante.
Nuestra primera parada en Bogarnes fue en un supermercado de la cadena Bonus, una de las recomendadas por tener precios más ajustados. Es la que tiene el dibujo del cerdito con un ojo a la funerala, no tiene pérdida .
Estad al caso de los horarios porque muchas veces los supermercados abren a las 10:30h o a las 11h y cierran sobre las 19h, y en domingo puede haber horarios especiales, según la zona. Nosotros llegamos pasadas las 12, así que íbamos sobre seguro. Incluso en el Bonus, que tiene fama de barato, nos sablaron casi 30 euros por cuatro cosillas básicas, pero nada que ver comparado con lo que nos hubiese costado comer y cenar cada día de restaurante .
Ya bien provistos para no pasar hambre, dimos una vuelta por la zona donde se encuentra el Centro de la Colonización que os comentaba antes, junto al fiordo. Aquí había bastante gente haciendo picnic, hay unas vistas bonitas, así que nosotros hicimos lo mismo, sentarnos junto al fiordo a comer tranquilamente. Se respiraba la paz, es un pueblecito muy tranquilo
Vistas desde Bogarnes
Ya aviso de que las fotos, deslucidas al no hacer sol, no hacen justicia a la realidad del lugar. Esto se repetiría en muchas de las jornadas del viaje, así que mi consejo: hay que ir allí para apreciarlo como se merece .
Después de comer seguimos en ruta por la carretera 54 hasta el punto de partida del itinerario número 49 de la guía Rother, la subida al pequeño volcán Eldborg, el “castillo de fuego”. Es una rutilla muy fácil, con tan solo 100 metros de desnivel y que únicamente tiene una última subida empinada hasta llegar al cráter (hay escalones y cadenas para subir y bajar más seguros, no tiene mucha dificultad).
Como llegar: la carretera 54 se desvía hacia la izquierda por una carretera secundaria (de grava) que llega hasta la granja de Snorrastadir. Desde allí comienza el sendero. Junto a la granja hay buen aparcamiento, WC y un camping.
Cruzamos el puente sobre el río Kaldá y se pasa un portillo, bordeando un arroyo. El camino es inicialmente plano, atravesando campos de lava de unos 1000 años de antigüedad que actualmente están cubiertos por vegetación.
Se puede subir primero a un mini-volcán que hay al lado del Eldborg, llamado Litla-Eldborg (se herniaron pensando el nombre):
Desde la cima de Litla-Eldborg hay buenas vistas de los dos lados, del Eldborg y del paisaje en la parte opuesta:
Bajamos de Litla-Eldborg y subimos ya el Eldborg propiamente dicho, las vistas desde la subida final son muy bonitas pese a que el sol no acompañaba:
Ya en el borde del cráter podemos disfrutar de impresionantes vistas de las escarpadas paredes del interior, aunque como decía en la foto no puede apreciarse la magnitud del tamaño del boquete :
Aunque no lo parezca, el interior del cráter tiene un tamaño considerable y las paredes son prácticamente rectas. Se regresa por el mismo camino de vuelta al aparcamiento, la ruta es lineal y nos llevó poco menos de dos horas hacer todo el recorrido.
Tras la corta caminata, seguimos en coche rumbo a nuestro destino final. Nos llevó sobre una hora y media completar el recorrido por las carreteras 54, luego por la 56 y finalmente por la 54 de nuevo hasta Grundarfjördur. Hicimos las siguientes paradas:
Columnas basálticas: lo tenía apuntado como Ytri-Raudamellur, pero realmente está indicado como Gerduberg Cliffs. No sé si hay dos distintas o me hice yo un lío al buscar información . Para llegar a las columnas: a unos 15 o 20 minutos de la granja, siguiendo la carretera 54, sale un desvío hacia la derecha que nos lleva por un camino de grava hasta una zona de aparcamiento justo.
Es una imponente pared de columnas basálticas, era la primera que veíamos y nos pareció muy chula, aunque luego veríamos otras mejores pero al ser el primer día ya se sabe, lo encuentras todo flipante :
Sheep’s Waterfall: seguimos ruta y tomamos la carretera número 56, que atraviesa la península de Snaefellsnes por el centro. El tiempo iba empeorando por momentos, pero incluso así vale la pena parar en el mirador de Sheep’s Waterfall, a unos 25 minutos en coche de las columnas basálticas.
Este mirador gana mucho en un día de sol (pasamos dos días después de nuevo y lo vimos) y ofrece vistas espectaculares a una zona volcánica moteada de montañitas de diversos colores y un bonito lago, el Selvallavatn:
Luego también se puede ver la cascada que le da nombre, es pequeñita, pero se puede pasar por detrás del salto de agua, así que estaba bastante lleno de gente haciéndose la típica foto de postureo (hay que decir que en este mirador paran bastantes tours organizados y justo coincidimos con dos grupos de americanos). Nosotros decidimos pasar y verla solo desde fuera:
Seguimos por la carretera 56 y luego otra vez 54, los paisajes cerca de Grundarfjördur son espectaculares, pero el tiempo iba empeorando y no encontramos ningún otro sitio donde poder parar a hacer fotos, así que nos retiramos ya a nuestro alojamiento, el Grund í Grundarfirdi, una guest-house sencilla pero que estaba muy bien:
Teníamos una habitación muy amplia con baño privado en la primera planta, con vistas a la montaña, y arriba estaban las habitaciones con baño compartido. La noche anterior habíamos dormido muy poco, así que nos apetecía una buena ducha y descansar. Preparamos cena en la cocina compartida del alojamiento, no coincidimos con nadie y estuvimos solos, así que sin problema.
Al día siguiente visitaríamos la Península de Snaefellsnes, una de las zonas más bonitas de Islandia... lo de hoy solo había sido un pequeño aperitivo para empezar a aclimatarnos a vivir entre volcanes, algunos de ellos dormidos y otros no tanto .
Después de comer seguimos en ruta por la carretera 54 hasta el punto de partida del itinerario número 49 de la guía Rother, la subida al pequeño volcán Eldborg, el “castillo de fuego”. Es una rutilla muy fácil, con tan solo 100 metros de desnivel y que únicamente tiene una última subida empinada hasta llegar al cráter (hay escalones y cadenas para subir y bajar más seguros, no tiene mucha dificultad).
Como llegar: la carretera 54 se desvía hacia la izquierda por una carretera secundaria (de grava) que llega hasta la granja de Snorrastadir. Desde allí comienza el sendero. Junto a la granja hay buen aparcamiento, WC y un camping.
Cruzamos el puente sobre el río Kaldá y se pasa un portillo, bordeando un arroyo. El camino es inicialmente plano, atravesando campos de lava de unos 1000 años de antigüedad que actualmente están cubiertos por vegetación.
Se puede subir primero a un mini-volcán que hay al lado del Eldborg, llamado Litla-Eldborg (se herniaron pensando el nombre):
Desde la cima de Litla-Eldborg hay buenas vistas de los dos lados, del Eldborg y del paisaje en la parte opuesta:
Bajamos de Litla-Eldborg y subimos ya el Eldborg propiamente dicho, las vistas desde la subida final son muy bonitas pese a que el sol no acompañaba:
Ya en el borde del cráter podemos disfrutar de impresionantes vistas de las escarpadas paredes del interior, aunque como decía en la foto no puede apreciarse la magnitud del tamaño del boquete :
Aunque no lo parezca, el interior del cráter tiene un tamaño considerable y las paredes son prácticamente rectas. Se regresa por el mismo camino de vuelta al aparcamiento, la ruta es lineal y nos llevó poco menos de dos horas hacer todo el recorrido.
Tras la corta caminata, seguimos en coche rumbo a nuestro destino final. Nos llevó sobre una hora y media completar el recorrido por las carreteras 54, luego por la 56 y finalmente por la 54 de nuevo hasta Grundarfjördur. Hicimos las siguientes paradas:
Columnas basálticas: lo tenía apuntado como Ytri-Raudamellur, pero realmente está indicado como Gerduberg Cliffs. No sé si hay dos distintas o me hice yo un lío al buscar información . Para llegar a las columnas: a unos 15 o 20 minutos de la granja, siguiendo la carretera 54, sale un desvío hacia la derecha que nos lleva por un camino de grava hasta una zona de aparcamiento justo.
Es una imponente pared de columnas basálticas, era la primera que veíamos y nos pareció muy chula, aunque luego veríamos otras mejores pero al ser el primer día ya se sabe, lo encuentras todo flipante :
Sheep’s Waterfall: seguimos ruta y tomamos la carretera número 56, que atraviesa la península de Snaefellsnes por el centro. El tiempo iba empeorando por momentos, pero incluso así vale la pena parar en el mirador de Sheep’s Waterfall, a unos 25 minutos en coche de las columnas basálticas.
Este mirador gana mucho en un día de sol (pasamos dos días después de nuevo y lo vimos) y ofrece vistas espectaculares a una zona volcánica moteada de montañitas de diversos colores y un bonito lago, el Selvallavatn:
Luego también se puede ver la cascada que le da nombre, es pequeñita, pero se puede pasar por detrás del salto de agua, así que estaba bastante lleno de gente haciéndose la típica foto de postureo (hay que decir que en este mirador paran bastantes tours organizados y justo coincidimos con dos grupos de americanos). Nosotros decidimos pasar y verla solo desde fuera:
Seguimos por la carretera 56 y luego otra vez 54, los paisajes cerca de Grundarfjördur son espectaculares, pero el tiempo iba empeorando y no encontramos ningún otro sitio donde poder parar a hacer fotos, así que nos retiramos ya a nuestro alojamiento, el Grund í Grundarfirdi, una guest-house sencilla pero que estaba muy bien:
Teníamos una habitación muy amplia con baño privado en la primera planta, con vistas a la montaña, y arriba estaban las habitaciones con baño compartido. La noche anterior habíamos dormido muy poco, así que nos apetecía una buena ducha y descansar. Preparamos cena en la cocina compartida del alojamiento, no coincidimos con nadie y estuvimos solos, así que sin problema.
Al día siguiente visitaríamos la Península de Snaefellsnes, una de las zonas más bonitas de Islandia... lo de hoy solo había sido un pequeño aperitivo para empezar a aclimatarnos a vivir entre volcanes, algunos de ellos dormidos y otros no tanto .